Ayer dio una conferencia en Madrid Juan Ramón Quintás, que es el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, CECA, la organización en la que se agrupan las Cajas españolas. En medio de esta crisis financiera el papel de las Cajas, los riesgos que han cometido y la situación de insolvencia en la que se encuentran algunas de ellas vuelve a poner sobre la mesa cómo se gobiernan, qué función realizan los gobiernos autonómicos y municipales en su gestión, y si esto debe seguir siendo así. Veamos un ejemplo de malas prácticas.
Con la que está cayendo, en Madrid se libra una lucha mortal y cainita por el control de Caja Madrid. A un lado está la Comunidad, con Esperanza Aguirre a la cabeza, y enfrente está el Ayuntamiento, con Gallardón, que recordemos son del mismo partido, el PP. Zancadillas, codazos, golpes bajos, puñaladas... todo vale por ver quién es el que se hace con la silla de la presidencia. Quintas decía en su discurso de ayer que esta situación era de una manipulación descarada y le parecía esperpéntica, y teniendo su discurso toda la razón, me atrevería a decir que se quedo bastante corto en los adjetivos. Lo que estamos viendo, o mejor dicho intuyendo, porque oímos el ruido de la batalla pero no vemos los frentes, es un espectáculo indecente y vergonzoso, de simple y sencilla manipulación política por el poder. Tanto la Comunidad como el Ayuntamiento están traicionando no sólo su espíritu de entidades públicas al servicio del ciudadano, sino que también están traicionando una ética de comportamiento, ética cuya falta se ha señalado correctamente como uno de los motivos que nos ha llevado a la crisis actual. A estos dos actores, y a quienes les secundan, les da igual el balance de la caja, el crecimiento de la morosidad, los problemas hipotecarios o el que los que posean cuentas allí se queden en paro y no puedan pagar las deudas. Lo único que les interesa es el poder, la capacidad de influencia y poder que da el tener el control de una enorme Caja de Ahorros, los favores que puedes hacer a tus amigos (y a ti mismo) con el dinero que hay en ella, las recalificaciones, el tráfico de influencias, la compra de voluntades...... lo que ustedes se imaginen. Los americanos están escandalizados, y con razón, por los bonus millonarios que se han llevado los directivos de la subvencionada con dinero público AIG, pero en España son directamente algunos políticos los que se quieren llevar el dinero a su corral. Es, como decía, algo lamentable, que me indigna, y que no logro entender cómo no provoca una oleada de críticas y abucheos a los dos protagonistas principales de esta historia. Desde luego si yo fuese cliente de Caja Madrid, que no lo soy, hacía ya algún tiempo que había sacado todos mis efectivos de esa entidad y me hubiera ido a otro lado, huyendo de esta panda de sinvergüenzas que encima se arrojan el derecho a gobernarnos en esta parte del país.
Lo que demuestra la guerra de Caja Madrid, entre otras cosas, es que las Cajas no pueden seguir estando controladas por Ayuntamientos y Comunidades, ni la de aquí ni ninguna otra. Se convierten en meros instrumentos de los gobiernos de cada zona, unos del PP, otros el PSOE y otros de la Chunta aragonesista, me da igual, pero todos ávidos de PODER. Podemos aprovechar esta crisis para cambiar esto, alterar la estructura societaria que rige estas entidades, y hacer una limpieza general de las mismas, dado que la evolución misma del mercado financiero se va a encargar de “seleccionar” a unas para la supervivencia y a otras para la ruina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario