Era el de ayer un día muy ilusionante desde cuando uno es niño. No me acuerdo muy bien de cuando creía en los reyes, y me levantaba pronto para ver que habían dejado en casa, supongo que con un grado de histerismo similar al que mostraban ayer algunos niños a la videocámara de sus padres, tal y como salió en las televisiones. Yo mismo me levanté ayer prontito, poco después de las 8:00, algo cansado de estar ya en la cama pero, sin sorpresa, no había paquetes en el salón, quizás porque no hay nadie más en casa, jejeje.
Tras desayunar, autoregalarme un periódico lleno de malas noticias y hacer algunas cosas en casa, inicié el viaje de peregrinación, porque había quedado ayer al mediodía para comer en casa de JBH, un excompañero de trabajo y sin embargo muy buen amigo. El y su mujer se compraron un piso muy hermoso en una urbanización muy grande en un lugar muy lejano y apartado no ya de Madrid, sino en el extrarradio, más o menos por la M50, cerca ya de Móstoles. Llegar a su casa supone para mi algo similar a planificar un viaje a Londres, y empleo para arribar a su portal tanto tiempo como el vuelo desde Madrid hasta Picadilly Circus, metro y tren incluidos. Huelga decir que esto es un poco exagerado, pero si no tienes coche como es mi caso, acceder a estos lugares se convierte en un auténtico problema. Al final, y gracias al coche de mi amigo, que me recogió en la estación de cercanías más próxima a su casa, arribamos al hogar, en el que yo no estaba desde hacía demasiado tiempo. Comimos él, su mujer, una tía de él y yo, una esplendorosa comida en la que todo estaba bueno, rematada con un roscón enorme y chocolate a la taza. No es que yo acabase saciado, sino que me pareció excesivo en todo punto, tanto de cantidad como de calidad y atención. En un momento AAI, la mujer de mi amigo, me preguntó si había tenido regalo de reyes ese año, y no pude menos que comentar que sí, que esa comida y compañía era el regalo. Y algo sorprendida se levantó... y me trajo un libro que habían comprado para mi!!! Glups, qué mal lo paso en esos momentos, y que mal se me da dar las gracias cuando son tan debidas y necesarias. Estuvimos un rato de charla en el salón de la casa y tras ello cogimos el coche porque ellos y su tía iban a visitar a al hermana de mi amigo, que se acaba de comprar piso en uno de esos ensanches de Madrid que están a medio hacer. A mi me dejaron en la estación de Atocha porque, tras esa visita, tenía que hacer otra a otro matrimonio amigo, que vive en Madrid, algo lejos del centro, pero en un barrio “enmetrado” con lo que eso supone de accesibilidad. Dejé a mis anfitriones (gracias, gracias, gracias) y fui camino de otros amigos, otra casa y otra recepción.....
.......... que también incluía roscón con chocolate!!!!! Si en algún momento me hubiese puesto una dieta ayer fue el día en el que ese propósito saltó hecho pedazos. Atiborrado de nata, roscón, chocolate y alguna fruta escarchada, emprendí el camino de regreso a casa ya de noche, pensado en que en este día de reyes no he tenido regalos esperándome al levantarme, pero he podido disfrutar de la compañía, el aprecio y el acogimiento de buenas personas, y la verdad, ahora que no nos oye nadie, existe un mejor regalo que ese???? Al menos le deja a uno con una satisfacción cuando se va a la cama el 6 de Enero similar a la que tenía cuando era un niño, cuando era más infantil e inocente que ahora.
1 comentario:
..quien nos iba a decir que JBH se quedaría para siempre jamás en Madrid...bueno...y tu también jejeje.
Si le ves otra vez en breve, dale recuerdos de mi parte.
Saludos
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