martes, noviembre 03, 2015

Otro avión estrellado, sin que se sepa por qué

El fin de semana nos levantamos con una nueva tragedia aérea. Un vuelo, Airbus A321, que partió del balneario de Sarm El Seij, en el mar rojo, rumbo a San Petersburgo, lleno de turistas rusos que volvían de pasar unos días junto a cálidas aguas, tan extrañas en su lugar de origen, se estrelló al poco de despegar y quedó diseminado a lo largo de un montón de kilómetros en las pedregosas e inhóspitas tierras del Sinaí, una península que pertenece a Egipto pero por la que se mueven grupos terroristas de distintas ramas, todas ellas islamistas, y que han conseguido convertirla en una especie de tierra de nadie. No hubo supervivientes.

Cuando al levantarme oí la noticia, que en ese momento era poco más que un flash de última hora, lo siento mucho, pero lo primero en lo que pensé fue en un atentado. Rusia lleva ya algunas semanas de campaña militar aérea en la guerra de Siria, luchando a favor del régimen de Asad, y el DAESH y todos los islamistas han clamado venganza sobre sus tropas e intereses. Así que me cuadraba la posibilidad de que el avión, de una compañía rusa de chárter, con tripulación y pasajeros rusos, hubiera sido la primera de esas anunciadas venganzas. Con el paso de las horas la hipótesis del atentado o ataque fue perdiendo fuerza. El avión perdió altura desde los 9.000 metros en los que se encontraba según los radares, y es muy difícil que, pese a tener misiles y armamento pesado, los terroristas afincados en el Sinaí fueran capaces de alcanzarlo a esa altura. Ya vimos hace un año, con el derribo del avión malasio en Ucrania por parte de los separatistas rusos que se necesita un tipo de baterías de misiles muy específico para blancos de semejante altura de crucero y velocidad, y adiestramiento para usarlo con eficacia. En la tarde del sábado ya circulaban mensajes de reivindicación por parte de grupos islamistas, felicitándose por la destrucción del aparato y vinculándolo, como no, a la guerra siria, incluso se podía ver un vídeo de un avión en vuelo que, de repente, muestra una estela de humo negro y empieza a perder el rumbo que hasta entonces llevaba, pero sinceramente, era y soy incapaz de determinar si ese vídeo es un montaje o es real, y de serlo si pertenece a este caso o no. Nos acostamos el sábado y levantamos el domingo con la sensación de que podían ser problemas técnicos de mantenimiento del aparato los causantes del desastre, pero desde la tarde del domingo la posibilidad de que algo ajeno al avión haya sido el que haya provocado el desastre coge fuerza. Declaraciones de los responsables de la aerolínea hacen pensar en ello, y el oscurantista gobierno ruso, que vería con horror la posibilidad de que haya sido un atentado, ya no lo niega en redondo. Las cajas negras, tan rojas y chillonas como siempre, han sido recuperadas, al parecer sin haber sufrido graves daños, y habrá que ver si de lo que en ellas está grabado se puede saber algo más. Recordemos que el accidente de otro Airbus en los Alpes dejó de ser precisamente un accidente cuando los datos de las cajas dieron la lectura de la acción voluntaria y premeditada de aquel maldito piloto cuyo nombre recuerdo pero no quiero escribir. No suele ser habitual que esa información, técnica y grabaciones de voz, determine con tanta claridad las causas de un accidente aéreo que, normalmente, es fruto de múltiples errores y problemas, que acaban colapsando en forma de desastre, pero su contenido será crucial para salir de dudas o, al menos, descartar algunos escenarios para centrarse en otros.

Si finalmente resultara ser un atentado o derribo, pero en todo caso NO un accidente, estaríamos ante el peor de los escenarios posibles, porque aun sabiendo la causa y cómo fue posible el siniestro, un nuevo halo de psicosis rodearía el mundo de la aviación comercial, porque, en un derribo, llevaríamos ya dos casos confirmados en poco más de un año, y en caso de atentado, sería evidente que las medidas de seguridad del aeropuerto de partida no lograron detectar el riesgo. ¿Fueron adecuados los protocolos? ¿Algo falló? O por el contrario, ¿pasó algo que no se pudo prever sucedió? Urge conocer la respuesta.

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