martes, diciembre 17, 2024

Aldama, la típica trama corrupta

No se ha cortado demasiado Víctor de Aldama, el conseguidor, en su declaración ante el Supremo, detallando el modus operandi de la trama en la que él hacía de intermediario, si quieren conseguidor, en la práctica, de cerebro, estableciendo la forma en la que los poderosos podían obtener las mordidas y luego decidiendo cómo distribuirlas. La novedad principal de ayer es que involucró al PSOE como organización beneficiaria, aunque sin pruebas. A medida que las acusaciones de Aldama aumentan en dimensión y alcance empieza a ser necesario que las pruebas que lo respalden también lo hagan en consistencia. Si tiene pensada una estrategia de goteo, en acusaciones y material incriminatorio, va un poco descompensado.

Visto desde fuera, ¿lo que cuenta Aldama es creíble? El sí es bastante rotundo, porque no deja de ser la típica historia de corruptela en la que el poder de algunos políticos sin escrúpulos, unido a los cargos que ostentan y les permiten acceder a fondos acaba derivando en comisiones, mordidas, amaños y todo tipo de enjuagues y repartos, teniendo finalmente al partido que les ampara como uno de los beneficiarios, normalmente no el mayor, pero sí significativo. Casos como el Palau de Cataluña o las comisiones del 3% en el caso de la antigua Convergencia, hoy los indeseables Puigdemoníacos, la trama De Miguel en el mundo del PNV, o estrategias como los ERE o la Gürtel para el PSOE o el PP han sido en el pasado versiones con variaciones de la eterna historia de amaño del que puede y comisionistas que se aprovechan. No hay mucho más. Por eso lo de Aldama es factible, suena a historia ya contada, y resulta verosímil. El caso, como todos los de este tipo, es lioso, reúne a un montón de personajes y tramas, y se convierte en un lío en el que unos hechos aplastan a otros, y la opinión pública se mantiene algo confundida sobre el papel que ha jugado cada uno en la historia, y suelen ser los meses, más bien años, de investigación judicial los que terminan por dibujar el entramado de relaciones, sujetos, empresas pantalla y flujos de dinero que configuran toda la estructura corrupta y que permiten atribuir delitos y asignar condenas. Por el camino, algún medio de comunicación de signo contrario al partido que está acusado de haberse llevado el dinero suele hacer parte de ese trabajo, con esquemas llenos de nombres, flujos y fechas con cifras, que se asemejan a la típica pizarra en la que los investigadores policiales acumulan pruebas de la forma de acción de su asesino para tratar de conocer sus próximos pasos. De mientras, el partido acusado de la corrupción y sus medios afines tratan de desmontar cada una de las acusaciones que caen sobre él y de sembrar sospechas sobre los investigadores, la justicia y todo aquel que ose socavar el buen nombre del partido X, ponga ahí el que más rabia le de, que siempre ha sido honrado, salvo uno o dos casos, que diría Rajoy. Casi uno puede imaginarse la estructura de titulares de unos y otros, réplicas de los vividos en casos pasados, en los que cada medio se convierte en el estandarte del periodismo de investigación, se suele colar el típico reportaje tratando de ambientar el Watergate en la vigente redacción del medio de que se trate y colocar a los reporteros de investigación actuales, normalmente un veterano y un par de jóvenes casi sin contrato e ingresos, como los nuevos Woorward y Brenstein, mostrando que el complejo de la prensa en nuestro país no deja de crecer a medida que su credibilidad se hunde. En la trinchera contraria, no descarten que comprados con las raspas que han quedado tras agotar las mordidas corruptas, justicieros de la prensa de igual pundonor luchan a brazo partido por la presunción de inocencia, por los bulos y difamaciones que se arrojan sobre servidores públicos íntegros, sin tacha alguna. Sospecho que los corruptos, que leen todo esto, se morirán de risa frente a unos y otros, sabiendo que siempre, si son mínimamente listos, han guardado algo de lo robado para vivir el resto de sus vidas ajenos a los focos mediáticos.

De esta trama queda mucho por saberse y veremos a ver hasta dónde llega, aunque conociendo al sujeto que nos preside no duden de que no dimitirá sea cual sea el alcance de la corruptela. Lo que más me interesa de este caso no son las mordidas ni el robo, lo de siempre, ya les digo, sino directamente el sexo. Ábalos y su entorno son unos sujetos que me inspiran repugnancia por sus formas y fondo, son los típicos que se pueden pasar una tarde en un local de carretera sin escrúpulo alguno, y sospecho que habrá datos y pruebas de en qué cosas ellos se han gastado parte de las mordidas conseguidas. Sí, el sexo puede ser el matiz distinto en este caso respecto a otros. Ya se sabrá si hay algo de eso o no.

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