Menuda la que se ha organizado con las declaraciones de Mariano Rajoy al respecto del espeso asunto del cambio climático, en las que afirmaba que él no sabe mucho de eso, pero se escudaba en que su primo sí. Al parecer el famoso primo, que rivaliza ya con el de Zumosol, es un catedrático de física de una universidad sevillana, por lo que tampoco es un iletrado. Al instante todo el mundo ha caído sobre Rajoy, acusándole de frívolo, desnortado, inculto e, incluso, negacionista, término que hasta ahora sólo se usaba para calificar a aquellos que combaten la teoría Darviniana de la selección natural
Rajoy ha metido pata y se ha equivocado hasta el fondo, tanto por lo que dijo por cómo lo dijo. Repantigado en la silla, con una pose de “este asunto ni me va ni me viene” daba una imagen despreocupada, apática y muy poco seria. En lo que dijo, respecto a que si no se sabe cual va a ser el tiempo hoy difícilmente se va a saber lo que hará en trescientos años, demostró una muy escasa cultura científica, pero en esto no es el único, porque como el resto de políticos españoles, la opinión pública en general, no sólo la española, e incluso el mismísimo San Gore, se produce una total confusión entre asuntos tan distintos como el tiempo (lo que hará a corto plazo, lloverá mañana o no, etc) y el clima, que es la evolución meteorológica en el largo plazo, y que se define por tener unas características (temperatura medias, lluvias, regímenes de viento, etc) estables, fruto de una tendencia de cientos de años. Hoy puede llover (en Madrid parece que no) y el 25 de Octubre de 2507 puede que llueva en Madrid (o no) pero el clima en esos dos momentos del tiempo puede ser distinto. Esta confusión, importante, está en la base del debate que sobre el concepto del cambio climático y el calentamiento global se desarrolla en muchos equipos científicos, pero no entre los políticos, que han encontrado en esto un banderín de enganche electoral dulce y sabroso. El tiempo, el clima, y todas sus vertientes, son uno de los asuntos técnicamente más complejos que existen. Es un sistema no lineal y caótico por definición y, como en la economía, todas nuestras leyes físicas, definidas para un bonito y sencillo mundo lineal y Newtoniano, chocan contra unos sucesos que se nos escapan. Yo creo que no estamos ante un proceso de cambio climático, y si es así, no veremos su resultados hasta dentro de muchas décadas, por lo que me da la impresión de que ninguno de los ahora presentes está en riesgo por ese supuesto cataclismo que se nos avecina.
Pero, y esto lo digo siempre, hubiera o no ese supuesto cambio, quemar petróleo en los coches, que se obtiene pagando un dineral a dictaduras arábigas y otros regímenes igualmente execrables, es uno de los mayores suicidios morales y económicos que puede haber. Este pasado Martes la capa de contaminación que cubría Madrid era enorme, y eso lo estábamos respirando todos, y causa muertes contantes y sonantes cada año, no en base a predicciones futuras, sino a cánceres presentes. ¿Qué opinan Rajoy y Zapatero de eso? ¿Y Albert Gore? Porque actuar sobre esto sí afectaría a nuestros bolsillos a muy corto plazo, y eso no es tan bonito, verdad, políticos de nuestros amores?
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