Cuando venía a la oficina esta pensando titular la entrada de hoy como “referéndum sí, referéndum no” y tratar los pros y los contras de convocar una consulta, en paralelo a las elecciones del 20N, sobre la reforma constitucional que se aprobará la semana que viene, pero luego he caído que lo más relevante del pleno de ayer, siendo serio el contenido y lo que allí se dijo, fue la reaparición de Uxue Barkos, parlamentaria de Nafarroa Bai, afectada desde hace tiempo por el cáncer, y que mostrando arrojo y valentía, salió a la tribuna sin ocultar sus padecimientos, a exponer su oposición a la reforma.
El caso de Uxue es curioso. Muchos de los que vivan en el País Vasco la recordarán como yo en su faceta de presentadora, porque durante varios años fue la voz del teleberri, el telediario en euskera de la ETB (y creo que también llegó a presentar la versión en castellano). Era por tanto un rostro conocido para el ciudadano, algo así como la Pepa Bueno de la cadena, para entendernos. Cuando se crea Nafarroa Bai, una plataforma de partidos nacionalistas navarros y Uxue encabeza las listas a muchos nos sorprendió, no el que tuviera una ideología dada, sino que diese el salto desde un lugar de alta exposición mediática a otro que aún lo es más, porque no es habitual el tráfico de profesionales de los medios de comunicación a la política. Alguno dirá, con retintín y con no poca razón, que eso no se da porque muchos periodistas mandan más que muchos políticos, y que la mayor parte de los directores y altos cargos de los periódicos son presidentes del gobierno frustrados, que ejercen por momentos como si realmente lo fuesen, pero ahorrándose el paso por unas elecciones que, a buen seguro, perderían. El caso contrario abunda, y sí es muy habitual que los políticos participen en programas como tertulianos, figura que ahora llena las pantallas en todo momento, pero a la inversa no recuerdo otro caso, aunque mi memoria es muy mala. La cuestión es que Nafarroa Bai se presentó a las elecciones con un discurso soberanista, independentista de izquierdas y alejado de la violencia etarra, y logró un resultado muy meritorio en la Comunidad Foral, y Uxue fue elegida parlamentaria, todo un logro para la formación. Y las primeras veces, al verla hablar en la tribuna del Congreso, echaba de menos la mesa del plató de televisión, y cerraba los ojos y me la imaginaba como voz en off leyendo titulares. Era una sensación muy curiosa. Además, Uxue pudo tener muchas intervenciones públicas ante el pleno dado el sistema de representación del grupo mixto en el que se encuadra Nafarroa Bai. Pese a ello seguía siendo una diputada no muy conocida para el gran público, pero su fama se hizo nacional por una desgracia. Y es que hace un año y medio anunció que padecía cáncer de mama y que iba a someterse a una terapia intensiva para combatirlo. Desde entonces su presencia pública ha sido prácticamente nula, ni en el pleno ni en los medios de comunicación. En ese tiempo su formación ha visto como Bildu, la nueva marca de la izquierda abertzale, se ha disparado y amenaza con fagocitar a Nafarroa Bai y quedarse con su hueco político, y en medio de todo eso Uxue seguía con su tratamiento, que poco a poco la iba desfigurando, destruyendo su imagen, una de las cosas más valiosas que posee quien ha trabajado para la cámara, y cambiando para siempre la melena y la sonrisa fácil que poseía por una cara seria, hinchada, y rematada por un ostentoso pañuelo que ocultaba gran parte de su cabeza.
Así, cuando ayer Uxue reapareció en la tribuna, verla me dejó bastante impactada, porque era un reflejo de lo que debe estar sufriendo esa mujer para vencer a la enfermedad. Y verla me produjo orgullo de especie, llamémoslo así, porque poco a poco gestos como los de Uxue demuestran que el cáncer puede ser combatido, que no implica reclusión social, que es una enfermedad, otra enfermedad más, y que las secuelas físicas que nos deja son lo de menos. Ayer Uxue fue muy valiente, en una cámara y un mundo, la política española, y por extensión la occidental, donde la cobardía es una de las causas que nos han llevado a donde estamos.
miércoles, agosto 31, 2011
martes, agosto 30, 2011
Bye bye, GAdaffi
Una de las sorpresas de agosto ha sido la aceleración de la guerra en Libia. Durante los últimos meses habíamos asistido a unas tablas entre los gadafistas y los rebeldes que hacían que la guerra cada vez fuera relegada a un espacio más secundario en los periódicos y telediarios. Como en un tebeo, un día unos avanzaban un poco, al siguiente retrocedían, y así durante semanas. Y de repente, en medio del agosto maldito, el régimen de Gadaffi se derrumba y los rebeldes conquistan Trípoli, provocando un baño de sangre, imágenes de saqueo y la inevitable sensación de haberlo ya visto todo anteriormente.
Sí, el asalto a palacios, mansiones lujosas y ostentación rasgada del dictador por parte de sus enemigos es algo visto en incontables ocasiones, pero que no deja de tener su aquel. Personas que hasta hace poco eran unos míseros, y lo siguen siendo, deambulan perdidos en medio de los salones que hasta hacía horas eran el hogar del sujeto que decidía sobre sus vidas desde antes de que nacieran. Las caras de incredulidad de los asaltantes no logran esconder el miedo que poseen a pasearse por la guarida del dictador, con el temor de que, como si se tratase de un fantasma, se les apareciera de repente y diera al traste con su sueño de libertad recién conquistada. Si algo me ha llamado la atención frente a otros asaltos similares es que Gadaffi se lo montaba bastante mal. Hemos visto su palacio ruinoso, resto del ataque norteamericano de los ochenta, que decidió no reconstruir, y su puño dorado que sostiene a un avión, como símbolo de su lucha contra los americanos, pero comparado con la fastuosidad con la que vivía Sadam y su familia lo de Gadaffi es, seamos sinceros, cutre. Parece que el personaje se lo gastaba todo en vicios y armamento, quizás a la espera de una guerra que finalmente ha llegado y le ha superado. O lo destinaba a planificar su huída, cosa que de momento ha logrado, dado que nadie sabe donde está ni él ni sus dos hijos principales, a los que podemos denominar como el “capullo” y el “guerrillero”. La que ha aparecido es la mujer y tres de sus hijos, que han huido a Argelia, país fronterizo que no reconoce a los rebeldes y que ve con malos ojos todo lo que está pasando, ahora que el enemigo ya está en su frontera. Argelia vivía muy cómoda con el dictador Gadaffi y ahora se encuentra metida en un problema, pero eso es otra historia. Dicen que el coronel ha podido huir a través de la red de túneles que, construidos para traer el agua desde los acuíferos del interior del país a las ciudades de la costa, recorren gran parte de Libia de sur a norte. Sin embargo, tarde o temprano aparecerá, como sucede en estos casos. Sadam tardó mucho tiempo, pero al final fue encontrado en un sucio agujero, gracias sobre todo a la traición y abandono de los suyos, que lo fueron de mientras el poder y el dinero los aglutinó, como siempre sucede. A lo largo de estos más de cuarenta años, que se dice rápido, Gadaffi se ha creado numerosos enemigos, dentro y fuera de Libia, y no creo que se derramen muchas lágrimas si es detenido, encarcelado y juzgado, o si aparece en una cuneta en mal estado. En el fondo Gadaffi ha jugado con todo el mundo, usando el dinero del petróleo libio para comprar voluntades, las primeras las occidentales, y eso le ha permitido reinar como un tirano infame sobre su pueblo durante generaciones, haciéndose pasar por socialista (qué risa) para darse un toque de legitimidad internacional. De ahí que suscite la solidaridad de otros dictadores que también se hacen pasar por socialistas, como el venezolano Chávez, y lo cierto es que algo si tienen en común. Ambos han arruinado a su nación, explotado a sus ciudadanos y los han oprimido hasta donde han podido. Han socializado el terror, curiosa y triste versión del socialismo….
Así, la guerra de Libia se encamina poco a poco hacia su final, y tras ella, lo desconocido. Nadie sabe que hay tras los rebeldes, que facciones mandan en un estado artificial unido hasta ahora sólo por el puño dorado y represor de Gadaffi. Por no saber no sabemos ni cuantos muertos ha supuesto la guerra, pero es probable que sean muchos, demasiados. Esto días se han visto imágenes de enorme atrocidad, con cadáveres mutilados, restos calcinados, disparados, y muertos por todas partes en medio de un paisaje destruido. Trípoli dista de Madrid 1.700 kilómetros, menos que Berlín. El corazón del horror al lado nuestro, y nos parece un lugar remoto y lejano…….
Sí, el asalto a palacios, mansiones lujosas y ostentación rasgada del dictador por parte de sus enemigos es algo visto en incontables ocasiones, pero que no deja de tener su aquel. Personas que hasta hace poco eran unos míseros, y lo siguen siendo, deambulan perdidos en medio de los salones que hasta hacía horas eran el hogar del sujeto que decidía sobre sus vidas desde antes de que nacieran. Las caras de incredulidad de los asaltantes no logran esconder el miedo que poseen a pasearse por la guarida del dictador, con el temor de que, como si se tratase de un fantasma, se les apareciera de repente y diera al traste con su sueño de libertad recién conquistada. Si algo me ha llamado la atención frente a otros asaltos similares es que Gadaffi se lo montaba bastante mal. Hemos visto su palacio ruinoso, resto del ataque norteamericano de los ochenta, que decidió no reconstruir, y su puño dorado que sostiene a un avión, como símbolo de su lucha contra los americanos, pero comparado con la fastuosidad con la que vivía Sadam y su familia lo de Gadaffi es, seamos sinceros, cutre. Parece que el personaje se lo gastaba todo en vicios y armamento, quizás a la espera de una guerra que finalmente ha llegado y le ha superado. O lo destinaba a planificar su huída, cosa que de momento ha logrado, dado que nadie sabe donde está ni él ni sus dos hijos principales, a los que podemos denominar como el “capullo” y el “guerrillero”. La que ha aparecido es la mujer y tres de sus hijos, que han huido a Argelia, país fronterizo que no reconoce a los rebeldes y que ve con malos ojos todo lo que está pasando, ahora que el enemigo ya está en su frontera. Argelia vivía muy cómoda con el dictador Gadaffi y ahora se encuentra metida en un problema, pero eso es otra historia. Dicen que el coronel ha podido huir a través de la red de túneles que, construidos para traer el agua desde los acuíferos del interior del país a las ciudades de la costa, recorren gran parte de Libia de sur a norte. Sin embargo, tarde o temprano aparecerá, como sucede en estos casos. Sadam tardó mucho tiempo, pero al final fue encontrado en un sucio agujero, gracias sobre todo a la traición y abandono de los suyos, que lo fueron de mientras el poder y el dinero los aglutinó, como siempre sucede. A lo largo de estos más de cuarenta años, que se dice rápido, Gadaffi se ha creado numerosos enemigos, dentro y fuera de Libia, y no creo que se derramen muchas lágrimas si es detenido, encarcelado y juzgado, o si aparece en una cuneta en mal estado. En el fondo Gadaffi ha jugado con todo el mundo, usando el dinero del petróleo libio para comprar voluntades, las primeras las occidentales, y eso le ha permitido reinar como un tirano infame sobre su pueblo durante generaciones, haciéndose pasar por socialista (qué risa) para darse un toque de legitimidad internacional. De ahí que suscite la solidaridad de otros dictadores que también se hacen pasar por socialistas, como el venezolano Chávez, y lo cierto es que algo si tienen en común. Ambos han arruinado a su nación, explotado a sus ciudadanos y los han oprimido hasta donde han podido. Han socializado el terror, curiosa y triste versión del socialismo….
Así, la guerra de Libia se encamina poco a poco hacia su final, y tras ella, lo desconocido. Nadie sabe que hay tras los rebeldes, que facciones mandan en un estado artificial unido hasta ahora sólo por el puño dorado y represor de Gadaffi. Por no saber no sabemos ni cuantos muertos ha supuesto la guerra, pero es probable que sean muchos, demasiados. Esto días se han visto imágenes de enorme atrocidad, con cadáveres mutilados, restos calcinados, disparados, y muertos por todas partes en medio de un paisaje destruido. Trípoli dista de Madrid 1.700 kilómetros, menos que Berlín. El corazón del horror al lado nuestro, y nos parece un lugar remoto y lejano…….
lunes, agosto 29, 2011
Tocando la “consti” en agosto
Dicen que agosto es un mes aburrido en el que no pasa nada, la gente está ociosa y el mundo se detiene un rato o, en todo caso, gira sólo para ser contemplado. Rebato esta idea ay desde 1990, en cuyo 2 de agosto Sadam Hussein decidió invadir Kuwait y la que se organizó desde entonces. Y en este 2011 de pesadilla no podía ser menos. En agosto se han hundido las bolsas, ha habido graves disturbios en Londres, un terremoto y huracán, esta vez no financiero, han sacudido a Nueva York, y Gadafi ha sido depuesto en Libia. ¿suficiente?
No, porque a todo eso hay que sumarle la reforma expres de la constitución decidida por Zapatero, respaldada por el PP, negociada entre ambos, y que puede batir todos los récords de velocidad en lo que hace a trámite legislativo. De contenido muy económico, referida al límite de déficit público de las administraciones, la sorpresa de su anuncio y la velocidad de la tramitación han dejado a mucha gente descolocada, y no pocos dentro del propio PSOE, que aún tiene que acordar una postura única al respecto. Sobre el contenido no tengo pegas, porque antes ya había una ley de estabilidad presupuestaria que no se debió haber derogado, y no es esa la causa de la crisis en la que nos encontramos, no, pero el no seguir esa norma no ayuda a solventarla. Así, si está en la Constitución será de más difícil incumplimiento, y es que no verán mis ojos un gobierno que sea capaz de encontrar el equilibrio fiscal y seguir en él mucho tiempo…. Es sobre los plazos y las formas lo que más me interesa, sobre todo porque nuevamente vuelve a demostrar hasta que punto la crisis ha desarbolado a todos los agentes, gobiernos en especial, y cómo la falta de relato, discurso y pedagogía destruye el efecto de algunas medidas que, vistas en solitario, son perfectamente válidas. Pongámonos en contexto. Durante la primera quincena de agosto la bolsa se derrumba en todo el mundo, y la prima de riesgo periférica de España e Italia se sitúa en límites insoportables para esos dos países y para la propia estabilidad de la zona euro. Surgen las prisas, los nervios, y tras muchas llamadas y discusiones el Banco Central Europeo, BCE, decide comprar deuda española e italiana, además de la compra ya habitual de la deuda de los países ya rescatados. Tras esto las primas se relajan (yuju!!!) pero, vaya vaya, todo tiene un precio. En el buzón de la casa de Berlusconi aparece, aparte de nuevas citaciones judiciales, una carta del BCE, exigiéndole cosas a cambio de la compra de la deuda. Berlusconi deja a sus chicas por un instante y, con gesto serio, sale a la tele italiana, una cualquiera dado que todas son suyas, para anunciar nuevos recortes, la supresión de municipios, provincias y si me apuran legiones, y todo ello con una cara de contrición como quizás nunca la haya puesto. ¿Y en España? ¿Recibió ZP en la Moncloa, revuelta entre las tarjetas postales de veraneo, una carta del BCE? NO se ha querido contestar a esta pregunta, pero no lo duden. Sí. Y como en el caso italiano, esa carta traía exigencias, porque en esta vida nada es gratis. No se cuáles serían, ni en que orden, pero seguro es que una de las más importantes era la de legislar sobre el déficit público de la manera más precisa y contundente posible, y eso es lo que propuso ZP en la tribuna del Congreso la semana pasada. Ni más ni menos. El pago debido al favor prestado.
Pero no se preocupen, esa carta, sin duda, recoge más exigencias, que bien ZP o, probablemente Rajoy, deberán llevar a cabo si quieren que la deuda española, y con ellas las finanzas nacionales y el euro, sobrevivan. Como ni uno ni otro ha salido a la palestra para, tratando a los españoles como ciudadanos adultos, decirnos que la situación es MUY grave y que habrá que hacer esfuerzos y sacrificios como nación, el contribuyente de a pie se siente perdido, desgobernado por una camarilla oscurantista, y ve en esta reforma un golpe de mano de los mercados a su soberanía. Lo que nadie le ha dicho es que hace ya un cierto tiempo que perdimos toda la soberanía…. Y todo esto en el aburrido y plácido agosto…
No, porque a todo eso hay que sumarle la reforma expres de la constitución decidida por Zapatero, respaldada por el PP, negociada entre ambos, y que puede batir todos los récords de velocidad en lo que hace a trámite legislativo. De contenido muy económico, referida al límite de déficit público de las administraciones, la sorpresa de su anuncio y la velocidad de la tramitación han dejado a mucha gente descolocada, y no pocos dentro del propio PSOE, que aún tiene que acordar una postura única al respecto. Sobre el contenido no tengo pegas, porque antes ya había una ley de estabilidad presupuestaria que no se debió haber derogado, y no es esa la causa de la crisis en la que nos encontramos, no, pero el no seguir esa norma no ayuda a solventarla. Así, si está en la Constitución será de más difícil incumplimiento, y es que no verán mis ojos un gobierno que sea capaz de encontrar el equilibrio fiscal y seguir en él mucho tiempo…. Es sobre los plazos y las formas lo que más me interesa, sobre todo porque nuevamente vuelve a demostrar hasta que punto la crisis ha desarbolado a todos los agentes, gobiernos en especial, y cómo la falta de relato, discurso y pedagogía destruye el efecto de algunas medidas que, vistas en solitario, son perfectamente válidas. Pongámonos en contexto. Durante la primera quincena de agosto la bolsa se derrumba en todo el mundo, y la prima de riesgo periférica de España e Italia se sitúa en límites insoportables para esos dos países y para la propia estabilidad de la zona euro. Surgen las prisas, los nervios, y tras muchas llamadas y discusiones el Banco Central Europeo, BCE, decide comprar deuda española e italiana, además de la compra ya habitual de la deuda de los países ya rescatados. Tras esto las primas se relajan (yuju!!!) pero, vaya vaya, todo tiene un precio. En el buzón de la casa de Berlusconi aparece, aparte de nuevas citaciones judiciales, una carta del BCE, exigiéndole cosas a cambio de la compra de la deuda. Berlusconi deja a sus chicas por un instante y, con gesto serio, sale a la tele italiana, una cualquiera dado que todas son suyas, para anunciar nuevos recortes, la supresión de municipios, provincias y si me apuran legiones, y todo ello con una cara de contrición como quizás nunca la haya puesto. ¿Y en España? ¿Recibió ZP en la Moncloa, revuelta entre las tarjetas postales de veraneo, una carta del BCE? NO se ha querido contestar a esta pregunta, pero no lo duden. Sí. Y como en el caso italiano, esa carta traía exigencias, porque en esta vida nada es gratis. No se cuáles serían, ni en que orden, pero seguro es que una de las más importantes era la de legislar sobre el déficit público de la manera más precisa y contundente posible, y eso es lo que propuso ZP en la tribuna del Congreso la semana pasada. Ni más ni menos. El pago debido al favor prestado.
Pero no se preocupen, esa carta, sin duda, recoge más exigencias, que bien ZP o, probablemente Rajoy, deberán llevar a cabo si quieren que la deuda española, y con ellas las finanzas nacionales y el euro, sobrevivan. Como ni uno ni otro ha salido a la palestra para, tratando a los españoles como ciudadanos adultos, decirnos que la situación es MUY grave y que habrá que hacer esfuerzos y sacrificios como nación, el contribuyente de a pie se siente perdido, desgobernado por una camarilla oscurantista, y ve en esta reforma un golpe de mano de los mercados a su soberanía. Lo que nadie le ha dicho es que hace ya un cierto tiempo que perdimos toda la soberanía…. Y todo esto en el aburrido y plácido agosto…
viernes, agosto 19, 2011
W a la vista
Tras el deprimente comportamiento de los mercados financieros de ayer, plagados de pérdidas, agosto se configura como uno de los meses más nefastos de los últimos años para la bolsa. Todos los índices se han vestido de gazpacho o sopa de tomate, acordes a la temporada estival, y han ejecutado unas pérdidas que han dejado a muchos inversores en la estacada y medio arruinados, y quizás muchos se enteren cuando lleguen a casa de las merecidas vacaciones. Pero más allá del crash bursátil, se abre paso la preocupación de que la crisis que vivimos desde hace cuatro años se torne nuevamente en recesión. ¿Será así o no?
Sinceramente, para un país como España, que lleva encadenando tres años de bajadas y estancamiento, una nueva recesión no supone un cambio muy notable, salvo la constatación de que las cosas irán a peor. Vivimos en una sociedad con una tasa de paro inasumible y nadie parece darle importancia, por lo que el que el PIB retroceda o no sólo añadirá gotas de sufrimiento y nuevos dígitos a ese contador de la vergüenza nacional que es la encuesta trimestral de la EPA. Sin embargo para otros países, como EEUU o Alemania, que fueron duramente golpeados por el crash de 2008 pero luego fureon capaz e remontar, más los teutones que los yanquis, un nuevo frenazo sí que tendría consecuencias serias en su estructura productiva. Eso es lo que descuentan las bolsas, lo que sumado a un miedo irracional da como resultado las abruptas bajadas que vemos día sí y día también. No son una tormenta de verano, ojala lo fueran, sino el reflejo de algo más grave y profundo. De producirse, esta segunda recesión nos encontraría con las fuerzas agotadas. En la primera los estados se lanzaron a gastar como locos para evitar el derrumbe del mercado privado, reventado por la deuda hipotecaria, y lograron que el sistema financiero no colapsase, evitando el desastre total. Sin embargo esto tuvo como coste el deterioro de las cuentas públicas, en una especie de proceso de transferencia de la deuda privada a la deuda soberana. En estos momentos, y simplificando demasiado las cosas, las empresas están bien o mal en función de su sector, los bancos son auténticos zombies, con balances llenos de pisos invendibles y que tardarán muchos años en provisionar y eliminar, y las cuentas públicas son lo más parecido al paisaje después de una batalla. El efecto de las políticas de austeridad y recortes, necesarios para garantizar la solvencia de las naciones, no hace sino alimentar aún más la espoiral destructiva de demanda e inversión, y poco a poco el ciclo económico llega a un proceso de coma. Con sus particularidades, que las hay, esta es la descripción de la mayor parte de las economías occidentales, siendo Europa ahora mismo el teatro de operaciones más importante, al estar el asunto del Euro, su solvencia y futuro, en entredicho. El efecto balsámico de la política monetaria expansiva, los QEX de la FED americana por ejemplo, se ha mostrado ilusionante pero transitorio, y ahora nos enfrentamos a un parón ante la falta de demanda. Y este parón puede afectar, aunque aún no es seguro, a las economías emergentes, especialmente China, India y Brasil, que hasta el momento se erigían como las grandes ganadoras de esta crisis. De ahí que esta nueva recesión pudiera adquirir otra vez el carácter de global. Apasionante y de una enorme gravedad. ¿Qué es lo que va a pasar? En Europa nos enfrentamos a enormes retos y riesgos, y sólo algunas voces valientes parecen decir lo que puede suceder como no nos espabilemos. Ayer Jacques Delors, uno de los auténticos constructores de Europa, no se andaba por las ramas. El proyecto de Europa y el Euro están en peligro. Así de crudo.
¿Y en EEUU? ¿Van a una nueva recesión? ¿Han salido de la presente? ¿Qué deben hacer? Imposible contestar a estas preguntas desde mi escaso conocimiento, pero lo peor es que las fuentes de la sabiduría tampoco lo tienen nada claro. Si tienen un rato vean este video de un debate de al CNN del pasado Domingo 14 en el que el Nóbel Paul Krugman y Kenetth Rogoff, dos de las mentes más brillantes de la economía actual, discrepan ampliamente sobre lo que debe hacer su país para salir del atolladero. La referencia a los extraterrestres por parte de Krugman ha hecho fortuna en Internet, pero el asunto es muy serio. ¿Cómo lo afrontamos? ¿Cómo lo ve usted desde su realidad más próxima?
La semana que viene la cojo de vacaciones, si no hay sorpresas, hasta el Lunes 29
Sinceramente, para un país como España, que lleva encadenando tres años de bajadas y estancamiento, una nueva recesión no supone un cambio muy notable, salvo la constatación de que las cosas irán a peor. Vivimos en una sociedad con una tasa de paro inasumible y nadie parece darle importancia, por lo que el que el PIB retroceda o no sólo añadirá gotas de sufrimiento y nuevos dígitos a ese contador de la vergüenza nacional que es la encuesta trimestral de la EPA. Sin embargo para otros países, como EEUU o Alemania, que fueron duramente golpeados por el crash de 2008 pero luego fureon capaz e remontar, más los teutones que los yanquis, un nuevo frenazo sí que tendría consecuencias serias en su estructura productiva. Eso es lo que descuentan las bolsas, lo que sumado a un miedo irracional da como resultado las abruptas bajadas que vemos día sí y día también. No son una tormenta de verano, ojala lo fueran, sino el reflejo de algo más grave y profundo. De producirse, esta segunda recesión nos encontraría con las fuerzas agotadas. En la primera los estados se lanzaron a gastar como locos para evitar el derrumbe del mercado privado, reventado por la deuda hipotecaria, y lograron que el sistema financiero no colapsase, evitando el desastre total. Sin embargo esto tuvo como coste el deterioro de las cuentas públicas, en una especie de proceso de transferencia de la deuda privada a la deuda soberana. En estos momentos, y simplificando demasiado las cosas, las empresas están bien o mal en función de su sector, los bancos son auténticos zombies, con balances llenos de pisos invendibles y que tardarán muchos años en provisionar y eliminar, y las cuentas públicas son lo más parecido al paisaje después de una batalla. El efecto de las políticas de austeridad y recortes, necesarios para garantizar la solvencia de las naciones, no hace sino alimentar aún más la espoiral destructiva de demanda e inversión, y poco a poco el ciclo económico llega a un proceso de coma. Con sus particularidades, que las hay, esta es la descripción de la mayor parte de las economías occidentales, siendo Europa ahora mismo el teatro de operaciones más importante, al estar el asunto del Euro, su solvencia y futuro, en entredicho. El efecto balsámico de la política monetaria expansiva, los QEX de la FED americana por ejemplo, se ha mostrado ilusionante pero transitorio, y ahora nos enfrentamos a un parón ante la falta de demanda. Y este parón puede afectar, aunque aún no es seguro, a las economías emergentes, especialmente China, India y Brasil, que hasta el momento se erigían como las grandes ganadoras de esta crisis. De ahí que esta nueva recesión pudiera adquirir otra vez el carácter de global. Apasionante y de una enorme gravedad. ¿Qué es lo que va a pasar? En Europa nos enfrentamos a enormes retos y riesgos, y sólo algunas voces valientes parecen decir lo que puede suceder como no nos espabilemos. Ayer Jacques Delors, uno de los auténticos constructores de Europa, no se andaba por las ramas. El proyecto de Europa y el Euro están en peligro. Así de crudo.
¿Y en EEUU? ¿Van a una nueva recesión? ¿Han salido de la presente? ¿Qué deben hacer? Imposible contestar a estas preguntas desde mi escaso conocimiento, pero lo peor es que las fuentes de la sabiduría tampoco lo tienen nada claro. Si tienen un rato vean este video de un debate de al CNN del pasado Domingo 14 en el que el Nóbel Paul Krugman y Kenetth Rogoff, dos de las mentes más brillantes de la economía actual, discrepan ampliamente sobre lo que debe hacer su país para salir del atolladero. La referencia a los extraterrestres por parte de Krugman ha hecho fortuna en Internet, pero el asunto es muy serio. ¿Cómo lo afrontamos? ¿Cómo lo ve usted desde su realidad más próxima?
La semana que viene la cojo de vacaciones, si no hay sorpresas, hasta el Lunes 29
jueves, agosto 18, 2011
De obras y recuerdos
Desde pequeño he estado fascinado por la obra pública. Contemplar desde una valla cómo trabajaban los obreros, se movían camiones y carretillas y las grúas oscilaban en el cielo era para mi algo placentero, y me dejaba asombrado ver como cada día de ese caos surgía algo, cómo todo lo que observaba tenía un plan, que a mi corta edad no atisbaba a comprender, pero que iba creando una estructura, fuera edificio, puente o cualquier otra cosa. Creo que en mayor o menor medida, a todos nos ha fascinado la maquinaria de construcción, y eso era antes de que, como ahora, adquiriera unas dimensiones inmensas.
Grúas, camiones, excavadoras, todos parecen haberse tomado esteroides y ser cada vez más grandes. Las obras en sí mismas van adquiriendo un tamaño que a veces se escapa al ojo del observador. Muchas, de hecho, transcurren bajo nuestros pies, y para eso Madrid es un ejemplo maravilloso. Sospecho que pocas ciudades están tan perforadas como esta, surcada por túneles de todo tipo, excavados a mano y a máquina, que llevan a todas partes. El invento de una máquina fascinante llamada tuneladora, de cuya existencia nada sabía hasta que vine a vivir aquí, ha facilitado mucho el trabajo de excavación y permite hacer obras inimaginables. Estos aparatos, que pueden llegar a medir decenas de metros de longitud, constan de un frente de ataque, una enorme rueda dentada que posee la dimensión del túnel que se construye, que orada la tierra sin descanso, absorbe el terreno limado y lo expulsa, a la vez que hormigona las paredes que va creando, haciendo así túnel a la vez que lo excava. Depende del terreno y la profundidad, pueden hacer unos veinte o treinta metros de túnel al día, trabajando sin descanso, y controlados por operadores que verifican que el monstruo trabaja bien y que, entre otras cosas, sigue el rumbo previsto. A veces se construyen a medida de lo que van a excavar, y Madrid ha sido una de las ciudades del mundo que más han sentido su trabajo. La reforma de la M30, la extensión de las líneas de metro o los dos nuevos túneles de la risa de RENFE, uno de ellos para el AVE, son un ejemplo alucinante de lo que estos aparatos pueden llegar a hacer. Normalmente cuando la obra se acaba se desmontan y, despiezados, suben a la superficie, pero en algún caso esto no es así. Bien porque el túnel acabe en un punto en el que no es posible el retorno de la maquinaria, o porque el coste de desmontarla sea excesivo o por la causa que sea, a veces, siempre las menos, estos monstruos se quedan bajo la tierra que han excavado, para siempre. El último de los casos que he conocido de este estilo se ah dado en Nueva York. Allí, bajo Park Avenue, bastante abajo, se va a quedar para siempre la tuneladora que ha construido una nueva línea de ferrocarril metropolitano, obra que, por cierto, ha sido desarrollada por una empresa española, dada la notable experiencia que hemos adquirido a al hora de hacer este tipo de trabajos tan complejos. En esta ocasión es el coste financiero del desmontaje lo que hace que sea más barato dejarla allí. Por lo que comenta la noticia, la máquina se adentrará en un hueco existente y allí permanecerá para siempre sellada en hormigón, sin que ninguno de los futuros usuarios de las nuevas líneas de tren sea consciente de lo que hay junto al túnel por el que transitan. De hecho es probable que la noticia del entierro de la máquina, que no creo que posea carácter oficial y ceremonioso, sea olvidad en pocos meses, y la ciudad seguirá en movimiento día tras día, con el aparato bajo sus entrañas olvidado. Pasan los años, imaginemos que muchos, y un día se realiza una excavación en Park Avenue, pudiendo ser que entonces aquello ni sea una avenida, ni esté cercana a un parque, ni situarse en un lugar llamado Nueva York, y los arqueólogos del futuro encuentran una cámara secreta que da acceso a un enorme, complejo y olvidado artefacto.
¿Qué dirían al verlo? ¿Sabrían identificar su procedencia? ¿Para qué se usaba? ¿Cómo funcionaba? ¿Por qué se quedó allí para siempre? Apuesto lo que quieran a que tendrían sus problemas y dudas, y surgirían hipótesis de todo tipo, como nos sucede ahora a nosotros cada vez que desenterramos restos de antiguas civilizaciones y no somos capaces de interpretar su uso. De lo que no tengo dudas es que seguro alguno lanzaría la hipótesis de que serían los restos de una nave espacial, enterrada hace miles de años por una civilización extraterrestre, y que tuvo que ser abandonada por sus avanzados creadores por oscuros motivos (guerras interestelares y cosas así). Sí, de estos no faltarían……
Grúas, camiones, excavadoras, todos parecen haberse tomado esteroides y ser cada vez más grandes. Las obras en sí mismas van adquiriendo un tamaño que a veces se escapa al ojo del observador. Muchas, de hecho, transcurren bajo nuestros pies, y para eso Madrid es un ejemplo maravilloso. Sospecho que pocas ciudades están tan perforadas como esta, surcada por túneles de todo tipo, excavados a mano y a máquina, que llevan a todas partes. El invento de una máquina fascinante llamada tuneladora, de cuya existencia nada sabía hasta que vine a vivir aquí, ha facilitado mucho el trabajo de excavación y permite hacer obras inimaginables. Estos aparatos, que pueden llegar a medir decenas de metros de longitud, constan de un frente de ataque, una enorme rueda dentada que posee la dimensión del túnel que se construye, que orada la tierra sin descanso, absorbe el terreno limado y lo expulsa, a la vez que hormigona las paredes que va creando, haciendo así túnel a la vez que lo excava. Depende del terreno y la profundidad, pueden hacer unos veinte o treinta metros de túnel al día, trabajando sin descanso, y controlados por operadores que verifican que el monstruo trabaja bien y que, entre otras cosas, sigue el rumbo previsto. A veces se construyen a medida de lo que van a excavar, y Madrid ha sido una de las ciudades del mundo que más han sentido su trabajo. La reforma de la M30, la extensión de las líneas de metro o los dos nuevos túneles de la risa de RENFE, uno de ellos para el AVE, son un ejemplo alucinante de lo que estos aparatos pueden llegar a hacer. Normalmente cuando la obra se acaba se desmontan y, despiezados, suben a la superficie, pero en algún caso esto no es así. Bien porque el túnel acabe en un punto en el que no es posible el retorno de la maquinaria, o porque el coste de desmontarla sea excesivo o por la causa que sea, a veces, siempre las menos, estos monstruos se quedan bajo la tierra que han excavado, para siempre. El último de los casos que he conocido de este estilo se ah dado en Nueva York. Allí, bajo Park Avenue, bastante abajo, se va a quedar para siempre la tuneladora que ha construido una nueva línea de ferrocarril metropolitano, obra que, por cierto, ha sido desarrollada por una empresa española, dada la notable experiencia que hemos adquirido a al hora de hacer este tipo de trabajos tan complejos. En esta ocasión es el coste financiero del desmontaje lo que hace que sea más barato dejarla allí. Por lo que comenta la noticia, la máquina se adentrará en un hueco existente y allí permanecerá para siempre sellada en hormigón, sin que ninguno de los futuros usuarios de las nuevas líneas de tren sea consciente de lo que hay junto al túnel por el que transitan. De hecho es probable que la noticia del entierro de la máquina, que no creo que posea carácter oficial y ceremonioso, sea olvidad en pocos meses, y la ciudad seguirá en movimiento día tras día, con el aparato bajo sus entrañas olvidado. Pasan los años, imaginemos que muchos, y un día se realiza una excavación en Park Avenue, pudiendo ser que entonces aquello ni sea una avenida, ni esté cercana a un parque, ni situarse en un lugar llamado Nueva York, y los arqueólogos del futuro encuentran una cámara secreta que da acceso a un enorme, complejo y olvidado artefacto.
¿Qué dirían al verlo? ¿Sabrían identificar su procedencia? ¿Para qué se usaba? ¿Cómo funcionaba? ¿Por qué se quedó allí para siempre? Apuesto lo que quieran a que tendrían sus problemas y dudas, y surgirían hipótesis de todo tipo, como nos sucede ahora a nosotros cada vez que desenterramos restos de antiguas civilizaciones y no somos capaces de interpretar su uso. De lo que no tengo dudas es que seguro alguno lanzaría la hipótesis de que serían los restos de una nave espacial, enterrada hace miles de años por una civilización extraterrestre, y que tuvo que ser abandonada por sus avanzados creadores por oscuros motivos (guerras interestelares y cosas así). Sí, de estos no faltarían……
miércoles, agosto 17, 2011
MJM (Miles de Jóvenes en Madrid)
Ayer comenzó de manera oficial la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, conocida como JMJ, en la que miles de jóvenes procedentes de todo el mundo tomaron las calles de Madrid, convirtiendo el agosto capitalino en un bullicio de color y cánticos. El primer acto fue la misa que se celebró en Cibeles y a la que acudieron miles de personas, es difícil saber cuantas, pero desde luego era enorme el gentío que allí se congregó. A lo largo de la semana son muchos los actos previstos, especialmente a partir de mañana, cuando el Papa Benedicto XVI lega a Madrid.
Al ir para casa ayer por la tarde viajaba en el metro con muchos de los peregrinos que han llegado a la ciudad con motivo de las jornadas. Por mencionar sólo el convoy de la línea 9, íbamos en él un grupo de colombianos, eslovenos e italianos, cada uno con sus banderas, polos de colores identificativos y cantando canciones en su idioma, pero unidos por el evento y por su fe. Todos eran muy jóvenes, de entorno a los veinte años o menos. Al verlos me di cuenta de que si yo tuviera su edad en este momento muy probablemente estaría allí, como ellos, viviendo estas jornadas, y es que cuando tenía veinte años, y algunos más, llevaba conmigo un sentimiento religioso más intenso del que vivo ahora, participaba junto con mis amigos en las actividades de la parroquia de Elorrio y de la diócesis de Vizcaya, y lo de las convivencias y encuentros de este tipo eran algo casi natural. Poco a poco, por motivos laborales, de edad y, porque no decirlo, de un mayor distanciamiento con la iglesia y la pérdida de parte de la fe, me he convertido en un católico sociológico, que sigo creyendo, aunque menos, asisto a los oficios con bastante regularidad y trato de mantener una cierta coherencia entre la vida y la fe, pero que no puedo evitar la crítica a ciertas actitudes de la iglesia y al mensaje en parte simplista y algo equivocado que se ofrece en este tipo de jornadas, controladas por los sectores más puristas del clero. En todo caso me parece muy bien el encuentro y que miles de personas unidas por una fe canten al unísono, y vean que hay algo más importante que las banderas, las patrias y toda esa parafernalia nacionalista que nos hemos inventado a lo largo de la historia. Por unos días en Madrid se va a producir una comunión de ciudadanos del mundo, en el que personas de distintas procedencias, experiencias vitales muy distintas y, seguramente, ideologías diversas, van a encontrarse con una fe que a día de hoy la sociedad común ve como negativa. Se van a reforzar y sentir comprendidos, frente al mensaje que se les bombardea a diario de que el sentimiento religioso es malo, de que la fe es algo arcaico y retrógrado, de que no está de moda, de que es de viejos. Y muchos de los que adoctrinan hoy en día con esos mensajes, que ponen a la individualidad y al egoísmo consumista por encima de todo se van a sentir irritados pero, sobre todo, sorprendidos, por lo que significa un encuentro de este tipo. Como en todos los asuntos públicos es lógico que haya opiniones para todos los gustos, pero es poco probable de que si se celebrasen unas olimpiadas en Madrid salieran grupos denunciando los cortes de tráfico que provocarían, o los costes que conllevará organizar algo así. No, muchas de estas críticas, legítimas pero a mi modo de ver equivocadas, provienen de sectores que no comparten ni logran entender que mil jóvenes se reúnan en torno a un símbolo religioso y no un establecimiento de moda o un botellón. Y si son cientos de miles ni les cuento.
Lo más paradójico del encuentro de esta semana es que a una de las personas que menos ilusión le va a producir es al propio Papa. Ratzinger, un hombre de fe reflexiva, de libros y de estudio, no está nada cómodo en eventos de este tipo, no es amante del espectáculo ni logra conmover a las masas. Será uno de los muchos desbordados por la marea de jóvenes que estos días rezan, viven, conviven, se emocionan, gastan, disfrutan y sudan en torno a una cruz en un Madrid que luce un color muy especial.
Al ir para casa ayer por la tarde viajaba en el metro con muchos de los peregrinos que han llegado a la ciudad con motivo de las jornadas. Por mencionar sólo el convoy de la línea 9, íbamos en él un grupo de colombianos, eslovenos e italianos, cada uno con sus banderas, polos de colores identificativos y cantando canciones en su idioma, pero unidos por el evento y por su fe. Todos eran muy jóvenes, de entorno a los veinte años o menos. Al verlos me di cuenta de que si yo tuviera su edad en este momento muy probablemente estaría allí, como ellos, viviendo estas jornadas, y es que cuando tenía veinte años, y algunos más, llevaba conmigo un sentimiento religioso más intenso del que vivo ahora, participaba junto con mis amigos en las actividades de la parroquia de Elorrio y de la diócesis de Vizcaya, y lo de las convivencias y encuentros de este tipo eran algo casi natural. Poco a poco, por motivos laborales, de edad y, porque no decirlo, de un mayor distanciamiento con la iglesia y la pérdida de parte de la fe, me he convertido en un católico sociológico, que sigo creyendo, aunque menos, asisto a los oficios con bastante regularidad y trato de mantener una cierta coherencia entre la vida y la fe, pero que no puedo evitar la crítica a ciertas actitudes de la iglesia y al mensaje en parte simplista y algo equivocado que se ofrece en este tipo de jornadas, controladas por los sectores más puristas del clero. En todo caso me parece muy bien el encuentro y que miles de personas unidas por una fe canten al unísono, y vean que hay algo más importante que las banderas, las patrias y toda esa parafernalia nacionalista que nos hemos inventado a lo largo de la historia. Por unos días en Madrid se va a producir una comunión de ciudadanos del mundo, en el que personas de distintas procedencias, experiencias vitales muy distintas y, seguramente, ideologías diversas, van a encontrarse con una fe que a día de hoy la sociedad común ve como negativa. Se van a reforzar y sentir comprendidos, frente al mensaje que se les bombardea a diario de que el sentimiento religioso es malo, de que la fe es algo arcaico y retrógrado, de que no está de moda, de que es de viejos. Y muchos de los que adoctrinan hoy en día con esos mensajes, que ponen a la individualidad y al egoísmo consumista por encima de todo se van a sentir irritados pero, sobre todo, sorprendidos, por lo que significa un encuentro de este tipo. Como en todos los asuntos públicos es lógico que haya opiniones para todos los gustos, pero es poco probable de que si se celebrasen unas olimpiadas en Madrid salieran grupos denunciando los cortes de tráfico que provocarían, o los costes que conllevará organizar algo así. No, muchas de estas críticas, legítimas pero a mi modo de ver equivocadas, provienen de sectores que no comparten ni logran entender que mil jóvenes se reúnan en torno a un símbolo religioso y no un establecimiento de moda o un botellón. Y si son cientos de miles ni les cuento.
Lo más paradójico del encuentro de esta semana es que a una de las personas que menos ilusión le va a producir es al propio Papa. Ratzinger, un hombre de fe reflexiva, de libros y de estudio, no está nada cómodo en eventos de este tipo, no es amante del espectáculo ni logra conmover a las masas. Será uno de los muchos desbordados por la marea de jóvenes que estos días rezan, viven, conviven, se emocionan, gastan, disfrutan y sudan en torno a una cruz en un Madrid que luce un color muy especial.
martes, agosto 16, 2011
El relax en Extremadura (para ZCC y JMCC)
Hay un episodio de Los Simpsons en el que Marge enferma por el estrés que le provoca su “adorable” familia. Harta de trabajar sin descanso, cocinando, limpiando, etc, y que su esfuerzo no sirva para nada, salvo para generarle más trabajo, su salud se deteriora, el pelo de su elevada cabellera se cae a pedazos y, al borde la histeria, busca un lugar donde huir de todas esas obligaciones. Y lo encuentra en un lugar llamado Rancho Relaxo, donde podrá hacer varias actividades pero, sobre todo, podrá no hacer nada. Simplemente descansar. Marge se va allí y eso provoca el destrozo de la vida de Hommer y demás. No pueden vivir sin ella.
¿Dónde está ese Rancho Relaxo que con tanto agobio buscamos a lo largo de nuestra vida? Hay muchos lugares donde encontrarlo, y por lo que he podido comprobar este puente de Agosto, uno de ellos es Extremadura. Sin organizarlo demasiado, al final accedí a la invitación de unos buenos amigos a pasar el puente en la casa que poseen en uno de esos pequeños y perdidos pueblos que jalonan la inmensidad extremeña, en el que ya había estado hace algunos años. Con una previsión de buen tiempo y con la expectativa de descansar y no hacer casi nada me cogí el autobús el Viernes por la tarde en Madrid y me planté a media tarde en un Trujillo tormentoso, en el que las nubes correteaban por el cielo y donde se escuchaban truenos provenientes de todas partes. Allí estaban esperándome mis amigos para llevarme al pueblo, que dista de Trujillo algo menos de veinte kilómetros. La tarde noche fue curiosa, porque un núcleo tormentoso decidió pasearse por el tórrido centro de España y llenó el cielo de tormentas desde antes de mi llegada hasta muy avanzada la noche. Nos llovió en Trujillo lo que no había caído en todo el verano, y ya en el pueblo de destino, tras la cena, paseando por las afueras, pudimos ver unos preciosos rayos en medio de la nada, sin la competencia de farolas ni luces de otro tipo, sin ruidos que enmascarasen el lejano, pero cada vez más próximo retumbar de unas nubes que se intuían muy negras. Esa noche de viernes era la de las lágrimas de San Lorenzo, pero ni vimos lluvia de estrellas, sino gotas de lluvia, que caían junto a la terraza en la que tomábamos algo de noche, mojando la plaza y las calles, áridas tras tantos días de sol y calor. Al levantarnos el Sábado, tras una noche de lluvia, la mañana no era la de un Agosto extremeño, sino la de un mayo primaveral. Limpia, radiante, fresca, dulce como los churros del desayuno, y perfecto preludio para un puente en el que no he hecho casi nada. Algún pequeño paseo, mucha terraza, una incursión en la piscina municipal y muchas horas de plácida y agradable conversación en la que uno apenas mira el reloj, se sienta y disfruta del paso del tiempo porque éste no corre, sino que fluye a la velocidad a la que se mueve el sol por el cielo. A este relax ayuda mucho que un pueblo de estas dimensiones apenas ofrece otro atractivo que el de la meditación y el relajo. Es muy útil como campo base para realizar excursiones locales, pero ya las efectué otros años, y esta vez no quería que mis amigos se pasasen nuevamente todo el día por ahí en danza, sino que deseaba no hacer nada, pensar poco en el lamentable estado del país en el que vivimos, no regodearme en el abismo económico en el que nos encontramos y que no deja de ensancharse, no preocuparme en exceso en los desastres (o mejor las ausencias) de féminas en mi vida, en fin, hacer un pequeño paréntesis de todo.
Y se puede conseguir. Incluso un personaje tan histérico en ocasiones como yo puede imbuirse de la absoluta calma que rodea a un lugar como aquel. Reconozco que sería incapaz de vivir allí durante un largo tiempo, pero la verdad es que un par de días en semejante remanso de paz es una experiencia más que recomendable, y que debo agradecer a mis amigos y a su madre, que ha tenido que soportar a un extraño sujeto que no como de nada y que da más trabajo que media familia completa. En fin, un par de días de placer que a nadie le pueden amargar, y a mi menos :-)))
¿Dónde está ese Rancho Relaxo que con tanto agobio buscamos a lo largo de nuestra vida? Hay muchos lugares donde encontrarlo, y por lo que he podido comprobar este puente de Agosto, uno de ellos es Extremadura. Sin organizarlo demasiado, al final accedí a la invitación de unos buenos amigos a pasar el puente en la casa que poseen en uno de esos pequeños y perdidos pueblos que jalonan la inmensidad extremeña, en el que ya había estado hace algunos años. Con una previsión de buen tiempo y con la expectativa de descansar y no hacer casi nada me cogí el autobús el Viernes por la tarde en Madrid y me planté a media tarde en un Trujillo tormentoso, en el que las nubes correteaban por el cielo y donde se escuchaban truenos provenientes de todas partes. Allí estaban esperándome mis amigos para llevarme al pueblo, que dista de Trujillo algo menos de veinte kilómetros. La tarde noche fue curiosa, porque un núcleo tormentoso decidió pasearse por el tórrido centro de España y llenó el cielo de tormentas desde antes de mi llegada hasta muy avanzada la noche. Nos llovió en Trujillo lo que no había caído en todo el verano, y ya en el pueblo de destino, tras la cena, paseando por las afueras, pudimos ver unos preciosos rayos en medio de la nada, sin la competencia de farolas ni luces de otro tipo, sin ruidos que enmascarasen el lejano, pero cada vez más próximo retumbar de unas nubes que se intuían muy negras. Esa noche de viernes era la de las lágrimas de San Lorenzo, pero ni vimos lluvia de estrellas, sino gotas de lluvia, que caían junto a la terraza en la que tomábamos algo de noche, mojando la plaza y las calles, áridas tras tantos días de sol y calor. Al levantarnos el Sábado, tras una noche de lluvia, la mañana no era la de un Agosto extremeño, sino la de un mayo primaveral. Limpia, radiante, fresca, dulce como los churros del desayuno, y perfecto preludio para un puente en el que no he hecho casi nada. Algún pequeño paseo, mucha terraza, una incursión en la piscina municipal y muchas horas de plácida y agradable conversación en la que uno apenas mira el reloj, se sienta y disfruta del paso del tiempo porque éste no corre, sino que fluye a la velocidad a la que se mueve el sol por el cielo. A este relax ayuda mucho que un pueblo de estas dimensiones apenas ofrece otro atractivo que el de la meditación y el relajo. Es muy útil como campo base para realizar excursiones locales, pero ya las efectué otros años, y esta vez no quería que mis amigos se pasasen nuevamente todo el día por ahí en danza, sino que deseaba no hacer nada, pensar poco en el lamentable estado del país en el que vivimos, no regodearme en el abismo económico en el que nos encontramos y que no deja de ensancharse, no preocuparme en exceso en los desastres (o mejor las ausencias) de féminas en mi vida, en fin, hacer un pequeño paréntesis de todo.
Y se puede conseguir. Incluso un personaje tan histérico en ocasiones como yo puede imbuirse de la absoluta calma que rodea a un lugar como aquel. Reconozco que sería incapaz de vivir allí durante un largo tiempo, pero la verdad es que un par de días en semejante remanso de paz es una experiencia más que recomendable, y que debo agradecer a mis amigos y a su madre, que ha tenido que soportar a un extraño sujeto que no como de nada y que da más trabajo que media familia completa. En fin, un par de días de placer que a nadie le pueden amargar, y a mi menos :-)))
viernes, agosto 12, 2011
Londres y las redes sociales
Es curioso como cambiamos de opinión dependiendo de dónde sucedan las cosas. Cuando en febrero se iniciaron las revueltas árabes todos alabamos el papel que en ellas jugaban las redes sociales, como vía de transmisión de la información libre y herramienta de los oprimidos frente a las dictaduras, encumbrándolas mucho más allá de lo que realmente fueron usadas en países con tasas de analfabetismo y pobreza tales como Túnez o Egipto. Meses después, ante la salvajada que hemos visto en Inglaterra, se acusa al servicio de mensajería de Blackberry de ser uno de los causantes de la misma, dado que fue el medio de comunicación usado por los alborotadores.
Ángeles o demonios, ¿qué tiene de cierto este debate al respecto de las redes sociales? En mi opinión, nada. Y es que las redes existen y son, como todo, y serán buenas o malas en función del uso que se les de. Sí, ya se que esta frase es de una trivialidad inmensa, pero es la verdad. El servicio de Blackberry es muy útil para muchas cosas, entre ellas para conspirar y hacer planes desestabilizadores, y el tuenti es ideal para que los jóvenes se escriban entre ellos, y puede ser la puerta usada por un depravado para acceder a su víctima. Algo similar se dijo de los móviles hace unos años, y parece sobrada su utilidad y hasta cierto punto necesidad hoy en día, por lo mismo que su uso fraudulento puede llegar a convertirlos en instrumentos de destrucción masiva como tuvimos que soportar, amargamente, en Madrid el 11M. Siempre que han surgido nuevas tecnologías se ha debatido profundamente si son buenas o no, si poseen un carácter malo o peligroso en sí mismas, por lo que el debate no es nuevo. La invención del martillo creo muebles maravillosos, y cadáveres con cráneos aplastados. ¿Es malo el martillo? No, en todo caso la mano que lo usa con malos fines. Lo que se debe hacer con estas nuevas herramientas, al igual que con los martillos, es enseñar a usarlas correctamente, y esa es una tarea en la que deben jugar un papel fundamental los padres de los adolescentes que las utilizan sin control. El que haya niños de doce o catorce años que pasan tantas horas como años que tienen inmersos en esas redes, o en videojuegos o similar no puede ser muy bueno para ellos, y en esta barbarie inglesa hemos visto muchos casos de adolescentes, muy menores de edad, que desprovistos de todo freno social y mostrando una falta de educación y valores pavorosa, lo menos peligroso que hacían era mandar mensajes de hacia dónde se dirigían a saquear comercios. Como mencionaba el otro día, mucho habrá que estudiar y analizar por parte de los expertos sobre lo que ha pasado en Inglaterra, y ya en el caso concreto de las redes, de hasta que punto se han pervertido como instrumento y qué posibilidades hay de detectar en ellas a sujetos que las utilicen para cometer delitos. La idea de Cameron de limitar y controlar su uso es imposible, sólo cerrándolas se podrá impedirlas, y eso ya no puede ser posible en este mundo. A mi modo de ver, las redes juegan dos papeles importantes en nuestras vidas, más allá de las inmensas opciones de ocio y comunicación que han abierto. Uno es el de la distribución del poder, y derivado directamente la pérdida del mismo por parte de los que siempre lo han detectado. Permiten crear grupos organizados de personas que poseen ideas propias, buenas, malas o muy friquis, que no sigan lo establecido, y que gracias a ellas puedan empezar a llevarlas a cabo porque la red les sirve de vínculo de unión y lugar de trabajo, logrando condicionar hábitos de consumo, calificaciones de películas, políticas, etc. Los procesos de marketing viral que se suceden día a día o el 15M son ejemplos muy perfeccionados de esta capacidad.
El otro papel, que comparten con el conjunto de tecnologías que nos rodean, es el de acelerar aún más el ritmo de vida que llevamos y los procesos que en él se desarrollan. La aparición de Internet, de la que las redes sociales son un mero apéndice, ha revolucionado nuestras vidas de una manera que aún nos somos conscientes ni capaces de calibrar, pero sobre todo la ha acelerado, todo se sucede a enorme velocidad en los medios, en nuestro ordenador, en la palma de nuestra mano, e Internet nos ha convertido en sujetos activos de este proceso acelerado. Todo va cada vez más rápido, lo que nos genera ansiedad y miedo al descarrilamiento, pero también nos lleva a donde no imaginábamos. Así de complejo es el asunto.
Ángeles o demonios, ¿qué tiene de cierto este debate al respecto de las redes sociales? En mi opinión, nada. Y es que las redes existen y son, como todo, y serán buenas o malas en función del uso que se les de. Sí, ya se que esta frase es de una trivialidad inmensa, pero es la verdad. El servicio de Blackberry es muy útil para muchas cosas, entre ellas para conspirar y hacer planes desestabilizadores, y el tuenti es ideal para que los jóvenes se escriban entre ellos, y puede ser la puerta usada por un depravado para acceder a su víctima. Algo similar se dijo de los móviles hace unos años, y parece sobrada su utilidad y hasta cierto punto necesidad hoy en día, por lo mismo que su uso fraudulento puede llegar a convertirlos en instrumentos de destrucción masiva como tuvimos que soportar, amargamente, en Madrid el 11M. Siempre que han surgido nuevas tecnologías se ha debatido profundamente si son buenas o no, si poseen un carácter malo o peligroso en sí mismas, por lo que el debate no es nuevo. La invención del martillo creo muebles maravillosos, y cadáveres con cráneos aplastados. ¿Es malo el martillo? No, en todo caso la mano que lo usa con malos fines. Lo que se debe hacer con estas nuevas herramientas, al igual que con los martillos, es enseñar a usarlas correctamente, y esa es una tarea en la que deben jugar un papel fundamental los padres de los adolescentes que las utilizan sin control. El que haya niños de doce o catorce años que pasan tantas horas como años que tienen inmersos en esas redes, o en videojuegos o similar no puede ser muy bueno para ellos, y en esta barbarie inglesa hemos visto muchos casos de adolescentes, muy menores de edad, que desprovistos de todo freno social y mostrando una falta de educación y valores pavorosa, lo menos peligroso que hacían era mandar mensajes de hacia dónde se dirigían a saquear comercios. Como mencionaba el otro día, mucho habrá que estudiar y analizar por parte de los expertos sobre lo que ha pasado en Inglaterra, y ya en el caso concreto de las redes, de hasta que punto se han pervertido como instrumento y qué posibilidades hay de detectar en ellas a sujetos que las utilicen para cometer delitos. La idea de Cameron de limitar y controlar su uso es imposible, sólo cerrándolas se podrá impedirlas, y eso ya no puede ser posible en este mundo. A mi modo de ver, las redes juegan dos papeles importantes en nuestras vidas, más allá de las inmensas opciones de ocio y comunicación que han abierto. Uno es el de la distribución del poder, y derivado directamente la pérdida del mismo por parte de los que siempre lo han detectado. Permiten crear grupos organizados de personas que poseen ideas propias, buenas, malas o muy friquis, que no sigan lo establecido, y que gracias a ellas puedan empezar a llevarlas a cabo porque la red les sirve de vínculo de unión y lugar de trabajo, logrando condicionar hábitos de consumo, calificaciones de películas, políticas, etc. Los procesos de marketing viral que se suceden día a día o el 15M son ejemplos muy perfeccionados de esta capacidad.
El otro papel, que comparten con el conjunto de tecnologías que nos rodean, es el de acelerar aún más el ritmo de vida que llevamos y los procesos que en él se desarrollan. La aparición de Internet, de la que las redes sociales son un mero apéndice, ha revolucionado nuestras vidas de una manera que aún nos somos conscientes ni capaces de calibrar, pero sobre todo la ha acelerado, todo se sucede a enorme velocidad en los medios, en nuestro ordenador, en la palma de nuestra mano, e Internet nos ha convertido en sujetos activos de este proceso acelerado. Todo va cada vez más rápido, lo que nos genera ansiedad y miedo al descarrilamiento, pero también nos lleva a donde no imaginábamos. Así de complejo es el asunto.
jueves, agosto 11, 2011
El arte de Antonio López
Ayer por la tarde, mientras el Mercado financiero europeo volvía a derrumbarse con fuerza, visité la exposición retrospectiva que el Museo Thyssen dedica a la obra de Antonio López, el mayor exponente en España de eso que se ha llamado el hiperrealismo, o la pintura que refleja la realidad hasta el más íntimo y minúsculo de los detalles. Iba con ganas de verla, tanto porque admiro al personaje como por las buenas referencias que algunos conocidos que ya la habían visitado me habían hecho de lo que allí estaba expuesto. Y lo cierto es que el resultado desbordó mis expectativas, en todos los sentidos.
Y es que la obra de Antonio López impacta. Acostumbrados como estamos a un mundo hueco, en el que la prisa se lo lleva todo, donde no hay tiempo para ser metódico ni profesional en casi ningún campo, ni de las artes ni en otras áreas profesionales, ver la obra de Antonio supone el reencuentro con el artesano, con el profesional que, día tras día, con muchas horas de empeño y esfuerzo, da lo mejor de sí mismo para acabar su obra, y que sabe que su obra requiere tiempo, y que es malo emplear más del necesario, pero aún peor es hacerlo deprisa y corriendo. Los membrillos que pinta López, primero como boceto a lápiz y luego como imagen colorista, crecen, maduran con el sol, y llegado su momento se recogen del árbol, y es el pintor el que amolda su trabajo al ritmo que la naturaleza le impone, porque desea ser un fiel retratista de la misma. Los paisajes de Madrid, urbanos, industriales, a veces con motas de verde parque, a menudo rodeados del amarillo terral de unos campos torturados por el sol, y con esos cielos indescriptibles, bellos como ellos solos, de azules intensos que cambian de tonalidad a cada minuto, aparecen ante el espectador no como si fueran fotografías, no, porque difícilmente una foto puede captar todos esos matices de luz que Antonio llega a expresar en su obra. Pacientemente, durante cientos de días, Antonio ha estado sentado en la esquina de Gran Vía con Alcalá, en la terraza de lucio, en las torres blancas, en el campo del moro, y se ha dejado la vida tratando de reflejar esa luz, ese matiz que va mucho más allá del detalle y el puntillismo de todas las ventanas que aparecen en los edificios de fondo. Los cuadros de Madrid que pinta Antonio López son Madrid, suponen la imagen más cierta que yo he logrado ver creada sobre esta ciudad, que aparece tan dura y agreste como es en la realidad. Pero la grandeza de Antonio está en que no necesita grandes formatos ni paletas milagrosas para crear arte, no. Una simple hoja de papel, un lápiz, y en sus manos un lugar tan cutre como un baño consigue tener magia, un puerta entreabierta y unas jambas logran transmitir sensaciones, e incluso esas escenas de cocinas de pequeños azulejos blancos, o los frigoríficos, una de las imágenes que más repulsión logran darme desde que soy niño, me resultaban ayer tranquilizadoras viéndolas dibujadas por Antonio López. Cuando veía esos dibujos no me podía creer que un lápiz, un simple y triste lápiz, fuese capaz de crear semejante contraste de luces y sombras, describir una realidad tan simple, burda si me apuran, pero con tanta precisión y belleza que lograba emocionar. López es tan grande no sólo por su técnica, inmensa, sino por lograr emocionar al espectador con la belleza de lo sencillo. En un mundo lleno de efectos especiales y ruido que tratan de ocultar la ausencia de contenido, el silencio y la profundidad de la obra de Antonio López es profundamente transgresora, rupturista, radical.
Si alguna vez vienen a Madrid, vayan sin dudarlo al conocido popularmente como el parque de las tetas, cercan del metro de Buenos Aires en la línea 1. Es un lugar apartado del centro, que poca gente conoce, que posee el mejor mirador sobre Madrid y su entorno, y desde el que se disfrutan las mejores puestas de sol sobre tierra que imaginarse uno pueda. Allí hay un cuartel de bomberos, y Antonio López pasó muchos años encaramado a la torre para crear su obra más monumental, homenajes a esta ciudad, a su crudeza, y a la luz que la envuelve. Sólo la vista real del paisaje desde esa atalaya se puede comparar a la belleza y emoción que Antonio logra captar en su obra.
Y es que la obra de Antonio López impacta. Acostumbrados como estamos a un mundo hueco, en el que la prisa se lo lleva todo, donde no hay tiempo para ser metódico ni profesional en casi ningún campo, ni de las artes ni en otras áreas profesionales, ver la obra de Antonio supone el reencuentro con el artesano, con el profesional que, día tras día, con muchas horas de empeño y esfuerzo, da lo mejor de sí mismo para acabar su obra, y que sabe que su obra requiere tiempo, y que es malo emplear más del necesario, pero aún peor es hacerlo deprisa y corriendo. Los membrillos que pinta López, primero como boceto a lápiz y luego como imagen colorista, crecen, maduran con el sol, y llegado su momento se recogen del árbol, y es el pintor el que amolda su trabajo al ritmo que la naturaleza le impone, porque desea ser un fiel retratista de la misma. Los paisajes de Madrid, urbanos, industriales, a veces con motas de verde parque, a menudo rodeados del amarillo terral de unos campos torturados por el sol, y con esos cielos indescriptibles, bellos como ellos solos, de azules intensos que cambian de tonalidad a cada minuto, aparecen ante el espectador no como si fueran fotografías, no, porque difícilmente una foto puede captar todos esos matices de luz que Antonio llega a expresar en su obra. Pacientemente, durante cientos de días, Antonio ha estado sentado en la esquina de Gran Vía con Alcalá, en la terraza de lucio, en las torres blancas, en el campo del moro, y se ha dejado la vida tratando de reflejar esa luz, ese matiz que va mucho más allá del detalle y el puntillismo de todas las ventanas que aparecen en los edificios de fondo. Los cuadros de Madrid que pinta Antonio López son Madrid, suponen la imagen más cierta que yo he logrado ver creada sobre esta ciudad, que aparece tan dura y agreste como es en la realidad. Pero la grandeza de Antonio está en que no necesita grandes formatos ni paletas milagrosas para crear arte, no. Una simple hoja de papel, un lápiz, y en sus manos un lugar tan cutre como un baño consigue tener magia, un puerta entreabierta y unas jambas logran transmitir sensaciones, e incluso esas escenas de cocinas de pequeños azulejos blancos, o los frigoríficos, una de las imágenes que más repulsión logran darme desde que soy niño, me resultaban ayer tranquilizadoras viéndolas dibujadas por Antonio López. Cuando veía esos dibujos no me podía creer que un lápiz, un simple y triste lápiz, fuese capaz de crear semejante contraste de luces y sombras, describir una realidad tan simple, burda si me apuran, pero con tanta precisión y belleza que lograba emocionar. López es tan grande no sólo por su técnica, inmensa, sino por lograr emocionar al espectador con la belleza de lo sencillo. En un mundo lleno de efectos especiales y ruido que tratan de ocultar la ausencia de contenido, el silencio y la profundidad de la obra de Antonio López es profundamente transgresora, rupturista, radical.
Si alguna vez vienen a Madrid, vayan sin dudarlo al conocido popularmente como el parque de las tetas, cercan del metro de Buenos Aires en la línea 1. Es un lugar apartado del centro, que poca gente conoce, que posee el mejor mirador sobre Madrid y su entorno, y desde el que se disfrutan las mejores puestas de sol sobre tierra que imaginarse uno pueda. Allí hay un cuartel de bomberos, y Antonio López pasó muchos años encaramado a la torre para crear su obra más monumental, homenajes a esta ciudad, a su crudeza, y a la luz que la envuelve. Sólo la vista real del paisaje desde esa atalaya se puede comparar a la belleza y emoción que Antonio logra captar en su obra.
miércoles, agosto 10, 2011
The borroka street in UK
Esta ha sido la cuarta noche de disturbios en Inglaterra. El foco de los mismos se ha empezado a trasladar de Londres a otras ciudades industriales como Manchester y Birmingham, después de que la presencia policial en la capital se haya más que duplicado. Parece que ha sido una noche más tranquila en los barrios de Totenhamm, Lambeth y Croydon, donde ayer se registró la primera muerte producto de estos altercados, pero esa calma es relativa, porque se han visto patrullas de ciudadanos haciendo guardia frente a establecimientos públicos y privados, tratando de defenderlos. Armados con escobas, tratan de limpiar los destrozos que rodean sus viviendas y calles.
La mera visión de las imágenes de algunos de esos barrios, con edificios incendiados, saqueos a plena luz del día y violencia desatada es extravagante, a la par que indignante, por supuesto. Y todo eso no pasa en un suburbio de favelas de Río de Janeiro, ni en Pakistán, no, sucede en Londres, la mayor ciudad de Europa occidental, el mayor centro financiero del mundo, y el destino de millones de turistas, que no se ha enterado de nada porque nada ha sucedido en las zonas que habitualmente se vistan. Ahora tocará a los expertos ponerse a estudiar para descubrir que es lo que ha fallado, de donde proviene este brote de violencia salvaje y desatada. Y lo cierto es que serán muchas las causas que, larvadas, han confluido para que la muerte de un joven en un tiroteo con la policía este pasado jueves desatase esta ola de destrucción, pero es obvio que la crisis está detrás de todo. El deterioro de las condiciones laborales y la bajada de ingresos de grandes capas de la población por el aumento del paro y la reducción de servicios sociales generan el caldo de cultivo adecuado para que este tipo de sucesos se produzcan. Una crisis como esta, tan larga y profunda, acaba por destruir el tejido que une y compacta a la sociedad, rompe grupos de trabajo, deja a personas sin ingresos, aumenta las tensiones de cara al mantenimiento del nivel de vida conocido, aumenta el grado de frustración y, en definitiva, destruye lo que se daba por seguro, creando las condiciones necesarias para que la desesperación creciente acabe convertida en ira. Muchos de los barrios donde han estallado las protestas son barrios deprimidos, enormes, con mucha población de distintas procedencias, donde la propensión al conflicto étnico se apaciguó con la bonanza económica pero ha resurgido con fuerza en la crisis, donde mi vecino puede ser mi competencia a la hora de encontrar el puesto de trabajo que tanto necesito. Pero siendo todo esto verdad, no es menos cierto que esta revuelta tiene un componente de puro vandalismo muy superior al de reivindicación política o social. No hemos visto en ningún momento manifestaciones de indignados, reivindicaciones sociales, sentadas o cosas por el estilo. No, sólo bandas de encapuchados que, amparados en la noche y en el desconcierto de un gobierno ausente por vacaciones, han tomado el control de esos barrios, se han dedicado a destruir todo lo que pillaban por delante y, de paso, robar a manos llenas. Las imágenes de asaltos a supermercados y tiendas de informática, con sujetos con el rostro tapado llevándose televisiones de plasma indican el grado de salvajismo que se ha alcanzado en esas zonas estos días, la ausencia de la ley, la ética y la sociedad que, durante tres noches, ha convertido grandes áreas de Londres en algo parecido a una selva en la que los más fuertes han dictado su ley.
Ver esos asaltos impunes, o ese vídeo impresionante, en el que un joven aturdido y desorientado es robado de la manera más obscena y chulesca por unos sujetos que se llevan lo que quieren y tiran lo demás no me genera ningún sentimiento asociado a reivindicación social. Me suena más a lo que hacían los batasunos en Rentería en los ochenta o noventa o, para ponerlo en contexto inglés, a cómo se comportaban los protagonistas de “La naranja mecánica”, aquella banda de desalmados que disfrutaban de la violencia por el mero hecho de ejercerla, por saber que eran impunes, que les daba el control y el poder, como animales en el campo. Sí, Kubrick se hubiera visto reivindicado en vídeos como este y otros que llenan nuestras pantallas.
La mera visión de las imágenes de algunos de esos barrios, con edificios incendiados, saqueos a plena luz del día y violencia desatada es extravagante, a la par que indignante, por supuesto. Y todo eso no pasa en un suburbio de favelas de Río de Janeiro, ni en Pakistán, no, sucede en Londres, la mayor ciudad de Europa occidental, el mayor centro financiero del mundo, y el destino de millones de turistas, que no se ha enterado de nada porque nada ha sucedido en las zonas que habitualmente se vistan. Ahora tocará a los expertos ponerse a estudiar para descubrir que es lo que ha fallado, de donde proviene este brote de violencia salvaje y desatada. Y lo cierto es que serán muchas las causas que, larvadas, han confluido para que la muerte de un joven en un tiroteo con la policía este pasado jueves desatase esta ola de destrucción, pero es obvio que la crisis está detrás de todo. El deterioro de las condiciones laborales y la bajada de ingresos de grandes capas de la población por el aumento del paro y la reducción de servicios sociales generan el caldo de cultivo adecuado para que este tipo de sucesos se produzcan. Una crisis como esta, tan larga y profunda, acaba por destruir el tejido que une y compacta a la sociedad, rompe grupos de trabajo, deja a personas sin ingresos, aumenta las tensiones de cara al mantenimiento del nivel de vida conocido, aumenta el grado de frustración y, en definitiva, destruye lo que se daba por seguro, creando las condiciones necesarias para que la desesperación creciente acabe convertida en ira. Muchos de los barrios donde han estallado las protestas son barrios deprimidos, enormes, con mucha población de distintas procedencias, donde la propensión al conflicto étnico se apaciguó con la bonanza económica pero ha resurgido con fuerza en la crisis, donde mi vecino puede ser mi competencia a la hora de encontrar el puesto de trabajo que tanto necesito. Pero siendo todo esto verdad, no es menos cierto que esta revuelta tiene un componente de puro vandalismo muy superior al de reivindicación política o social. No hemos visto en ningún momento manifestaciones de indignados, reivindicaciones sociales, sentadas o cosas por el estilo. No, sólo bandas de encapuchados que, amparados en la noche y en el desconcierto de un gobierno ausente por vacaciones, han tomado el control de esos barrios, se han dedicado a destruir todo lo que pillaban por delante y, de paso, robar a manos llenas. Las imágenes de asaltos a supermercados y tiendas de informática, con sujetos con el rostro tapado llevándose televisiones de plasma indican el grado de salvajismo que se ha alcanzado en esas zonas estos días, la ausencia de la ley, la ética y la sociedad que, durante tres noches, ha convertido grandes áreas de Londres en algo parecido a una selva en la que los más fuertes han dictado su ley.
Ver esos asaltos impunes, o ese vídeo impresionante, en el que un joven aturdido y desorientado es robado de la manera más obscena y chulesca por unos sujetos que se llevan lo que quieren y tiran lo demás no me genera ningún sentimiento asociado a reivindicación social. Me suena más a lo que hacían los batasunos en Rentería en los ochenta o noventa o, para ponerlo en contexto inglés, a cómo se comportaban los protagonistas de “La naranja mecánica”, aquella banda de desalmados que disfrutaban de la violencia por el mero hecho de ejercerla, por saber que eran impunes, que les daba el control y el poder, como animales en el campo. Sí, Kubrick se hubiera visto reivindicado en vídeos como este y otros que llenan nuestras pantallas.
martes, agosto 09, 2011
¿Es bueno ver las noticias?
En los periódicos de hoy los titulares agotan los adjetivos para describir el batacazo bursátil de ayer, que dejó a las bolsas europeas y americanas hundidas sin remedio aparente, pero en el campo gráfico las imágenes dominantes corresponden a los violentos disturbios que llevan tres días produciéndose en Londres y que, lejos de remitir, se extienden a otros barrios de la metrópoli y a otras ciudades de Inglaterra. Las imágenes muestran estallidos de pillaje y violencia desenfrenada, quemas de coches, edificios y tiendas y saqueos dignos de Mogadiscio, en medio de los pasos de cebra tan british.
Visto el panorama, y con el año que llevamos, y los años de crisis que arrastramos, muchos han renunciado directamente a ver las noticias, a no leer los periódicos ya no enterarse de lo que pasa, en la mayoría de los casos hartos de comprobar que el mundo que está a su alrededor no funciona. De hecho se presume de que en verano, en lo que llamamos desconectar, se incluye el no enterarse de lo que sucede, porque ayuda a relajarse. Es la forma más moderna que conozco de aplicar ese refrán de “ojos que no ven, corazón que no siente”. La gente parece pensar que si no lee nada de la crisis ésta no le afectará y que, en general, mantenerse alejados de una actualidad bronca, cambiante y descontrolada, ayuda a estar en paz con uno mismo. Y muchos miran con aprensión a los que siguen la actualidad, calificándolos de masoquistas hasta cierto punto, y los que estamos enganchados a ella, los que como yo no concebimos un día sin informativos, somos personajes raros, incluso siniestros, porque dado como está la actualidad somos portadores de malas nuevas un día sí y otro también. “No me cuentes lo que pasa, que no quiero saberlo” es una frase que más de un conocido me ha dicho últimamente, como queriendo alejar aún más de él esta dura realidad. Pese a que no la comparto, entiendo su postura. Es cierto que un seguimiento diario de las noticias puede llevar a la conclusión de que todo está hecho un desastre, y esa, como toda afirmación categórica, no es cierta. Los diarios, informativos de televisión y de radio, viven pegados a la actualidad del momento. Se dice que no hay nada tan viejo como un periódico de ayer, y esta falta de perspectiva de los medios impide calibrar hasta que punto las cosas son graves o no en el contexto no de esta semana, sino en varios años. Por ejemplo, esta crisis económica es muy grave, desde luego, la mayor desde la de 1929, aunque puede que de seguir en esta tónica la supere en intensidad, pero en ningún aspecto es comparable el nivel de vida que existía en occidente en los años veinte del siglo pasado con el que poseemos ahora. Esto en cierto modo permite autoengañarse, tratar de buscar un rayo de esperanza para coger fuerzas, aunque sea mentira, y es una táctica psicológica muy típica para evadir los problemas, que todos utilizamos muchas veces. Un ejemplo pasmoso lo vi hace dos semanas, cuando estaba en Elorrio. Con vistas al final de un Julio meteorológicamente horrible, un artículo de prensa afirmaba que los hosteleros ponían sus esperanzas en agosto y septiembre, aunque no sabían que tiempo les esperaba en esos meses, entre otras cosas porque saber eso es imposible.
Este Domingo publicaba Juan Arias en El País un precioso artículo, titulado precisamente ¿Es que vale la pena leer los periódicos? en el que relata cómo está de moda desconectar, retirarse de esa “oración laica” como él la llama de leer el periódico por la mañana, para obtener la felicidad del desconocimiento y la ignorancia, y de lo malo que eso es, de lo que renunciamos, del valor de la noticia y la realidad que dejamos de percibir a cambio de estar sedados, engañados, ingenuamente felices, ajenos a lo que nos rodea, propensos a ser manipulados por basuras televisivas o gobiernos ansiosos de control. No renunciemos a la actualidad, por dura y cruel que nos parezca porque, entre otras cosas, sólo conociéndola podremos cambiarla.
Visto el panorama, y con el año que llevamos, y los años de crisis que arrastramos, muchos han renunciado directamente a ver las noticias, a no leer los periódicos ya no enterarse de lo que pasa, en la mayoría de los casos hartos de comprobar que el mundo que está a su alrededor no funciona. De hecho se presume de que en verano, en lo que llamamos desconectar, se incluye el no enterarse de lo que sucede, porque ayuda a relajarse. Es la forma más moderna que conozco de aplicar ese refrán de “ojos que no ven, corazón que no siente”. La gente parece pensar que si no lee nada de la crisis ésta no le afectará y que, en general, mantenerse alejados de una actualidad bronca, cambiante y descontrolada, ayuda a estar en paz con uno mismo. Y muchos miran con aprensión a los que siguen la actualidad, calificándolos de masoquistas hasta cierto punto, y los que estamos enganchados a ella, los que como yo no concebimos un día sin informativos, somos personajes raros, incluso siniestros, porque dado como está la actualidad somos portadores de malas nuevas un día sí y otro también. “No me cuentes lo que pasa, que no quiero saberlo” es una frase que más de un conocido me ha dicho últimamente, como queriendo alejar aún más de él esta dura realidad. Pese a que no la comparto, entiendo su postura. Es cierto que un seguimiento diario de las noticias puede llevar a la conclusión de que todo está hecho un desastre, y esa, como toda afirmación categórica, no es cierta. Los diarios, informativos de televisión y de radio, viven pegados a la actualidad del momento. Se dice que no hay nada tan viejo como un periódico de ayer, y esta falta de perspectiva de los medios impide calibrar hasta que punto las cosas son graves o no en el contexto no de esta semana, sino en varios años. Por ejemplo, esta crisis económica es muy grave, desde luego, la mayor desde la de 1929, aunque puede que de seguir en esta tónica la supere en intensidad, pero en ningún aspecto es comparable el nivel de vida que existía en occidente en los años veinte del siglo pasado con el que poseemos ahora. Esto en cierto modo permite autoengañarse, tratar de buscar un rayo de esperanza para coger fuerzas, aunque sea mentira, y es una táctica psicológica muy típica para evadir los problemas, que todos utilizamos muchas veces. Un ejemplo pasmoso lo vi hace dos semanas, cuando estaba en Elorrio. Con vistas al final de un Julio meteorológicamente horrible, un artículo de prensa afirmaba que los hosteleros ponían sus esperanzas en agosto y septiembre, aunque no sabían que tiempo les esperaba en esos meses, entre otras cosas porque saber eso es imposible.
Este Domingo publicaba Juan Arias en El País un precioso artículo, titulado precisamente ¿Es que vale la pena leer los periódicos? en el que relata cómo está de moda desconectar, retirarse de esa “oración laica” como él la llama de leer el periódico por la mañana, para obtener la felicidad del desconocimiento y la ignorancia, y de lo malo que eso es, de lo que renunciamos, del valor de la noticia y la realidad que dejamos de percibir a cambio de estar sedados, engañados, ingenuamente felices, ajenos a lo que nos rodea, propensos a ser manipulados por basuras televisivas o gobiernos ansiosos de control. No renunciemos a la actualidad, por dura y cruel que nos parezca porque, entre otras cosas, sólo conociéndola podremos cambiarla.
lunes, agosto 08, 2011
Un finde de muchos nervios
¿Ha pasado usted un bien fin de semana? Así lo espero, descansado y lleno de momentos de relax. El mío también ha sido tranquilo, con más turismo del que esperaba por una visita de última hora de un amigo. Quienes no se lo han pasado muy bien han sido los responsables de economía de los países de los varios Gs, (G7, G8, G20) y los miembros del consejo de gobierno del BCE, que han estado los dos últimos días llamándose y haciendo videoconferencias tipo “party line” para ver como se enfrentan al miedo que corre en los mercados.
Y es que si la semana pasada fue nerviosa y dura, tuvo como colofón el anuncio por parte de la agenda de calificación Standar & Poors de rebajar la nota de la deuda americana, haciéndola caer del sacrosanto podium de la AAA a la segunda posición, que esta agencia expresa como AAa. Era una noticia que más o menos se esperaba, pero pese a ello su anuncio ha generado todo tipo de controversias e interpretaciones, sobre todo por el efecto que esta rebaja tiene de cara a los deudores que poseen títulos de deuda norteamericano, que hasta el viernes era sinónimo de solvencia absoluta, y ahora sigue siendo solvente, pero no absolutamente. Se anticipaba ya el sábado que los mercados hoy lunes estarían muy nerviosos por esa noticia y que podrían reaccionar con nuevas caídas, y de ahí las reuniones de ayer Domingo y del sábado para tratar de actuar de manera coordinada y dar la imagen de que la comunidad internacional respalda el sistema, y que las caídas son fruto de especuladores sin fundamento. Bien, pero ¿y de la solución al problema real, qué? Podemos como hacen hoy algunos periódicos atizarles nuevamente a las agencias de calificación, podemos quemar sus sedes y romper su logos, abroncarlas en público y acusarlas de todos los males conocidos, pero eso no solucionará el problema de fondo, que es que las economías occidentales están, en su parte pública y privada, muy endeudadas, y no crecen y si no crecen no pueden devolver la deuda. Así de simple y cruel. Y no es necesario que ni las agencias de calificación ni el Vaticano ni nadie lo anuncie en público. Es así, y de ahí vienen todos los nervios e incertidumbres en el área Euro de estos últimos meses. Sabiendo como todo el mundo sabe que, por empezar, Grecia es insolvente, ¿de qué han servido todos los planes y rescates de este último año? De nada. Han ganado tiempo, han comprado tiempo que se pensaba era suficiente para que Grecia empezase a crecer, que es la única manera de que un deudor pueda devolver lo debido. Sin embargo ni Grecia crece ni el resto de países de la zona euro lo hace con demasiadas alegrías. Si miramos a nuestra España, el ritmo de avance de la economía es agónico, con un 0,2% de crecimiento en el segundo trimestre del año. Tiene su mérito crecer con la que está cayendo, todo sea dicho, pero es un valor insuficiente como para que el acreedor se fíe y rebaje su presión. Añadamos a ello, pese a que no se habla, la inmensa e impagable deuda privada que en España y otros países están en manos de promotoras, constructoras y bancos y tendremos un panorama desolador. El mismo, por cierto, que teníamos hace unos dos o tres años. Nuevamente hemos avanzado en el tiempo tratando de enviar el problema al futuro, para ver si allí algo o alguien nos lo solucionan, pero no es posible. De ahí tanto nerviosismo y movimientos bruscos. El porqué se producen en un plácido agosto y no en julio o septiembre, la verdad es que no tengo ni idea.
La idea repetida en todas las columnas de opinión este fin de semana de que el BCE deje de ser un remolón y compre deuda de Italia y España es un paliativo para esta situación, y seguro que a partir de hoy lo hace, pero como ha demostrado Grecia, no es una acción eficaz a medio y largo plazo. Como en esa escena de Pulp Fiction, será como el tiro de adrenalina que inyectan a Uma Thurman para salvarla de la sobredosis de cocaína, pero la adicción sigue, la dependencia también, y si Uma no deja las drogas y nosotros no pagamos la deuda, todo lo que hagamos no será nada más que ficción, y de la mala.
Y es que si la semana pasada fue nerviosa y dura, tuvo como colofón el anuncio por parte de la agenda de calificación Standar & Poors de rebajar la nota de la deuda americana, haciéndola caer del sacrosanto podium de la AAA a la segunda posición, que esta agencia expresa como AAa. Era una noticia que más o menos se esperaba, pero pese a ello su anuncio ha generado todo tipo de controversias e interpretaciones, sobre todo por el efecto que esta rebaja tiene de cara a los deudores que poseen títulos de deuda norteamericano, que hasta el viernes era sinónimo de solvencia absoluta, y ahora sigue siendo solvente, pero no absolutamente. Se anticipaba ya el sábado que los mercados hoy lunes estarían muy nerviosos por esa noticia y que podrían reaccionar con nuevas caídas, y de ahí las reuniones de ayer Domingo y del sábado para tratar de actuar de manera coordinada y dar la imagen de que la comunidad internacional respalda el sistema, y que las caídas son fruto de especuladores sin fundamento. Bien, pero ¿y de la solución al problema real, qué? Podemos como hacen hoy algunos periódicos atizarles nuevamente a las agencias de calificación, podemos quemar sus sedes y romper su logos, abroncarlas en público y acusarlas de todos los males conocidos, pero eso no solucionará el problema de fondo, que es que las economías occidentales están, en su parte pública y privada, muy endeudadas, y no crecen y si no crecen no pueden devolver la deuda. Así de simple y cruel. Y no es necesario que ni las agencias de calificación ni el Vaticano ni nadie lo anuncie en público. Es así, y de ahí vienen todos los nervios e incertidumbres en el área Euro de estos últimos meses. Sabiendo como todo el mundo sabe que, por empezar, Grecia es insolvente, ¿de qué han servido todos los planes y rescates de este último año? De nada. Han ganado tiempo, han comprado tiempo que se pensaba era suficiente para que Grecia empezase a crecer, que es la única manera de que un deudor pueda devolver lo debido. Sin embargo ni Grecia crece ni el resto de países de la zona euro lo hace con demasiadas alegrías. Si miramos a nuestra España, el ritmo de avance de la economía es agónico, con un 0,2% de crecimiento en el segundo trimestre del año. Tiene su mérito crecer con la que está cayendo, todo sea dicho, pero es un valor insuficiente como para que el acreedor se fíe y rebaje su presión. Añadamos a ello, pese a que no se habla, la inmensa e impagable deuda privada que en España y otros países están en manos de promotoras, constructoras y bancos y tendremos un panorama desolador. El mismo, por cierto, que teníamos hace unos dos o tres años. Nuevamente hemos avanzado en el tiempo tratando de enviar el problema al futuro, para ver si allí algo o alguien nos lo solucionan, pero no es posible. De ahí tanto nerviosismo y movimientos bruscos. El porqué se producen en un plácido agosto y no en julio o septiembre, la verdad es que no tengo ni idea.
La idea repetida en todas las columnas de opinión este fin de semana de que el BCE deje de ser un remolón y compre deuda de Italia y España es un paliativo para esta situación, y seguro que a partir de hoy lo hace, pero como ha demostrado Grecia, no es una acción eficaz a medio y largo plazo. Como en esa escena de Pulp Fiction, será como el tiro de adrenalina que inyectan a Uma Thurman para salvarla de la sobredosis de cocaína, pero la adicción sigue, la dependencia también, y si Uma no deja las drogas y nosotros no pagamos la deuda, todo lo que hagamos no será nada más que ficción, y de la mala.
viernes, agosto 05, 2011
Marte no deja de sorprendernos
Como ayer fue otro de esos días horribles que e mejor olvidar, y lo único que se puede pedir es que hoy no sea tan malo, no les voy a hablar del nuevo castañazo bursátil ni de la prima arriesgada, ni de las consecuencias oleicas de este desastre ni de cosas por el estilo. Va a haber muchos días para comentarlo. Frente a todo esto, a la triste y mísera realidad que vivimos, siempre es bueno echar un vistazo a las estrellas y comprobar hasta que punto desconocemos lo que allí sucede, y las múltiples sorpresas que nos esperan para ser descubiertas.
Ayer la NASA hizo una comparecencia que, sino fuese por el desastre financiero, hubiera merecido la apertura de todos los informativos. Con muchas fotografías marcianas de fondo, el equipo norteamericano que las estudia afirmó no que hay constancia de que hubo agua sobre la superficie de Marte en un pasado remoto, cosa que ya se ha anunciado varias veces, sino que, tachán tachán, la puede haber ahora mismo!!!!! Las fotos de alta definición muestran barrancos y escorrentías que en la Tierra son el típico producto del flujo del agua sobre el terreno. ¿Qué tipo de agua? Salada, que según los científicos se mantiene completamente congelada durante la mayor parte del año bajo la superficie pero que en determinadas épocas del verano marciano, y en zonas concretas, logra aflorar, y permanecer líquida durante un cierto tiempo sobre la superficie, antes de que la baja presión de la atmósfera marciana provoque su evaporación. La sola idea de que pueda haber riachuelos de agua sobre la superficie de Marte hoy en día es revolucionaria, porque ya no estaríamos hablando de la presencia de agua con referencias de millones de años, ni especulando si esa pasada agua se ha quedado bajo la superficie o ha desaparecido. No. Tendríamos la prueba más irrefutable de su existencia, nada más y nada menos que verla correr por el suelo rocoso de Marte, al igual que lo hace sobre nuestro planeta, generando formaciones geológicas y trazas muy similares. Es impactante. La web de la NASA en la que se hace pública la noticia muestra una impactante animación generada con las imágenes tomadas a lo largo de un tiempo en el que, en efecto, se ven “líneas” que asemejan comportarse como chorros de agua que emanan de la parte superior de los barrancos y descienden hacia lo que parece ser un valle. Así mismo se muestra un mapa de la superficie marciana en el que se señala la posición de posibles afloramientos en los que se encuentran depósitos de hielo y sales, y en los que es de esperar que se produzca un comportamiento más o menos similar. Si uno ve el mapa se da cuenta de que lo que la NASA ha descubierto podría ser no algo excepcional, sino un fenómeno que se repita a lo largo de una gran extensión de la superficie del planeta, lo que nos puede dar una idea de las, en teoría, enormes reservas de agua que existen bajo el suelo marciano. También queda claro que, pese a que no conocemos casi nada de lo que sucede en Marte, éste es un planeta geológicamente muy activo, en el que no sólo existe actividad sísmica, como lo muestran los volcanes y fallas que jalonan grandes partes de su superficie. La imagen de Marte como un terreno árido, baldío y desolado está hoy más lejos de la realidad de lo que lo estaba ayer.
Y agua en nuestra mente es sinónimo de vida. Dar ese paso con la imaginación es muy sencillo, pero llegar a demostrarlo es mucho más complicado. Es probable que con los instrumentos que tenemos hoy en día, una sonda sita en uno de esos afloramientos pudiera ser capaz de de encontrar pruebas de vida, si existiera en forma y composición similar a lo conocido en la Tierra, pero esto es pura especulación. Sin embargo, desde ayer, pensar en formas de vida orgánica pululando en los regueros de agua salada marciana es una posibilidad tan excitante como posible. Hay que ir allí para comprobarlo.
Ayer la NASA hizo una comparecencia que, sino fuese por el desastre financiero, hubiera merecido la apertura de todos los informativos. Con muchas fotografías marcianas de fondo, el equipo norteamericano que las estudia afirmó no que hay constancia de que hubo agua sobre la superficie de Marte en un pasado remoto, cosa que ya se ha anunciado varias veces, sino que, tachán tachán, la puede haber ahora mismo!!!!! Las fotos de alta definición muestran barrancos y escorrentías que en la Tierra son el típico producto del flujo del agua sobre el terreno. ¿Qué tipo de agua? Salada, que según los científicos se mantiene completamente congelada durante la mayor parte del año bajo la superficie pero que en determinadas épocas del verano marciano, y en zonas concretas, logra aflorar, y permanecer líquida durante un cierto tiempo sobre la superficie, antes de que la baja presión de la atmósfera marciana provoque su evaporación. La sola idea de que pueda haber riachuelos de agua sobre la superficie de Marte hoy en día es revolucionaria, porque ya no estaríamos hablando de la presencia de agua con referencias de millones de años, ni especulando si esa pasada agua se ha quedado bajo la superficie o ha desaparecido. No. Tendríamos la prueba más irrefutable de su existencia, nada más y nada menos que verla correr por el suelo rocoso de Marte, al igual que lo hace sobre nuestro planeta, generando formaciones geológicas y trazas muy similares. Es impactante. La web de la NASA en la que se hace pública la noticia muestra una impactante animación generada con las imágenes tomadas a lo largo de un tiempo en el que, en efecto, se ven “líneas” que asemejan comportarse como chorros de agua que emanan de la parte superior de los barrancos y descienden hacia lo que parece ser un valle. Así mismo se muestra un mapa de la superficie marciana en el que se señala la posición de posibles afloramientos en los que se encuentran depósitos de hielo y sales, y en los que es de esperar que se produzca un comportamiento más o menos similar. Si uno ve el mapa se da cuenta de que lo que la NASA ha descubierto podría ser no algo excepcional, sino un fenómeno que se repita a lo largo de una gran extensión de la superficie del planeta, lo que nos puede dar una idea de las, en teoría, enormes reservas de agua que existen bajo el suelo marciano. También queda claro que, pese a que no conocemos casi nada de lo que sucede en Marte, éste es un planeta geológicamente muy activo, en el que no sólo existe actividad sísmica, como lo muestran los volcanes y fallas que jalonan grandes partes de su superficie. La imagen de Marte como un terreno árido, baldío y desolado está hoy más lejos de la realidad de lo que lo estaba ayer.
Y agua en nuestra mente es sinónimo de vida. Dar ese paso con la imaginación es muy sencillo, pero llegar a demostrarlo es mucho más complicado. Es probable que con los instrumentos que tenemos hoy en día, una sonda sita en uno de esos afloramientos pudiera ser capaz de de encontrar pruebas de vida, si existiera en forma y composición similar a lo conocido en la Tierra, pero esto es pura especulación. Sin embargo, desde ayer, pensar en formas de vida orgánica pululando en los regueros de agua salada marciana es una posibilidad tan excitante como posible. Hay que ir allí para comprobarlo.
jueves, agosto 04, 2011
La importancia de la imagen
Nos guste o no, vivimos una época en la que la imagen lo es todo. Todo. Lo que ofrezcamos a los demás importa menos que cómo se lo ofrezcamos. Quizás sea signo de decadencia, o de cambio de perspectiva, o vaya usted a saber de que, pero es así. Una dictadura silenciosa, y por ello mucho más efectiva que las ruidosas y policiales, que nos domina, que yo personalmente no comparto, y en parte así me va en la vida. Y en la gestión pública la imagen aún es más importante. A veces lo es todo. A mi modo de ver, y no soy un experto en esto, un ejemplo de cómo no cuidar la imagen y el mensaje lo vimos ayer por la tarde en Moncloa.
En medio del tercer día de pasión de prima de riesgo, con la economía española hundiéndose poco a poco, ZP suspendió otra vez sus vacaciones y reunió al equipo económico en Moncloa para tratar la situación. Tras el encuentro fue la Vicepresidenta primera y Ministra de Economía Elena Salgado la que compareció ante los medios con el objetivo de tranquilizar a la población y los mercados, más que contar lo que en la reunión se había tratado. Yo suponía que la cosa es lo suficientemente seria como para que el propio ZP hiciera acto de presencia pública, pero bien porque no lo considera así (error) o le da miedo aparecer (error) fue Elena la que tuvo que salir a la palestra. Es curioso, pero Elena, varios pisos por encima mío, es mi jefa. Le ha tocado una de las coyunturas económicas más difíciles que imaginarse uno pueda, y poca gente creo que está ahora mismo a la altura de las circunstancias. Ella tampoco lo está, desde hace mucho tiempo, y bien que lo siento por ella y por el resto del país. Es una mujer fibrosa, que posee una gran fortaleza física, que para nada aparenta los sesenta años que porta, y que poco a poco ha sido superada por las circunstancias. Ayer estaba nerviosa, muy nerviosa. Sabía que lo que dijese lo estaba viendo, entre otra mucha gente, los que nos compran la deuda. Sabía que en los últimos días las palabras de Rajoy y Rubalcaba han sido equivocadas, y han acrecentado la sensación de que ninguno de los dos sabe a lo que se enfrenta. Un error en el mensaje por parte de la vicepresidenta Salgado no es lo mismo que un fallo de un líder de la oposición o un candidato, ella lo sabe muy bien, y trató de no cometerlo. Sin embargo la forma en la que se expresó era todo menos tranquilizadora. Frases cortas, a veces inconexas, voz trémula y poco firme, muy poca locuacidad a la hora de contestar a las preguntas de los periodistas, etc. Sobre el contenido del mensaje, casi nada. Tranquilidad porque la baja actividad de Agosto provoca estas cosas (idea que también es válida cuando en Agosto no pasa nada), la ralentización de la economía norteamericana que nos influye y perjudica (la culpa es de fuera, cosa que es cierta sólo en parte) y recurso a la coordinación con la Unión Europea. Insistió mucho en hacer lo posible para que el acuerdo al que se llegó a finales de Julio en Bruselas se ponga en marcha lo antes posible, aunque parece obvio que ese acuerdo ya no es útil para frenar esta ola. ¿Lanzó algún mensaje firme, sólido, sobre al capacidad (incuestionable) de España de hacer frente a su compromisos? No. ¿Envió señales de fortaleza de la actuación del gobierno para acometer reformas? No. ¿Se comprometió a ser estricta con el gasto, el ingreso, y cumplir el escenario de déficit cueste lo que cueste? No. Nada de eso hubo en su comparecencia, quizás porque es verdad que no se creen que esto vaya en serio o porque, como muchos otros, se han quedado sin ideas. Es duro decirlo, pero ayer Berlusconi, ese impresentable, si hizo lo que debía en su comparecencia ante el congreso italiano, y dijo cosas que había que decir.
Viéndole a Elena ante las ruinas financieras de España me vino a la memoria la imagen de otras ruinas, las de la T4 de Barajas cuando fue atacada por ETA, y la presencia de otra mujer seria y enjuta, María Teresa Fernández de la Vega, que acudió al escenario del atentado mucho antes de que su jefe apareciera ante la opinión pública. Fue la primera vez que, por miedo o incredulidad, ZP se escondió y no hizo frente a sus responsabilidades. Ayer volvió a pasar y, si no se relaja la cosa estos días (recen para que así sea y la prima baje) puede que haya sucedido por última vez.
En medio del tercer día de pasión de prima de riesgo, con la economía española hundiéndose poco a poco, ZP suspendió otra vez sus vacaciones y reunió al equipo económico en Moncloa para tratar la situación. Tras el encuentro fue la Vicepresidenta primera y Ministra de Economía Elena Salgado la que compareció ante los medios con el objetivo de tranquilizar a la población y los mercados, más que contar lo que en la reunión se había tratado. Yo suponía que la cosa es lo suficientemente seria como para que el propio ZP hiciera acto de presencia pública, pero bien porque no lo considera así (error) o le da miedo aparecer (error) fue Elena la que tuvo que salir a la palestra. Es curioso, pero Elena, varios pisos por encima mío, es mi jefa. Le ha tocado una de las coyunturas económicas más difíciles que imaginarse uno pueda, y poca gente creo que está ahora mismo a la altura de las circunstancias. Ella tampoco lo está, desde hace mucho tiempo, y bien que lo siento por ella y por el resto del país. Es una mujer fibrosa, que posee una gran fortaleza física, que para nada aparenta los sesenta años que porta, y que poco a poco ha sido superada por las circunstancias. Ayer estaba nerviosa, muy nerviosa. Sabía que lo que dijese lo estaba viendo, entre otra mucha gente, los que nos compran la deuda. Sabía que en los últimos días las palabras de Rajoy y Rubalcaba han sido equivocadas, y han acrecentado la sensación de que ninguno de los dos sabe a lo que se enfrenta. Un error en el mensaje por parte de la vicepresidenta Salgado no es lo mismo que un fallo de un líder de la oposición o un candidato, ella lo sabe muy bien, y trató de no cometerlo. Sin embargo la forma en la que se expresó era todo menos tranquilizadora. Frases cortas, a veces inconexas, voz trémula y poco firme, muy poca locuacidad a la hora de contestar a las preguntas de los periodistas, etc. Sobre el contenido del mensaje, casi nada. Tranquilidad porque la baja actividad de Agosto provoca estas cosas (idea que también es válida cuando en Agosto no pasa nada), la ralentización de la economía norteamericana que nos influye y perjudica (la culpa es de fuera, cosa que es cierta sólo en parte) y recurso a la coordinación con la Unión Europea. Insistió mucho en hacer lo posible para que el acuerdo al que se llegó a finales de Julio en Bruselas se ponga en marcha lo antes posible, aunque parece obvio que ese acuerdo ya no es útil para frenar esta ola. ¿Lanzó algún mensaje firme, sólido, sobre al capacidad (incuestionable) de España de hacer frente a su compromisos? No. ¿Envió señales de fortaleza de la actuación del gobierno para acometer reformas? No. ¿Se comprometió a ser estricta con el gasto, el ingreso, y cumplir el escenario de déficit cueste lo que cueste? No. Nada de eso hubo en su comparecencia, quizás porque es verdad que no se creen que esto vaya en serio o porque, como muchos otros, se han quedado sin ideas. Es duro decirlo, pero ayer Berlusconi, ese impresentable, si hizo lo que debía en su comparecencia ante el congreso italiano, y dijo cosas que había que decir.
Viéndole a Elena ante las ruinas financieras de España me vino a la memoria la imagen de otras ruinas, las de la T4 de Barajas cuando fue atacada por ETA, y la presencia de otra mujer seria y enjuta, María Teresa Fernández de la Vega, que acudió al escenario del atentado mucho antes de que su jefe apareciera ante la opinión pública. Fue la primera vez que, por miedo o incredulidad, ZP se escondió y no hizo frente a sus responsabilidades. Ayer volvió a pasar y, si no se relaja la cosa estos días (recen para que así sea y la prima baje) puede que haya sucedido por última vez.
miércoles, agosto 03, 2011
Pesadilla en Ibex Street
Hay que mirar al calendario para convencerse. Estamos a miércoles 3 de agosto y asistimos alucinados a todo un derrumbe financiero. En dos días el ibex ha perdido poco menos de un 6% de su valor, la prima de riesgo del bono español a 10 años ha subido sin límite hasta romper la maldita barrea de los 400 puntos, acercándonos cada vez más a la asfixia financiera, y la sensación de nervios se extiende por todas partes. Muchos estarán en la playa, pero los operadores que no se han cogido vacaciones en agosto echan humo, y maldicen lo que ven.
¿Por qué pasa esto? ¿Y por qué ahora? Lo cierto es que agosto es un mes bursátil complicado. Hay mucha gente de vacaciones y poco volumen de mercado, de tal manera que con unas cuantas operaciones que el resto del año pasarían desapercibidas se pueden mover los índices en grandes porcentajes. Sin embargo creo que asistimos a otra cosa, un nuevo episodio en este continuo ir y venir de sustos y desconfianzas generalizadas sobre todo lo que se negocia en los mercados. Las acciones, la deuda, todo está bajo revisión, todo se pone en duda, porque es un síntoma de hasta donde han llegado las cosas el mero hecho de que se trate como hipótesis real de trabajo que, de no llegar a un acuerdo, hoy los EEUU estarían en quiebra. No lo están, hubo acuerdo, pero es malo de solemnidad, porque garantiza un estancamiento en la economía real, y así lo vio ayer la bolsa americana, que se dio un castañazo similar a la española, y este chiste lo refleja muy bien. Como espectador que asiste a la función, y que no puede intervenir en ella, sigo asombrado y, sí, asustado, tanto por lo que veo como por la aparente indiferencia con la que se toma todo esto por mucha gente. Sí, es cierto que hay un ambiente de preocupación general, pero sobre todo en las altas esferas parece que sigue sin pasar nada. Los 400 puntos de ayer, auténticos 400 golpes como diría Truffaut, motivaron el retraso en el inicio de las vacaciones de Zapatero, que se reunió con el resto de líderes políticos nacionales, pero a las horas decidió dar comienzo, esta vez sí, a las vacaciones. ¿Y el resto? ¿Y Rajoy, Rubalcaba, Duran, Salgado, Rato, Montoro, Sebastián, etc??? ¿Dónde estaban ayer? ¿Vieron a alguno? Bueno, sí salió José Blanco, pero mejor que no hubiera dicho nada. En el caso de la negociación de la deuda americana hemos visto en España un montón de intervenciones televisivas de Obama llamando al acuerdo y alertando de los riesgos que corría el país de no hacer nada. Es su obligación, pero ¿por qué vemos las arengas de ánimo y responsabilidad de Obama a los estadounidenses y no las de nuestro presidente a nosotros? Simple y sencillamente porque no se producen. Nadie comparece, nadie dice nada, quizás porque no sepan ni que decir, y el vacío del estrado añade confusión y nervios. Estos dos días han sido de auténtico zarandeo no sólo a las bolsas, que también, sino al propio proyecto europeo, que ve como el mundo financiero sigue sin creerse la solución dada a Grecia y que, aún más, aumenta su presión sobre España e Italia. Se debe decir alto y claro. El euro seguro, y la Unión Europea probablemente, no soportarían un rescate nuestro o de los italianos, y de no taponar la hemorragia todo el esquema europeo que hemos fabricado durante años se puede venir debajo de una manera estrepitosa y cruel. ¿Quién estaba ayer en Bruselas defendiendo a la Unión? Una desconocida portavoz de guardia de la Comisión que repetía un discurso ya sabido y poco eficaz.
Ayer por la tarde noche mandé un SMS a algunos conocidos diciendo que urgía que ZP, con Rajoy y Rubalcaba, compareciese de manera oficial ante los medios para lanzar un mensaje de fortaleza, para decir que España es solvente, y hará todo lo necesario para pagar sus deudas, y dar imagen de unidad en medio de la batalla. Probablemente los que recibieron el mensaje pensaron (otra vez) que al pesado de David se le ha ido la cabeza. Y claro, no compareció nadie ayer, ni espero que lo haga hoy. Pero la guerra sigue, y por cada punto de prima el destrozo aumenta. No podemos seguir así.
¿Por qué pasa esto? ¿Y por qué ahora? Lo cierto es que agosto es un mes bursátil complicado. Hay mucha gente de vacaciones y poco volumen de mercado, de tal manera que con unas cuantas operaciones que el resto del año pasarían desapercibidas se pueden mover los índices en grandes porcentajes. Sin embargo creo que asistimos a otra cosa, un nuevo episodio en este continuo ir y venir de sustos y desconfianzas generalizadas sobre todo lo que se negocia en los mercados. Las acciones, la deuda, todo está bajo revisión, todo se pone en duda, porque es un síntoma de hasta donde han llegado las cosas el mero hecho de que se trate como hipótesis real de trabajo que, de no llegar a un acuerdo, hoy los EEUU estarían en quiebra. No lo están, hubo acuerdo, pero es malo de solemnidad, porque garantiza un estancamiento en la economía real, y así lo vio ayer la bolsa americana, que se dio un castañazo similar a la española, y este chiste lo refleja muy bien. Como espectador que asiste a la función, y que no puede intervenir en ella, sigo asombrado y, sí, asustado, tanto por lo que veo como por la aparente indiferencia con la que se toma todo esto por mucha gente. Sí, es cierto que hay un ambiente de preocupación general, pero sobre todo en las altas esferas parece que sigue sin pasar nada. Los 400 puntos de ayer, auténticos 400 golpes como diría Truffaut, motivaron el retraso en el inicio de las vacaciones de Zapatero, que se reunió con el resto de líderes políticos nacionales, pero a las horas decidió dar comienzo, esta vez sí, a las vacaciones. ¿Y el resto? ¿Y Rajoy, Rubalcaba, Duran, Salgado, Rato, Montoro, Sebastián, etc??? ¿Dónde estaban ayer? ¿Vieron a alguno? Bueno, sí salió José Blanco, pero mejor que no hubiera dicho nada. En el caso de la negociación de la deuda americana hemos visto en España un montón de intervenciones televisivas de Obama llamando al acuerdo y alertando de los riesgos que corría el país de no hacer nada. Es su obligación, pero ¿por qué vemos las arengas de ánimo y responsabilidad de Obama a los estadounidenses y no las de nuestro presidente a nosotros? Simple y sencillamente porque no se producen. Nadie comparece, nadie dice nada, quizás porque no sepan ni que decir, y el vacío del estrado añade confusión y nervios. Estos dos días han sido de auténtico zarandeo no sólo a las bolsas, que también, sino al propio proyecto europeo, que ve como el mundo financiero sigue sin creerse la solución dada a Grecia y que, aún más, aumenta su presión sobre España e Italia. Se debe decir alto y claro. El euro seguro, y la Unión Europea probablemente, no soportarían un rescate nuestro o de los italianos, y de no taponar la hemorragia todo el esquema europeo que hemos fabricado durante años se puede venir debajo de una manera estrepitosa y cruel. ¿Quién estaba ayer en Bruselas defendiendo a la Unión? Una desconocida portavoz de guardia de la Comisión que repetía un discurso ya sabido y poco eficaz.
Ayer por la tarde noche mandé un SMS a algunos conocidos diciendo que urgía que ZP, con Rajoy y Rubalcaba, compareciese de manera oficial ante los medios para lanzar un mensaje de fortaleza, para decir que España es solvente, y hará todo lo necesario para pagar sus deudas, y dar imagen de unidad en medio de la batalla. Probablemente los que recibieron el mensaje pensaron (otra vez) que al pesado de David se le ha ido la cabeza. Y claro, no compareció nadie ayer, ni espero que lo haga hoy. Pero la guerra sigue, y por cada punto de prima el destrozo aumenta. No podemos seguir así.
martes, agosto 02, 2011
Al final sólo fue un susto
Seguro que a menudo reciben ustedes correos que hablan de niños desaparecidos o enfermos. Esas cadenas del tipo “Jazmine vive abandonada en una leprosería de Bangkok y necesita tu ayuda. Por cada correo que le mandes Bill Gates donará tres gotas de suero para alimentar la botella de la que pende su vida”, o “Salustiana desapareció hace una semana cuando fue absorbida por un tornado en Kenesaw, Nebraska. Por cada correo que mandes pondremos una pieza del avión que la va a buscar” o cosas por el estilo. Son una de las formas de spam más comunes, que se aprovechan de supuestas desgracias, y que curiosamente funcionan.
Pues bien, ayer recibí el primer correo de este tipo en mi vida que ha resultado ser cierto. A primera hora de la mañana me llegó un envío a la dirección del trabajo por parte de una compañera funcionaria de la planta de abajo en el que nos informaba a todos de que su sobrina había desaparecido ya hacía algunos días, y que por favor, si nos enterábamos de algo o la veíamos por alguna parte, se lo comunicásemos. Yo pensé en un momento que podía ser un correo reenviado a través de esa cuenta de trabajo, pero por si acaso busqué en Internet el nombre de la sobrina supuestamente desaparecida, y para mi asombro y preocupación, la historia era cierta. En varios medios nacionales salía la foto de Celia, que así se llama la joven, relatando la historia de una fuga adolescente, vinculada a una relación sentimental que al parecer Celia mantenía con un joven marroquí. La pista de la chica se perdía en la estación de autobuses de Málaga, a donde había llegado con su portátil, una mochila y algo de dinero. La policía ya había detenido al supuesto novio que, en efecto, dijo que había estado con Celia, le había comprado el portátil y que le había dejado en la estación de autobuses rumbo de vuelta a Madrid, y que en aquel momento no sabía porqué no había vuelto a su casa. Leyendo toda la historia uno empezaba a pensar mal, y es que lamentablemente, y con una periodicidad asombrosa, oímos historias similares de adolescentes que acaban mal, muy mal, con la policía y los familiares acurrucados junto a un cuerpo envuelto en sábanas, y un querido y amoroso novio que suele acabar detenido y esposado a los pocos días. Como en otros caso la situación se queda en una mera chiquillada uno no sabe a que carta quedarse, y aunque teme la primera alternativa, reza para que sea al segunda. Así, a lo largo del día los compañeros de trabajo comentábamos esta historia, y otras similares que han sucedido, afortunadamente en nuestro caso nunca en nuestro entorno personal, y nos debatíamos entre el pesimismo de la experiencia trágica y la esperanza de un final feliz. Al mediodía no había más noticias sobre el asunto, pero fue por la tarde cuando un aviso urgente notificó en las webs de los periódicos que Celia había aparecido sana y salva. Fue encontrada en los alrededores de Plaza de Castilla, cerca de donde yo trabajo, y la policía se la había llevado a comisaría para interrogarla por lo sucedido y había avisado a los angustiados padres que, finalmente, volvieron a reencontrarse con su hija. En este caso la historia de la huída ha tenido final feliz, y yo y los demás compañeros expresamos un suspiro de alivio al ver disipados todos los temores. Enorme susto, sí, pero afortunadamente sólo eso, un susto.
Luego pensé por la noche, mientras veía el resumen del desastre que ayer acaeció en el mercado financiero, en cómo debieron pasar este episodio los padres de Celia. Si nosotros, a los que la historia nos cogía muy de lado, estábamos preocupados, cómo debe haber sido el grado de angustia que han vivido esos padres durante los días en los que su hija ha estado desaparecida. Qué pesadillas habrán pasado por su cabeza, que noticias lúgubres les habrán rondado por la mente…. Qué alegría les debió suponer el saber que Celia estaba viva, sana y a salvo!!! Dado que el susto es inevitable, ojala que todas estas historias acabasen así, con un reencuentro.
Pues bien, ayer recibí el primer correo de este tipo en mi vida que ha resultado ser cierto. A primera hora de la mañana me llegó un envío a la dirección del trabajo por parte de una compañera funcionaria de la planta de abajo en el que nos informaba a todos de que su sobrina había desaparecido ya hacía algunos días, y que por favor, si nos enterábamos de algo o la veíamos por alguna parte, se lo comunicásemos. Yo pensé en un momento que podía ser un correo reenviado a través de esa cuenta de trabajo, pero por si acaso busqué en Internet el nombre de la sobrina supuestamente desaparecida, y para mi asombro y preocupación, la historia era cierta. En varios medios nacionales salía la foto de Celia, que así se llama la joven, relatando la historia de una fuga adolescente, vinculada a una relación sentimental que al parecer Celia mantenía con un joven marroquí. La pista de la chica se perdía en la estación de autobuses de Málaga, a donde había llegado con su portátil, una mochila y algo de dinero. La policía ya había detenido al supuesto novio que, en efecto, dijo que había estado con Celia, le había comprado el portátil y que le había dejado en la estación de autobuses rumbo de vuelta a Madrid, y que en aquel momento no sabía porqué no había vuelto a su casa. Leyendo toda la historia uno empezaba a pensar mal, y es que lamentablemente, y con una periodicidad asombrosa, oímos historias similares de adolescentes que acaban mal, muy mal, con la policía y los familiares acurrucados junto a un cuerpo envuelto en sábanas, y un querido y amoroso novio que suele acabar detenido y esposado a los pocos días. Como en otros caso la situación se queda en una mera chiquillada uno no sabe a que carta quedarse, y aunque teme la primera alternativa, reza para que sea al segunda. Así, a lo largo del día los compañeros de trabajo comentábamos esta historia, y otras similares que han sucedido, afortunadamente en nuestro caso nunca en nuestro entorno personal, y nos debatíamos entre el pesimismo de la experiencia trágica y la esperanza de un final feliz. Al mediodía no había más noticias sobre el asunto, pero fue por la tarde cuando un aviso urgente notificó en las webs de los periódicos que Celia había aparecido sana y salva. Fue encontrada en los alrededores de Plaza de Castilla, cerca de donde yo trabajo, y la policía se la había llevado a comisaría para interrogarla por lo sucedido y había avisado a los angustiados padres que, finalmente, volvieron a reencontrarse con su hija. En este caso la historia de la huída ha tenido final feliz, y yo y los demás compañeros expresamos un suspiro de alivio al ver disipados todos los temores. Enorme susto, sí, pero afortunadamente sólo eso, un susto.
Luego pensé por la noche, mientras veía el resumen del desastre que ayer acaeció en el mercado financiero, en cómo debieron pasar este episodio los padres de Celia. Si nosotros, a los que la historia nos cogía muy de lado, estábamos preocupados, cómo debe haber sido el grado de angustia que han vivido esos padres durante los días en los que su hija ha estado desaparecida. Qué pesadillas habrán pasado por su cabeza, que noticias lúgubres les habrán rondado por la mente…. Qué alegría les debió suponer el saber que Celia estaba viva, sana y a salvo!!! Dado que el susto es inevitable, ojala que todas estas historias acabasen así, con un reencuentro.
lunes, agosto 01, 2011
En verano no hay noticias…..
Me voy una semana de vacaciones y todo se lía de una manera inimaginable, y más para tratarse de la última semana del mes de Julio. Un noruego decide acabar con el mundo y empieza por la juventud de su país, y asesina a decenas en un paraje idílico, Amy Winehouse aparece muerta, tal y como muchos esperaban y alguno, ansioso de hacer negocio, deseaba, los Estados Unidos juegan al póker con su deuda y el mundo espera en vilo a un acuerdo que, afortunadamente, ha llegado, y en Siria matan sin control a la gente, sin que a nadie le importe.
Todo esto, y muchas cosas más, como el anuncio del adelanto electoral por parte de un agotado ZP o el accidente del AVE chino que esconde bajo sus víctimas la debilidad del gigante asiático en apenas una semana. ¿Qué pasa este año 2011? Desde que empezamos llevamos viviendo una serie de acontecimientos que se suceden a cada cual más grave e importante, y todos ellos con el telón de fondo de una crisis económica que no deja de agravarse y, desde la perspectiva europea, el continuo riesgo de naufragio de nuestro proyecto en común. Las revueltas árabes, el terremoto en Japón, la debacle griega… cualquiera de estas noticias es de suficiente magnitud como para marcar un año, para condicionar del debate y análisis de lo que ha dado de sí el ejercicio. Pero no, se agolpan una tras de otra sin dejar tiempo a asimilarlas y, mucho menos, comprenderlas. Para los periodistas, que viven de las noticias, este sería su año soñado si no fuera porque muchos de ellos están en paro y los que trabajan lo hacen cada vez en peores condiciones, pero desde luego no falta material para llenar portadas y elaborar columnas. Es más, a veces sobra. A los que como yo nos apasiona la actualidad, este 2011 nos parece un regalo del cielo, pese a que la mayor parte de noticias tengan un contenido de tragedia más o menso evidente. Es una pena que en este contexto informativo CNN+ ya no exista, porque sin duda su audiencia se hubiera visto fortalecida a la luz de lo que sucede, como supongo que le está pasando al canal 24 horas, del que soy un ferviente seguidor y que últimamente incluso ya no es tan raro decirlo en alto, porque dado como está el patio cada vez son más los que, aunque sea de pasada, deciden picotear un poco en su señal para saber lo que está pasando. De todas maneras, en medio de esta avalancha, es evidente que falta análisis y reflexión. En algunos casos es comprensible por la mera velocidad a la que se suceden los acontecimientos, pero en otros debiera verse como una falta seria, un auténtico problema. Canales como el 24 horas debieran aumentar la cuota de entrevistas y debates entre expertos, no sólo tertulianos profesionales, para tratar de explicar a la audiencia no sólo qué pasa, sino porqué. La prensa escrita, aún con más razón, tendría que sumarse a este esfuerzo de explicación, de divulgación de la realidad en la que vivimos, no sólo del relato. Además, dada la competencia de soportes móviles y de Internet, no es el seguimiento al minuto de la información el futuro de la prensa en papel (otra cosa es la edición digital). Se que en la actual coyuntura que atraviesan los medios de comunicación, asaetados por las deudas y en muchos casos al borde del cierre, pedir esto es algo quizás utópico, pero aunque hoy empiece agosto, el mes holgazán por excelencia, creo que sería bueno reflexionar sobre ello. La necesidad me parece evidente.
No se donde leí que hay momentos en la historia en la que esta se acelera y, tras años o décadas de inmovilismo, se producen una sucesión de cambios bruscos y a veces inesperados. Como en los terremotos, donde durante mucho tiempo y en silencio se acumulan fuerzas y se sueltan de manera muy violenta en un instante, la historia también avanza muchas veces a saltos. Este 2011 es un salto inmenso, violento, brusco y descontrolado, y desde luego sin que sepamos en lo más mínimo hacia dónde se dirige. Apasionante, aunque intimida lo suyo.
Todo esto, y muchas cosas más, como el anuncio del adelanto electoral por parte de un agotado ZP o el accidente del AVE chino que esconde bajo sus víctimas la debilidad del gigante asiático en apenas una semana. ¿Qué pasa este año 2011? Desde que empezamos llevamos viviendo una serie de acontecimientos que se suceden a cada cual más grave e importante, y todos ellos con el telón de fondo de una crisis económica que no deja de agravarse y, desde la perspectiva europea, el continuo riesgo de naufragio de nuestro proyecto en común. Las revueltas árabes, el terremoto en Japón, la debacle griega… cualquiera de estas noticias es de suficiente magnitud como para marcar un año, para condicionar del debate y análisis de lo que ha dado de sí el ejercicio. Pero no, se agolpan una tras de otra sin dejar tiempo a asimilarlas y, mucho menos, comprenderlas. Para los periodistas, que viven de las noticias, este sería su año soñado si no fuera porque muchos de ellos están en paro y los que trabajan lo hacen cada vez en peores condiciones, pero desde luego no falta material para llenar portadas y elaborar columnas. Es más, a veces sobra. A los que como yo nos apasiona la actualidad, este 2011 nos parece un regalo del cielo, pese a que la mayor parte de noticias tengan un contenido de tragedia más o menso evidente. Es una pena que en este contexto informativo CNN+ ya no exista, porque sin duda su audiencia se hubiera visto fortalecida a la luz de lo que sucede, como supongo que le está pasando al canal 24 horas, del que soy un ferviente seguidor y que últimamente incluso ya no es tan raro decirlo en alto, porque dado como está el patio cada vez son más los que, aunque sea de pasada, deciden picotear un poco en su señal para saber lo que está pasando. De todas maneras, en medio de esta avalancha, es evidente que falta análisis y reflexión. En algunos casos es comprensible por la mera velocidad a la que se suceden los acontecimientos, pero en otros debiera verse como una falta seria, un auténtico problema. Canales como el 24 horas debieran aumentar la cuota de entrevistas y debates entre expertos, no sólo tertulianos profesionales, para tratar de explicar a la audiencia no sólo qué pasa, sino porqué. La prensa escrita, aún con más razón, tendría que sumarse a este esfuerzo de explicación, de divulgación de la realidad en la que vivimos, no sólo del relato. Además, dada la competencia de soportes móviles y de Internet, no es el seguimiento al minuto de la información el futuro de la prensa en papel (otra cosa es la edición digital). Se que en la actual coyuntura que atraviesan los medios de comunicación, asaetados por las deudas y en muchos casos al borde del cierre, pedir esto es algo quizás utópico, pero aunque hoy empiece agosto, el mes holgazán por excelencia, creo que sería bueno reflexionar sobre ello. La necesidad me parece evidente.
No se donde leí que hay momentos en la historia en la que esta se acelera y, tras años o décadas de inmovilismo, se producen una sucesión de cambios bruscos y a veces inesperados. Como en los terremotos, donde durante mucho tiempo y en silencio se acumulan fuerzas y se sueltan de manera muy violenta en un instante, la historia también avanza muchas veces a saltos. Este 2011 es un salto inmenso, violento, brusco y descontrolado, y desde luego sin que sepamos en lo más mínimo hacia dónde se dirige. Apasionante, aunque intimida lo suyo.
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