martes, octubre 27, 2015

Rajoy, entrevistado en TVE

Ya está. Tras semanas de espera el Consejo de Ministros, en reunión extraordinaria celebrada ayer, aprobó el decreto de disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales para el Domingo 20 de diciembre, una muy mala fecha. La campaña comenzará oficialmente (es un chiste) el viernes 4 y terminará el viernes 18, coincidiendo con el estreno del episodio VII de La Guerra de las Galaxias. Algunos candidatos van a necesitar mucho la fuerza para poder vencer al lado oscuro que les atenaza. Otros puede que acaben vagando por mundos oscuros y perdidos en los confines de la galaxia. Todo está en el air, mejor dicho, en el espacio.

Coincidiendo con esta convocatoria, Rajoy dio una rueda de prensa al mediodía y acudió a TVE por la noche para una entrevista ante Ana Blanco. Resulta impostado, forzado y antinatural, que una persona que no soporta a los medios de comunicación se prodigue ahora por ellos, a unas decenas de días de los comicios, porque así lo exige la estrategia electoral. Cuando Rajoy dice que está encantado de ser entrevistado miente, lo sabe él y lo sabemos todos, y esa es la base de su enorme fallo de comunicación. Acertó ayer al inicio de la entrevista en calificarse así mismo como el principal rival de cara a poder ganar las elecciones. Su imagen es nefasta entre la población, no tanto por las medidas que ha tomado estos años, sino por cómo no las ha explicado, como las ha ejecutado con una displicencia absoluta, y cómo no ha ejercido en ningún momento el liderazgo que le es exigido a quien ocupa su cargo de presidente. En estos años Rajoy ha optado por esconderse ante los problemas, y eso es una losa muy grande que pesa en su haber. En el tema de la corrupción esa actitud es lo que más le ha penalizado. En el PP, como en todas partes, hay corruptos, y es difícil que los partidos los localicen antes de que cometan sus fechorías, pero lo que es imperdonable es que una vez detectadas, cuando salen a la luz esas golferías, se actúe como si no han existido, se escondan ante un público que las ve a plena luz. La misma actitud que ha llevado a cabo Convergencia con el 3% es la que ha efectuado el PSOE con los EREs de Andalucía y el PP con todo lo relacionado con Bárcenas, pero olvida Rajoy que el que ocupa la presidencia del gobierno es el que es escrutado y evaluado por todo el país, aunque no sea votado por ellos (no tenemos un sistema presidencialista, no lo olvidemos) y por eso la corrupción ataca especialmente a quien se encuentra en el punto más alto (y expuesto) del poder. Rajoy no es creíble cuando habla de enmendar la corrupción, porque no ha tomado ninguna de las medidas necesarias para atajarla, que no consisten sólo en nuevas leyes y reformas procesales, que también. Se basan en el reconocimiento del error, y la decapitación (figurada) en la plaza pública del autor de la fechoría, cueste lo que cueste, duela lo que duela. El Rey Felipe VI, cuando decidió que su hermana Cristina, su hermana, perdiera sus atributos, dio una lección de cómo se extirpa a un corrupto. Con bisturí, puntos y dolor, y algo de hemorragia. Rajoy no ha actuado de esta manera y por ello se le recordará. En general en la entrevista estuvo muy en su línea, tratando de defender lo logrado más que la búsqueda de un objetivo a futuro, enfocando su campaña con el miedo a que vengan otros y lo rompan todo. Su estrategia recuerda, en algún modo, a la seguida por el último felipismo cuando, quizás se acuerden, sacaba el dóberman para asustar, diciendo que venía la derecha. Era una táctica sucia y cutre, y no funcionó. En este caso las formas son mucho mejores, pero el mensaje es similar. Los datos económicos le son favorables, pero está por ver hasta qué punto funcionará sobre la hastiada sociedad española.

Sin duda, y no puedo dejarlo a un lado, lo mejor de la entrevista fue Ana Blanco. Profesional como la copa de un pino, se mostró en todo momento serena y cordial, pero seria, y repreguntaba cuando lo consideraba, y a veces interrumpía el parlamento de Rajoy cuando éste volvía al argumentario económico sin que viniera a cuento. En mi opinión dio una lección de cómo hacer una entrevista seria e independiente, sin caer en absoluto en el divismo ni el protagonismo que tanto se estila en muchas otras ocasiones. Y no lo olvidemos, con el enorme mérito de hacerlo ante su “jefe” directo, cosa que exige mucho más valor. Ayer Rajoy fue Rajoy y Ana Blanco dio una lección de periodismo.

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