viernes, enero 20, 2017

El adiós a Obama

Hoy, al mediodía de Washington, 18 horas en España, Donald Trump jurará su cargo como el 45 presidente de los Estados Unidos en el escenario fabricado al efecto en la escalinata oeste del capitolio de la ciudad, con el mall de fondo, desde una perspectiva fabulosa, en una ceremonia que es lo más parecido a una entronización sin corona. Tras el acto de jura Trump y su mujer recorrerán la Avenida de Pensilvania en algo parecido a un cortejo, desfile de mucha pompa, hasta llegar a su nueva residencia, la Casa Blanca. Y desde entonces la historia cambiará, sin que tengamos nada claro hasta qué punto y consecuencias.

Hoy se acaban los ocho años de presidencia de Obama, en medio de la controversia sobre cuál es su legado, y si Trumo es la herencia más visible del mismo. Es muy difícil juzgar años de presidencia en los que pasan tantas cosas, muchas de ellas ajenas a la labor presidencial, pero siempre se puede hacer un intento, por lo que aconsejo que lean a los expertos en la materia. Por lo que empiezo a ver los análisis son de un sesgado subido, fruto quizás de estos tiempos de gritos, inmediatez y mentiras atrapatitulares. Si juzgamos a Obama por las expectativas que generó su nombramiento, el fracaso de su gestión es enorme, como lo sería el de cualquiera que hubiese suscitado una ilusión semejante. La concesión de aquel preventivo Premio Nobel de la Paz, que tanto daño hizo a la propia academia, es una muestra de lo mucho que se esperaba y, en comparación, poco se obtiene. Si la juzgamos por las precedentes presidencias de Bush hijo, el balance es más que bueno, por lo que quizás la verdad esté en medio de todas las impresiones. Llegó Obama en medio del derrumbe financiero de 2008 y hoy en día la economía norteamericana crece y el desempleo está en mínimos, aunque los trabajos no son como los de antes y muchas heridas creadas por la crisis quizás no cicatricen nunca. Llegó a la Casa Blanca con la guerra de Irak y Afganistán aún abierta en canal, y trató de cerrarlas como pudo, pero la eclosión de la primavera árabe, que tanta esperanza trajo, y su mutación en islamismo salvaje produjo una desestabilización en todo oriente medio que ha empantanado a los EEUU en guerras locales y globales. Para luchar en ellas Obama ha recurrido a menos tropa sobre el terreno y mucho más dron teledirigido, innovando en el arte de la guerra y matando menos en apariencia, pero quizás tanto o más en números absolutos. La guerra de Siria ha sido, quizás, su gran fracaso, sobre todo por su promesa de actuar tras marcar unas líneas rojas y su inacción cuando fueron franqueadas. Esa guerra permitió a Rusia volver a la escena global, tras la primera conquista territorial que llevó a cabo en la Crimea antaño ucraniana. El ascenso de Putin en detrimento de Obama es visto por muchos como otra de sus taras, y gran parte de la opinión pública, especialmente en su país, considera que en el juego de estrategia que se vive entre ambos países EEUU ha salido bastante mal parado. De carácter reflexivo, frío y más reservado de lo que aparenta, ha sido el primer presidente que, desde hace mucho tiempo, ha puesto mucho más los ojos en Asia que en Europa, y eso nosotros lo hemos notado, acentuando la pérdida de influencia de nuestra región en el mundo. Le ha tocado gestionar los años de la explosión de las redes sociales y la viralidad, que entre otras cosas ha permitido que, nuevamente, el ránking de las mayores empresas globales esté encabezado por firmas de su nación como GAFA, acrónimo de Googl Apple Facebook y Amazon, dejando a las pujantes empresas chinas en segunda posición. Ha buscado liberalizar el comercio y abrir fronteras y, durante bastantes años de su mandato, las cámaras se han opuesto a sus medidas. Aprobó el Obamacare por los pelos, pero está por ver si durará como medida más allá de, pongamos, la semana que viene.

Frente a Obama, Trump parece el opuesto absoluto, y llega, también a la contra, con las peores expectativas posibles. Eso le da un margen para mejorar, y convertir un “no ha sido el desastre que augurábamos” en toda una victoria, pero el personaje y su comportamiento son completamente imprevisibles. Hoy el ambiente no será tan festivo en Washington como en otras ocasiones, pero es indudable la importancia y trascendencia del acontecimiento. No imaginé que iba a llegar a pasar. Ahora es verdad, y toca ver de qué es capaz la administración Trump y en qué nos puede afectar. Preparémonos para todo lo que se nos pueda ocurrir, y para lo que no

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