El fin de semana nos levantamos
con una nueva tragedia aérea. Un vuelo, Airbus A321, que partió del balneario
de Sarm El Seij, en el mar rojo, rumbo a San Petersburgo, lleno de turistas
rusos que volvían de pasar unos días junto a cálidas aguas, tan extrañas en su
lugar de origen, se estrelló al poco de despegar y quedó diseminado a lo largo de
un montón de kilómetros en las pedregosas e inhóspitas tierras del Sinaí, una
península que pertenece a Egipto pero por la que se mueven grupos terroristas
de distintas ramas, todas ellas islamistas, y que han conseguido convertirla en
una especie de tierra de nadie. No hubo supervivientes.
Cuando al levantarme oí la
noticia, que en ese momento era poco más que un flash de última hora, lo siento
mucho, pero lo primero en lo que pensé fue en un atentado. Rusia lleva ya
algunas semanas de campaña militar aérea en la guerra de Siria, luchando a
favor del régimen de Asad, y el DAESH y todos los islamistas han clamado
venganza sobre sus tropas e intereses. Así que me cuadraba la posibilidad de
que el avión, de una compañía rusa de chárter, con tripulación y pasajeros
rusos, hubiera sido la primera de esas anunciadas venganzas. Con el paso de las
horas la hipótesis del atentado o ataque fue perdiendo fuerza. El avión perdió
altura desde los 9.000 metros en los que se encontraba según los radares, y es
muy difícil que, pese a tener misiles y armamento pesado, los terroristas
afincados en el Sinaí fueran capaces de alcanzarlo a esa altura. Ya vimos hace
un año, con el derribo del avión malasio en Ucrania por parte de los
separatistas rusos que se necesita un tipo de baterías de misiles muy
específico para blancos de semejante altura de crucero y velocidad, y
adiestramiento para usarlo con eficacia. En la tarde del sábado ya circulaban
mensajes de reivindicación por parte de grupos islamistas, felicitándose por la
destrucción del aparato y vinculándolo, como no, a la guerra siria, incluso se
podía ver un vídeo de un avión en vuelo que, de repente, muestra una estela de
humo negro y empieza a perder el rumbo que hasta entonces llevaba, pero
sinceramente, era y soy incapaz de determinar si ese vídeo es un montaje o es
real, y de serlo si pertenece a este caso o no. Nos acostamos el sábado y
levantamos el domingo con la sensación de que podían ser problemas técnicos de
mantenimiento del aparato los causantes del desastre, pero desde la tarde del
domingo la posibilidad de que algo
ajeno al avión haya sido el que haya provocado el desastre coge fuerza.
Declaraciones de los responsables de la aerolínea hacen pensar en ello, y
el oscurantista gobierno ruso, que vería con horror la posibilidad de que haya
sido un atentado, ya no lo niega en redondo. Las cajas negras, tan rojas y
chillonas como siempre, han sido recuperadas, al parecer sin haber sufrido
graves daños, y habrá que ver si de lo que en ellas está grabado se puede saber
algo más. Recordemos que el accidente de otro Airbus en los Alpes dejó de ser
precisamente un accidente cuando los datos de las cajas dieron la lectura de la
acción voluntaria y premeditada de aquel maldito piloto cuyo nombre recuerdo
pero no quiero escribir. No suele ser habitual que esa información, técnica y
grabaciones de voz, determine con tanta claridad las causas de un accidente
aéreo que, normalmente, es fruto de múltiples errores y problemas, que acaban
colapsando en forma de desastre, pero su contenido será crucial para salir de
dudas o, al menos, descartar algunos escenarios para centrarse en otros.
Si finalmente resultara ser un atentado o
derribo, pero en todo caso NO un accidente, estaríamos ante el peor de los
escenarios posibles, porque aun sabiendo la causa y cómo fue posible el
siniestro, un nuevo halo de psicosis rodearía el mundo de la aviación
comercial, porque, en un derribo, llevaríamos ya dos casos confirmados en poco
más de un año, y en caso de atentado, sería evidente que las medidas de
seguridad del aeropuerto de partida no lograron detectar el riesgo. ¿Fueron
adecuados los protocolos? ¿Algo falló? O por el contrario, ¿pasó algo que no se
pudo prever sucedió? Urge conocer la respuesta.
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