jueves, julio 10, 2008

El pinchazo de la burbuja

Definitivamente nos encaminamos hacia un túnel económico que nadie a cierta a medir adecuadamente. Ahora que el gobierno por fin acepta la palabra crisis, la situación se asemeja más a una recesión en ciernes. Las declaraciones efectuadas ayer por el Gobernador del Banco de España no inducen a tranquilizarse, más bien al contrario. Si se anticipaba un crecimiento inferior al 0,3% para el segundo trimestre del año todo parece indicar que la cifra final será muy cercana a 0, e incluso negativa, y eso, desde luego, es menor que 0,3. Ya saben que, técnicamente, estamos en recesión ante dos trimestres de crecimiento negativo. A ver si salvamos Junio.

Una de las cosas que ha sucedido a lo largo de este último año y que ha acelerado todo esto ha sido el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Las burbujas financieras existen desde tiempos inmemoriales. Si bien parece que la los tulipanes en Holanda fue la primera en ser documentada con rigor, han existido en todas las épocas y sobre todo tipo de bienes y activos. Poseen un enorme componente psicológico, basado en la confianza en una irracional subida del precio del activo en cuestión, que no puede bajar nunca. ¿Cuántas veces hemos oído en los últimos años que los pisos nunca bajarían?
En este artículo se recogen algunas de esas manifestaciones, expresadas no solo por constructores, los primeros interesados en que ese descenso nunca ocurra, sino dichas por financieros, políticos y personajes varios. Una vez que la burbuja se pincha, sea por el petróleo o por otra causa, el precio empieza a caer, y todo el mundo resalta que era obvio que eso acabara ocurriendo, que el mercado inmobiliario estaba desatado y que los precios no eran sostenibles. Lo divertido es que muchos de los que ahora dicen eso señalaban hace pocos años los fundamentos de la demanda residencial. La inmigración, los veraneantes y los turista que deciden quedarse en España hacen necesaria la construcción de miles y miles de pisos, eran argumentos muy comunes entonces, y la mención al concepto de burbuja, o como diría el viejo Greenpsan “exuberancia irracional” en el mercado era tachada de pecado, blasfemia o mero insulto al patriotismo y a la confianza nacional. La verdad es que esto siempre es igual. No se porqué, pero las personas no aprendemos, y cometemos los mismos errores una y otra vez (me incluyo, por supuesto). Enciam ahora todo se sucede con mayor velocidad y menores excusas para olvidarlo, dado que la anterior burbuja, la tecnológica, se derrumbó en 2002, hace sólo seis años!!! Supongo que será la codicia, o la ilusión, eso que se hace llamar el efecto riqueza de, en este caso, vivir en un inmueble que cada vez vale más, y que virtualmente te está haciendo rico sin que hagas nada, que parece que has decidido echarte a vivir en la cueva de Aladino y gratis. Bien, pues como todo lo que sube baja, ya están a la puerta los cuarenta ladrones, encabezados por la malvada inflación, que nos van a hacer despertar de este sueño placentero.

Entonces, ¿cómo puede uno recuperarse de las pérdidas que se están generando por la caía de los pisos? Una respuesta obvia es la de...... apuntarse a la siguiente burbuja, y esta vez salirse antes de que estalle. Dicen que el petróleo está viviendo ahora una situación similar, con voces que sostienen que la subida tiene fundamentos y voces que claman contra esa supuesta burbuja. Como siempre, lo mejore será esperar y ver quién tiene razón, y es que una de las cosas “buenas” que tiene la economía es que, en el fondo, nadie sabe bien como funciona, y así es fácil explicar cualquier resultado obtenido a posteriori. Ahora predecir, predecir.....

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