Por segundo día consecutivo, el
índice Dow Jones de la bolsa de Nueva York alcanzó ayer un nuevo máximo
histórico, situándose en los 14.296 puntos. La jornada anterior logró batir el
anterior máximo, que tuvo lugar en 2007, justo antes del inicio del desplome
inmobiliario que desencadenó la crisis que nos tiene a muchos países agobiados
y postrados en el suelo. Gran parte de este proceso de subida se ha producido
en los últimos nueve meses, desde el verano, y ha estado acompañada en su
ascenso por las plazas europeas y asiáticas, especialmente Tokyo. Llevamos unos
cuantos meses muy buenos en bolsa.
Tres son las ideas que, a bote
pronto, me vienen a la cabeza al ver el Dow a estos niveles, las dos primeras
son obvias y la tercera es más discutible. La primera es que los avispados y
valientes que apostaron por la subida hace unos meses y se metieron en ella han
hecho uno de los mayores negocios de su vida, y en tiempos en los que encontrar
rentabilidad en otros activos es cada vez más complicado. Pueden estar
satisfechos. La segunda es que quienes por precaución, desconfianza o,
simplemente, estaban a otra cosa, no se han subido a este rally alcista tienen
que estar tirándose de los pelos por la oportunidad que han perdido, al
quedarse en una tierra de nadie en el mundo de los bonos, depósitos y demás
instrumentos financieros que, en general, ofrecen resultados muy discretos. La
tercera, la que es más discutible, es que todo esto es falso, y cuando digo
todo me estoy refiriendo a la subida. Uno de mis compañeros de trabajo, que
sigue la actualidad de los mercados, aunque, por su bien, no con tanta
insistencia como yo, afirma que las teorías de que la bolsa acabará bajando son
bulos y que esto muestra que estamos saliendo del agujero. Creo que, en una
coyuntura normal, tendría razón, pero no estamos en esa coyuntura, sino en otra
muy distinta, desconocida para casi todos, y de rumbo muy incierto. Durante
décadas, y con razón, la bolsa ha sido considerada como un indicador adelantado
del comportamiento de la economía general. Con un decalaje que se situaba en
torno a los seis meses, más o menos, los índices nacionales e internacionales
se anticipaban a las subidas y bajadas del PIB y daban señales muy robustas
sobre el comportamiento del ciclo real. Entrar a analizar el porqué de esto
sería muy complejo. Sin embargo, desde el derrumbe de la economía en 2007 –
2008 creo que este escenario ya no funciona exactamente así, principalmente
porque las bolsas están cebadas, alimentadas, y en cierto modo intervenidas por
parte de los bancos centrales, que tratan de que no se caigan, que les inyectan
dinero en vena, de maneras muy sofisticadas, complejas y retorcidas, sí, pero
que buscan que los mercados suban, para lograr el efecto arrastre de la
confianza de la población y que esa subida se traslade a la economía real. Bernanke
desde la FED, en EEUU, ha llevado a cabo políticas que, claramente, han beneficiado
a Wall Strret, de tal manera que cuando se filtran las actas de las reuniones de
la FED y se ve que alguno de sus miembros empieza a votar en contra de los
llamados “estímulos cuantitativos” QE en el argot, porque tiene miedo de que el
balance del banco se descontrole, la bolsa empieza a bajar, y se hace necesaria
una aparición de Bernanke o una entrevista donde diga “tranquilos, chicos,
seguiremos metiendo dinero” para que los índices vuelvan a subir con alegría.
Es cierto que el sustrato de la economía real norteamericana es mucho mejor que
el de Europa (bueno, y el de cualquier otra parte del mundo lo es) pero eso no
justifica estas subidas, a mi entender.
Quien más en serio, y
públicamente, se ha tomado esta labor de hacer subir al mercado en Haruhiko
Kuroda, nuevo gobernador del Banco Central de Japón, BoJ, que ha realizado
declaraciones muy claras y contundentes, sobre todo viniendo de un gobernador
bancario, en las que dice que hará lo que sea para generar inflación en Japón y
crecimiento bursátil, con el objetivo inicial de que el Nikkei alcance los
13.000 puntos. Así, intervenidos como están los mercados y con datos que pueden
ser bastantes o muy artificiales, hoy
se reúne el consejo del Banco Central Europeo entre presiones de bajadas de
tipos y con el desgobierno italiano de fondo. ¿Qué hará Draghi?
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