Las peripecias de espías que
llenan actualmente los titulares de los medios son tan asombrosas como,
aparentemente, propias de otra época. Pareciera que revivimos los años más
duros de la guerra fría entre EEUU y la extinta URSS pero con el seguimiento
informativo instantáneo de hoy en día, lo cual es contradictorio en sí mismo. La
desaparición de Christopher Steele, el presunto agente de origen británico
que elaboró el informe sobre las supuestas prácticas sexuales de trump que
pueden servir a los rusos para chantajearle pone aún más morbo, y preocupación,
en un asunto propio de una novela de Le Carré.
Pero por un momento quiero girar
el foco de la actualidad a otro escenario de potencial conflicto internacional,
en el que también va a ser decisiva la política que desarrolle el descontrolado
Trump, que es aquel que se desarrolla en el mar de China. Apenas prestamos
interés a las pocas noticas que nos llegan desde esa parte del mundo, una de
las más importantes tanto por demografía (ahí vive casi más gente que en el resto
del planeta) como por desarrollo económico
y fuente de conflictos. Taiwan y los recelos entre China y Japón han sido
tradicionalmente las fuentes de problemas en la región, pero últimamente son
muchos los frentes que crecen, todos ellos asociados al cada vez más poderoso
papel de una China que ya no es una potencia regional, sino mundial. Desde hace
no pocos años China ha ido expandiendo su zona de influencia por la zona,
mediante acuerdos comerciales con países vecinos y a través de la explotación
por medios propios de los recursos económicos, muy importantes en lo que hace a
yacimientos de gas y petróleo. Una de las estrategias chinas ha sido la de
construir islas artificiales para tener suelo firme donde asentar plataformas
petrolíferas y centros de estudio e investigación marino, según han señalado
siempre las fuentes oficiales de Beijing. Esto ha hecho que, poco a poco, el
mar de la China meridional esté tapizado de islitas desde las cuales, resulta
obvio, es muy fácil abastecer flotas y tropas en caso de una incursión militar
y, en todo caso, sirven como amenazadoras cabezas de playa para recordar a los
vecinos que el poder chino está ahí, creciente y sin cesar de avanzar. ¿Quién
ha sido tradicionalmente el encargado de frenar estas aspiraciones
expansionistas chinas? Sí, sí, el de siempre, EEUU. Su flota del Pacífico pasa
bastante tiempo a lo largo del año deambulando por la zona, sin disparar un
tiro, pero abrillantando cañones y pistas de portaaviones para lanzar el
mensaje de que ellos también tienen “islas” y que además, se mueven. El
objetivo inicial de esa flota era el de garantizar la seguridad de un Japón ocupado
tras la Segunda Guerra Mundial, y que por la normativa que se le impuso no podía
desarrollar unas fuerzas armadas de dimensión mínima. A medida que China ha ido
emergiendo del mar y de la pobreza para convertirse en el gigante que es hoy,
el papel de esa flota se ha ido volviendo más ambiguo y complejo, ofreciendo su
paraguas de seguridad a otros países y regiones, pero aumentando a la vez el
riesgo de confrontación con la creciente flota china. Para entenderlo mejor, la
situación que se vive en esas aguas recuerda mucho a la que se vivía en la
guerra fría entre EEUU y la URSS, siendo ese mar meridional el centro de Europa,
estando las posiciones militares de una y otra potencia mirándose de cerca a
ambos lados. Cambien URSS por China y a los países europeos por los
correspondientes en el sureste asiático y pueden hacerse una idea de la situación.
Pero las similitudes se acaban ahí. Digamos que
la principal diferencia es que en Europa ya se había producido una guerra (más
bien muchas) y, pese al riesgo, había una serie de códigos establecidos entre EEUU
y la URSS para evitar equívocos y desastres mutuos, aunque a veces se estuvo
cerca de esa catástrofe global. Nada de eso parece existir entre EEUU y China,
y el nivel de riesgo en la zona crece día a día. ¿Es
plausible el estallido futuro de una guerra, o al menos un conflicto abierto,
entre ambas potencias? Más allá de los mensajes de propaganda que surgen de
ambos bandos, la zona se está calentando sin cesar desde hace años, y tarde o
temprano algo, no se el que, quizás cambie o salte para liberar tensiones.
Mucha atención a lo que allí pueda acabar pasando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario