La nieve siempre deja unos
paisajes de una belleza especial, los cubre y remodela a su antojo, y refleja
un blanco silencioso que aletarga. Si lo que se cubre es una playa, al espectáculo
visual se le suma el impacto de lo que consideramos como poco probable, y si la
playa cubierta es una de las mediterráneas, de esas que asociamos a verano, a
miles de turistas y a calor sin piedad, la escena roza el asombro. Ayer
gran parte de los arenales de Alicante y zonas aledañas se cubrieron de una
capa de nieve que, tierra adentro, era un manto blanco de primera categoría.
Hacía décadas, muchas en algunos casos, que no sucedía algo así.
Coincidiendo con esta ola de frío,
en un invierno riguroso como el presente, y en parte causada por el tiempo de
estas pasadas semanas, se han disparado los precios del megavatio hora en el
mercado eléctrico, precios de variación horaria que afectan a más o menos la
mitad de los consumidores, los que estén en el llamado “Precio Voluntario del Pequeño
Consumidor”. La alta demanda producida por el frío genera los máximos de
consumo del mercado de invierno, igual que las olas de calor del verano y el
tirón de aires acondicionados producen los máximos de consumo en esa época, que
hoy en día suelen son los máximos del año. Por el lado de la oferta estamos
ante un momento de cierta tensión, nunca mejor dicho, en la producción. Semanas
de anticiclón estable y quieto han eliminado el viento y la lluvia de nuestros
mapas del tiempo, con lo que la generación hidráulica baja mucho y la eólica se
detiene del todo. Eso hace que tengan que entrar en servicio centrales que,
habitualmente, suelen estar apagadas cuando, por ejemplo, sopla el vendaval y
los molinos giran como locos, a un coste muy reducido. La energía de esas
centrales que entran para compensar la falta de viento es, por un lado, más
contaminante (mucho más si se encienden las de carbón que las de ciclo combinado)
y más cara, entre otras cosas por el incremento del precio de los hidrocarburos
tras la subida del petróleo. A todo esto tenemos que sumarle un factor ajeno, y
es que desde hace unos meses un tercio del parque nuclear francés está parado
por revisiones y mantenimiento, y el flujo de electricidad que va de allí a aquí
ahora mismo está detenido o circula con mayor intensidad en sentido contrario.
De hecho en Francia viven una situación en el mercado eléctrico aún más tensa
que nosotros, habiéndose registrado ya apagones en algunas zonas, incluso
barrios de París. Allí tampoco sopla el viento y de frío andan bien servidos.
Todo esto ha provocado que el precio del megavatio hora en el mercado libre se
haya disparado hasta los noventa euros, cerca de sus máximos históricos y,
desde luego, bastante más de lo registrado en los últimos inviernos, que fueron
más livianos. Precios caros y necesidad de consumir hacen que la factura de la
luz de muchos hogares sea, en este enero, una bola que no deja de crecer y que,
al no ser precisamente de nieve, carece de su belleza. La CNMC ha empezado a
investigar si, además de todos estos factores, objetivos y conocidos, hay algo
más, en forma de aprovechamiento por parte de los operadores para aumentar aún
más los precios o no competir por ellos, pero en todo caso las causas de fondo
que generan esas subidas están ahí, son conocidas por todos y poco se puede
hacer, a corto plazo, para evitarlas. Quizá lo más efectivo sea ponerse un
jersey de más en casa para no encender tanto la calefacción. Otra cosa no se me
ocurre para solucionar el gasto de hoy mismo, jueves 19.
En la web de Red Eléctrica de España pueden ustedes
ver tanto los precios
de mercado del megavatio a tiempo real que se encuentra ahora mismo a 94
euros para las diez de la mañana, dentro de hora y tres cuartos, como la
evolución de los mismos a lo largo de los pasados días. El máximo de precio se
da, normalmente, de 18 a 23 horas. También pueden consultar en esa web un gráfico apasionante que es la
producción y demanda estimada de electricidad en tiempo real, que para la
jornada de hoy presenta dos picos, uno en torno a las 11 de la mañana y otro,
el mayor, a las 20:30. Los precios suelen ir bastante parejos a esta gráfica.
Infórmense, traten de ahorrar lo posible en su consumo, no escatimen si son
personas necesitadas (niños, ancianos, enfermos, etc) y pónganse mucho abrigo.
El invierno puede ser muy duro.
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