martes, marzo 05, 2013

Excavando en el agujero económico


El dato de paro registrado de febrero, que contabilizó un ascenso de algo más de sesenta mil personas y que llevó la cuenta oficial a superar la barrera de los cinco millones de registros en el INEM ha sido analizado desde muchas ópticas, malo por la oposición, menos malo por el gobierno, al igual que se hace con los datos de cada mes. Al oír estos datos a mi sólo se me ocurre un término para calificarlos, y es el de fracaso. Fracaso de un gobierno, este y el anterior, que ni sabe hacer nada para atajar el paro ni le importa, y fracaso de una sociedad aborregada que no es capaz de buscar salidas al desastre que no sean despedir y no crear empleo. Fracaso colectivo, sí.

Y la cosa no se va a quedar ahí, no. Frente a los cantos de sirena que emite el gobierno sobre una recuperación a partir del verano, mi opinión es que, nuevamente, estamos ante los deseos del político ignorante que fía su destino a que las cifras remonten, y suelta una cortina de humo para que la voz de los que algo saben de esto, no mucho, no sea escuchada. Durante los años de gobierno del PSOE asistíamos a este patético espectáculo de manipulación de la opinión cada, aproximadamente, seis meses. Se nos decía “ya salimos” para ver que no, y a los seis meses otra vez, y así hasta que la incapacidad de nuestros gobernantes quedó tan clara a los ojos del electorado como a los de los que, desde fuera, hacía tiempo que no se creían nada. Llegó el nuevo gobierno, y tras unos meses de mensaje sacrificado, los números hicieron lo que era previsible que hicieran, seguir cayendo, y el gobierno nuevo se encontró ante el mismo dilema que el gobierno viejo. Hacer lo debido a costa de su cargo y poder o poner medidas temporales y fiarlo todo a que “en seis meses” volveremos a la senda del crecimiento. ¿Y por qué alternativa ha optado? Sí, la pregunta es sencilla de responder, pero resulta asombroso que viendo el desastroso resultado que le dio al anterior ejecutivo el actual siga por el mismo camino, cavando su fosa electoral y de imagen sin que eso sirva al menos para reconstruir el tejido económico. Desde mi ingenuidad me decía a mi mismo que, dado que el gobernante en esta coyuntura va a ser triturado por la crisis, al menos tendrá los arrestos necesarios para quemarse con estilo, haciendo lo que debe, pero no, me equivoqué. A un año y cuatro meses de la victoria del PP el gobierno está bastante chamuscado, tiene a la calle en contra y al imagen de la presidencia está en horas bajas, sin contar con el efecto letal de un caso de corrupción, el amigo Bárcenas, que demuestra la podredumbre que anida en los partidos políticos y la total incapacidad de gestión de esta crisis por parte de los cuadros directivos del PP. Volviendo a lo económico, señores del gobierno, no crean en sueños y en esperanzas. La destrucción de tejido productivo que ha provocado la crisis en España es de tal calibre que su reconstrucción, en el caso de volver a tasas de crecimiento positivas elevadas, llevaría muchos muchos años, pero es que modestamente no veo la fuente de esas tasas de crecimiento, ni elevadas ni suaves. Tendremos un efecto rebote a finales de año, sí, pero sin consistencia, sin financiación empresarial, sin consumo, sin inversión, sin demanda agregada, sin todo eso que puede movilizar recurso no habrá manera de frenar esta sangría. Las posibilidades de que una economía endeudada como la española remonte por si sola son, en la práctica, casi cero. Se nos relajará el objetivo de déficit por parte de Bruselas, y se dirán buenas palabras desde algunos organismos internacionales y empresas de inversión financiera, sí, pero el panorama es el que es. Estamos sumidos en una depresión económica que es mucho más grave que la que vivió EEUU en 1929, fuente de tantos libros y películas que asociamos a esos momentos de angustia y sufrimiento. Y de una depresión no se sale con medidas de juguete. O se gobierna de verdad, inmolándose en la plaza pública, o se acaba igualmente chamuscado pero deshonrado, y por ese camino, que ya transitó el PSOE, camina el PP.

Si quieren un pronóstico certero, sin anestesia ni falsos edulcorantes, lean esta breve entrevista publicada el pasado Domingo en El País al presidente del IFO, importante instituto económico alemán, que les guste o no son los que nos gobiernan. Sus declaraciones son duras, porque una década más así es insoportable, pero créanme que es a esto a donde nos dirigimos, salvo que haya una debacle en la que algún país se descuelgue del euro y la cosa se ponga peor, que aunque no lo parezca, es posible. Olvídense del gobierno, de la oposición, de los representantes de su CCAA y lean a este señor alemán, háganle caso y actúen en consecuencia. El resto solo es, simple y llanamente, mentira.

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