viernes, mayo 22, 2015

La batalla electoral de Madrid

Este Domingo son las elecciones municipales y autonómicas, miles de urnas repartidas por doquier que darán miles de resultados, de victorias, derrotas y sensaciones encontradas. Los que se dedican al Excel y powerpoint están calentando motores ante una de las noches visualmente más complejas que imaginarse puedan, y se escriben hoy, y mañana, cientos de discursos con versiones diferentes en función de lo que dicte el voto. Pocas veces unas elecciones tan importantes como estas han estado tan cargadas de significado, incertidumbre y nervios entre todos los oponentes. No está claro quién va a ganar ni, en ese caso, si podrá gobernar.

Antes era relativamente sencillo quién ganaba estos comicios. PP y PSOE se repartían la mayor parte del mapa y bastaba con echar un ojo a la distribución de colores. Los más de 8.000 ayuntamientos formaban un mosaico en el que, o bien el rojo o el azul, eran el dominante. Ahora ya no. La bajada de votos del PP, que viene de su mejor resultado local de la historia, y la aparición de fuerzas emergentes, léase Podemos y Ciudadanos, van a complicar mucho el mapa y llenarlo de color. Por eso lo que pase en Madrid, feudo histórico del PP, es fundamental para determinar si los populares ganan o pierden estos comicios. En esta región se escoge el gobierno de la Comunidad y, entre todos los demás, el Ayuntamiento de Madrid. Es casi seguro que en votos y concejales / escaños, el PP sea la fuerza ganadora, pero no está nada claro que pueda gobernar. En el Ayuntamiento Esperanza parte como favorita, siendo seguida por la candidatura de Manuela Carmena por Ahora Madrid, marca blanca de Podemos. Es carmena la que parece estar concentrando el voto “útil” de izquierdas que no quiere ve al PP en el Palacio de Cibeles, dejando al PSOE y a su candidato Carmona, un personaje, en una tercera posición. En el caso de la Comunidad, con Cifuentes a la cabeza, la situación de la izquierda es la inversa, con un PSOE encabezado por Ángel Gabilondo, extraño y agradable candidato, que lidera ese bloque frente a la formación de Podemos, cuya cabeza visible no recuerdo ahora y eso ya es indicativo de la fuerza que tiene su candidatura en este ámbito. Ciudadanos en ambos casos se sitúa como cuarta fuerza, todo según los sondeos, y podría tener un papel decisivo para conformar gobierno en ambas instituciones. Dado por sentado un acuerdo postelectoral entre PSOE y Podemos, liderado en cada caso por el que quede primero en su elección, si la suma de ambos supera a los escaños obtenidos por el PP, la abstención o apoyo de Ciudadanos sería clave. Y no está nada claro qué es lo que harían los chicos de Albert Rivera en ese caso, incluso es posible que jugasen a un doble juego, con posicionamiento distinto en cada institución, para fortalecer el mensaje de que no se casan con nadie. En todo caso estarían obligados a retratarse y tomar decisiones de verdad, cosa que siempre es costosa. Publica la prensa hoy que el PP ofrece un apoyo al PSOE en Andalucía para la investidura de Susana Díaz a cambio de que el PSOE permita que la lista más votada (en Madrid, esto no se dice) sea la que gobierne a partir del Domingo. No creo que se alcance este acuerdo, pero el hacer referencia a esta opción muestra el temor que existe en Génova a perder alguna de sus plazas, léase de nuevo Madrid, en caso de una unión PSOE Podemos.


¿Qué acabará pasando? No lo se, su voto lo decidirá, y digo el suyo dado que yo no voto en Madrid. Me da la sensación de que al menos una de las dos instituciones va a escaparse del control del PP, y de serlo veo más probable al Ayuntamiento, donde todo el mundo, incluido medio PP, le tienen muchas ganas a Esperanza, y vería su derrota, o mejor dicho, victoria sin gobierno, como una merecida lección. Pero serán los votos, concejales, e intereses de poder los que determinen alianzas, pactos y acuerdos. Lo cierto es que el Lunes volveremos a leernos con un panorama muy distinto al que tenemos hoy, y veremos de paso si las encuestas han atinado en sus pronósticos o no. Fin de semana de pesadilla el que espera a los demoscópicos.

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