Una heroína de cine

Con esto de la crisis el ocio está tocado. Los precios de las copas, los espectáculos y demás actividades empiezan a convertirse en un freno insalvable. De hecho ayer oí por la radio que la venta de cerveza en el Reino Unido ha caído un 8%, y un inglés sin su pinta en la mano no tiene pinta de inglés. Uno de los sectores que menos se ven afectados, por ahora, es el de los libros. Suponen un ocio caro, ciertamente, pero dado nuestro ritmo de vida, nos duran mucho, de tal manera que la relación precio / tiempo resulta muy ventajosa frente al cine o al teatro, por ejemplo, y claro, habiendo novelas que te enganchen......

Este fin de semana largo me he terminado el segundo volumen de la llamada trilogía Millenium, una serie de la llamad literatura negra escrita por Stieg Larsson, un periodista sueco fallecido prematuramente, especializado en investigaciones sobre la extrema derecha nórdica y otros sórdidos asuntos. El protagonista de estos libros parece ser un tal Mikael Blomkvist, periodista responsable de la revista Millenium, que se encarga precisamente de publicar reportajes que destapan a políticos corruptos, empresas con oscuros intereses y en general, asuntos sucios que parecen más sacados de un periódico de un día cualquiera que de la imaginación de un novelista. Perspicaz y testarudo, Blomkvist es llamado a resolver algún que otro misterio que rápidamente degenera en complejas tramas de crímenes, asesinatos y tensión que, advierto, enganchan al lector en la silla y le hacen que los dos volúmenes publicados (habrá tres, e iban a ser siete) de muy grueso formato se devoren a una velocidad de escándalo, y bajen bastante el ratio ese que comenta de entretenimiento versus dinero. He mencionado que Blomkvist parece ser el protagonista principal, pero quién le roba la tostada de la acción es una chica, llamada Lisbeth Salander, que se presenta en el primer volumen como ayudante fortuita del periodista para resolver el caso en el que se encuentra involucrado y se transforma ya en el segundo volumen en el centro de la trama. Salander es todo un acierto de personaje, pese a poseer unos rasgos muy poco comunes. 26 años, muy pequeña, enclenque, casi famélica, piel pálida hasta la enfermedad, ojos grandotes, estética gótica, introvertida, afectada por el síndrome de Asperger, violenta, huraña, solitaria, curiosa, dotada de memoria fotográfica y de unos conocimientos informáticos prodigiosos, bisexual, sometida a abusos sexuales frecuentes, de familia desestructurada (por llamarla de una manera), solitaria, diagnosticada como retrasada mental, poseedora de un particular código moral que sigue a rajatabla .... Salander supone un personaje rupturista, llamativo, despreciado por todos aquellos que se le cruzan en su camino y que son vapuleados, a veces literalmente, por ella. Y porqué no decirlo, posee un morbo enorme, o al menos a mi me lo genera. Es una mujer frente al mundo, que parece odiarlo todo y en el fondo lo que ocurre es que no se fía de nada ni de nadie, y visto lo que le sucede hace bien. Poco a poco Blomkvist se da cuenta de que tiene a una joya en bruto frente a sí, un diamante sin pulir, pero que pese a sus intentos de acercamiento, no se deja dominar, y huye, escapa de él, de todos y hasta de sí misma.

Las tramas de los libros son complejas, llenas de nombres, personajes variopintos escenarios suecos con esas extrañas denominaciones típicas del Ikea, pero son modernos y fascinantes. Tocan temas de una actualidad rabiosa, obsesionados en general por los abusos cometidos sobre las mujeres, y poseen unos títulos realmente curiosos y significativos sobre lo que pasa en ellos. Pero es Lisbeth quién se lleva el gato al agua, es oscuro pozo de amargura que deambula en la acción como un fantasma. Algunos dirán que su personaje es poco creíble, pero me encanta, y sólo por leer algunos pasajes de sus pensamientos, sensaciones y actitudes antes aquellos que merecen su castigo merece al pena meterse en estos libros.