viernes, mayo 18, 2012

Quién no ama a Charlize Theron


Ayer tuve un día de lo más normal y, también, aburrido. Trabajo sin novedades, abundante, poco imaginativo y con la sensación de no haber hecho nada especialmente útil, una comida normal, amenizada por el genio de MLLP, eso hay que decirlo, y una visita a la delegación de hacienda para hacer la declaración, donde no sucedió nada fuera de lo común y al devolución estuvo en consonancia con la de años anteriores. Llegué a casa envuelto en sudor, me duche y me puse a seguir la actualidad, viendo el resumen del desastroso día que para Bankia, y el conjunto de España, fue la jornada de ayer, otra más en el camino al Gólgota.

Y en una de estas, cambiando de canal al empezar los deportes del telediario de la 1, como siempre hago, me encuentro con que en el hormiguero de Antena 3 está Charlize Theron…… y mi televisor, de esos de culo, con diez años en sus posaderas, empieza a brillar como no lo había hecho desde el día en el que lo compré, y el decodificador de la TDT se empezó a calentar, a tono con el aire sahariano que llenaba ayer Madrid y a todos sus habitantes, porque para el pobre decodificador, barato y cutre como él sólo, era un reto inigualable poder transformar la secuencia de unos y ceros que recibía a través de la antena para generar la figura de Charlize. Acostumbrado a procesar gráficos bursátiles semejantes a continuas disfunciones eréctiles, mi tele ayer disfrutó casi tanto como yo, porque por fin algo luminoso, radiante, bello, sensual, alegre, jovial, atrevido, desbordante se asomaba a sus entrañas. El tubo de vacío se llenó de color y sonrisas y la electricidad estática de la pantalla se convirtió en una dinámica corriente de luz y sonido que no hacía sino alabar la inmensa belleza que Charlize desgranaba en cada una de sus sonrisas y palabras. Y si Pablo Motos, el presentador, la persona más envidiada de España ayer, tenía una cara de orgullo y satisfacción que le hacían sentirse como un rey, yo y el resto de mortales que mirábamos las pantallas desde nuestros pequeños y tímidos hogares no nos sentíamos menos que un príncipe, viendo como la princesa de nuestros sueños se hacía realidad y se plantaba en el humilde salón de nuestra casa, te miraba a los ojos cuando la cámara le enfocaba directamente, y, ante ese brillo antinatural, ese cristalino que dejaba a las vidrieras catedralicias convertidas en meras ventanas, uno sentía que Charlize le miraba, le sonreía…. “es a mi, me mira a mi, me está hablando” y a medida que la entrevista avanzaba no dejaba de hundirme en el fondo de mi sofá, aplastado ante tanta belleza, ante semejante prodigio que, además era pura simpatía, un derroche de fuerza, vitalidad y entrega. Esto no es real, pensaba, es un holograma, como el que pocos minutos antes había visto en un reportaje del telediario sobre los que han instalado como asistentes en Barajas. Es una infografía, un muñeco, no puede ser tan perfecta y real a la vez… junto a ella también fue entrevistada Kristen Stewart, coprotagonista de la película que ambas estrenan dentro de dos fines de semana. Nerviosa, apocada, superada por la situación Stewart no hubiera pasado de hacer una entrevista del montón, pero quedó completamente eclipsada por Charlize, y es que no duden que de haber entrado en aquel momento en el plató Obama, Merkel y el resto de los dirigentes mundiales también hubieran quedado completamente reducidos a la nada ante la brutal, infinita belleza que Charlize no dejaba de mostrar a una cámara que ayer descubrió para que había sido diseñada.

En uno de sus libros de aforismos dice Jorge Wasenber que la perfección es posible porque es imaginable, pero es imposible porque es inalcanzable. Ayer asistí a un contraejemplo de esa certera frase, porque, en todas las facetas imaginables, Charlize era perfecta, así, simplemente perfecta. Como actriz, como simpática, como profesional, como radiante, como pura belleza…. Perfecta. Y me fui a la cama mucho más contento que el día anterior, porque me di cuenta de que todo lo que ha sucedido en el mundo desde su creación hace miles de millones de años convergió en la noche de ayer en la que, por primera vez, dormí en la misma ciudad en la que lo hizo Charlize Theron……

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