La votación que tuvo lugar ayer
por la tarde en el parlamento de Nicosia en relación al proyecto de gravar
(robar) los depósitos bancarios se convirtió en el perfecto reflejo del caos
que se vive ahora mismo en el país y, de paso, en la UE. No
hubo un solo voto a favor de la medida. La oposición votó en contra y el
partido que sostiene (es un decir) al gobierno se abstuvo, por lo que el
rechazo a la medida, al gobierno y al primer ministro fueron totales. Desde
ayer por la tarde Chipre carece de facto de gobierno, y la reunión que hoy ha
convocado el todavía gobernante Anestesiades (se llama así, no es un chiste)
puede ser la última de su agónico gabinete.
Bien, y ahora ¿qué? El Eurogrupo
lamenta mucho el resultado de la votación pero dice que sigue dispuesto a
respetar su parte del plan, y que Chipre, si no es con los depósitos, debe
recurrir a otra vía para aportar los más de 5.000 millones de euros que se ha
comprometido en el acuerdo de rescate. Y los bancos hoy siguen cerrados, el
corralito se extiende y la
noticia de que el Reino Unido ha mandado un avión con dinero en efectivo para
los militares británicos que allí residen le da un toque entre surrealista
y catastrófico. ¿Cuáles son las alternativas que se abren? Una obvia es que
Chipre salte del euro, pero eso sería un desastre para la UE y, sobre todo,
para los propios chipriotas, que se introducirían en un caos monetario con
altísima inflación y que verían como sus ahorros desaparecen del todo. Sería el
desastre total, aunque algunos lo vean con simpatía. Descartando esa opción se
me ocurren de primeras tres alternativas, pero puede haber más. Una, que no me
gusta anda, es que Rusia se involucre en el rescate, y aporte esa cuantía, lo
que cuadraría los números, pero dejaría la isla a merced del control del
gobierno ruso y obligaría a la UE a realizar un MoU con un tercer país de
costumbres poco transparentes, por así llamarlas. Además el gobierno ruso se ha
mostrado bastante enfadado estos días con lo sucedido en la isla y es difícil
que quiera colaborar de buena gana. Otra vía es que se convoque a todos los
acreedores privados de Chipre, bonistas o no, y se trate de establecer un
crédito sindicado por todos ellos, con participación de la UE de por medio,
para recabar los fondos. No sería mala idea, supondría establecer un
procedimiento similar al de un concurso de acreedores y daría participación a
todos los agentes que vean en riesgo su dinero en la isla. Las dificultades
pueden surgir de la necesidad de coordinar y poner de acuerdo a múltiples
agentes, dotados de intereses particulares que pueden ser muy dispares, y
determinar si con ellos se puede reunir la cifra requerida, cosa difícil dado
el ridículo tamaño del mercado de bonos chipriota. La tercera solución es
recurrir al MEDE europeo, y es la que más me gusta. Dado que Chipre no va a ser
capaz de aportar esa cifra, habrá que dársela, por lo que el MEDE puede cubrir
el total del rescate chipirota y el gobierno comprometerse en el MoU
correspondiente a devolver ese crédito en un plazo determinado, con el aval si
es necesario de instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial.
Tiene la ventaja de que es una solución interna de la UE en su totalidad, no se
requiere la participación de agentes externos y que resulta muy clara. El
problema es que la parte que le corresponde avalar a cada país del eurogrupo
aumentaría al crecer el importe de lo que la UE presta a Chipre, y en algunos
países (Alemania) sería muy difícil convencer a la población de que deben
aportar más dinero a ese fin, y en año electoral esa petición es aceite
hirviendo en manos de los políticos. Otro inconveniente es que hipotecaría a
Chipre durante décadas, aunque no veo solución práctica que no lleve aparejada
esa derivada, dado que el país se encuentra quebrado, y estaría por ver cómo se
lo tomaría la población.
Y quizás el inconveniente más profundo
de esta alternativa es que supondría admitir que lo que ha hecho el Eurogrupo
desde el Sábado es el más absoluto de los desastres, pero eso no lo discute
nadie. La gestión de esta crisis es la antología del disparate, y que el 0,2%
de al UE, que es lo que representa el PIB de Chipre sobre el total, no esté
situando ante este abismo demuestra como la gobernanza y gestión de Europa es
un absoluto fracaso. En todo caso, pase lo que pase, debe hacerse rápido,
claramente y con la mayor coordinación posible entre los implicados,
especialmente UE, gobierno chipriota y BCE. Hay que adoptar medidas para
levantar el corralito lo antes posible, y tratar de que la situación no se
desmadre aún más.
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