viernes, febrero 28, 2025

Vaya con Jéssica

En 2017, cuando se produjo la moción de censura que desbancó al gobierno de Rajoy, fue Ábalos el que intervino en el Congreso reclamando la limpieza, la ausencia de corrupción y, como azote moral, criticó sin freno a un PP que, sin saberlo, iba a perder el poder. Ábalos salió como un espadachín de la decencia de aquel evento, y fue recompensado por su jefe Sánchez con un Ministerio de gasto e inauguraciones, Fomento, y la secretaría general del partido. Durante un buen tiempo Ábalos fue un personaje de enorme poder en el partido y gobierno, y muchos seguían alabando su inquina contra la corrupción. Bastaba verle y escucharle para saber qué tipo de persona era, y es.

La declaración de ayer de Jéssica, durante algunos años novia, querida, amante, juguete o lo que ustedes quieran imaginarse de Ábalos, fue bastante jugosa, y sirvió para confirmar hasta qué punto un putiferio corrupto ha dirigido, quién sabe si aún lo hace, gran parte de nuestra política. Jessie, no creo que le importe que me tome confianzas, vive muy bien de ello, admitió que vivía de alquiler en la Torre de Madrid, edificio enorme de pisos carísimos en el centro de la capital, convencida por Ábalos, que le había dicho que tenía que independizarse, que ya no tenía edad ni posición como para vivir de alquiler con sus amigas. Vivía allí, pero no pagaba nada por ello. El coste mensual, algo inferior a los 3.000 euros, inalcanzable para mi y la inmensa mayoría del país, lo pagaba una sociedad participada por empresarios que tenían relaciones con Ábalos, por lo que la chica del jefe residía en el lujo gracias a él. También confirmó que se iba de viaje con Ábalos a todas las citas oficiales en el extranjero que fueran necesarias, aunque en este caso el ministro sí tenía el detalle de pagar él mismo los viajes y costes, aunque conociendo a los implicados en el asunto es probable que, por detrás, recibiera compensaciones para que todo le quedase parra. Todo esto se había publicado y es indigno, y se confirmó, pero Jessi también confirmó otro aspecto de su vida que es aún más sangrante si cabe, porque todo lo anterior se obtenía como gratificación a los placeres que proporcionaba a su jefe, y él y su banda corrupta eran los que lo sostenían. Por si esto no bastara, Jessi acabó contratada en Ineco y Tragsatec, consultoras públicas, medio propio del Ministerio de Fomento, que compiten con el sector privado a la hora de la licitación de concursos de consultoría, ingeniería y prestación de servicios, y admitió ante el juez que, pese a estar contratada en ambas entidades, y cobrar por ello, nunca iba a trabajar. Tenía un cargo de auxiliar administrativo, y en las entrevistas de trabajo le preguntaron si sabía usar el Office (el programa de ofimática de Microsoft) y ella dijo que sí, y poco más. Salió del proceso de contratación fichada, como estaba decidido antes de que se organizara semejante paripé, y de mientras cientos de empleados de esas empresas se dejan los cuernos para acabar en plazo los encargos y sufren, o son despedidos, o llegan mal a fin de mes, o soportan la presión de unos jefes tan exigentes como incompetentes, como pasa en muchos de los entornos de trabajo, Jessie cobraba sin aparecer por la oficina, para qué se iba a molestar en eso de madrugar, aguantar agobios en el metro, o atascos en coche, pudiendo contemplar los amaneceres desde su piso de lujo, viendo a todo esa maraña de pringados de mierda que deambulaban por las aceras camino a sus trabajos, apurados, con prisa, con agobios, con responsabilidades, cuando ella estaba en la cima del mundo y sólo tenía que tirarse al tipo adecuado para mantenerse en ella. Bueno, es cierto que en esta escena que describo, con brillantes tonos rojizos de amanecer castellano, es un tanto fantasiosa. Me da que Jessie no será mucho de madrugar, que su vida será bastante más activa a las horas nocturnas, donde se desenvuelve con notoria profesionalidad, y eso de levantarse pronto es de, sí, pringados, fracasados, de sujetos que no han hecho las amistades y “contactos” debidos. De basuras que no son progresistas, como ella, y él.

Jessi dejó ayer claro no sólo que Ábalos y su banda son una presunta panda de corruptos, sinvergüenzas y chulos de barrio, que también, sino que los directivos de las empresas públicas en las que ella trabajó (es un decir) eran tan corruptos como lo son Koldo y todos los sucios personajes de esta trama. Durante no pocos años, vendiendo el cuento del socialismo y la regeneración, esta panda de ladrones se lo ha llevado crudo sin dar ni golpe y, de paso, con buenas dosis de goce personal. Y usted, y yo, y millones de ciudadanos, pagando impuestos a lo loco, currando día tras día, con hipotecas, alquileres impagables, facturas escolares y energéticas que no dejan de subir. Sí, somos unos pringados de mierda. Jessie es un ser superior, ha logrado ascender en la escala evolutiva de la corrupción hasta lo más alto, hasta la cima de la Torre de Madrid.

jueves, febrero 27, 2025

El Ibex, desatado

En medio de esta sensación de colapso institucional y geoestratégico que vivimos, cuando los temores a que algo feo se esté fraguando no dejan de crecer, hay una cosa que también está creciendo y que supone una alegría para millones de españoles, y es el Ibex. El indicador de la bolsa española sube y sube sin que tenga muy claras cuáles son las causas. En lo que llevamos de 2025 su gráfica es similar a la del Angliru u otro de esos puertos míticos del ciclismo con pendientes sin cesar. Empezamos enero en el 11.600 y ahora, dos meses después, estamos casi dos mil puntos por encima, tras cerrar ayer a 13.332. Las ganancias acumuladas en lo que va de año empiezan a dar vértigo.

Si se mira la gráfica del Ibex a largo plazo se puede ver el enorme desierto por el que ha transcurrido la bolsa española. No es si quiera que nos costase más que al resto volver a superar los niveles precovid, que también. Es que desde los máximos históricos de la burbuja nunca habíamos estado tan altos como ahora. La marca de los 13.300 se abandonó en 2008, año que suena a pasado remoto, cuando el derrumbe de Lehman Brothers cambió el mundo. Los máximos absolutos del Ibex se alcanzaron un año antes, en 2007, en el momento álgido de la burbuja inmobiliaria. En torno a octubre de 2007 se superó la barrera del 16.000, y nunca la bolsa española llegó tan lejos. Como sucedió años después con la prima de riesgo, esa variable que algunos han olvidado, pero que con condonaciones trampa pueden hacer que sea necesario volver a recordar, muchos informativos y programas diarios abrían con el fulgor de unas cotizaciones que eran estratosféricas. Ese es un síntoma, dicen los entendidos, de que el final de la subida está ya muy cerca. Unos y otros, tuvieran acciones o no, se beneficiaban de un ascenso de las cotizaciones que engordaba carteras y activos de todo tipo. Desde tan alto la caída fue más dolorosa, y el que diecisiete años después aún no hayamos logrado superar ese registro indica tanto lo sobrecalentada que estaba la economía española en aquel momento como la dimensión y extensión del derrumbe que hemos vivido. Ahora que el Ibex se desmelena, ¿estamos en una situación comparable a la del pasado? Hay ciertos sectores en los que la sensación de burbuja existe, aunque las causas de lo que parece una exuberancia irracional sean distintas. El caso obvio es el de la vivienda, que se puso imposible entonces y también lo está ahora, pero es necesario reiterar que entonces se produjo una burbuja de crédito hipotecario, especialmente de las cajas, tanto a promotores inmobiliarios como a compradores particulares, que fue lo que infló los precios, y el derrumbe de los mismos arrastró a las entidades concesionarias en una espiral de quiebra de ladrillos y financieras. Ahora mismo los precios de las viviendas son imposibles, otra vez, pero no existe ese riego desmadrado de crédito. Más bien lo contrario, los bancos son cicateros a la hora de conceder hipotecas y no hacen locuras. Lo que sí tenemos en España es una sobredemanda de vivienda por aumento de población, por llegada de inmigrantes, por disminución del número de personas por hogar y, por tanto, aumentos de los mismos…. Es decir, hay causas objetivas que incrementan la demanda de vivienda y, en algunos casos, especialmente las compras destinadas a inversión o a residencia de extranjeros, con financiaciones holgadas por parte de quienes adquieren la vivienda, que en muchos casos ni recurren al préstamo hipotecario. La bolsa refleja la coyuntura de un momento de demanda expansiva, de ciclo alcista de consumo y precios, con entradas constantes de turistas que sobrecalientan la economía de, cada vez, más zonas visitables, pero no se si tenemos burbujas. Hay cosas como los niveles de deuda pública que sí están descontrolados, y no parece que las crecientes demandas de gasto en, por ejemplo, defensa, vayan a contribuir a frenarlas, pero en el residencial, el que fue el talón de Aquiles del pasado, no veo una situación equivalente.

La subida de la bolsa, como la del resto de activos, genera lo que se llama el efecto riqueza. Se haya unido uno o no a las ganancias derivadas del ascenso de los índices, tiene la sensación de ser más rico, porque esas acciones que no ha vendido aún valen más que cuanto las compró, o porque el piso en el que reside se ha inflado, y eso estimula el gasto, la confianza en las finanzas personales, esté esta basada en realidades o no. Mucho cuidado, es entonces cuando se pueden cometer los errores más graves. No se si el Ibex va a seguir subiendo o si está cerca de un techo o si Trump lo va a tirar. De momento, llevamos dos meses de fiesta.

miércoles, febrero 26, 2025

Chantaje mineral a Ucrania

No sólo los sediciosos de Junts y aliados practican chantajes, en este caso para quedarse con el dinero de otros, a cambio de sostener al desgobierno de Sánchez y cía, como se escenificará hoy en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, a mayor gloria de la falaz condonación de deuda. Al parecer Ucrania ha firmado ya un acuerdo con la administración Trump para la gestión compartida de las riquezas minerales del país. Recordemos que la petición inicial del chantajista Donald era que Urania cediera directamente materas primas por un valor de medio billón de dólares, billón europeo, como compensación a la ayuda que hasta ahora EEUU les ha concedido.

Al parecer, el acuerdo consiste en la creación de un consorcio participado tanto por capital ucraniano como norteamericano, que sería el responsable de la explotación de los recursos del país, tanto directamente minerales como energéticos, y que las ganancias de esa explotación se repartirían a partes iguales entre el estado ucraniano y el norteamericano. Es decir, que EEUU se llevará la mitad de todo lo que Kiev sea capaz de extraer y colocar en los mercados. Huelga decir que, en la situación en la que se encuentra el país, la capacidad industrial de Ucrania es totalmente incapaz de proceder a explotar nada, así que supongo que la aplicación práctica de estos acuerdos supondrá, entre otras cosas, el desembarco de capital, tecnología y personal norteamericano, que serían los que se encargasen de hacer el trabajo necesario, y que con el tiempo puede que los ucranianos sean capaces de cogestionar esos equipos y las empresas que se monten. Surgen muchas dudas en torno a este acuerdo, y las más relevantes me parecen dos. Una es el alcance geográfico. Se supone que hay que definir dónde acaba Ucrania para saber qué recursos son utilizables, y eso implica fronteras seguras y estables, y de ahí que se tenga que determinar si Ucrania pierde definitivamente las zonas conquistadas por Rusia en su guerra salvaje, si hay una tierra de nadie de seguridad, si las concesiones a Putin se amplían, etc. La otra gran cuestión es a qué se compromete EEUU a cambio, en materia de seguridad. Qué garantías le ofrece Washington a Kiev de cara a una estabilidad futura y a una disuasión creíble respecto a la amenaza permanente del ogro ruso. Por ahora está más o menos claro el nivel de rapiña al que ha sido forzado Kiev, pero es confuso todo lo demás. Y en este juego de materias primas y ganancias, que es lo único que, de manera obscena, le preocupa a Trump, Rusia también juega un papel, porque se da por descontado que en las conversaciones que han tenido lugar entre Moscú y Washington habrá habido ofertas mutuas de intercambio de materias primas, sin descartar que Putin directamente otro gue a EEUU alguna concesión en las zonas militarmente ocupadas, que considerará ya como explotables en lo financiero, una vez que las ha hecho explotar literalmente. Los hay que afirman incluso que en esas conversaciones se está hablando de compartir, o al menos delimitar, las zonas de explotación minera en el ártico, donde ambas naciones tienen propiedades y alguna tercera, pensemos en Groenlandia o incluso Islandia, puede ser vista de manera tentadora por los psicópatas que ahora mismo gobiernan a los dos gigantes. Trocear Ucrania como si de una explotación minera se tratase no es muy distinto a lo que Reino Unido, Francia y otras naciones europeas hicieron en África o Asia durante el siglo XIX, un vulgar acuerdo colonial en el que la soberanía de la nación ocupada se diluye a mayor gloria y riqueza de los colonizadores, en aquel caso europeos. El acuerdo, que se puede firmar a finales de esta semana si, como se decía ayer, Zelensky viaja a Washington, inaugura una nueva era colonial, en este caso de EEUU, sobre una nación europea, cuya soberanía y posesiones quedarían completamente a merced de lo que se decida en la Casa Blanca.

No se ha sabido nada de la presencia de ningún país europeo en estas negociaciones coloniales porque nuestra irrelevancia es total para Trump y Putin. De hecho es probable que gran parte de la futura “seguridad” de Ucrania recaiga en la UE y Reino Unido, lo que es una manera más que tiene Washington para desentenderse del asunto, no aportar nada y pasar de todo si las cosas se enrevesan, llevándose una buena tajada económica de paso. Es probable que Zelensky haya firmado este acuerdo humillante chantajeado por la amenaza de abandono total de EEUU, acceso al sistema Starlink de Musk incluido, y entre la derrota y la postración haya escogido lo segundo. Pero, la verdad, esto no va a ser sino una derrota total, para Ucrania, para Europa, para occidente, para la libertad.

martes, febrero 25, 2025

El Papa, hospitalizado

88 es una edad lo suficientemente alta como para que cualquier incidencia de salud se pueda convertir en algo decisivo. La vida es una carrera contra el tiempo y cada vez corremos menos, y él nos atrapa. No hace falta ser un lince para suponer que la salud del Papa Francisco no va a mejorar con el tiempo y que los numerosos achaques que mostraba en el día a día, tanto de movilidad como de otros aspectos, eran preludio de un deterioro progresivo. Su internamiento hospitalario desde hace más de una semana, y el agravamiento experimentado este fin de semana han hecho prever un escenario de sede vacante a corto plazo. Ya se verá si es así o no.

El cuadro médico es complicado, con neumonía bilateral y afecciones varias, suministro de oxígeno y ausencia de respiración mecánica. En comparación a situaciones de salud del pasado, es de agradecer que el Vaticano está tratando este asunto con una transparencia encomiable, forzado también por la actitud del propio Papa, que cuando hace unas semanas renunció a leer el discurso, dejando claro que le costaba respirar, decía en público que su salud se estaba hundiendo. La gestión de la salud de los mandatarios se ha llevado muchas veces en secreto y eso ha alentado rumores de todo tipo, y el Vaticano es, en sí mismo, una fábrica constante de dichos y susurros sobre cualquier aspecto, no es necesario una conspiración para que se hable de ella. Exponer a las claras la situación en la que se encuentra el enfermo, los tratamientos suministrados y la evolución de los mismos es la mejor de las medicinas posibles para curar la desinformación y los bulos, que corren casi solos. Como antes les comentaba, está por ver si Francisco sale de esta crisis o no, pero en todo caso estamos ante una situación grave, y es probable que, de recuperarse, quede aún más debilitado de lo que estaba, por lo que estaríamos ante la fase final de su pontificado, y eso él lo sabe. Tras la insólita renuncia de Benedicto XVI Francisco dejó claro que no tenía intención de seguir ese camino salvo que las fuerzas le fallasen y la salud le impidiera realizar su labor, momento en el que sí podría optar a una renuncia. La idea de permanecer en el cargo hasta la muerte en un estado agónico o claramente incapacitante no pasa por su cabeza, no quiere ser Juan Pablo II. Considera que ese mensaje de martirologio no sirve para nada, y cree que lo más útil es que haya un dirección clara de la institución sin una sede vacante semi virtual, con un pontífice agostado y que sigue vivo pero que sólo ocupa una silla. ¿Optará Francisco por esa renuncia a corto plazo? Mucho va a depender del estado en el que salga de esta situación, y eso es desconocido para todos. De la experiencia del Covid aprendimos que las neumonías de este tipo son duras para el paciente, y que dejan restos de debilidad en el cuerpo durante bastante tiempo. A esos 88 años que comentaba Francisco no está para muchos trotes, y su agenda va a tener que ser recortada sí o sí si se produce la recuperación. Puede mantener el control del Vaticano pero es muy probable que los viajes internacionales y otro tipo de citas similares tengan que ser recuerdos del pasado. ¿Hasta dónde está dispuesto a renunciar para considerarse un Papa en efectivo? Un funcionario en su despacho, ¿es un Papa? Recordemos que, aunque tarde este año, la Semana Santa se acerca y es el momento de las celebraciones más importantes para el mundo católico, y el Vaticano y Roma son el centro de varias de ellas. Normalmente suponen un sacrificio físico intenso para el obispo de la ciudad, que es el Papa, y hoy en día es evidente que Francisco no estaría en condiciones de celebrarlas, veremos si asistir a ellas. Es casi seguro que en la intendencia de la Santa Sede ya tienen previsto quiénes y cómo se supliría la figura del Pontífice en todo lo que tiene que ver con el ceremonial y actos asociados, pero una Semana Santa sin Papa será deslucida para los muy cafeteros de la cuestión religiosa.

En estos años pasados Francisco ha ido renovando el consejo cardenalicio, que es el que escoge al Pontífice, de tal manera que, si se produce su fallecimiento o renuncia, el futuro cónclave que se reúna tenga poco que ver con lo que han sido encuentros pasados, existiendo, probablemente. la mayor diversidad territorial en este grupo de electores desde que existe como tal. Supongo que por Roma empiezan a circular apuestas sobre quién sería el sucesor de un Papa que ha sido famoso en el mundo entero, al que critico habitualmente por asuntos muy serios, y que rige una iglesia que está en retroceso global. Geopolítica de sotanas en estado puro.

lunes, febrero 24, 2025

Merz gana en Alemania

No ha habido granes sorpresas en el escrutinio de las elecciones alemanas anticipadas celebradas ayer. El orden de los partidos, en función de sus resultados, ha sido el predicho, y si acaso la victoria de los conservadores de la CDU ha sido un poco menos holgada, en porcentaje de voto, y el disparo de los ultras de AfD mayor, pero las posiciones de ambos, y la dimensión de la debacle socialdemócrata, han entrado dentro de lo estimado. Parece que finalmente los números van a dar para que una unión entre conservadores y socialdemócratas tenga la mayoría absoluta necesaria para gobernar sin problemas, y los verdes no serían necesarios. Más sencilla una gran coalición que un tripartito, visto la experiencia del último.

Merz dijo varias cosas ayer por la noche, y al menos en dos de ellas tenía bastante razón. Una, la premura que hay a la hora de alcanzar acuerdos de gobiernos, “porque nadie va a esperar a Alemania” en un reconocimiento explícito de que el contexto global avanza por un camino en el que el que fue durante tiempo el regente de la UE pinta cada vez menos. Esa asunción es positiva, porque sirve para recolocarnos a todos ante el escenario que se nos presenta, ya que si Alemania se siente acosada y prescindible, qué pueden esperar naciones de medio pelo como la nuestra. La otra declaración positiva es la de que la UE, bajo el nuevo impulso alemán, debe buscar una independencia estratégica de EEUU, que se ha mostrado como un socio no fiable, más bien como un socio regido por una administración desleal y desquiciada. La entente franco alemana, condición necesaria para que la UE haga algo en cualquier tema, lleva un tiempo paralizada a cuenta de los problemas políticos en ambos países, y sería muy conveniente que, tras la recomposición de un gobierno estable en Berlín, esas dos naciones volvieran a trabajar al unísono a la búsqueda de un camino de supervivencia. En este caso se van a ver apoyadas por un socio no previsto, Reino Unido, que se ha quedado completamente colgado tras el error del brexit y al legada al poder en Washington de traidores a la idea del vínculo trasatlántico. Los tres países son la condición necesaria para que Europa sea capaz de tomar decisiones valientes, y pueden constituir el núcleo que adopte algunas de ellas, en una versión extrema de lo que se llamó cooperaciones reforzadas en el pasado, de tal manera que otras naciones, si quieren, les acompañen, y de esta manera se pueda eludir el veto de países pro trumpistas y pro putinescos, que tanto monta monta tanto. Merz sabe que en Alemania el sentimiento a favor de Ucrania ha decaído y que el peso que formaciones como AfD o Die Linke, extremistas pero muy alineados en su apoyo a Moscú, es relevante. Aunque se pueda mantener un cordón sanitario efectivo en la cancillería y en el parlamento federal a las iniciativas de la extrema derecha, el resultado de AfD es grave, y tarde o temprano, en alguna de esas elecciones regionales que se dan regularmente a lo largo del país, AfD acabará ganando y, quizás, logrando alcanzar el poder. El estancamiento económico que vive Alemania, la gestión de la seguridad, sometida a periódicos ataques de tinte islamófobo, y la ola exterior que va a causar inestabilidades y subidas de precios son el caldo de cultivo perfecto para que la rabia que se ha canalizado en el país en forma de partidos ultras siga siendo fuerte. Por eso el nuevo gobierno debe tratar de conseguir rápidamente un cambio en la percepción de la población alemana, que parece estar mayoritariamente en shock ante el contexto global y la recesión. El trabajo es, por tanto, enorme, difícil y sin garantía de éxito. Y Alemania, por su situación en el centro este de Europa, notará en primera fila las consecuencias de lo que pueda ser un pacto de derrota de Ucrania en la guerra, impuesto por el mal aliado de Washington. Ahí Merz, sospecho, sólo podrá estar como espectador, al igual que el resto de los europeos.

De los resultados de ayer da mucho que pensar que, mientras el votante de mayor edad se ha decantado por formaciones clásicas (CDU y SPD principalmente) AfD y Die Linke, extremistas de derecha e izquierda, arrasan entre el voto joven, que no tiene recuerdo alguno del pasado del país y se informa por canales alternativos en la red, pasando de los medios convencionales. Es normal que la protesta se de en la juventud, pero que adopte formas políticas totalitarias resulta llamativo y, si, preocupante. El ruido de fondo del extremismo sigue agitado en Europa, y la incapacidad de las formaciones tradicionales para combatirlo se mantiene. Mala combinación.

viernes, febrero 21, 2025

Pablemos y el sexo

Juan Carlos Monedero es un personaje destructivo que pregona una imagen intelectual, vestimentas progres, una idea de la justicia social anclada en el más rancio de los marxismos y una profunda adoración a todas las dictaduras que se vistan de izquierdas pero que no sean sino meros trampantojos a los que poder colar sus servicios de consultoría profesional, muy bien remunerados, por su puesto, porque será izquierdista el personaje según proclama sin cesar, pero factura a lo Shakira, siendo chico, sin límite y sin pagar los impuestos debidos. En su faceta profesional y ética, es alguien a evitar en todo momento.

Ahora resulta que, como lo era su compañero de filas Errejón, también es un personaje de manos largas, un presunto sobón de tres al cuarto y un abusador de su posición de poder para tratar de beneficiarse a todas las mujeres que pueda. Las acusaciones que hemos conocido esta semana repiten el patrón de siempre, el sota caballo y Rey que se asocia con el sujeto repugnante que, desde una posición de dominio, abusa de ella para cobrarse en sexo lo que cree como propio de sí mismo. Errejón, que se movía en círculos más elitistas, supuestamente culturetas y con un aire de intelectualidad, no era sino un vulgar guarro, vestido de niño inteligente. Monedero, que se mueve por zonas más de acción de clase de la izquierda clásica, no es sino un presunto vulgar guarro, vestido de activista y profesor. Ambos son el mismo tipo de personaje, un abusador del que se debe huir en cuanto se pueda, y que a buen seguro han causado desgracia y maldad en los entornos en los que han pululado, e inimaginables pesadillas para ellas, que en su entorno han estado. Todos estos comportamientos se han dado por parte de dirigentes de Pablemos, secta de tres al cuarto montada por el líder supremo Pablo Iglesias, que en esto de comportarse como el gran macho ha sido el más orgulloso y bocazas de todos los que en la política se han movido en España. En todas sus declaraciones se ha deslizado siempre, además de su instinto autoritario, un toque machista y obseso con el sexo que no ha dejado indiferente a casi nadie, pero que se le ha perdonado por lo de siempre, porque lo decía desde una posición ideológica que le amparaba. Iglesias ha consumido parejas en grandes cantidades, y como siempre, nada que objetar al respecto si ha sido siempre por acuerdo mutuo de ambos, pero vistos los comportamientos de los que han sido sus dos grandes lugartenientes en el movimiento que fundaron no hace falta ser el más espabilado del mundo para sospechar que el tercero de los próceres de la nueva, verdadera, pura, auténtica izquierda (añádanle todos los adjetivos falsos que deseen) ha incurrido en comportamientos similares, y que la organización por ellos dirigida los ha encubierto. Este proceso de ocultar las manos largas del líder y silenciar a la víctima ya lo vimos en Restar, cuando se destapó el caso Errejón, y quedó claro que todos los esfuerzos de las muy concienciadas dirigentes de esa formación se dirigieron, en exclusiva, a tapar el escándalo, que no saliera a la luz, a defender al acosador y a que la víctima se callara. Nauseabundo. En el caso de Monedero el patrón, también en esto, se repite. Las primeras denuncias que señalan a este sujeto por tratar de meter mano a compañeras de partido se remontan a 2017, hace no pocos años, y no consta que la formación tomara medida alguna al respecto, sino todo lo contrario. Silencio, ocultación, disimulo, esconder la cabeza, ocultarlo todo, tapar. La misma nauseabunda actitud, y en público pleno respaldo al personaje, que seguía pontificando sus hipocresías ideológicas y cobrando por ellas. Ahora la fábrica de excusas que se uso en Restar se repetirá, punto por punto, con Monedero. Y rostros igualmente pétreos saldrán ante los medios a mentir sin cesar, tratando de salvarse ellos de toda la mierda que han acumulado sin cesar.

¿Y Pablo Iglesias? ¿Cuánto va a tardar en salir alguna a denunciar que el líder supremo es el tercero en discordia? ¿o más bien, el jefe de la banda? A lo mejor me arriesgo mucho al afirmar algo así, y espero equivocarme, porque la inexistencia de un abuso es lo que todos debiéramos desear, pero creo, al 99% de confianza, que alguna saldrá, a pesar de que, en este caso, la presión que haya sufrido ella para callar haya sido proporcional al estalinista liderazgo que ha ejercido ese sujeto en su entorno, y que todavía practica con absoluto descaro. Se vuelve a repetir la hipocresía máxima que nos rodea. No es el qué, sino el quién, y los delitos cometidos por los “guays” parecen ser menos que los cometidos por otros. Y no. Son la misma mierda.

jueves, febrero 20, 2025

Zelensky es nuestro Churchill

Les hablaba la semana pasada de la novela de Phillip Roth “La conjura contra América” para ejemplificar la pesadilla que estamos viviendo. Esa novela es una ucronía, un género literario que mezcla historia con ficción, y que se basa en suponer que un hecho acaecido en el pasado no se hubiera producido, y plantear, a partir de ahí, una historia alternativa en la que suceden cosas que no son las que realmente pasaron. Dado que la predestinación no existe, el relato de la historia tiene causas profundas y hechos fortuitos, y es la combinación de todos ellos lo que ha dado como resultado lo que hoy tenemos, y en ninguna parte pone que debiera haber sido así.

Un subgénero muy prolífico de la ucronía es la historia alternativa de la IIGM, en la que los nazis no pierden, y o bien ganan globalmente o llegan a una victoria parcial en la que se reparten el mundo con otro contendiente, principalmente EEUU, en una visión alternativa de la guerra fría. Dos buenas novelas en este contexto, y con bastante fama, son “Patria” de Robert Harris, y “”El hombre en el castillo” de Phillip K Dick. En la segunda los EEUU han sido divididos en tres partes, la este conquistada por los nazis, la oeste por los japoneses, y una tierra de nadie en medio que hace de colchón entre ambas potencias, que rivalizan constantemente. En la primera novela el Reich ha ganado la guerra, estamos en Germania, la nueva Berlín, la mayor ciudad del mundo, con más de diez millones de habitantes, en unos años sesenta en los que el nazismo es la fuerza global dominante y su poder se extiende por todo el mundo. En estas novelas, y en muchas otras, el punto de giro de la IIGM se apoya en dos premisas clásicas. La no apertura del frente ruso por parte de Alemania, lo que le permite acumular fuerzas y ganar la guerra en occidente, y la no intervención directa de EEUU. Sin el apoyo norteamericano Reino Unido no puede continuar la lucha y acaba cayendo por los bombardeos aéreos y una incursión terrestre que conquista la isla. En no pocas de esas tramas Churchill tiene que huir de su nación al exilio, a Canadá o a Australia, y trata de formar allí una resistencia y una pequeña versión de lo que fue el Reino Unido, pero acaba fracasando y muere sin apoyos, en el olvido. La gran figura europea de la IIGM se convierte en un paria apestado en una historia alternativa en la que los malos, los nefastos, triunfan, y condenan al héroe de Inglaterra a una muerte vil y lejana. No hay mayor desprecio posible. En esas historias, por lo general, se mantienen movimientos de resistencia al victorioso Reich, pero suelen ser testimoniales, más de activismo que de acción, recordando un poco a la penuria de la resistencia francesa durante los tiempos de Vichy. Lo relevante es que leer esos textos permite comprender que, si se ganó la IIGM, fue porque se trabajó de manera denodada para ello, con el mayor de los sacrificios posibles, y que la victoria aliada no estaba ni mucho menos predestinada. En 1941la imagen de una Europa que, nación a nación, o estaba dominada por el Reich o por regímenes afines como el de Franco otorgaba una imagen de solidez al proyecto totalitario nazi que un observador externo que tuviera que hacer apuestas no sería muy generoso con los movimientos de una isla solitaria en el noroeste del continente, auténtica pieza maestra del puzle para mantener sometida a toda Europa occidental, y así permitir a los generales nazis, cuando las fuerzas se hubieran repuesto y reagrupado, lanzar un ataque devastador al este ruso, no cayendo nunca en el gran error de los dos frentes, insostenibles. La segunda moraleja de estos libros es que, además de que el destino no existe, la historia la escriben los vencedores. La derrota nazi elevó a los altares a occidente y a líderes como Churchill, De Gaulle o Roosevelt, y permitió descubrir la atrocidad infinita de los campos de exterminio. Tras una victoria nazi es probable que Auschwitz hubiera seguido siendo un gran complejo industrial y el exterminio que allí se producía se hubiera llevado hasta sus últimas consecuencias sin que hubiera noticias del mismo, sólo rumores que serían perseguidos con saña por el estado dictatorial que reinaría sobre Europa y gran parte del mundo. Estremece pensarlo, pero pudo ser así.

Zelensky es, desde que inició la invasión rusa, este domingo cumplirá el tercer aniversario, nuestro Churchill. Atacado por las tropas de una infame dictadura, perseguido por las fuerzas del dictador Putin, Zelensky pudo optar por huir de Kiev durante el asalto de los primeros días, como lo hizo el cobarde de Karzay y el resto del gobierno afgano tras la llegada de los talibanes, pero decidió quedarse, resistir y jugarse la vida. Ahí Zerlesnky se ganó su lugar en el sitio de los valientes en la historia. Y frente a él, la siniestra figura de Donald Trump no es más que la de un traidor, un cobarde, un indeseable que rema en pos de su propio interés y el del dictador ruso que inició la invasión. Ante la grandeza de uno, la infamia de otro. La historia se sigue escribiendo, día a día, hora a hora.

miércoles, febrero 19, 2025

Una reunión humillante

Humillante es el término más suave que se me ocurre tras contemplar la escena que ayer se dio en Ryad, en el encuentro entre delegaciones de muy alto nivel de EEUU y Rusia. Rubio, el secretario de estado de Trump, con dos altos cargos, consejero de seguridad y enviado especial para Europa y Oriente Próximo, se sentaban frente a Lavrov, el eterno ministro de exteriores ruso, y el exembajador de Putin en Washington. En la cabecera, algún jeque de la familia reinante en el desierto, ávido de la propaganda relacionada con el encuentro y, a buen seguro, beneficiario de algunas de las propuestas económicas que puedan salir de ahí.

Esa escena supone, directamente, la rehabilitación de Rusia como interlocutor reconocido, dejando atrás su papel de paria en el contexto global. El entramado de sanciones organizado desde occidente como represalia por la invasión de Ucrania empezó a deshacerse ayer ante los ojos del mundo, con el decidido concurso de la nueva administración norteamericana, que es mucho más partidaria de las posiciones rusas que de la legalidad internacional, más que nada porque envidia cómo Putin hace lo que quiere sin cortapisas y la ley no es sino un freno a las ambiciones de Trump. En esa mesa no había presencia alguna de Ucrania, el país invadido, el que ha sido sometido a una violación territorial y es constantemente masacrado por las fuerzas rusas. Kiev, ayer también ataca por drones salidos desde Putinlandia, ni está ni se le espera, porque no se le deja. Los “adultos” han decidido quienes son los niños en esta historia y no tienen permiso para entrar en la habitación en la que se reúnen para decidir sus cosas. ¿Tenían ayer los negociadores escuadra y cartabón en sus manos? ¿O eso se lo van a dejar a los especialistas de segundo rango? La idea de que ambas naciones, una agresora, otra rendida, se repartan Ucrania como si fueran despojos, y lleven sus ambiciones imperiales mucho más allá resulta estremecedora, pero es a lo que estamos asistiendo. Es irrelevante que de la reunión de ayer no surgiera acuerdo alguno, porque lo trascendente es su mera celebración. La imagen de una Rusia salvaje reconocida como propia por quien, hasta hace un par de meses, seguía siendo el estandarte del mundo libre y ahora a mutado a gigante neocolonialista movido sólo por intereses crudos. Si Ucrania no estaba en la mesa no esperen que Europa pinte algo más. El que la resolución de la guerra suponga el mayor cambio en la seguridad del continente desde la caída del muro es algo que se la trae al pairo a las dos naciones allí reunidas, porque ellas son las propias garantes de su seguridad, pero es evidente que quita el sueño a las múltiples naciones europeas, cuya propia seguridad depende, en gran parte, de la conducta de EEUU. Pensemos en los países bálticos, Moldavia, Bulgaria, Rumanía… naciones débiles, pobres algunas, minúsculas otras, que comparten frontera con el gigante ruso, que están directamente a tiro de sus baterías, sin que esa frase sea una metáfora, pertenecientes la mayor parte de ellas a la UE. Hasta hace unas semanas contemplaban con temor la guerra en Ucrania pero tenían la seguridad de que el bando occidental mantendría su apoyo a Kiev para detener al gigante ruso. Ahora las cosas han cambiado. EEUU, o lo que es lo mismo, unas tres cuartas partes de eso que llamamos occidente en poder económico y militar, ha decidido que su política ya no tiene nada que ver con lo que interese a sus socios, que realmente no tiene socios, que no los necesita. Engreído hasta el extremo, Trump ha hecho que su país ponga en solfa sus compromisos y trate con el mayor de los desprecios a los que, hasta ayer, han sido colaboradores fieles. A cambio, exige contraprestaciones, pagos, recursos, tierras, chantajes de inspiración colonial que son propios de lo que las naciones europeas hacían en África o Asia en el siglo XIX, y todo ello sin garantizar apoyos futuros, sólo como pago lo que hasta ahora EEUU ha hecho para defender el estatus quo. Vean la escena de ayer desde una de esas débiles naciones del este y sentirán un escalofrío

Contemplarla desde una débil nación situada en el extremo occidental europeo no resulta mucho más relajante, en absoluto. La humillación se extiende por todo el continente a la par del miedo, de la sensación de desamparo absoluto ante un escenario en el que EEUU, Rusia y China pueden actuar como les dé la gana, repartiéndose esferas de influencia, territorios y voluntades con la absoluta impunidad que les otorga su superioridad tecnológica, económica y militar. El resto somos espectadores invitados, cuando no platos servidos a la mesa del banquete de los “adultos”. La palabra traición empieza a estar en boca de algunos, para definir lo que Trump está haciendo. Y poco a poco, adquiere un significado plenamente cierto.

martes, febrero 18, 2025

Criptoestafa en Argentina

El mercado de las criptomonedas es uno de los más peligrosos que existen, pero también de los que más ganancias ofrecen y, por tanto, es el señuelo perfecto para los codiciosos. Un bitcoin no vale nada, más allá de lo que el mercado quiera que valga. Hoy cotiza a 100.000$, mañana podría hacerlo a cuatro veces más o a cinco veces menos, y no habría justificación real de semejantes movimientos, más allá del sentimiento y de lo que los compradores y vendedores de esa criptomoneda hayan pensado. Al calor de estos movimientos, todo lo que suene a cripto puede ser el terreno perfecto para que surjan estafadores que se queden con el dinero de otros.

Eso es lo que parece que ha pasado en Argentina, con la colaboración necesaria del presidente Milei, lo que le otorga al caso una vertiente política. Un grupo de inversores anunció la creación de una moneda cripto y Milei tuiteó a favor de la misma, destacando que era una muestra de la confianza que crece en la economía como consecuencia de sus medidas. Tras eso, inversionistas privados de todo tipo, muchos pequeños ahorradores, decidieron poner su dinero en ese nuevo activo en busca de una rentabilidad soñada. Los creadores de la moneda vieron cómo la cotización de su invento se disparaba y aprovecharon para liquidar posiciones, llevándose una enorme ganancia, y tras ello se vio que allí no había nada. Como en el típico esquema piramidal, pero a velocidad acelerada, signo de estos tiempos, unos pocos espabilados lograron hacerse con el dinero de una masa de incautos y, tras ello, se escaparon, dejando deudas y enfados. Milei tuvo que volver a salir a la palestra, otra vez en redes sociales, diciendo que no conocía los detalles de la operación financiera (que antes sí había avalado) y que no tenía nada que ver con ella, pero es evidente que si algo viene con un marchamo de oficialidad, aunque esa oficialidad la detente un sujeto como Milei, va a tener un recorrido mucho mayor que sí es una mera iniciativa privada entre otras muchas. ¿Se ha llevado Milei dinero de esta estafa? ¿Lo ha conseguido alguno de sus asesores o colaboradores cercanos? ¿Es esta estafa un ejemplo de corrupción política? Esas preguntas deberán ser respondidas por los tribunales argentinos, tras la presentación de un montón de demandas exigiendo explicaciones y la devolución de un dinero que, me temo, ya ha volado con los mangantes que lo recaudaron, pero supone ya todo un escándalo para el gobierno libertario del país, que se ve mezclado en unas prácticas corruptas muy clásicas, aunque se utilice para ello a una innovación como es el mercado cripto, y pone en entredicho la legalidad de alguna de sus acciones y miembros. En todo caso, y más allá de lo que suceda en Argentina, las posibilidades de que se den estafas en el mercado de las cripto es elevada, porque más allá de alguna de las “monedas” famosas como puedan ser Bitcoin o Ether, que se han convertido en tinglados de tal dimensión que son agentes económicos sistémicos, cada dos por tres surgen nuevas criptos avaladas por personajes públicos o empresas de dudosa solvencia, sombrío futuro y ausencia total de sentido. El mecanismo de todas ellas es el mismo que el visto en Argentina. Comunicación a la masa de la creación del nuevo activo por parte de alguien con relevancia social, con tirón. Entrada de dinero por parte de ahorradores particulares en busca de rentabilidad, disparo inicial de la cotización del activo tras esa entrada de dinero, venta de las posiciones en el activo de los que lo crearon, en el momento de máxima valoración del mismo, y desplome posterior cuando se ve que no hay nada que respalde al activo y que sus creadores han volado. Trump mismo ha creado sus propias memecoins y es fácil imaginar que se esté forrando realizando movimientos ilícitos de este tipo, sacando los cuartos a un montón de incautos que creen en él.

En general, el mercado cripto no está regulado, no hay una SEC o CNMV que controle a los operadores que allí se mueven y garantice al ahorrador que si mete su dinero ahí lo podrá sacar. La creación a principio de 2024 de ETF, fondos cotizados, sobre Bitcoin, fue la primera oportunidad de comprar un producto basado en criptos que sí cuenta con garantías regulatorias, pero si usted acude a una operadora que compra o vende bitcoins, u otro tipo de cripto, nadie le garantiza que eso que se supone que tiene sea lo que dice ser. Es un mercado desregulado, salvaje, en el que el que no corre vuela, y junto a inversores y creyentes en una tecnología hay estafadores, pícaros, oportunistas y espabilados. Ándese con ojo, mucho ojo, en ese mundo.

lunes, febrero 17, 2025

Luchas de poder en el PNV

Probablemente, de todos los partidos que hay en España, el PNV es el que tiene más profundamente asentado el concepto del poder como motor y causa de su ser, y la posesión de las instituciones como algo a lo que una especie de derecho divino le ha otorgado para su encomienda. La profesionalidad de los burukides, jefes del partido, es conocida, y la manera en la que tratan al País Vasco como a su cortijo no tiene parangón con ninguna otra región ni partido en el resto del país. Ni el PSOE en Andalucía o el PP en Galicia han llegado a semejante nivel de simbiosis, de naturalidad a la hora de dejar claro que todo es su posesión.

Por eso extrañan mucho los movimientos que están teniendo lugar en el partido últimamente, que a los propios los tienen descolocados, pero mudos por obligación, y a los ajenos nos llaman mucho la atención. Asediado por el ascenso constante de Bildu, con unos resultados electorales menguantes en los que la demografía juega en su contra (se mueren los nacionalistas de toda la vida) desnortado por una evolución social en la que el clasismo en el que se ha envuelto el partido está desdibujado, y manteniendo una alianza contra natura para un partido muy de derechas como es él con alguien como Sánchez, las voces que clamaban una renovación han ido surgiendo desde hace tiempo en el seno de la formación, y ese cambio empezó a darse, de manera sorpresiva, cuando se decidió relevar a Urkullu, entonces Lehendakari, impidiéndole volver a presentarse, siendo sustituido por Pradales, un candidato más joven, completamente desconocido (han cambiado un triste por otro, como comentó mi brillante amigo BLL) en un juego de cromos que nadie entendió. Desde la dirección del partido, que siempre ha estado separada de la gestión del gobierno, el presidente Andoni Ortuzar clamaba por una renovación y comenzó un proceso para relevar a las jefaturas provinciales del partido, proceso que debía culminar con su propio cambio, pero finalmente Ortúzar sorprendió a todos cuando hace pocos meses comunicó, vía carta a sus militantes, que la renovación bien entendida no le afectaba, aunque sí a todos los demás. Otro movimiento sorprendente que nadie logró entender. Mientras Bildu seguía con la organización de su congreso en el que Otegi iba a volver a ser investido sin discusión alguna (es lo que tienes las organizaciones de herencia militarista, prietas las filas) el PNV se metía en una situación extraña en la que su principal líder era puesto en cuestión por lo bajinis, pero sin que surgiera un movimiento concreto que le pidiera dar el paso atrás que él había requerido a todos los demás. En pocas semanas este mar de fondo desembocó en un movimiento aún más sorprendente, porque surgió la candidatura no proclamada de Aitor Esteban, el portavoz parlamentario en el Congreso, sin que él dijera nada. Corrientes locales y portavoces no autorizados dejaban caer que esteban sería el líder adecuado, creando una narrativa en la que Ortúzar era, claramente, un estorbo. Una de las damnificadas por la renovación impuesta por Ortúzar fue Itxaso Atutxa, mujer de Esteban, y durante mucho tiempo responsable del partido en Bizkaia, que incluso llegó a sonar como posible candidata a Lehendakari en el caso, raro, que un partido tan machista como ese se atreviese a poner a una mujer como líder electoral (en esto coinciden con Bildu, otro grupo de rancios machotes). Los Atutxa son una de las familias más poderosas del partido en Bizkaia, y es obvio que el movimiento no proclamado de Esteban tenía mucho que ver con lo que ellos han visto sobre la situación del partido y la estrategia de poder. Finalmente, con una división del partido clara, justo antes de iniciar un proceso oficial de primarias, Ortúzar entregó la cuchara y renunció a su cargo, que será ocupado por Esteban. Ambos tienen 62 años, así que de renovación poco.

¿Qué ha pasado dentro de la secta peneuvista? ¿Ortúzar dio un golpe a algunos usando a Urkullu para ello y ahora ha recibido la venganza? ¿Cómo se han podido alentar las divisiones internas en una formación tan monolítica y profesional? Pocos entienden lo que ha pasado ahí, muchos creen que la renovación ha sido poco más que una especie de juego de tronos interno y no son dos o tres los que ven al PNV noquedado ante un futuro que no pinta nada bien para sus aspiraciones, con Bildu quizás en su techo, pero con la sensación de no ser El partido indispensable que siempre fue. Algo revuelto y poco habitual ha pasado en su seno.

viernes, febrero 14, 2025

La conjura contra América, de Phillip Roth

Phillip Roth es un escritor norteamericano fallecido hace pocos años. Era uno de los más grandes en su oficio, y la academia sueca no le dio el Nobel, lo que supuso otro enorme baldón en el expediente de los sacrosantos nórdicos, que perdieron la oportunidad de asociarse a la calidad literaria de ese maestro. Reiteraron su error al no reconocer a Javier Marías antes que, también, falleciera. Judío residente en Newark, su origen permeaba toda su obra y era imposible entenderla sin él. No era sionista, pero sí se sentía con el alma algo desubicada. Su religiosidad era menor que su conciencia de ser parte de un grupo eternamente perseguido, siempre vulnerable.

Una de sus últimas novelas se llama La conjura contra América, y es una ucronía, un ejercicio de ficción sobre una historia alternativa, algo poco habitual en su producción literaria. En ella los protagonistas principales son los miembros de la comunidad judía de Newark, que viven con preocupación los acontecimientos que les llegan de Europa, donde se está produciendo el ascenso del régimen nazi y las noticias son, cada vez más preocupantes. En medio del rearme alemán, lo que trasciende es el crecimiento económico y apenas se habla de la creciente discriminación que sufre la comunidad judía y de la violencia generalizada que, contra ella, se extiende por el país. En los EEUU donde se radica la trama tiene fama y gloria Charles Lindberh, famoso aviador que fue el primero en cruzar el Atlántico en un vuelo sin escalas, en el “Spirit of Sant Louis”. Lindbergh es todo un mito en el país y desarrolla una intensa vida pública, en la que no esconde sus opiniones políticas, cada vez más escoradas hacía la admiración hacia el régimen nazi y la propia figura de Hitler. Todo esto es real y cierto, y el giro de la novela hacia la ficción se da cuando Lindbergh decide presentarse a las elecciones presidenciales de 1940 y con un programa aislacionista respecto a la guerra que ya se ha desatado en Europa, logra vencer a Roosevelt, que llevaba ya dos mandatos en el cargo. La victoria del antiguo aviador instaura un nuevo régimen en el país en el que no sólo se corta todo tipo de colaboración con el Reino Unido y la resistencia europea, sino que también se empiezan a implantar una serie de leyes segregacionistas destinadas al aislamiento de la comunidad judía, que ve cómo la persecución que les cuentan sus allegados europeos empieza a darse en sus propios pueblos. En Newark, donde reside la familia del protagonista Phillip, una versión del propio Roth en sus años de crío, las prohibiciones y redadas empieza a hacerse cada vez más frecuentes, y la clandestinidad es la única opción posible para tratar de sobrellevar lo que se les viene encima. Lindbergh construye poco a poco un régimen parta policial en el que la delación, el espionaje interno y la acción violenta son las bases del día a día. Los ciudadanos, enfrentados ante el riesgo de colaborar con un estado que se vuelve opresor o eludirlo para ayudar a los perseguidos, se ven obligados a escoger, y se muestran caracteres diversos que adoptan todas las posturas posibles, desde las más traidoras a las más nobles, enfrentados en todo momento a una disyuntiva entre el deber moral y la presión policial que busca cambiar el régimen norteamericano. Poco a poco el paisaje urbano de Newark y de algunos iconos asociados a las libertades, como pueden ser los monumentos a Lincoln o Washington empiezan a convertirse en meros decorados en los que el poder instala una sombra que los transforma por completo. La propia idea de los campos de concentración surge como posibilidad en el una de las reuniones en las que burócratas del nuevo gobierno buscan como atajar el problema que supone la enorme comunidad judía que reside en el país. Los Roth, y el resto de sus allegados, se verán cada vez más presionados y sin escapatoria. Y de paso, en Europa, la guerra continua y el continente, sin el apoyo de EEUU, se desangra.

Escrita de maravilla, como lo hacía Roth, la novela es deprimente, no sólo por lo que cuenta, sino por el hecho de que podía haber sucedido algo así. No era imposible que una facción aislacionista se hiciera con el poder en Washington, y es necesario recordar que, incluso bajo el tercer mandado de Roosevelt, la implicación norteamericana en la guerra europea fue indirecta porque en el país la población, en su gran mayoría, no quería verse involucrada en un nuevo conflicto. La novela relata una pesadilla que pudo ser y no fue. Leerla hace unos años suponía un placer estético y un resquemor. Hoy, con Trump en la presidencia, lo primero se mantiene, lo segundo se acrecienta de una manera casi insoportable.

jueves, febrero 13, 2025

Trump traiciona a Ucrania

Lo primero de todo es que, tristemente, no supone ninguna sorpresa. Desde antes de empezar su campaña presidencial Trump se mostró claramente hostil a la posición ucraniana en la guerra que este país sufre tras la invasión rusa. Sólo le preocupaba el coste de la aportación norteamericana a la defensa de la nación eslava y respondía, a quien quiera que le preguntase, que su buena relación con Putin era lo que iba a poner fin rápidamente a una guerra que, en pocos días, llegara a su tercer año. Por eso, cuando el magnate ganó las elecciones todos entendimos que Putin ganaba con él y que Zelensky perdía a un aliado, a su más importante aliado.

A partir de ahí, la forma y la dimensión de la traición que esté planeada en la mente de Trump es un poco lo de menos. Lo relevante es el abandono a la posición justa que representa Kiev en la guerra de Putin, la sensación de que al sátrapa moscovita le va a salir rentable haber arrasado medio país y asesinado sin freno a parte de su población, y el mensaje global de que los intereses primarios de EEUU, más bien del consorcio Trump, son los que dictaminan su actuación global y que las causas profundas de los problemas son lo de menos. ¿planea Trump construir alguna de sus torres en Moscú? ¿Ya ha apalabrado con Putin que en la costa de Crimea y Mariupol puedan desarrollarse complejos inmobiliarios de capital mixto mafia rusa mafia trumpista? No lo descarten, ni mucho menos. Con la llamada de más de una hora entre ambos sujetos que ayer se hizo pública empieza el proceso de finalización de esta guerra, en la que a Ucrania se le va a imponer una paz, así se llamará, en la que va a tener que renunciar a parte de su territorio, de su soberanía, de sus recursos, de su entidad como país, de algunas de las características que le hacen viable como nación, y sin garantía alguna de que no se vuelva a repetir una agresión injustificada por parte de su imperialista vecino si, en cualquier momento, el kremlin determina que se siente incómodo con la situación o cree que puede volver a dar un golpe de mano. Las condiciones preliminares que expuso ayer Trump en una futura y cercana negociación de paz son humillantes para Kiev, porque dan por sentada la pérdida de territorio que ya ha sufrido la nación ucraniana tras la invasión, Crimea y el Dombás. Así mismo, Trump habló de la necesidad de que Ucrania ceda a EEUU sus posesiones de tierras raras, minerales estratégicos para el desarrollo de las tecnologías que ahora dominan el mundo, quizás como garantía de que EEUU no permita a Rusia ir más allá, probablemente como chantaje, a sabiendas de que si no es así los recursos norteamericanos desaparecen del escenario de batalla y el ejército ruso contaría con una ventaja difícilmente superable. Tras esa conversación con Putin, Trump informó a Zelensky. El orden de los factores es, en este caso, lo que determina el producto, y es que el agredido es informado de lo que el agresor y su, hasta ayer, aliado, han pactado al respecto. La posición de Kiev en todo este asunto es la de sufridor pasivo, por lo visto. Ayer, por la mañana y por la noche, rusia lanzó misiles sobre la capital ucraniana, destrozó edificios y mató personas, pero el gobierno de Kiev no cuenta para Trump a la hora de fijar una posición ante el agresor que le golpea con saña. Es, en definitiva, una humillación en toda regla, una forma de dejar claro quién manda aquí, Trump y Putin, y de quién obedece, Zelensky. Supongo que la segunda llamada, la de la Casa blanca A Kiev, fue de un tono mucho más tajante que la primera, porque se trataba únicamente de comunicar al derrotado de qué manera debe prepararse para aceptar su claudicación, de exigirle que acate las condiciones de lo que se le ofrezca, aunque se vista de presunta negociación, y que llame paz a lo que no es sino una rendición impuesta. A Zelensky se le llamó para que sepa las dimensiones de la derrota que, por ahora, se le va a imponer.

Ucrania está en Europa. Y ayer ninguna cancillería europea recibió llamada alguna de la Casa Blanca al respecto, porque para Trump Europa no pinta nada en este asunto. Es más, en las condiciones de “paz” se le impondrán a la UE obligaciones económicas y militares, como mero actor subsidiario, pero sin que se le permita opinar ni hacer nada al respecto. Si a Zelensky se le humilla, a Europa directamente se le ningunea, sometiéndole al mayor de los desprecios, a su mera inexistencia. Las declaraciones del nuevo Secretario de Defensa en las que deja claro que Ucrania no será OTAN y que su seguridad corresponde a los países europeos lo dejan todo bien claro. Traicionados y abandonados. Así estamos.

miércoles, febrero 12, 2025

Miniyos trumpistas

Este pasado fin de semana ha tenido lugar en Madrid una reunión de líderes ultranacionalistas europeos. En sí mismo este tipo de actos son paradójicos, dado que los que se reúnen, que aparentan llevarse bien entre ellos, comparten enormes prejuicios frente a todos los que no son parte de la nación a la que representan y consideran superior. Un ultranacionalista español, un voxero, desprecia mucho a los que no son de la España a la que dice amar por encima de todas las cosas, y así nación a nación y extremista a extremista. La mera idea de una internacional ultranacionalista es absurda en todos sus términos.

Pero, sin duda, lo más asombroso de este encuentro es que todos ellos se mostraban admiradores de Trump, el ultranacionalista norteamericano, que desde luego les desprecia a ellos tanto como a todos los que no son de su nación. Casi resulta entrañable ver a todos esos personajes, a cada cual más sectario, reclamando la atención del líder de EEUU, mientras que ese sujeto, en el despacho oval, contempla a Europa, y el resto del mundo, con una cara de desprecio sólo matizada por el rédito que puede sacar de ahí. La victoria del magnate en EEUU ha espoleado a todos esos dirigentes ultras locales que pretenden emular en su nación el éxito logrado por el antaño republicano, hasta el punto de parodiarse a sí mismos y exhibir en sus convenciones lemas que replican al usado en EEUU, en ese mismo inglés, desde formaciones que alaban sus idiomas por encima de todos los demás. Una ultra como LePen, tan gabacha como uno pueda imaginarse, exhibiendo en lema de “Make Europa Great Again” es tan ridículo como incoherente desde su sectario punto de vista. En el fondo, todos estos personajes se tienen que odiar profundamente, y sus políticas son excluyentes. Si gobernaran cada uno de ellos en las naciones en las que residen estarían todo el día a la greña, porque la superioridad manifiesta de cada una de ellas, que es lo que proclaman por encima de todo, choca hasta el absurdo con la realidad de un mundo interconectado. Desde sus posiciones actuales, la mayor parte de ellos fuera de los gobiernos, la respuesta ante los aranceles de Trump es un buen ejemplo. Lo que Donald está haciendo supone un perjuicio claro para las empresas de los países europeos, empezando por el acero y aluminio, y veremos a ver que pasa cuando ponga sus ojos en el sector agroalimentario. En el cónclave ultra no se deja de alabar a un sujeto que va a causar perjuicios claros a las empresas de los países que esos ultras dicen defender sin cesar. Absurdo, estúpido, pero es lo que hay. ¿Alguien en ese cónclave se atrevió a decir que poner un arancel a un producto europeo es lesivo para una empresa europea? En general, ¿alguien en ese cónclave se atrevió a pensar un poco? Lo único bueno que tienen los discursos demagogos es que son fáciles de rebatir, de encontrar sus enormes contradicciones, que los desarman por completo. Lo malo es que los demagogos no atienden a razones y, desde sus posiciones, tachan a todos aquellos que les llevan la contra con todo tipo de insultos, calumnias y falsedades. En esto los pertenecientes a esta internacional ultra no se diferencian en nada de los que hace unos años lideraban las encuestas desde posiciones ideológicas presuntamente opuestas. El pablemos de hace unos años es el Abascal de ahora, un personaje falaz que vive de la bronca y los medios, pero que no representa otra cosa que una posición sectaria ajena a la realidad de los problemas que denuncia (algunos de ellos ciertos) y que promete resolver con presuntas soluciones que no lo son en absoluto. Diríase que el péndulo ha girado y ahora el populismo triunfante ha escondido la hoz y el martillo comunista y se ha pasado al autoritarismo nacionalista que se viste de extrema derecha. En el fondo, si uno hurga un poco, las propuestas son muy similares. Intervención, supresión de derechos, formas violentas, agresivas, recetarios básicos fracasados desde hace muchas décadas y propaganda a mansalva. Basura pura y dura, que encuentra compradores en el mercado de las ideas y los votos, pero basura a fin de cuentas.

Una pregunta a todos los que se reunieron en ese cónclave ¿por qué no invitaron al sedicioso de Puigdemont? Ese personaje siniestro es muy similar a todos ellos. No deja de ser un supremacista que considera a los cuatro que entiende como propios como superiores a los demás, que ve en la ley un mero obstáculo para sus aspiraciones, que puede ser eludida, y que no hay razón ni argumento que le valga ante el destino manifiesto que dice encarnar. Envuelto en otra bandera distinta, el delincuente puigdemoniaco no se diferencia en nada respecto a Abascal, Trump, Wilders y todo el resto de los personajes reunidos en el cónclave. Debió estar

viernes, febrero 07, 2025

La inquisición y Karla Sofía Gascón

Una de las películas de la temporada es Emilia Pérez, semi musical de origen francés. No la he visto. En ella gran parte del protagonismo recae en el papel que interpreta Karla Sofía Gascón, actriz y trans, que le ha valido numerosas nominaciones, como la del Goya de este fin de semana y el óscar, y ya le ha reportado premios como el recibido en Cannes a la mejor actriz. Allí soltó un discurso combativo relacionado con su experiencia trans, bastante ajeno a las cuestiones cinematográficas, y recibió aplausos y vítores por parte de todo el mundo. En la constelación progresista había nacido una estrella, y además era reconocida por su trabajo profesional.

Ahora mismo Karla Sofía Gascón es una apestada a la que todo el mundo lapida en público con la saña con la que se disfruta derribando estatuas de los pedestales. Alguien hurgó en los mensajes que ella había colgado en redes sociales en el pasado y se encontró con textos que no eran políticamente correctos, en los que se metía con los musulmanes, despotricaba contra las vacunas del Covid y cosas por el estilo. Esto ha supuesto un destrozo para su imagen, especialmente para la galaxia progre, y en estos tiempos en los que la corrección política resulta determinante, su pasado es insoportable. En este caso muchos de los abanderados de esa corrección, que dictan en sus tribunas cómo debemos comportarnos todos los demás en cualquier aspecto de nuestras vidas para ser aceptados, que actúan como los antiguos inquisidores, con igual dogmatismo, aunque ahora sin sotana, se han visto en un brete muy complicado. Por un lado Karla encarna el éxito de los trans, la reconstrucción del género como opción y la expresión de la libertad sexual y emocional que tanto encandila al mundo progre y revienta a carcas tipo voxeros y compañía. Por otro lado, resulta que en ese cuerpo autodeterminado existe una personalidad que tiene y expresa opiniones que en algunos casos podrían ser coreadas en mítines trumpistas, por lo que a esos dictadores de la corrección todo este mejunje les ha debido cortocircuitar las pocas neuronas que tienen, todas ellas sectarias. Finalmente han determinado que Karla debe ser sentenciada y condenada en plaza pública, y sobre ella ha caído el oprobio, la denuncia y el ostracismo. De ser la gran nominada a los premios ha pasado a ser una apestada a la que no se invita a gala alguna, no se menciona, se esconde, se oculta y se avergüenza. El director de la película, un sujeto llamado Jacques Audiard, ha pasado en pocas semanas de alabarla con una desmesura exagerada a acusarla de todos los males, repudiarla y apartarla como si fuera una enfermedad gravemente contagiosa. El comportamiento de Audiard, reconozcámoslo, es de una hipocresía tan inmensa como repugnante. Cuando ella era un activo para su película la utilizó, y cuando la dictadura del pensamiento la ha convertido en tóxica, la repudia. A Audiard lo único que le importa es que la peli que ha hecho triunfe, lo que significa que él triunfe, y si antes eso significaba una cosa y ahora es justo la contraria, pues se justifican ambas opiniones y aquí no pasa nada. Es un nivel de egoísmo despreciable que lo equipara a lo que vemos todos los días en la política. Audiard no es ninguna excepción. Desde el Ministro de no Cultura del desgobierno hasta el último de los famosetes de medio pelo entrevistados en cualquier medio de comunicación, prácticamente todos han pasado de gloriar a Karla a crucificarla, tratando primero de sacar tajada de ella y ahora, por causas inversas, hacer exactamente lo mismo. Es despreciable. ¿Es buena o no la interpretación de Karla en la peli? Eso es lo que se juzga en un premio de cine. No importa para nada la ideología del actor o si el actor antes era actor y ahora actriz. Eso no es relevante, no importa nada. Si se premia el trabajo que se hace sólo cuenta el trabajo que se hace. ¿O no se premia el trabajo? ¿Es su triunfo en Cannes y sus nominaciones una estafa?

Como siempre, volvemos a lo de “no es el qué, sino el quién”. Si Karla hubiera lanzado sus tuits insultantes sobre otro tipo de asuntos, pongamos Ayuso, los que ahora la insultan la alabarían, y no les importaría. La verdad, vivimos en una sociedad infantilizada y bastante de mierda. Me da igual lo que piense Karla Sofía Gascón, me parecerá una maleducada si no respeta la formas al opinar sobre lo que sea, y no me importa en lo más mínimo si antes se acostaba con unas y ahora con unos, o al revés o todo conjuntamente. Si ella es actriz, se le juzga como actriz por cómo interprete, y lo demás es mierda. Y sí, Karla, todos los que te decían querer hace meses ahora te desprecian, porque realmente ninguno te quería, todos te utilizaban. Al menos ahora sabes cuántos de los que te rodean son despreciables y cuántos merecen la pena.

Se me olvidó avisar el viernes que el siguiente artículo del blog será el miércoles 12 de febrero

jueves, febrero 06, 2025

Trump Resorts SA en Gaza

Seguro que han visto ya alguna de las asombrosas ruedas de prensa que da Trump en el salón oval cuando firma compulsivamente esos decretos o recibe a visitas. Sentado, rodeado de periodistas que le asedian, se pone a contestar una pregunta tras otra en medio del caos y, sin freno alguno, suelta lo que se le ocurre, a veces pensado, otras no, qué más da. La soberbia del poderoso otorga a sus dictados valor de aparente verdad. En las ruedas de prensa organizadas, como la del miércoles tras su entrevista con Benjamín Netanyahu, actúa de la misma manera, convirtiéndose en el creador de espectáculo por excelencia. Disfruta domando el circo que organiza.

La que soltó ese miércoles ante los periodistas de medio mundo es de las gordas, pero me temo que no era una improvisación ni se puede decir que resultase completamente novedosa. Sí era un disparate, y una aberración, pero nada alejado de lo que anida en la mente del personaje. Dijo de manera alta y clara, sin dar lugar a equivocaciones, que Gaza es un lugar inhabitable, una escombrera tras la bárbara actuación del ejército de Israel, que ahí no se puede estar. Que los palestinos que son de allí, cerca de dos millones de personas, deben abandonar ese espacio, y residir permanentemente en otra nación, mencionando a Jordania o Egipto, y que ya se encargará EEUU de reconstruir y gestionar toda la franja, convirtiéndola en una especie de gran resort, un paraíso del turismo, la Riviera llegó a afirmar. A cada una de estas frases los medios, y todos los que lo escuchaban, iban poniendo cara de asombro y sensación de no estar en medio de un salón oficial sino en una gala chistosa carente de humor. Con un balance como el de la guerra no concluido, con más de cuarenta mil palestinos fallecidos y aún israelíes secuestrados en manos de Hamás, con un sufrimiento atroz entre todos los civiles que allí vivían y los que en Israel sufrieron la masacre del 7 de octubre de 2023, Trump considera a Gaza como una extensión del extrarradio de Las Vegas en la que construir chalets, centros comerciales, casinos y, desde luego, una o dos torres con su logo, de tal manera que quede claro no sólo quién manda, sino el negocio que allí puede prosperar. La vida de los palestinos que son de Gaza no le importa en lo más mínimo, sólo hay sitio en su cabeza para las cuentas de una enorme operación inmobiliaria en la que, para más inri, el trabajo de urbanización le saldría gratis, sufragado por el conjunto de los norteamericanos y ejecutado por el ejército del país. Asombroso, si no fuera porque el personaje es perfectamente capaz de tener esa idea en su cabeza y considerarla como la más lógica del mundo. De hecho, este plan no es nuevo. Hace ya varios meses, en la primavera del año pasado, Ashton Kurchner, el marido de Ivanka y “asesor” para la región durante el primer mandato de Trump, expresó esa misma idea, la de Gaza como un futuro destino turístico una vez que la guerra hubiera terminado. Por aquel entonces casi nadie prestó atención a semejante disparate, salvo los más radicales entre los sionistas de Israel, que empezaban a ver como la guerra de Gaza se iba transformando en una masacre en la que las tropas de las IDF estaban laminando barrio a barrio, enclave a enclave, toda la estructura urbana. Desde esa ala extremista se veía como cierta la posibilidad de hacerse con Gaza, de extirpar de una vez a los palestinos de allí, fueran de Hamas o no, de sacarlos a la fuerza a los que quedasen vivos, de liquidar al mayor número posible mientras durasen los combates, y convertir todo el espacio en un erial para, en un futuro, hacer con él lo que se quisiera. ¿Estaba esa idea en la manera en la que Netanyahu ha dirigido la guerra? ¿Era su extensión y dimensiones algo premeditado una vez que el ataque del 7 de octubre obligaba a responder? ¿Había urbanistas israelíes pre diseñando por dónde irían los nuevos bulevares y paseos marítimos, e indicando a las IDF qué bloques derruir? Sólo hacerse estas preguntas estremece, pero la realidad es que no cuesta nada imaginarse a Trump mirando el plano de Gaza y colocando casitas como si del Monopily fuera.

En casi todo el mundo este plan ha sido visto como una aberración, pero dado quién y como lo ha dicho la cosa es bastante más que un juego. Dentro de EEUU también varios republicanos consideran esta idea como absurda, desquiciada, e incluso algunos miembros del gabinete, como el Secretario de Estado Marco rubio han empezado a matizarla, pero albergo pocas dudas con que Trump lo decía muy en serio. Habrá que seguir esto con detalle, pero no descarten que un día de estos tropas norteamericanas desembarquen allí y empiecen a “sacar” a la población. Y de paso, todo el islamismo radical global se frota las manos ante semejantes Trumpadas, que no hacen sino darle excusas para emprender nuevas acciones terroristas.

miércoles, febrero 05, 2025

Suecia, el no paraíso

La escena es muy similar a la de todas las que suelen darse en este tipo de horrores. Gritos, carreras alocadas, miedo, alumnos, en este caso adultos, que se esconden en aulas o salas comunes, acumulación de fuerzas de seguridad en el exterior, nervios, pánico, y un atacante al que no se ve pero que es la causa de todo el desastre que se está viviendo. En el exterior el frío parece intenso y la nevada es generalizada. Un centro escolar, una matanza. Estamos, por el tiempo que hace, seguramente en un estado del norte de EEUU. Minnesota o algo así. Incluso por la época del año puede que no hayamos tenido que ir muy lejos de Boston. En breve veremos los logos de las cadenas norteamericanas y a sus presentadores haciendo directos.

Pero no, algo no cuadra. En las escenas apenas se distingue lo que hablan, pero no parece inglés. En las furgonetas de la policía que están fuera no aparece referencia a sheriff alguno ni a condados. Muchos caracteres de aire nórdico nos trasladan instantáneamente a Europa, y a los pocos segundos uno descubre que está viendo una escena en una escuela de adultos sueca, concretamente situada en la localidad de Örebro (si no saben donde está no se preocupen, yo tampoco) que tiene nombre de pieza de vajilla de IKEA. Un lugar en el que probablemente no pase mucha cosa habitualmente, menos en invierno, y cuya historia local ya quedará marcada para siempre por esta tragedia. Con el paso de las horas se puede hacer un balance de lo sucedido y es atroz. Diez muertos, asesinados de manera cruel por un atacante sin que se sepan a esta hora ni las causas ni los motivos. La información que ha trascendido, escasa, descarta el motivo terrorista (islamista o similar) y se centra, por ahora, en la ejecución de un sujeto que se haya trastornado y decidido acabar con lo que le rodea. Va a haber que investigar intensamente sobre lo que ha sucedido, para ver si estamos ante un lobo solitario que ha actuado movido internamente por alguna causa ideológica o el asesino era alguien perturbado, traumatizado por vaya usted a saber qué causa, que ha decidido acabar con todo lo que le rodea de la manera más cruel posible. Este tipo de sucesos, que como indicaba en primer párrafo, siempre asociamos a EEUU, es realmente anómalo fuera de allí, aunque los casos empiezan a ser un goteo preocupante ¿Hay gente que se inspira en esas salvajadas para reproducirlas en sus naciones? Habrá que averiguar también si esto tiene que ver con la ola creciente de violencia que sacude a Suecia, de la que apenas se habla en los medios. A priori es poco probable, y me apuntaría a la idea de que estamos ante una desgracia aislada, sin vinculación con otro tipo de tramas, pero lo cierto es que Suecia lleva un tiempo degenerando en sus niveles de seguridad pública a cuenta de los enfrentamientos crecientes entre clanes, principalmente de drogas. En esa nación, una de las cunas de la social democracia y siempre ejemplo de seriedad, calidad de vida y desarrollo, el crimen organizado ha echado raíces y se ha hecho con el control de barrios y negocios tanto en Estocolmo como en otras localidades, especialmente costeras del sur, que es donde hay más gente residiendo y negocio. El tráfico de drogas es la principal industria que mueve recursos, intereses y moviliza la ejecución de actos criminales. Los ajustes de cuentas entre bandas se han convertido en una constante a lo largo de los últimos años, y los métodos violentos para llevarlos a cabo se han ido volviendo cada vez más salvajes. De las palizas se ha pasado a los asesinatos, y de los disparos a las bombas, de tal manera que no hay semana en la que se produzcan auténticos atentados terroristas de baja intensidad, si me permiten la expresión, en la que algunos capos o sus secuaces son asesinados o resultan heridos a manos de bandas rivales. Evidentemente la población en la que se dan estas atrocidades las sufre con el mismo grado de terror y sensación de descontrol. La seguridad, su ausencia, es ahora mismo uno de los mayores problemas sociales del país.

Estas acciones han sido una de las causas por las que las formaciones de ultraderecha han ido escalando posiciones en las encuestas y, luego, en las elecciones. Muchos de los miembros de las bandas criminales son de origen inmigrante, a veces por convicción y otras por necesidad, y el discurso simplista de asociar inseguridad con inmigración ha calado en gran parte de la sociedad sueca, que asiste al crecimiento de ambos fenómenos y los asocia, aunque no tengan en sí mismos mucho que ver. Lo cierto es que ahora mismo en esa nación existe un enorme problema de seguridad que las autoridades no logran atajar. La matanza de ayer, sea cual sea su causa, aumentará la sensación de deriva instalada en parte de la sociedad sueca.

martes, febrero 04, 2025

Chantajes Trump SA

El pensamiento vital de Trump parte de la enorme falacia de considerar el mundo, los negocios, lo que sea a lo que se enfrente, como un juego de suma cero, una competición en la que las ganancias de uno se basan en las pérdidas de otro. En una situación así cada jugador está espoleado a ser lo más rápido y duro posible para alcanzar la ventaja y no ser el que paga el pato. Partiendo de la posición de preminencia que detenta EEUU, sus acciones están marcadas por el uso abusivo del poder, la amenaza y la coerción plausible, la que da miedo. Es un error profundo, porque en muchísimas situaciones reales, ambos pueden ganar o perder simultáneamente. La vida, la economía las relaciones…. no son juegos de suma cero.

En los últimos tres días hemos vivido una montaña rusa basada en la imposición de sanciones comerciales a los dos vecinos de EEUU, Canadá y México, la suelta de una serie de bravatas desde el despacho oval, el cruce de llamadas y la decisión de congelar esas sanciones, en forma de aranceles del 25%, tras unos compromisos por parte de los gobiernos vecinos de aumentar el número de tropas en la frontera para controlar el tránsito de inmigrantes y los envíos de fentanilo. Entre medio, una jornada de pérdidas en las bolsas y cierto mareo en todas las variables económicas cotizadas por el posible efecto de unas tasas que supondrían el inicio de una declarada guerra comercial en Norteamérica. La estrategia de Trump ha vuelto a ser la misma de siempre. Golpe violento, amenazante, chantajista, propinado desde una posición ventajosa, introducción de miedo en sus socios y obtención de promesas que le aplacan, pero durante un tiempo, hasta que se vuelva a hartar y reanude su estrategia nuevamente. ¿Es así como se comportan los socios? Evidentemente no. Trump no tiene en la mente la idea del socio, se considera autosuficiente, cree a su nación autosuficiente (en parte lo es, en parte no) y actúa en el mundo como un jugador dispuesto a llevarse las partidas sin tener que jugarlas, directamente amedrentando a los rivales para que abandonen el tablero. En los primeros envites (Colombia, Canadá y México) le ha funcionado, al menos en apariencia, y a esta hora de la mañana es la amenaza china la que no tiene visos de corregirse. En el paquete de tarifas que impuso a sus vecinos se incluían unos aranceles del 10% al comercio con China, tasa inferior al presunto rival que a los vecinos, y China ya ha contestado que a partir del 10 de febrero introducirá una respuesta recíproca. Queda por ver si también en este caso se va a dar una conversación entre los líderes de ambas naciones para reencauzar la situación, pero es evidente que en este caso, por los volúmenes y valores intercambiados, EEUU no parte con tanta ventaja como en los anteriores. En otras palabras, su matonismo no es tan efectivo porque en frente tiene a otro también muy fuerte. Si no se establece un acuerdo en los próximos días las sanciones mutuas entrarán en vigor y los costes comerciales entre ambas potencias crecerán, lo que se traducirá en precios más caros para los consumidores y empresas de ambas naciones, y del resto del mundo, la introducción de ineficiencias crecientes y la pérdida colectiva, tanto en lo económico como en lo social. Los aranceles son la manera mediante los que no son competitivos tratan de castigar a los que sí lo son, y acaban generando perjuicios para ellos mismos y para los demás. Es una medida estúpida, absurda, ineficiente y que genera perjuicios enormes. Da igual que los defienda Pablemos, Trump o cualquier otro, son una muestra de soez intervencionismo en la economía y un enorme error, y deben ser denunciados sin tapujos.

¿Y Europa? Ayer hubo un consejo informar de jefes de estado y gobierno en el que este tema era el principal motivo de preocupación. Está claro que los acuerdos que estén firmados con EEUU no tendrán validez durante la era Trump, porque él se creerá en el derecho de determinar qué es lo justo y qué no. La solidez del vínculo trasatlántico se va a debilitar bastante y la inseguridad jurídica, en lo comercial y en muchos otros aspectos, va a ser la nota predominante en estos años. Y eso, para una UE obsesa con las normas y con unas economías muy débiles, es un escenario de pesadilla.

lunes, febrero 03, 2025

El brutalista (para JLRC)

Brady Corbet, el director de El Brutalista, plantea su proyecto de película como un reto al espectador. Con menos de cuarenta años, es exigente como si perteneciera a otra época en la que el cine era la principal referencia social y cultural de su tiempo. El formato de la película, su estructura, su montaje, su extensísima duración, la existencia de un intermedio forzado que se proyecta con cuenta atrás en la pantalla… todo parece hecho a la contra del público ávido de hoy, del que espera con ansia una sucesión de ventos sin freno en plan montaña rusa, que carece de paciencia. Si ese es su caso, no vaya a verla, se aburrirá mucho. Esto no es otra película de acción.

La historia no es muy complicada. Se cuenta la vida de Laszlo Toth, un arquitecto húngaro de origen judío que sobrevive al Holocausto y llega exiliado a los EEUU, donde trata de crear una nueva vida y, de paso, traer a su mujer y sobrina, que se han quedado en el Budapest tomado por las tropas soviéticas. El personaje es ficticio, pero es la figura de Walter Gropius, uno de los principales representantes de la escuela de la Bauhaus y, también, exiliado en EEUU, la figura que parece ser la inspiradora de la trayectoria que se nos muestra en la pantalla. La mayor parte de la trama consiste en el encuentro semi fortuito entre Toth y un riquísimo empresario, Van Buren, que vive en las afuera de la Philadelphia en cuyos arrabales reside el arquitecto, y del proyecto de memorial que el millonario plantea levantar en homenaje a su difunta madre, estructura multiuso que en la película adopta formas y conceptos que arquitectos modernos como Tadao Ando o Dhaniel Libeskind han hecho realidad en sus obras. La forma de contar todo esto es lo que condiciona la película, de tal manera que tenemos una trama que avanza de manera más o menos lineal, con interludios en los que se produce una progresión sosegada frente a saltos bruscos que generan dudas sobre lo que se ha visto y lo que no. El tono es sosegado y hay cosas que se insinúan y no se muestran, mientras que otras se explican de manera descarnada y alguna queda sin que el espectador, al menos yo, sea capaz de explicar completamente. La estética juega un papel fundamental en la película, y es muy especial, y eso hace que, ya le aviso, no sepa si debo recomendársela o no, porque habrá algunos a los que les subyugue mientras que para otros generará un rechazo frontal y supondrá un muro insalvable que les echará para atrás. Eso puede hacer que la opinión sobre lo larga que es y se hace la película sea de lo más discutido. A mi no se me hizo cuesta arriba, pero reconozco que si no se entra en el juego se puede acabar convirtiendo en un tostón para el espectador, ausente de la propuesta. Estructurada en una obertura,, tres partes y un epílogo (a mi modo de ver, lo más flojo de todo) la oscuridad de la vida de los personajes va creciendo a medida que, curiosamente, se muestra una imagen de los EEUU nada idealizada, llena de sombras, hipocresías, necesidad y discriminación. El peso de los orígenes judíos del protagonista y su familia no deja de crecer y la evidente falta de integración en la sociedad norteamericana, retratada como protestante y obsesa con lo económico, hace que el sionismo empiece a adquirir cada vez más importancia en las motivaciones vitales del protagonista y su entorno. También es profunda la crítica a la discriminación social, de tal manera que se muestra una nación en la que el progreso económico, que se vende como la vía para conseguir los sueños, no tiene nada que hacer frente a convenciones de clase, color o religión, dejando claro en todo momento quienes son los que manda y quienes los acogidos, que deben mostrar agradecimiento a los auténticos dueños del destino. En ese sentido, y aunque se esté retratando una época de crecimiento y esplendor en el país tras la IIGM, instalado ya en su papel de imperio global, es un film muy crítico con la idealizada visión de EEUU. Ya la imagen de la estatua de la libertad que se proyecta cerca del inicio, potente pero demasiado breve para causar el impacto que se busca, dice mucho más de lo que parece. Es la que se incluye en el cartel promocional de la película.

El reparto está sobresaliente, como era de esperar. Adrian Brody demuestra que nadie sufre en pantalla como él ni tiene una nariz tan personal como la suya. Felicity Jones y Guy Ritchie, como mujer del arquitecto y millonario que le contrata, recrean dos papeles muy difíciles, sobre todo el de ella, de envés complejo, donde son varias las personalidades que se muestran con una total credibilidad. En cierto sentido, el título también señala que el espectador va a ser sometido a un esfuerzo brutal de comprensión, de aguante físico. No me parece una obra maestra, de esas que marcan su tiempo, no se si quedan ya cosas de esas, pero sí algo muy distinto a todo lo que hoy en día existe en las salas. Un acto de cinefilia profunda. Y sólo por eso ya merece la pena verse.