Barcelona está que se hunde, casi literalmente. Aparecen socavones por todas partes y el descontento popular crece, motivado por una clase política que trata a los ciudadanos como borregos contribuyentes, a los que sólo se les usa para recaudar impuestos pero no para ofrecer servicios. En el desastre catalán todas las administraciones pasadas y presentes, en las que han participado todos los partidos, tiene su parte de culpa, y de cuatro años a esta parte el PSC PSOE, que gobierna Generalitat y Nación, no ha sabido, o no ha podido solucionar nada. Sensación de abandono y desidia por doquier. Hartazgo y cabreo.
¿Y qué debe hacer un comunicador, un periodista, un relator de la actualidad? Describirlo a pie de obra, y eso hizo ayer Carlos Alsina, responsable de la Brújula, en Onda Cero. Con una valentía fuera de lo común, expuesto al riesgo del directo callejero, y más en estos momentos de nervios y frustración, plantó el estudio en la Plaza de España de Barcelona, desde donde parten muchos de los autobuses que circulan con destino a algunas de las localidades que siguen sin servicio de Cercanías. Allí hizo un programa monográfico, entrevistando a esos ciudadanos corrientes, como usted lector y como yo, que sufren a diario las incomodidades, que no organizan motines y que se tiene que levantar a las 6:00 de la mañana para llegar a las 9:00 a su trabajo, que han vuelto a vivir con sus padres o que ya, directamente no saben que hacer, o a esos conductores de autobús, provenientes de toda España y más allá (habló un argentino también) que se pierden en las calles que no conocen pero que allí aguantan, día tras día, viviendo lejos de sus casas. Alsina es, en mi opinión, uno de los mejores “opinadores” que existen en España. Su programa es fresco, alegre y optimista, y en una panorama radiofónico lleno de estridencias, gritos y declaraciones altisonantes que hacen que, o bien uno se vaya a la cama aterrado ante la posibilidad de otra guerra o se quede sedado ante le buenismo presidencial que nos rodea, se agradece el poder oír un voz cálida, irónica, desenfadada, pero con un fondo serio y culto. Alsina hace un programa adulto para una audiencia no sectaria, que puede ser de derechas o de izquierdas o, como mucho más de lo que se cree, apolítica, pero que piensa algo, que razona, y que ve los mensajes, vídeos y campañas de los partidos políticos como ejercicios de onanismo mental dignos de colegiales de baja estofa. Se echaba en falta un programa así, riguroso y desenfadado, en el que te puedas reír y no se trivialice, y ya lleva tres temporadas en el aire.
Y ayer se doctoró en la calle. Varios son los programas que ha hecho en teatros, frente al público, en diversas ciudades, pero reconozco que el esfuerzo y el valor de lo de ayer no es habitual hoy en día. Creo que Carlos Alsina y Pepa Fernández, en RNE, son los dos mejores comunicadores que hay hoy en España. Ella en los social y cultural, y él en lo político. Llevo tres años pasando las noches con Alsina, apagando la radio poco antes de las 24:00 (pena de publicidad) y cómo se disfruta de su labor. Gracias por ella, sigue así y no cambies..... y ánimo y apoyo a los barceloneses y alrededores. No os merecéis nada de esto ni a esos políticos que os (y nos) enfangan en túneles y socavones.
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