lunes, enero 16, 2017

Empieza la lucha por el liderazgo del PSOE


De las pocas certezas que tenemos para este 2017, cuatro de ellas pasan por la celebración de los congresos de las principales formaciones políticas de nuestro país, obligadas a renovar sus liderazgos tras el desastroso año 2016, desastroso para todos, aunque quizás ellas no quieran verlo así. Los cónclaves más emocionantes son los de Podemos y el PSOE. En Podemos el cruce de espadazos entre pablistas, errejonistas y anticapitalistas se efectúa a través de amorosos mensajes en las redes sociales, lo que le da un toque entre absurdo y “pimpinilesco” si me lo permiten. Pero bajo esa apariencia ñoña se esconde una cruel lucha de poder en la que, probablemente, el líder supremo actual lamine a todos los que no le adoran como es debido.
 
En el PSOE todo es mucho más complicado. Incluso los propios socialistas están de acuerdo a la hora de calificar como horrible su situación. La posición de bloqueo a la que lo llevó Pedro Sánchez, la traición a la que le sometió Iglesias, el aprovechamiento de la situación por parte del PP, los resultados electorales, cada uno peor que el anterior… 2016 es un año de letanías para las gentes de Ferraz, que culminó en un comité federal convulso y lamentable, lleno de incidentes, que acordó la salida de un fracasado Sánchez pero que dejó herido al partido, abierto en canal ante una opinión pública que asistía, con una mezcla de asombro, pena y morbo, al despiece de las siglas históricas. La gestora constituida tras ese aquelarre se puso como objetivo doble el de coser el partido y organizar la convocatoria de un congreso en el que zanjar el problema del liderazgo, y para ello decidió, no le quedaba otra, propugnar la abstención en la investidura de Rajoy, para que no fuera el clima electoral el causante de una nueva, quien sabe si letal derrota. En los meses transcurridos no ha habido muchas novedades, pero sí algunos movimientos. Fruto de sus erróneas declaraciones y su trayectoria errática, la figura de Sánchez se ha ido devaluando poco a poco, y muchos de sus fieles le han abandonado, siendo sintomático que la más relevante de sus defensoras, Zaida cantera, que llama día tras día a la militancia para que le apoye, sigue sin ser militante. Susana Díaz, la lideresa, que descabalgó a Sánchez en la pugna del año pasado, sigue por su parte deshojando una margarita que tiene más pétalos que euros el déficit público, y no anuncia si se presenta o no, cuando todo el mundo le da como candidata. Tras el comité federal de este fin de semana se ha abierto el plazo para presentar candidaturas a la secretaría general, que será elegida mediante las letales primarias, y ya hay un primer aspirante. Los rumores pasados han resultado ser ciertos y Patxi López anunció, ayer domingo, que se postula a liderar el PSOE, desde un discurso de izquierda clásica, según fueron sus palabras, sin terceras vías ni rendición ante la política del PP. En su presentación estuvieron presentes algunos de los llamados “sanchistas” y es que la candidatura de López puede aspirar a representar al sector díscolo frente al oficialista, que es el encarnado por la “tirapétalos” Susana. ¿Es esto así? ¿desactiva la candidatura de López una intentona de Sánchez? Si Susana se presenta, ¿se puede llegar a una candidatura de consenso para no fragmentar aún más el partido? ¿Puede haber terceros candidatos y una elección reñida, como pasó en la ocasión anterior? ¿Será capaz el PSOE de reconstruirse y hacer frente al asalto cruel de Podemos y a la crisis que vive la socialdemocracia europea? Todas estas preguntas y muchas más, debieran encontrar respuesta en los próximos meses. Sino, la crisis que vive ahora el partido puede ser devastadora para su futuro.
 
No puedo evitar dedicar unas líneas a Javier Fernández, presidente de Asturias, responsable máximo de la gestora del PSOE, que desde ese convulso comité vive al frente del partido, en una situación que nunca le hubiera gusta ver ni padecer. Se ha revelado ante todos como un hombre sensato, coherente, tranquilo, certero en sus palabras y análisis. En un tiempo de infantilismo, ansia por las prisas, tuits de cuatro palabras (muchas mal escritas) y eslóganes vacíos, Fernández ha demostrado ser un señor con la cabeza bien amueblada, las ideas claras, expresión certera y mirada larga, alejada de la cruda y falsa inmediatez. Su presencia es lo mejor que le ha podido pasar al PSOE, y sus crítico, y letales odiadores de Podemos, lo saben.

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