Pasan muchas cosas en China. Con
más de mil millones de habitantes y un crecimiento económico cuyos vaivenes ya
condicionan nuestra existencia, las noticias que de allí surgen empiezan a
acaparar los informativos. Eso también es reflejo de que un país se convierte
en potencia global, lo que pasa en sus calles y pueblos tienen relevancia
mundial, mientras lo que sucede en las de otros lugares, donde vivimos nosotros
sin ir más lejos, no interesa a casi nadie ni trasciende de ninguna manera. La
sociedad china, con particularidades muy especiales, algunas derivadas de su
componente asiático, otras de su larguísima dictadura, favorecen el cúmulo de
noticias “raras”.
La que hoy les comento tiene en
su origen el segundo de los factores, el dictatorial. Ya hace varias décadas,
con objeto de controlar la población del país, el régimen impuso la política
del hijo único, de tal manera que cada familia sólo podía tener un hijo,
excepción hecha de altos cargos del partido y amigos del régimen, que pueden
hacer lo que quieran en este y otros aspectos. En una sociedad en la que la
agricultura era predominante y las costumbres sociales aún muy arcaicas, un
hijo era mano de obra y una hija, coste. Es crudo decirlo así, pero es como se
veía por parte de muchísimas familias. Esto generó que el abandono de bebes
niñas, o directamente el infanticidio de las mismas al descubrir su sexo en el
momento del parto se disparase. Ya saben ustedes que, por regla general, nacen
un poco más de chicos que de chicas, teniendo estas una longevidad algo más
alta, lo que acaba generando poblaciones en un equilibrio muy cercano a la
paridad de sexos. En China esto ya no es así. El efecto de años de política
restrictiva ha creado una sociedad en la que hay un enorme superávit de
hombres. Se estima en unos treinta millones el número de hombres que no van a
poder encontrar pareja en aquel país porque, simplemente, no hay mujeres
disponibles. Más allá de lo complicado que resulta encontrarlas en una sociedad
normal, al menos en la cuantía de los sexos, millones de chinos se enfrentan a
un irresoluble problema numérico, que es una enorme fuente de angustia y
frustración para ellos, porque en ese país sigue existiendo una gran presión
para alcanzar el matrimonio a una edad joven, y los padres y abuelos ven con
malos ojos que a los treinta su vástago siga soltero. Hace un tiempo leí que,
con motivo de las festividades del año nuevo chino, que no coincide con el
occidental, y del viaje que muchos de ellos hacen desde las megalópolis en las que
trabajan y residen a sus pueblos de origen, existía un servicio de alquiler de “novias”
que era contratado por esos jóvenes para aparecer ante sus familias con una
chica, y que esa presión se relajara. Luego, a los pocos días, a la vuelta a la
ciudad, el contrato se acababa y chico y chica se despedían, aunque no descarto
que en algún caso surgiera un amor verdadero. Lo cierto es que ni un servicio
tan extravagante como este puede solucionar el problema de fondo, porque
simplemente no hay chicas chinas suficientes para tanto chino. Si asumimos a
China como un mercado cerrado, en el que no se exportan millones de chinos a
otras naciones ni se organizan caravas de mujeres de dimensiones planetarias, la
ley de la oferta y la demanda dictamina que el precio de la chica (su
exigencia) se dispara a la misma velocidad a la que cae el precio del chico por
la sobreoferta, y eso genera aún más tensión en el saturado mercado masculino. Ligar
en China debe ser una pesadilla para ellos, y el paraíso para ellas, que se
deben encontrar cortejadas en todo momento por una legión de angustiados. Si eres
una chica que te gusta sentirte como una reina adorada, China es el paraíso.
Para
solucionar este problema, un profesor de economía de una universidad de allí ha
propuesto legalizar la poliandria, término que quizás no les suene, pero
que viene a ser el simétrico de la poligamia. Es decir, que una mujer tenga
varios hombres, y que pueda estar casado con todos ellos a la vez. Tríos,
cuartetos y demás expresiones numéricas pero que, en vez de estar, como en
muchas fantasías masculinas, pobladas de mujeres, lo estén de hombres, con una única
fémina. A este profesor le han llovido críticas por todas partes, supongo que sobre
todo por parte de ellos, pero lo cierto es que millones de chinos se enfrentan
a un problema que, sinceramente, no se cómo van a afrontar. Como les de por lo
de la caravana de mujeres nos dejan a nosotros sin respectivas.
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