Hoy, 11 de Marzo, cuarto aniversario de la matanza de los trenes de Atocha, sigamos analizando el resultado electoral de este pasado Domingo. Todos los partidos ganan siempre en las elecciones, pero eso, como todos sabemos, no es cierto. Ayer hablé de los ganadores y perdedores entre los grandes. Hoy tocan los pequeños, que, en general, se han visto aún más reducidos. Su peso decrece, algunos han desaparecido y sólo uno puede presumir de llegar y besar el santo, consiguiendo un acta de diputado nueva por completo.
Excepto para este último asunto, los resultados del País Vasco, siempre interesantes, se pueden usar como termómetro nacional. Sólo un factor ha distorsionado allí la votación, y ha sido la abstención, propugnada por ANV – Batasuna. En Elorrio, mi bello pueblo, la participación ha caído del 77,28% al 55,6% respecto a las anteriores generales y en Mondragón la bajada de participación es de 14 puntos. Un resultado que induce a la reflexión y a la congoja, más si cabe tras el asesinato de Isaías. En este marco, el PSE – PSOE logra los mejores resultados de su historia, ganando en las tres provincias, mientras que el PP se mantiene a duras penas, perdiendo uno de sus representantes por Vizcaya. El PNV sufre un serio varapalo, víctima de sus excesos y radicalismos. Quizás alguno empiece a arrepentirse de la marcha de Imaz y de la deriva soberanista que embala al PNV hacia un referéndum ilegal que ni sus bases parecen querer. En todo caso es muy bueno que tras muchas décadas de monopolio el PSE – PSOE sobrepase al PNV y le haga sentir el sabor de la derrota. ¿Para cuando un Lehendakari que no sea del PNV? Que lo vean mismo ojos, por Dios.... El resto se volatiliza. EA desaparece de su feudo guipuzcoano, EB – IU se esfuma, quizás víctima de su infame acuerdo de gobierno con ANV en Mondragón o simplemente porque paga la incompetencia de la coalición a nivel nacional y, en general, el panorama se simplifica. En el conjunto de España el saldo el similar. Las formaciones nacionalistas, a excepción de CiU, que aguanta el tirón, se derrumban, destacando especialmente el caso de ERC, extraña turba asamblearia que se enfrenta a una crisis y quién sabe si a un desalojo de los asientos que ocupa en el Gobierno de la Generalitat. Por su parte IU se convierte en una fuerza marginal, con dos escaños, perdiendo grupo parlamentario y abocándose a su final como formación si no da un golpe de mano muy serio. Llamazares dimite y en al próxima asamblea federal correrán los cuchillos, buscando culpables de esta situación. Sin duda alguno recordará esos tiempos en los que Julio Anguita lideraba un grupo de más de veinte diputados.
El triunfador de la noche, junto a ZP, es Rosa Díez. Su partido UPD, pese al férreo boicot al que ha sido sometido desde todas partes, empezando por el PP y el PSOE, ha logrado más de 200.000 votos en toda España y ha conseguido un acta de diputado por Madrid, que ocupará la propia Díez. Casi sin medios, sin apoyos, con mucha voluntad, un programa valiente, atrevido y moderno, y con un mensaje no muy al uso, UPD se ha metido en la política nacional, y eso es una magnífica noticia. Es aire fresco que ventila la viciada atmósfera política nacional. A ver como desarrollan su actividad diaria en el Congreso, y será divertido ver que ocurre en la selecciones vascas, porque con estos resultados pudieran tener asientos en el Parlamento de Vitoria. Cosas magníficas veredes, amigo Sancho....
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