viernes, agosto 08, 2014

Ucrania se desmadra


La memoria es traicionera, y en mi caso mucho más, por lo que usarla de referencia es bastante inútil, así que acudo a la suya. ¿Recuerdan ustedes algún verano más intenso en lo informativo que este? Parece como si el calor hubiera reblandecido los sesos a medio planeta y todos los conflictos, larvados o establecidos, hubieran decidido explotar de golpe y con la mayor virulencia posible. Ucrania, siria, Libia, Irak, Ébola, Gaza, el Ibex… los titulares se agolpan en los telediarios y periódicos, librando una soterrada batalla de tinta y tipografías que a nadie deja indiferente. Es imposible seguir en condiciones lo que pasa en ambos frentes, y de ahí que cuando la atención se centra en uno de ellos el resto evolucionan bruscamente y, al volverles la mirada, todo parece haberse desmadrado del todo.

Con Ucrania pasa eso. De ocupar las portadas de manera continua durante la revolución de la plaza Maidan y la caída de Crimea, pasó a ser un conflicto Guadiana, que aparecía y desaparecía en los medios en función de la virulencia de los combates que enfrentaban a los prorusos y las tropas regulares de Kiev en el este del país. El derribo del avión MH17 por parte de fuerzas prorusas (casi seguramente) lo llevó nuevamente a portada, y descubrimos entonces que los enfrentamientos en el este se habían convertido en toda una guerra civil en la que decenas de personas morían cada día y miles huían de sus casas y pueblos en busca de un refugio que no sabían dónde hallar. Las dificultades propias de cubrir una guerra, unido a la extensión del terreno y los nuevos focos de violencia internacional volvieron a sumir a lo que allí pasaba en el ostracismo, en el minuto veinte del telediario. Ahora Ucrania vuelve con fuerza, pero no tanto en el plano militar, donde la guerra, desatada, no logra atraer nuestra atención, sino en el diplomático, donde las declaraciones de la UE y EEUU frente a Rusia han empezado a pasar de las palabras a los hechos y empiezan a plasmarse en sanciones comerciales, dañinas para ambas partes. La UE, obligada a hacer algo tras el derribo del MH17, y después de un infame silencio de sus autoridades en las primeras semanas de esa crisis, ha empezado a tomar medidas que, a medio plazo, pueden hacerle daño a la economía rusa, sabedora como es Europa de que carece de la más mínima capacidad para amedrentar militarmente a Putin y que, de tenerla, no osaría a utilizarla contra el poderoso vecino del este. La respuesta de Putin no se ha hecho esperar, y también en forma de sanciones comerciales, empezando por la importación de productos alimentarios procedentes de los países que le acosan, especialmente la UE, y estudiando la prohibición de que los vuelos comerciales no puedan sobrevolar parte de su territorio, lo que alargaría la duración de los mismos y, sobre todo, el coste del combustible. En primera instancia parece que el mayor afectado por las medidas tomadas por el Kremlin, a parte de los exportadores hortofrutícolas españoles, va a ser el propio pueblo ruso (qué raro)que verá cómo se incrementa notablemente el precio de productos que, por condiciones climáticas y técnicas, no se pueden cultivar en la estepa rusa. Sin embargo creo que Putin espera pacientemente a que pasen las semanas y el verano se acabe, y empiecen a descender las temperaturas en Europa cuando el otoño se encamine al invierno (en apenas tres meses) y entonces el gas que él controla determine su las calefacciones de medio continente funcionan o no. Entonces veremos si la voluntad de sanciones por parte de la UE es tan fuerte como aparenta.

Y de mientras, en Donetsk y otras ciudades del este de Ucrania las calles siguen ensangrentadas, los combates son duros, y la perspectiva de un acuerdo de paz parece esfumarse. Los continuos rumores sobre la presencia de tropas y equipamiento ruso atrincherado al otro lado de la frontera contribuyen a elevar una tensión militar que ya es excesiva, y lso europeos que un día estuvieron bajo el infame yugo de Moscú reviven sus pesadillas cuando oyen hablar de tanques rusos listos para atacar. Como casi siempre, de manera trágica, la estepa del este de Europa se tiñe de sangre, y sin que esté nada claro cómo va a acabar la guerra. Día tras día, lo de Ucrania se complica y crece en entidad. Ya es un problema global.

No hay comentarios: