Ayer Emilio Botón demostró que no sólo es un gran banquero, sino también uno de los tipos más listos que hay en el mundo. En medio de la crisis, del vendaval financiero que todo lo arrasa, va el personaje y compra el banco británico Alliance & Leicester, que se suma al Abbey en lo que hace referencia a propiedades inglesas del Santander. Botín ha hecho lo que manda el manual de los listos en época de crisis. Comprar barato para luego vender caro. De libro. Así no es de extrañar que el negocio le vaya como la seda, y que el rojo de su logotipo no deje decrecer, frente al azul aparentemente estancado de su eterno rival, el BBVA.
Pero el protagonista económico de ayer no era el triunfante Emilio Botín, sino Fernando Martín, presidente de MARTINSA – FADESA, llamémosle MF, que presentó ayer concurso de acreedores, la forma elegante y políticamente correcta que es como se llama ahora a una suspensión de pagos. MF es la mayor inmobiliaria de España por activos, suelo en propiedad y pisos en construcción. Es un gigante que se hunde, y que arrastra tras de sí no sólo sus propios empleos, que no son pocos, sino muchos otros auxiliares e indirectos. Además creo que MF ejemplifica muy bien algunas características de la burbuja inmobiliaria que hemos vivido, y que ahora vemos morir, y por extensión, del show patrio tan hispánico al que estamos acostumbrados. En pleno auge del negocio, Fernando Martín llegó a presidente del Real Madrid, lo que era un premio lógico para un personaje como él. Curiosamente (o no) los presidentes de los equipos de fútbol en España son personajes oscuros, siniestros, envueltos en tramas judiciales, sobornos, estafas y presuntos delitos por doquier, pero ahí siguen, disfrutando de la supuesta mayor gloria masculina (ilusos...). Por aquellos tiempos, hace dos años, no mucho más, FADESA salió a bolsa en una OPV a la que acudieron, entre otros, muchos pequeños ahorradores individuales. Los bancos de inversión y otras entidades financieras avalistas, todas de prestigio, no dejaban de destacar la solidez del negocio, y que esto era una inversión segura. Bien, el viernes el conglomerado MF perdió un 33% en bolsa y ayer se suspendió su cotización cuando caía un 25%. ¿Qué quieren decir estos números? Que ayer al mediodía MF valía la mitad de lo que valía el Viernes por la mañana. Así de simple y crudo. Miles, millones de órdenes de venta de “stop loss” saltaron como locas para evitar un desastre a cada inversor y no quedarse atrapado en el caos, al precio de ejecutar pérdidas reales. La mayor parte de los que se metieron en MF han perdido dinero, mucho o poco, pero han perdido, y entre ellos se cuentan, desde luego, los ahorradores de a pie, como es mi caso, que no somos brokers profesionales, que nos guiamos por lo que leemos y que nos metemos donde parece que el negocio es sólido. No me apunte a la OPV de MF porque no me gusta el sector inmobiliario, desconfío de él, pero muchos lo han hecho y ahora se lamentan amargamente.
En este contexto es relevante la pregunta de si el dinero público debe acudir a salvar MF. Parece que había acuerdos para ello entre el presidente de MF y ZP, mediante la participación del ICO. No se si esos rumores son ciertos o no, pero sí lo es que el ICO se ha negado finalmente a darle un crédito extraordinario porque no cumple los requisitos. Ahora me echarán muchos los trastos a la cabeza, pero creo que, sin juzgar el fondo de porque lo ha hecho (política vs balances) el ICO ha actuado correctamente. Si MF ha jugado en el mercado y se ha quemado, quemada debe quedarse, y el gobierno no puede acudir a su rescate. Las borracheras suelen ser alegres, pero las resacas son duras, y en ese caso los remedios caseros no son muy útiles. Si a MF le ha salido cirrosis por los excesos, los debe pagar.
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