Era lo más probable. Tras un par
de días de búsqueda en la zona del supuesto hundimiento, y tras encontrarlo,
ayer por fin los buzos o los robots submarinos, no lo se, pudieron ver en
detalle el interior de la cabina del superpuma del ejército del aire
siniestrado hace ya más de una semana, y confirmaron
que los tres tripulantes se encuentran en su interior. Fallecieron, por
tanto, en el impacto del aparato y su posterior hundimiento. Ahora toca a las
familias de los tres empezar a vivir el duelo que estos días de zozobra se lo
han impedido, comenzando por apagar la última llama de esperanza que quedaba en
torno a su suerte. Hasta ayer.
En torno a este accidente se ha
vivido una situación que, como mínimo, puede calificarse de extraña. Hace ya
más de una semana que se produjo, una tarde noche creo recordar, y a las pocas
horas del mismo la intranquilidad por el suceso era sustituida por alivio al
conocerse que se habían visto las balizas de posición de los tripulantes y que
estos habían sido rescatados por un pesquero marroquí que faenaba cerca del
lugar del accidente. Susto de los gordos para el ejército y las familias
afectadas pero, afortunadamente, sin consecuencias. Pero a medida que pasaban
los días a partir de ese momento la situación se volvía cada vez más confusa.
Ni rastro ni del helicóptero ni de las supuestas bengalas ni otro tipo de
restos. Y sobre todo, ni idea de dónde estaba ese supuesto pesquero que había
acogido a los náufragos. Con el paso de las horas y días llegó un momento en el
que nada estaba claro, salvo la desaparición de los militares. Fuentes
oficiales aseguraban que la información de Marruecos respecto al pesquero era
cierta, pero de ser así, ¿dónde estaba? ¿por qué no había comunicado con ningún
otro barco su situación y lo sucedido? La hipótesis del secuestro, algo
inverosímil, empezó a tomar cuerpo, temiéndose que, pese a ser poco probable,
los militares habrían podido caer en manos equivocadas, que les rescataron del
agua pero no les devolvieron plenamente a la vida. El asunto empezó a
convertirse en un escenario de confusión y nervios, con todas las hipótesis
posibles, y con los Iker Jiménez de turno empezando a plantear hipótesis de
abducción, zonas de sombra y demás supercherías. Era necesario, por tanto,
encontrar el helicóptero hundido y verificar si los tripulantes estaban allí o
no. Sólo en ese segundo caso cogerían fuerza las hipótesis surrealistas,
especialmente la del secuestro. La mala mar y las tormentas que estos días han
azotado a Canarias han complicado mucho las labores de búsqueda. Hace un par de
jornadas se encontró la posición del aparato, a una profundidad no muy alta, de
unos cuarenta metros, pero en un mar revuelto que impidió, en una primera
intentona, saber si la cabina estaba ocupada o no. Ayer se pudo descender
nuevamente, y al final lo que se descubrió era tanto lo más factible como lo
peor, que es que los tres militares yacían en lo que se había convertido su
tumba en el mar. La rueda de prensa del Ministro Pedro Morenés sirvió para dar
por terminadas las especulaciones sobre qué es lo que había pasado, y sobre
todo lo que no, y puso el punto final a la vida de los militares y a la
angustia, esperanzada, de unos familiares que a partir de hoy esperan que los
medios desplazados hasta el lugar del accidente puedan recuperar los cuerpos de
sus seres queridos para poder despedirse de ellos en condiciones y enterrarlos
allá donde deseen.
Lo que le también le toca al
Ministerio de Defensa, a la vez que recupera esos cuerpos con cuidado, dado que
el mar sigue revuelto y toda operación submarina es, por defecto, arriesgada, es
explicar de dónde surgió la información del presunto rescate de los
accidentados que ha alimentado todas las especulaciones a lo largo de estos días,
y si era una fuente oficial del gobierno marroquí, como se llegó a afirmar,
aclarar si todo se ha debido a un error o a algo más grave. Este episodio, que
es un trágico accidente, ha vivido momentos de auténtico esperpento
informativo, todo el tiempo en base a fuentes oficiales, y alguna explicación
debiera de darse, tanto desde Madrid como Rabat, sobre lo que ha fallado en
este asunto. No devolverá las vidas a los fallecidos, pero si limpiará la imagen
de sus últimos momentos.
Subo a Elorrio este fin de semana y me cojo el
Lunes festivo. Nos leemos el Martes 3 de Noviembre, sean felices!!
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