martes, febrero 25, 2025

El Papa, hospitalizado

88 es una edad lo suficientemente alta como para que cualquier incidencia de salud se pueda convertir en algo decisivo. La vida es una carrera contra el tiempo y cada vez corremos menos, y él nos atrapa. No hace falta ser un lince para suponer que la salud del Papa Francisco no va a mejorar con el tiempo y que los numerosos achaques que mostraba en el día a día, tanto de movilidad como de otros aspectos, eran preludio de un deterioro progresivo. Su internamiento hospitalario desde hace más de una semana, y el agravamiento experimentado este fin de semana han hecho prever un escenario de sede vacante a corto plazo. Ya se verá si es así o no.

El cuadro médico es complicado, con neumonía bilateral y afecciones varias, suministro de oxígeno y ausencia de respiración mecánica. En comparación a situaciones de salud del pasado, es de agradecer que el Vaticano está tratando este asunto con una transparencia encomiable, forzado también por la actitud del propio Papa, que cuando hace unas semanas renunció a leer el discurso, dejando claro que le costaba respirar, decía en público que su salud se estaba hundiendo. La gestión de la salud de los mandatarios se ha llevado muchas veces en secreto y eso ha alentado rumores de todo tipo, y el Vaticano es, en sí mismo, una fábrica constante de dichos y susurros sobre cualquier aspecto, no es necesario una conspiración para que se hable de ella. Exponer a las claras la situación en la que se encuentra el enfermo, los tratamientos suministrados y la evolución de los mismos es la mejor de las medicinas posibles para curar la desinformación y los bulos, que corren casi solos. Como antes les comentaba, está por ver si Francisco sale de esta crisis o no, pero en todo caso estamos ante una situación grave, y es probable que, de recuperarse, quede aún más debilitado de lo que estaba, por lo que estaríamos ante la fase final de su pontificado, y eso él lo sabe. Tras la insólita renuncia de Benedicto XVI Francisco dejó claro que no tenía intención de seguir ese camino salvo que las fuerzas le fallasen y la salud le impidiera realizar su labor, momento en el que sí podría optar a una renuncia. La idea de permanecer en el cargo hasta la muerte en un estado agónico o claramente incapacitante no pasa por su cabeza, no quiere ser Juan Pablo II. Considera que ese mensaje de martirologio no sirve para nada, y cree que lo más útil es que haya un dirección clara de la institución sin una sede vacante semi virtual, con un pontífice agostado y que sigue vivo pero que sólo ocupa una silla. ¿Optará Francisco por esa renuncia a corto plazo? Mucho va a depender del estado en el que salga de esta situación, y eso es desconocido para todos. De la experiencia del Covid aprendimos que las neumonías de este tipo son duras para el paciente, y que dejan restos de debilidad en el cuerpo durante bastante tiempo. A esos 88 años que comentaba Francisco no está para muchos trotes, y su agenda va a tener que ser recortada sí o sí si se produce la recuperación. Puede mantener el control del Vaticano pero es muy probable que los viajes internacionales y otro tipo de citas similares tengan que ser recuerdos del pasado. ¿Hasta dónde está dispuesto a renunciar para considerarse un Papa en efectivo? Un funcionario en su despacho, ¿es un Papa? Recordemos que, aunque tarde este año, la Semana Santa se acerca y es el momento de las celebraciones más importantes para el mundo católico, y el Vaticano y Roma son el centro de varias de ellas. Normalmente suponen un sacrificio físico intenso para el obispo de la ciudad, que es el Papa, y hoy en día es evidente que Francisco no estaría en condiciones de celebrarlas, veremos si asistir a ellas. Es casi seguro que en la intendencia de la Santa Sede ya tienen previsto quiénes y cómo se supliría la figura del Pontífice en todo lo que tiene que ver con el ceremonial y actos asociados, pero una Semana Santa sin Papa será deslucida para los muy cafeteros de la cuestión religiosa.

En estos años pasados Francisco ha ido renovando el consejo cardenalicio, que es el que escoge al Pontífice, de tal manera que, si se produce su fallecimiento o renuncia, el futuro cónclave que se reúna tenga poco que ver con lo que han sido encuentros pasados, existiendo, probablemente. la mayor diversidad territorial en este grupo de electores desde que existe como tal. Supongo que por Roma empiezan a circular apuestas sobre quién sería el sucesor de un Papa que ha sido famoso en el mundo entero, al que critico habitualmente por asuntos muy serios, y que rige una iglesia que está en retroceso global. Geopolítica de sotanas en estado puro.

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