jueves, mayo 07, 2015

Debate “politikon” de los buenos

“¿Cuál es la mejor respuesta que puede dar siempre un economista? Depende” Esta enseñanza nos la repetía sin cesar Ignacio Zubiri, mi profesor de Hacienda de cuarto, que nos hizo sudar muchísimo durante todo el año, pero que nos enseñó bastante. Y esa sentencia es de lo que más caló en mi interior. Como suelo decir muchas veces, las ciencias sociales son ciencias con “c” minúscula, frente a las otras. Se puede modelizar en ellas, y establecer supuestos e hipótesis, pero la comprobaciones, en muchas ocasiones, imposible, y las excepciones, continuas.

En este marco de duda permanente, que lo que te provoca son ganas de saber aún más, ayer estuve en un acto de esos que sacian el afán de curiosidad y le reconcilian a uno con el mundo intelectual. Hace un año el colectivo Politikon, un grupo de politólogos y, sobre todo, inquietos, que rigen uno de los blogs colaborativos más interesantes sobre el tema de la política y sociedad de los que se escribe en castellano, publicaron un libro, llamado “La urna rota” que, en medio de la efervescencia política que se vivía por aquel entonces, trataba de aportar algo de claridad, dejando sobre la mesa una serie de preguntas que las formaciones políticas, las existentes o futuras (que acabaron llegando) debían contestar. Y en todo caso a sabiendas de que la contestación sería parcial e incompleta, porque la política es un juego que busca la conciliación de intereses opuestos, y los acuerdos que ahí se alcancen siempre serán, por definición, insatisfactorios para casi todos, cuando no unánimemente reprobados. El libro, que leí con avidez, está escrito de manera clara, sencilla, muy rigurosa y, sobre todo, honesta. No es un recetario de soluciones, ni una especie de guía d autoayuda política, sino más bien la exposición de unos problemas muy serios y reales, y un muestrario de alternativas para abordarlos que, en cada caso, implican sacrificios, renuncias y elecciones. Es lo que tiene decidir. Sin escorarse ideológicamente, el libro suponía un soplo de aire fresco en un país en el que el sesgo de los medios cada vez es más acusado, el encono político en las discusiones siempre virulento, y la tendencia a la descalificación del adversario ante cualquier discrepancia, total. España ha sido un país demasiado habituado a las trincheras, y a veces han pasado de ser una cruel metáfora a una dramática realidad. Lo vemos todos los días en la radio, en los debates espectáculos de la televisión, que triunfan en audiencia a medida que caen en el caricaturismo. Politikon (y otros foros de estilo similar como Nada es Gratis, Hay derecho, Sintetia, etec) y su libro huyen de eso, garantizándose así que no lograrán una audiencia de masas, pero tratando en todo momento al lector de sus trabajos como un ciudadano educado, hablándole con el respeto debido y sin pretender engañarle con recetas mágicas, soluciones instantáneas, eslóganes de partido y argumentarios de tasca. No, sus trabajos son serios, porque pretenden hacer algo tan importante y difícil, en este ámbito de la política, como despejar alguna duda, o al menos hacerla un poco más pequeña. Ese, aparentemente simple, pero tan difícil, es su reto.

En el acto de ayer, celebrado en Tipos Infames, una librería cafetería de la zona céntrica que debieran visitar obligatoriamente, respondió plenamente a ese espíritu. Local pequeño pero abarrotado de gente joven y con ganas de saber. Ponentes del blog que hablaban de lo que conocían, que no pontificaban, que expresaban sus escasas certezas y muchas dudas, que trataban de argumentar sus opiniones con datos y razones, no con convicciones, y, en general, un ambiente sano de ganas de saber, de inquietud por el futuro del país, de deseo de mejorarlo, pero sobre todo, de hacerlo desde el conocimiento, la honestidad y la realidad, para tratar de que una sociedad como la nuestra, con imperfecciones como todas, avance. Un lujo.

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