martes, noviembre 15, 2011

Redes, primas y riesgos

Hoy he llegado un poco más tarde de lo habitual al trabajo ya que el metro de la línea que cojo en mi barrio ha sufrido una avería inesperada antes de llegar a la primera estación en la que suelo hacer transbordo. Afortunadamente en la estación en la que nos hemos quedado es de las que tiene conexión con otras líneas y he podido trazar un camino alternativo para llegar hasta esta mesa y teclado, pero como se imaginarán, el desalojo de nuestro tren ha provocado un colapso en los pasillos subterráneos y en las escaleras mecánicas.

Al llegar a la estación de transbordo alternativa, la riada de gente que proveníamos del tren averiado y que hemos tomado ese destino hemos abarrotado unos andenes donde estaría, supongo, la gente que habitualmente a esa hora coge ese tren hacia su destino. Y al llegar los vagones se han llenado de pasajeros inhabituales, y muchos de los que en ellos estaban seguro que se han preguntado a qué se debía el inusual agobio mañanero de hoy. La cuestión es que he llegado a mi destino, pero con retraso y más apreturas de las habituales (sí, sí, es posible apretarse más). En el trayecto iba pensando en esto y en cómo los sistemas en red, el metro es uno de los más conocidos por denominarse así mismo de esa manera, o el sistema financiero que padecemos y el euro, tienen enormes ventajas pero pueden caer como cualquier otro. La base de toda red es la de distribuir las cargas entre sus componentes, de tal manera que muchos puntos no muy fuertes puedan sostener mucho esfuerzo compartido. Cuantos más intercambios hay en un sistema de transporte más gente puede ser transportada con el mismo número de trenes o autobuses, o cuantos más pilares tiene una estructura más peso puede soportar sobre sí misma. La inversa también es cierta. La pérdida de un nodo o enlace de red aumenta la carga del resto de los nodos, pudiendo provocar llegado el caso límite una sobrecarga general que colapse la red. El caso más típico de esto es lo que sucede a veces con la distribución eléctrica. Una tormenta puede tirar varios postes y cables y, si la cosa se pone fea, la avería puede acabar colapsando grandes áreas de consumo si el efecto encadenado de la sobrecarga va tirando transformadores y estaciones de suministro. Es decir, que una red es mucho más robusta que un sistema que no sea red, pero como todo en el mundo, no es invulnerable. Aguanta mucho más, y ofrece un rendimiento sorprendente dados los mimbres con los que está hecha, pero tiene su propio límite, que sospecho debe ser muy difícil de calcular en cada caso concreto. Internet por ejemplo fue concebida como una red para garantizar su supervivencia en el contexto militar y defensivo en el que fue creada hace ya varios años, y esa característica de diseño es lo que le proporciona su fuerza e incapacidad de control. Pues bien, el área euro empieza a perecerse a una red cercana a la sobrecarga. La crisis griega, que llevamos sufriendo desde hace más de un año, logró contagiar a otro grupo de países pequeños en su primera fase, Irlanda y Portugal concretamente, que se encontraban en un estado de debilidad económica evidente, y que por su tamaño eran piezas fáciles de ser arrastradas. Pero Italia o España, grandes economías aquejadas también de muy graves problemas, no padecieron mucho en su momento. Es cierto que España tuvo que ser dada la vuelta en Mayo de 2010, pero en aquellos momentos la supervivencia de estos países y de la propia área euro era un tabú impensable.


Hoy en día ya no quedan tabús, al menos en el plano financiero. Días duros como el de ayer, con cifras dolorosas y muy graves, demuestran que el contagio de la crisis de deuda parece poco más que imparable y amenaza con llevarse todo por delante. El euro, ese logro que es soportado por todos los países de la UE, empieza a tambalearse a medida que naciones más grandes van sucumbiendo y aumenta la presión para el resto. La red europea amenaza colapso si no se toman medidas urgentes, políticas y económicas, porque no podemos aguantar muchas jornadas como estas. Y aquí la cosa es mucho más seria que llegar más o menos a destiempo a la oficina. Se trata de si en medio plazo habrá oficina a la que llegar…

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