O eso piensa él, porque en España lo de las decisiones de los gobiernos es algo que hay que poner en cuarentena. Quizás los primeros sorprendidos por la metedura de pata kosovar fueran los mismos soldados que, en primicia, oyeron a Carmen Chacón anunciar que, de sorpresa, se volvían a casa. Vaya, pensarían, menudo regalo del padre nos hace el gobierno en un festivo 19 de Marzo, será que lo tenían ya consensuado con la OTAN, o que El Corte Inglés extiende sus campañas de promoción comercial hasta aquí... en fin. Una alegría para el cuerpo militar.
Y así se creó la ilusión, y el gobierno comenzó a dar uno de los mayores espectáculos de descoordinación, metedura de pata, chapuza e incompetencia vistos en años. Probablemente los segundos que se enteraron de la decisión, después de los soldados, fueron todos los demás que oían la radio. LA OTAN, la ONU, los gobiernos aliados, el Ministerio de Asuntos Exteriores, El Vaticano, la Junta Birmana y los cárteles de la droga de Ciudad Juárez entre otros. El Jueves por la tarde la OTAN sacó un comunicado en el que comprendía la decisión española (no reconocemos a Kosovo, así que qué pintamos allí) pero se mostraba molesta por las formas, las prisas y al desinformación a los aliados. Poco después un portavoz de la Secretaría de Estado norteamericana usaba cuatro veces la expresión “profundamente decepcionado” al referirse al asunto, e investía a ZP con el galardón de ser el primer dirigente internacional que ha metido el dedo en el ojo a Obama. Con esto ya en Moncloa se empezaron a aterrar, y enviaron a Washington a dar explicaciones no al embajador español, que no sabía nada, ni al Ministerio de Exteriores, que tampoco, sino a un alto funcionario de Presidencia del Gobierno llamado Bernardino León, antaño mano derecha de Moratinos, y hoy de ZP directamente. El bombero corrió hacia el obelisco de mientras que nadie hacia lo propio en Bruselas, porque nadie en exteriores sabía que diablos decir. La imagen de descoordinación crecía por momentos y la sensación de enorme chapuza, de teatro amañado a solas entre ZP y Chacón se extendía por todas partes. A lo largo del fin de semana los periódicos aireaban los “detalles” de una decisión acertada en el fondo, pero desastrosa en los modos y las formas, y las acusaciones de improvisación llegaban de medios contrarios y afines al gobierno (la verdad, lo hacían de todas partes). Ayer hubo una especie de toque de corneta desde Moncloa y todos los ministros salieron a decir que lo sabían todo desde un principio, pero era tan falsa su pose y postura que no era válida ni como actuación teatral. En muchos medios europeos las críticas han sido duras, y algunos países empiezan a sospechar que España no es un socio fiable, y que cuidado con hacer cosas conjuntamente con nosotros, porque cuando le convenga al que esté en Moncloa, dejará plantado a Obama o al Sum Sum Corda si con eso consigue algún rédito, o espera lograrlo. Un bonita chapuza la que hemos organizado, y a días de un montón de encuentros internacionales de máxima importancia.
Pensando ayer en todo esto no se me ocurría pedir dimisiones, porque ni las va a haber ni el nivel de los personajes implicados da la talla como para que asuman su fracaso, pero me venía a la cabeza una escena de esa gran película que es “Belle Époque” de Fernando Trueba. En medio de una escandalera que montan en los pasillos de un hotel alemán la mayor parte de los protagonistas, que interpretan a un grupo de actores españoles, el personaje cáustico y siempre borracho interpretado por la enorme Rosa María Sardá les suelta con aplomo y dureza “comportaros, que estamos en el extranjero”. Pues eso.
2 comentarios:
No es belle epoque!! La niña de tus ojos...
Anda, es verdad!!!!! qué fallo!!!!!
Muchas gracias
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