Si leen esto, tengan un muy feliz
año nuevo, y espero que las fiestas les hayan sentado tan bien a su espíritu
como mal a su cartera. Medio país no se ha enterado de las navidades porque
sigue sumido, desde bastante antes, bajo una espesa y gélida niebla que impide
ver y vivir, y que hace que todo sea húmedo, torpe y peligroso. Las escenas de
cencellada que se repiten día tras día adquieren toda su belleza vistas desde
el refugio con una buena calefacción instalada, pero recuerdan que ahí fuera la
vida es muy dura. El invierno, que de momento está siendo seco y muy frío, está
gritándonos, desde esa niebla, que existe, vaya que sí existe.
Invierno virtual, nada de Navidad
y año nuevo, es lo que se vive en Turquía. La nochevieja de 2017 ha estado
marcada, desgraciadamente, por un nuevo atentado terrorista en Estambul, el último
de una larguísima lista de ataques que a lo largo de 2016 han sacudido a Turquía
con una frecuencia y fiereza asombrosa a la par que aterradora. Un
tirador muy profesional entró en una discoteca de lujo, sita en el lado europeo
de la ciudad, a orillas del Bósforo, e hizo uso intenso y eficaz del arma automática
que portaba, y de muchos de sus cargadores. Un balance que alcanza los
treinta y nueve muertos y cerca de setenta heridos, algunos muy graves, tiñó de
luto la fiesta en esa ciudad y, por extensión, en medio mundo, que vivió las
celebraciones de año nuevo en medio de enormes medidas de seguridad, con las
macetas y bolardos como nuevos acompañantes no deseados de las muchedumbres. Ha
sido 2016 un año nefasto para Turquía, cada noticia que llegaba del país era en
forma de atentado o desgracia similar, y el golpe de verano y la represión
posterior de Erdogan han venido a complicarlo todo aún más. Supongo que para
los habitantes de ese país, de mayoría musulmana, para los que la Navidad bien
poco representa, desearse un feliz año nuevo sonaría más a sarcasmo que a deseo
sincero. En pocos lugares el deseo de que 2016 terminase sería tan intenso como
allí, y miren la forma en la que ha comenzado 2017. A los dos días de la
matanza los fanáticos islamistas de DAESH se la han atribuido, cosa no muy
habitual en ellos en Turquía, y han lanzado la proclama de que habrá más
atentados, y más sanguinarios, en respuesta a las acciones del ejército turco
contra las posiciones islamistas en Siria. Recordemos que son dos los frentes
militares en los que se encuentra embarcado ahora mismo el ejército turco. Uno,
llamémoslo interno, es el que mantiene contra los kurdos en el este del país,
que se encontraba bastante apaciguado, pero que Erdogan reavivó con fuerza hace
un par de años. Este frente también se ha reflejado en forma de atentados en
las ciudades turcas, más en Ankara que en Estambul. El otro frente, el externo,
es el de la guerra de Siria, en la que Turquía ha jugado a varias barajas hasta
que, al parecer, se ha decantado por golpear a los islamistas en su nueva
alianza con Rusia. Y eso, tras años de rumoreados y nunca aclarados vínculos
con DAESH a lo largo de la porosa frontera turca, ha supuesto que los atentados
golpeen Turquís, sobre todo Estambul, con la fiereza a la que acostumbraban en
otras localidades de países como Irak o Afganistán. El balance de muertos y
heridos, y de pérdidas económicas generadas al turismo, a lo largo del pasado
2016, es demoledor, y arroja a Turquía por una pendiente de violencia,
radicalidad y extremismo que, sinceramente, da mucho miedo.
Y tanto miedo, o más, produce la
respuesta que otorgue Erdogan a todo este escenario. Se ha comprobado tras el
golpe, que algunos definen como autogolpe, que nada le impide ya disimilar al
autócrata de Ankara sus ambiciones de poder ilimitado. Hoy en día Turquía es
ya, de facto, una autocracia, más cercana a la dictadura real que a la
democracia formal. En este estado de cosas sigue siendo socia de la OTAN, y
mantiene acuerdos trascendentales con la UE, no sólo en el tema de los
refugiados, pero también. El deterioro de Turquía a lo largo del año pasado fue
uno de los principales problemas que se le abrieron a Europa. En 2017, me temo,
ese problema no va a hacer sino ir a más.
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