miércoles, enero 18, 2017

El Brexit empieza a tomar forma

Una de las grandes sorpresas del año pasado, no la mayor, que vino de EEUU, pero si igualmente amarga, fue la victoria de los partidarios del Brexit en el referéndum del Reino Unido. Fue el primero de los grandes triunfos que consiguió el populismo mentiroso, en una de las naciones más cultas y libres de occidente. Recordemos que tras ese resultado, el fracaso de David Cameron era imposible de superar y su dimisión llegó en breve. Le sucedió, entre los conservadores, la hasta entonces ministra de interior, Theresa May, una mujer seria, estirada, de porte escuálido pero mirada penetrante, y que tiene pintas de tener mucho carácter.

Ayer May pronunció un esperado discurso en el que desgranaba parte de las intenciones de su gobierno respecto a la ya cercana negociación con Bruselas respecto a las condiciones de la separación. De entre los duros y los blandos, May se alinea más con los primeros, sin caer en el fanatismo de Boris Johnson y algunos otros, pero las declaraciones que había hecho hasta el momento eran confusas, llenas de argumentos tan brillantes como “Brexit quiere decir Brexit” y cosas por el estilo. La negociación sólo empezará cuando el gobierno de May invoque el artículo 50 de los tratados de la UE, que es el que recoge la posibilidad de salida unilateral de uno de los socios, y ya se anunció en torno a otoño que esa invocación oficial se daría en marzo de este año, dentro de un par de meses. Desde entonces son muchos los rumores sobre la sensación de caos que existe en el gabinete May y su administración sobre cómo gestionar la salida, qué posición adoptar y qué es lo que se espera obtener de ella. Dado el desgarro de la partida británica y el daño que va a producir su marcha, a ellos y al resto de Europa, a todos nos convendría un Brexit blando, en el que los acuerdos y componendas fueran los más suaves y livianos posibles, pero da la sensación de que caminamos hacia un Brexit duro, en el que la UE quiera dar un castigo a los británicos por su actitud y de paso un mensaje a otros países díscolos que actúan de malas maneras, y los británicos puedan explotar hasta el fondo el maniqueísmo de sus argumentos y los presuntos réditos de la marcha. Por eso, también, era importante el discurso de ayer, que marca una primera toma de posición real del gobierno de Londres al respecto, y las palabras de May, que no sorprendieron mucho, fueron por esa línea de Brexit duro, de salirse del todo con todas las consecuencias. Afirmó que el país está dispuesta a renunciar al mercado único y a las cuatro libertades de circulación que lo definen (personas, mercancías, capitales y servicios) a cambio de volver a tener el control de las fronteras y una política migratoria autónoma. Con formas moderadas, pero discurso firme, May apareció como valedora principal de la irresponsable decisión de la marcha y dispuesta a llevarla hasta sus últimas consecuencias. Sólo ofreció, de manera recóndita, una vía para evitar todo este proceso, que es que el parlamento británico votará el acuerdo final de salida, y eso abriría, en teoría, la posibilidad a los antibrexit para revocarlo e impedir que se consume el proceso. El problema es que tras las últimas declaraciones del líder laborista Jeremy Corbin, en las que se alinea con la salida de la UE en un discurso que se viste de izquierdas pero que es de una derecha nacionalista tan cerril como la de May, dudo que una mayoría significativa de los diputados de Westminster se una para frenar este disparate.

Desde que el referéndum se celebró la libra ha perdido bastante valor, los precios en Reino Unido se enfrentan a un crecimiento que hace temer una vuelta de la inflación por sus fueros, varias inversiones se encuentran paralizadas y el futuro de los no británicos y de las instituciones y empresas multinacionales que allí se encuentran es, cada vez, más confuso y sombrío. ¿Aspira May a una alianza con Trump que le sirva para compensar los costes de la salida y, así, poder dar un portazo a Bruselas sin miedo? No lo se. En todo caso, sigo diciendo lo mismo desde verano. La marcha de Reino Unido es una mala noticia para todo el mundo, para ellos y para nosotros. Nadie gana cuando se divide y se hace más pequeño.

No hay comentarios: