Al parecer ya han terminado los
trabajos para permitir la celebración del cónclave en la Capilla Sixtina, uno
de los lugares turísticos por excelencia del mundo, cerrada al público desde
hace varios días. Se ha cubierto el enlosado del suelo con una superficie de
madera, se han montado las gradas de bancos en las que se sentarán los
cardenales y se han instalado estufas para las fumatas que, según dicen, no
ofrecerán dudas al emitir su resultado, cosas de las comunicaciones anteriores
a la red. Así, la cuestión técnica y logística está ya resuelta.
Pero lo que no parece nada claro,
como si emitiera una fumata grisácea, es la situación del colegio cardenalicio,
es decir, de los electores que deben elegir al nuevo Papa. Lo único que es
seguro es que desde ayer todos los que pueden votar ya están en Roma, y a
partir de ahí las especulaciones no dejan de crecer, y las hay para todos los
gustos. Se decía hace unos días que, comenzadas las congregaciones generales
este lunes, nombre bajo el que se esconden las reuniones preliminares de los
cardenales que, de continuo, no se ven casi nunca, la convocatoria del cónclave
se podía hacer para mediados de esta semana y que las votaciones empezarían a
principios de la que viene, pero estamos a viernes y nada se ha dicho al
respecto. A lo largo de la semana la ausencia de noticias claras ha disparado
los rumores, que en distintas opciones basan todos sus argumentos en dos
aspectos fundamentales. Uno es el aparente enfrentamiento que existe entre los
cardenales italianos, poder fáctico donde los haya, que juega en casa y
controla los resortes de la curia, y los extranjeros. Al parecer los italianos,
encabezados por Scola, uno de los grandes favoritos, y que poseen también
facciones en su interior, quieren una convocatoria rápida del cónclave y que
éste se resuelva también lo más velozmente posible, mientras que los
extranjeros desean debatir en profundidad la situación en la que se encuentra
la iglesia, la curia vaticana y los graves problemas por los que atraviesa.
Relacionado con esto está la otra fuente de rumores, que indica que varios
cardenales, imposible determinar su número y procedencia, habrían expresado su
deseo de conocer el informe que Benedicto XVI encargó al respecto del caso Vatileaks,
de las filtraciones de información reservada y de la situación del banco
vaticano, y cuyo contenido, según muchos, fue la causa última de su renuncia. Esos
cardenales dicen que quieren saber la verdad de lo que ha sucedido estos años
en el vaticano para poder votar en conciencia y con plena información. Frente a
ellos otros cardenales defienden, según los rumores, que ese informe, secreto,
sólo puede ser entregado al que sea elegido nuevo Papa para que, ya investido
del poder, actúe como considere conveniente. Como verán, la ausencia de fuentes
fiables hace que todo esto no sea más que elucubraciones con más o menos
sentido pero de dudoso fundamento. Sí es cierto que parece haber una división
en el colegio cardenalicio, y que los debates de las congregaciones generales
se están mostrando más densos, complejos y largos de lo que se esperaba. Se
cita hoy en algunos medios el término “empantanado” para definir el estado de
situación, que interpretado en el buen sentido reafirmaría el estado de atasco
en el que se encuentra el precónclave y, en el malo, nos acercaría a términos
como ciénaga y lodazal, de los que parece que el Vaticano no anda escaso.
Otra de las causas por las que
algunos cardenales y medios piden prisa y acelerar todo el proceso es por las
fechas, y es que la Semana Santa se celebrará dentro de escasas tres semanas, y
la ausencia de un Papa para los oficios sería algo muy notorio. Y aún peor,
obligaría a que el actual camarlengo, regente de la sede vacante, Tarsicio Bertone,
uno de los cardenales con pasado más oscuro, complejo y discutible, presidiera
los actos, cosa que muchísimos cardenales verían como una ofensa. “antes un mal
Papa que Bertone” seguro que piensan muchos. En fin, como Madrid, que sigue
sumida en nubes oscuras y lluvias continuas, el Vaticano está envuelto en una
sombra de la que, esperemos, se acabe sabiendo algo.
Me cojo el Lunes festivo, así que
hasta el Martes no habrá entrada nueva. Disfruten del fin de semana y ojo al
frío (y puede que nieve) de la próxima semana
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