miércoles, febrero 05, 2025

Suecia, el no paraíso

La escena es muy similar a la de todas las que suelen darse en este tipo de horrores. Gritos, carreras alocadas, miedo, alumnos, en este caso adultos, que se esconden en aulas o salas comunes, acumulación de fuerzas de seguridad en el exterior, nervios, pánico, y un atacante al que no se ve pero que es la causa de todo el desastre que se está viviendo. En el exterior el frío parece intenso y la nevada es generalizada. Un centro escolar, una matanza. Estamos, por el tiempo que hace, seguramente en un estado del norte de EEUU. Minnesota o algo así. Incluso por la época del año puede que no hayamos tenido que ir muy lejos de Boston. En breve veremos los logos de las cadenas norteamericanas y a sus presentadores haciendo directos.

Pero no, algo no cuadra. En las escenas apenas se distingue lo que hablan, pero no parece inglés. En las furgonetas de la policía que están fuera no aparece referencia a sheriff alguno ni a condados. Muchos caracteres de aire nórdico nos trasladan instantáneamente a Europa, y a los pocos segundos uno descubre que está viendo una escena en una escuela de adultos sueca, concretamente situada en la localidad de Örebro (si no saben donde está no se preocupen, yo tampoco) que tiene nombre de pieza de vajilla de IKEA. Un lugar en el que probablemente no pase mucha cosa habitualmente, menos en invierno, y cuya historia local ya quedará marcada para siempre por esta tragedia. Con el paso de las horas se puede hacer un balance de lo sucedido y es atroz. Diez muertos, asesinados de manera cruel por un atacante sin que se sepan a esta hora ni las causas ni los motivos. La información que ha trascendido, escasa, descarta el motivo terrorista (islamista o similar) y se centra, por ahora, en la ejecución de un sujeto que se haya trastornado y decidido acabar con lo que le rodea. Va a haber que investigar intensamente sobre lo que ha sucedido, para ver si estamos ante un lobo solitario que ha actuado movido internamente por alguna causa ideológica o el asesino era alguien perturbado, traumatizado por vaya usted a saber qué causa, que ha decidido acabar con todo lo que le rodea de la manera más cruel posible. Este tipo de sucesos, que como indicaba en primer párrafo, siempre asociamos a EEUU, es realmente anómalo fuera de allí, aunque los casos empiezan a ser un goteo preocupante ¿Hay gente que se inspira en esas salvajadas para reproducirlas en sus naciones? Habrá que averiguar también si esto tiene que ver con la ola creciente de violencia que sacude a Suecia, de la que apenas se habla en los medios. A priori es poco probable, y me apuntaría a la idea de que estamos ante una desgracia aislada, sin vinculación con otro tipo de tramas, pero lo cierto es que Suecia lleva un tiempo degenerando en sus niveles de seguridad pública a cuenta de los enfrentamientos crecientes entre clanes, principalmente de drogas. En esa nación, una de las cunas de la social democracia y siempre ejemplo de seriedad, calidad de vida y desarrollo, el crimen organizado ha echado raíces y se ha hecho con el control de barrios y negocios tanto en Estocolmo como en otras localidades, especialmente costeras del sur, que es donde hay más gente residiendo y negocio. El tráfico de drogas es la principal industria que mueve recursos, intereses y moviliza la ejecución de actos criminales. Los ajustes de cuentas entre bandas se han convertido en una constante a lo largo de los últimos años, y los métodos violentos para llevarlos a cabo se han ido volviendo cada vez más salvajes. De las palizas se ha pasado a los asesinatos, y de los disparos a las bombas, de tal manera que no hay semana en la que se produzcan auténticos atentados terroristas de baja intensidad, si me permiten la expresión, en la que algunos capos o sus secuaces son asesinados o resultan heridos a manos de bandas rivales. Evidentemente la población en la que se dan estas atrocidades las sufre con el mismo grado de terror y sensación de descontrol. La seguridad, su ausencia, es ahora mismo uno de los mayores problemas sociales del país.

Estas acciones han sido una de las causas por las que las formaciones de ultraderecha han ido escalando posiciones en las encuestas y, luego, en las elecciones. Muchos de los miembros de las bandas criminales son de origen inmigrante, a veces por convicción y otras por necesidad, y el discurso simplista de asociar inseguridad con inmigración ha calado en gran parte de la sociedad sueca, que asiste al crecimiento de ambos fenómenos y los asocia, aunque no tengan en sí mismos mucho que ver. Lo cierto es que ahora mismo en esa nación existe un enorme problema de seguridad que las autoridades no logran atajar. La matanza de ayer, sea cual sea su causa, aumentará la sensación de deriva instalada en parte de la sociedad sueca.

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