La actualidad no descansa, pero gira sobre sus mismos argumentos. Ya ni es noticia que la bolsa se caiga un 4%, y vemos como cada día los mercados se desangra ante nuestros ojos sin que podamos o sepamos hacer anda. Garzón mueves sumarios como un trilero, en algunos casos llenos de sospechosos con pinta de ladrones, en otros casos ya veremos, y el PNV empieza a notar que se abre la tierra de la oposición bajo sus pies tras treinta años de reinado absoluto, y así andan de enrabietados ellos, rabia que esconde un miedo atroz a perder el poder.
Visto lo visto.... vámonos fuera. Esta noche que viene la NASA lanzará la misión Kepler cuyo objetivo es la detección de planetas. La misión consiste en colocar en órbita en torno al sol a un telescopio especialmente diseñado para ello. Como se sabe, los planetas son cuerpos opacos que no brillan, y que si lo hacen es por reflejar la luz de la estrella en torno a la que orbitan. Hasta ahora se detectaban desde la tierra por la supuesta influencia que se percibía en la senda gravitatoria de una estrella. Así, nuestra tierra genera un pequeño bamboleo en la trayectoria del sol. Visto desde una distancia de años luz los observadores podrán detectar ese bamboleo, pero no verán a al tierra, cuyo reflejo es débil, y puede deudor que hay algo cerca del sol, probablemente un planeta, que es el causante de que se produzca ese temblor. El objetivo de Kepler, sito fuera de la tierra y de las influencias de su atmósfera es hacer algo similar pero con el brillo de la estrella. Al estar fuera de nuestro cielo, como es caso del Hubble, sus instrumentos de medición pueden alcanzar unos valores mucho más precisos y certeros, y ser así capaces de detectar sospechas de planetas en mucha mayor cuantía y, sobre todo, fiables. Planetas hay muchos, y con la idea de poder albergar vida los hay pequeños, rocosos e “interesantes” como la Tierra o Marte, y grandes, gaseosos y “menos atractivos” como Júpiter. Los métodos de detección actual hacen que sean estos grandes planetas, causantes de mayores efectos en sus estrellas, los que primero sean detectados por los instrumentos, lógicamente, pero ya se han dado descubrimientos de planetas pequeños, atractivos en sus dimensiones y posición de cara a ser habitados por “criaturas” porque no olvidemos que el objetivo final de estos lanzamientos y avistamientos, más allá del conocimiento en sí, es el determinar si existen fuera mundos que, en algunas condiciones, pudieran albergar vida. Esto es un reto gigantesco, porque, sin ir más lejos, discutimos mucho sobre el pasado de nuestro vecino Marte, en donde hemos posado varias sondas y tenemos a alguna de ellas correteando aún por su superficie. Tan cerca, tan observado, y qué poco sabemos de lo que allí sucedió, o de lo que ocurre ahora mismo a poco más de medio metro de su superficie. Yendo un poco más lejos, Europa, Io o Ganímedes, satélites del complejo Júpiter Saturno, parecen candidatos interesantes a tener al menos hidrocarburos, pero se encuentran a una distancia enorme para poder ser estudiados con precisión por sondas robóticas.... y estos son nuestros vecinos cercanos, y el universo es tan grande.....
Por de pronto confiemos en que el lanzamiento de Kepler sea un éxito, porque la semana pasada vivimos un fracaso estrepitoso en el lanzamiento del satélite OCO, destinado a medir la evolución del cambio climático. El cohete que lo llevaba no alcanzó la altura prevista y al final el satélite se estrelló sobre la Antártida, demostrando que esto del espacio sigue siendo una aventura compleja y arriesgada. A ver si hay suerte y Kepler nos sorprende con nuevos sistemas de planetas, que habrá miles por ahí, y quién sabe si algún día podamos saber que hay en ellos. Soñemos que así sea.
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