lunes, septiembre 12, 2011

Homenaje a Nueva York

Ya ha pasado el 11S, y hemos tenido la oportunidad de ver los homenajes que se han rendido en Nueva York, Washington y Pensilvania a los fallecidos por los atentados perpetrados contra esas ciudades. Emoción, ausencia de discursos y lágrimas, muchas lágrimas de familiares de tantas víctimas inocentes que ese día se encontraron con el horror. Poco a poco la zona cero irá terminando sus obras y las piscinas monumento inauguradas ayer encontrarán quien las visite y frecuente en recuerdo de sus allegados, dando sentido a aquel lugar.

Pero, y ¿Nueva York? ¿Qué hay de la ciudad? De hecho Nueva York y ciudad son sinónimos. Pensar en ella evoca sus avenidas, luces, marabuntas humanas, edificios gigantescos, laberintos de calles, vitalidad, etc. ¿Cómo vive el día a día el neoyorquino y se enfrenta, si es que lo hace, al recuerdo de lo sucedido hace ya diez años?. Para tratar de encontrar respuestas TVE emitió ayer
un gran reportaje en el programa En Portada en el que fueron los taxistas los que relataban sus experiencias y sensaciones. Es cierto que una ciudad ese, en gran parte, sus taxis. En Madrid los Skoda Octavia blancos y las emisoras que llevan puestas te dice mucho de lo que se respira en la calle, y en Nueva York, en medio de esa marea de coches amarillos, hasta ahora casi todos modelo Ford Crown Victoria, se encuentra uno a toda una muestra de la diversidad humana que puebla el planeta. Hoy en día hay muy pocos taxistas en Nueva York que sean occidentales blancos, son una rara excepción, y pocos son los que también poseen el taxi en propiedad. La mayor parte lo alquilas durante medio día seis días a la semana, y durante esas doce horas viven en su asiento, tratando de ganar todo lo que puedan en medio de la selva del tráfico de Manhattan. En el reportaje aparecen taxistas indios, turcos, negros, musulmanes, incluso un occidental, y todos ellos recuerdan su experiencia de aquellos días, de cómo sintieron que la ciudad que nunca duerme se paró, se quedó en silencio, aturdida por lo sucedido, pero que luego, poco a poco, volvió a la normalidad, porque la inmensa fuerza que anida en sus calles volvió a resurgir. Algo más humana, coincidían, porque si hasta entonces el usuario del taxi ni se molestaba en dar los buenos días ahora sí, es más educado, respetuoso, como si un sentimiento de humanismo colectivo hubiera arraigado en las calles y aceras de la urbe. Vitalista, neurótica, forrada de dinero y llena de contrastes, Nueva York no se ha derrumbado como sus torres, sino que ha resurgido y, en medio de la actual crisis, sigue siendo un polo de atracción de inversiones y turistas. Dijeron ayer que 44 millones de turistas la visitaron el año pasado, una cifra inmensa se mire por donde se mire, y muchos de esos taxistas viven gracias a los turistas que llegan atraídos por el ansía de conocer el mito de Nueva York, pasearse por las calles que tantas veces han visto en las películas y sentirse parte del decorado de una ciudad que conocen mejor que el extrarradio de la ciudad en la que realmente viven. Poco a poco la zona cero del bajo Manhattan se ha ido convirtiendo también en un lugar de atracción de turistas, de mirones que acuden en masa a ver dónde estaban las torres y lo que allí está surgiendo, por lo que muchos taxista, lo quieran o no, se ven obligados a frecuentar ese espacio y tener por tanto sensaciones extrañas al pasar por allí, en función de lo que vivieron ese día.

Y pese a que el recuerdo de esa tragedia siempre va a existir en la ciudad, Nueva York demuestra que es capaz de sobreponerse a todo. Por eso también es la capital del mundo, pese a no ser ni siquiera la capital de su estado (¿alguien ha estado alguna vez en Albany?). Los terroristas del 11S también querían atentar contra ese espíritu indomable, que irradia e ilumina. Deseaban apagarlo, y pese a que lograron un éxito descomunal con su atentado, Nueva York se ha demostrado más fiera e indomable de lo que ninguno de ellos hubiera sospechado. Ahí reside gran parte de su atractivo, y por eso tantas personas en el mundo amamos a Nueva York.

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