La caída de las torres gemelas es, probablemente, el acontecimiento más mediático de la historia, el que más gente ha congregado frente a un televisor para asistir, alucinados todos ellos, a un espectáculo coreografiado para lograr la máxima y más impactante audiencia posible. No se los datos de audiencia de ese día, pero si sumamos la de todos los canales del mundo, que absortos repetían esas imágenes inimaginables, superará a todo lo conocido. La cobertura del acontecimiento desbordó a los medios, mostró la relevancia de Internet como canal de comunicación y cambió el mundo mediático.
Y eso que hace diez años algunas de las cosas que hoy consideramos como habituales no existían, hace sólo diez años. No había Ipods, Ipads ni cualquier otro producto de Mac cuyo nombre empezase por “I” o sus copias clónicas. El concepto de red social no se había creado, y es probable que Mark Zuckerberg se pasease por su instituto trasteando ordenadores con su ya inseparable sudadera con capucha, pero facebook, twitter y todas esas cosas no eran ni imaginadas. Wikileaks tampoco funcionaba. Pensemos en un momento un 11S en facebook, ¿cuánta gente se sumaría al “no me gusta” que aparecería en los perfiles, referido a los ataques? ¿Cuántos miles de grupos se crearían? ¿Cuántos locos, como el que les escribe, llenarían sus perfiles, muros y demás huecos sociales con mensajes, alusiones e imágenes de lo sucedido en Manhattan? ¿Cuántos “hastag” se darían de alta en twitter sobre el tema? Sería un ejercicio curioso, y sin duda todos estos nuevos sistemas de comunicación se colapsarían ante lo sucedido, en medio de la incredulidad de sus usuarios y gestores de sistemas. Algo así les pasó a los medios tradicionales. Los periódicos del día siguiente, o las muchas ediciones especiales que salieron en la misma tarde de ese maldito día 11 (tengo muchas de las españolas, gracias MLLP!!!) presentan portadas y titulares apocalípticos, de esos que si uno los ve recién llegado de vacaciones le dan la sensación de haber regresado a otro mundo. El despliegue de los medios fue enorme, y las televisiones, as grandes vencedoras en un suceso tan mediático y visual como este, tiraron la casa por la ventana. El trabajo que hizo en España TVE fue enorme, no sólo en lo que hace a la duración del informativo, ocho horas largas, sino al esfuerzo que supone narrar algo así. En la web de TVE hay un elegante especial sobre ese día con testimonios variados e interesantes. Varios son de Ana Blanco, la eterna cara de los informativos de la casa, profesional hasta la médula, creíble ante todo, y seria como pocas. Su caso es el de muchos presentadores de todo el mundo, que empiezan su informativo con unas curiosas imágenes de algo que sucede en Nueva York y que ven como poco a poco el mundo que conocen se derrumba ante sus ojos. Ellos tampoco se lo creían, no podían creérselo, como nos pasaba a todos (y me sigue sucediendo cada vez que lo veo) pero encima tenían que relatarlo, seguir sentados en su plató, improvisar sin guión alguno, con los ojos fijos en una pantalla que no dejaba de emitir unas secuencias de pesadilla. En Ana Blanco uno encuentra la representación de los cientos, miles de periodistas de todo el mundo que, ese día y los siguientes, se dejaron la piel por contarnos lo que pasaba. Luego ha habido tragedias locales que les han podido impactar más, y la propia Blanco contó en una entrevista que el 11M de Madrid supuso para ella el peor momento de su carrera, el de mayor sufrimiento al contar lo que pasaba, pero ese 11 de septiembre mostró la unidad de los medios ante la adversidad, no porque estuvieran de acuerdo o no por lo que pasaba, o lo interpretasen igual, no, sino porque estaban todos superados, absortos, atontados.
La fuerza de esas imágenes es tal que, pese a que desde entonces se han rodado muchas películas, y con muchos desastres y destrucciones, nada ha superado a la horrenda realidad que allí se pudo ver. En estos años sólo acontecimientos como el terremoto de Haití de 2010 o el tsunami de Japón, en Marzo, en otro 11, han generado imágenes comparables pero, matiz fundamental, producto de la naturaleza abatida sobre los humanos. El hecho de que el 11S sea producto exclusivo de personas sobre personas le confiere su matiz más tenebroso, y hace que ver esas imágenes sea contemplar, atontados, incrédulos, lo más profundo del horror que somos capaces de crear cada uno de nosotros. En parte, qué miedo, hay reside su fuerza.
2 comentarios:
MEEEEEEEECCCCCCCCC!!!!
Por una vez, he de indicarte un error.
En 2001 ya existía el iMac, que se presentó en 1998...
Saludos
ups, es verdad, no me acordaba de los ordenadores-monitor transparentes, grave fallo.... Gracias!!!!!
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