jueves, febrero 13, 2025

Trump traiciona a Ucrania

Lo primero de todo es que, tristemente, no supone ninguna sorpresa. Desde antes de empezar su campaña presidencial Trump se mostró claramente hostil a la posición ucraniana en la guerra que este país sufre tras la invasión rusa. Sólo le preocupaba el coste de la aportación norteamericana a la defensa de la nación eslava y respondía, a quien quiera que le preguntase, que su buena relación con Putin era lo que iba a poner fin rápidamente a una guerra que, en pocos días, llegara a su tercer año. Por eso, cuando el magnate ganó las elecciones todos entendimos que Putin ganaba con él y que Zelensky perdía a un aliado, a su más importante aliado.

A partir de ahí, la forma y la dimensión de la traición que esté planeada en la mente de Trump es un poco lo de menos. Lo relevante es el abandono a la posición justa que representa Kiev en la guerra de Putin, la sensación de que al sátrapa moscovita le va a salir rentable haber arrasado medio país y asesinado sin freno a parte de su población, y el mensaje global de que los intereses primarios de EEUU, más bien del consorcio Trump, son los que dictaminan su actuación global y que las causas profundas de los problemas son lo de menos. ¿planea Trump construir alguna de sus torres en Moscú? ¿Ya ha apalabrado con Putin que en la costa de Crimea y Mariupol puedan desarrollarse complejos inmobiliarios de capital mixto mafia rusa mafia trumpista? No lo descarten, ni mucho menos. Con la llamada de más de una hora entre ambos sujetos que ayer se hizo pública empieza el proceso de finalización de esta guerra, en la que a Ucrania se le va a imponer una paz, así se llamará, en la que va a tener que renunciar a parte de su territorio, de su soberanía, de sus recursos, de su entidad como país, de algunas de las características que le hacen viable como nación, y sin garantía alguna de que no se vuelva a repetir una agresión injustificada por parte de su imperialista vecino si, en cualquier momento, el kremlin determina que se siente incómodo con la situación o cree que puede volver a dar un golpe de mano. Las condiciones preliminares que expuso ayer Trump en una futura y cercana negociación de paz son humillantes para Kiev, porque dan por sentada la pérdida de territorio que ya ha sufrido la nación ucraniana tras la invasión, Crimea y el Dombás. Así mismo, Trump habló de la necesidad de que Ucrania ceda a EEUU sus posesiones de tierras raras, minerales estratégicos para el desarrollo de las tecnologías que ahora dominan el mundo, quizás como garantía de que EEUU no permita a Rusia ir más allá, probablemente como chantaje, a sabiendas de que si no es así los recursos norteamericanos desaparecen del escenario de batalla y el ejército ruso contaría con una ventaja difícilmente superable. Tras esa conversación con Putin, Trump informó a Zelensky. El orden de los factores es, en este caso, lo que determina el producto, y es que el agredido es informado de lo que el agresor y su, hasta ayer, aliado, han pactado al respecto. La posición de Kiev en todo este asunto es la de sufridor pasivo, por lo visto. Ayer, por la mañana y por la noche, rusia lanzó misiles sobre la capital ucraniana, destrozó edificios y mató personas, pero el gobierno de Kiev no cuenta para Trump a la hora de fijar una posición ante el agresor que le golpea con saña. Es, en definitiva, una humillación en toda regla, una forma de dejar claro quién manda aquí, Trump y Putin, y de quién obedece, Zelensky. Supongo que la segunda llamada, la de la Casa blanca A Kiev, fue de un tono mucho más tajante que la primera, porque se trataba únicamente de comunicar al derrotado de qué manera debe prepararse para aceptar su claudicación, de exigirle que acate las condiciones de lo que se le ofrezca, aunque se vista de presunta negociación, y que llame paz a lo que no es sino una rendición impuesta. A Zelensky se le llamó para que sepa las dimensiones de la derrota que, por ahora, se le va a imponer.

Ucrania está en Europa. Y ayer ninguna cancillería europea recibió llamada alguna de la Casa Blanca al respecto, porque para Trump Europa no pinta nada en este asunto. Es más, en las condiciones de “paz” se le impondrán a la UE obligaciones económicas y militares, como mero actor subsidiario, pero sin que se le permita opinar ni hacer nada al respecto. Si a Zelensky se le humilla, a Europa directamente se le ningunea, sometiéndole al mayor de los desprecios, a su mera inexistencia. Las declaraciones del nuevo Secretario de Defensa en las que deja claro que Ucrania no será OTAN y que su seguridad corresponde a los países europeos lo dejan todo bien claro. Traicionados y abandonados. Así estamos.

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