lunes, agosto 29, 2011

Tocando la “consti” en agosto

Dicen que agosto es un mes aburrido en el que no pasa nada, la gente está ociosa y el mundo se detiene un rato o, en todo caso, gira sólo para ser contemplado. Rebato esta idea ay desde 1990, en cuyo 2 de agosto Sadam Hussein decidió invadir Kuwait y la que se organizó desde entonces. Y en este 2011 de pesadilla no podía ser menos. En agosto se han hundido las bolsas, ha habido graves disturbios en Londres, un terremoto y huracán, esta vez no financiero, han sacudido a Nueva York, y Gadafi ha sido depuesto en Libia. ¿suficiente?

No, porque a todo eso hay que sumarle
la reforma expres de la constitución decidida por Zapatero, respaldada por el PP, negociada entre ambos, y que puede batir todos los récords de velocidad en lo que hace a trámite legislativo. De contenido muy económico, referida al límite de déficit público de las administraciones, la sorpresa de su anuncio y la velocidad de la tramitación han dejado a mucha gente descolocada, y no pocos dentro del propio PSOE, que aún tiene que acordar una postura única al respecto. Sobre el contenido no tengo pegas, porque antes ya había una ley de estabilidad presupuestaria que no se debió haber derogado, y no es esa la causa de la crisis en la que nos encontramos, no, pero el no seguir esa norma no ayuda a solventarla. Así, si está en la Constitución será de más difícil incumplimiento, y es que no verán mis ojos un gobierno que sea capaz de encontrar el equilibrio fiscal y seguir en él mucho tiempo…. Es sobre los plazos y las formas lo que más me interesa, sobre todo porque nuevamente vuelve a demostrar hasta que punto la crisis ha desarbolado a todos los agentes, gobiernos en especial, y cómo la falta de relato, discurso y pedagogía destruye el efecto de algunas medidas que, vistas en solitario, son perfectamente válidas. Pongámonos en contexto. Durante la primera quincena de agosto la bolsa se derrumba en todo el mundo, y la prima de riesgo periférica de España e Italia se sitúa en límites insoportables para esos dos países y para la propia estabilidad de la zona euro. Surgen las prisas, los nervios, y tras muchas llamadas y discusiones el Banco Central Europeo, BCE, decide comprar deuda española e italiana, además de la compra ya habitual de la deuda de los países ya rescatados. Tras esto las primas se relajan (yuju!!!) pero, vaya vaya, todo tiene un precio. En el buzón de la casa de Berlusconi aparece, aparte de nuevas citaciones judiciales, una carta del BCE, exigiéndole cosas a cambio de la compra de la deuda. Berlusconi deja a sus chicas por un instante y, con gesto serio, sale a la tele italiana, una cualquiera dado que todas son suyas, para anunciar nuevos recortes, la supresión de municipios, provincias y si me apuran legiones, y todo ello con una cara de contrición como quizás nunca la haya puesto. ¿Y en España? ¿Recibió ZP en la Moncloa, revuelta entre las tarjetas postales de veraneo, una carta del BCE? NO se ha querido contestar a esta pregunta, pero no lo duden. Sí. Y como en el caso italiano, esa carta traía exigencias, porque en esta vida nada es gratis. No se cuáles serían, ni en que orden, pero seguro es que una de las más importantes era la de legislar sobre el déficit público de la manera más precisa y contundente posible, y eso es lo que propuso ZP en la tribuna del Congreso la semana pasada. Ni más ni menos. El pago debido al favor prestado.

Pero no se preocupen, esa carta, sin duda, recoge más exigencias, que bien ZP o, probablemente Rajoy, deberán llevar a cabo si quieren que la deuda española, y con ellas las finanzas nacionales y el euro, sobrevivan. Como ni uno ni otro ha salido a la palestra para, tratando a los españoles como ciudadanos adultos, decirnos que la situación es MUY grave y que habrá que hacer esfuerzos y sacrificios como nación, el contribuyente de a pie se siente perdido, desgobernado por una camarilla oscurantista, y ve en esta reforma un golpe de mano de los mercados a su soberanía. Lo que nadie le ha dicho es que hace ya un cierto tiempo que perdimos toda la soberanía…. Y todo esto en el aburrido y plácido agosto…

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