lunes, abril 24, 2017

Macron y Le Pen, a la segunda vuelta francesa

Al César lo que es del César, y a los encargados de las encuestas electorales en Francia, mis aplausos y reconocimiento, porque prácticamente lo han clavado. Por una vez, tras tanto sobresalto, el veredicto de las urnas ha sido casi el vaticinado por los sondeos, lo que en este caso es una doble buena noticia. Apuntaban esas encuestas a una reñida disputa entre cuatro candidatos, y el triunfo disputado entre dos de ellos. Le Pen, que ha sido segunda, con el 21,53% de los votos, y Macron, que ha ganado con el 23,75%. En tercer lugar ha quedado Fillon con el 19,91% y en cuarto, con una diferencia de apenas tres décimas, Mélenchon, con el 19,6%. El socialismo francés apenas supera el 6%.

Buenas noticias por el acierto de las encuestas y por el resultado final. Frente a los extremismos ideológicos que se daban cita en las urnas, encarnados en Le Pen y Mélenchon, los electores franceses han realizado la mejor de las jugadas posibles. Por un lado han impedido que uno de estos extremistas gane, lo que ya de por sí es meritorio, y también han propinado un serio varapalo a los partidos tradicionales. La debacle del socialista Hamon coloca a su partido a un paso, si no lo está ya, de la “pasokización” o de la simple irrelevancia. Los republicanos gaullistas, la tradicional fuerza de la derecha, también salen castigados. Su candidato, Fillon, puede exhibir un tercer puesto que no le sirve de nada, y ahora empezará a recapacitar sobre su desastrosa campaña, los contratos y sueldos pagados a sus familiares sin que nada hicieran para merecerlos y el atrincheramiento en el que ha logrado resistir estos meses para llegar a la derrota que tantos predecían. Creo que hace muchas muchas décadas que no se da la circunstancia de que ni un socialista ni un gaullista llegan a la segunda vuelta. Eso ya es una noticia de alcance. El vencedor, Macron, que aún no llega a los cuarenta años, presenta un perfil mixto, abierto, europeísta, liberal en lo económico y socialdemócrata en lo gubernamental, una especie de mix que caracteriza a su movimiento, que no partido, creado hace apenas un año y que, surgido de la nada, ha logrado llegar hasta donde pocos hubieran imaginado apenas hace unos meses. De cara a la segunda vuelta es bastante probable que se alce con el triunfo final, porque todas las fuerzas moderadas ya han indicado que es su candidato, para impedir la victoria de una Le Pen que, como siempre, encarna los peores valores que uno pueda imaginarse. La victoria probable de MAcron tiene algunos obstáculos por delante, empezando por la necesidad de volver a movilizar a sus electores, y las reticencias a apoyarle de votantes que esta vez lo han hecho por Mélenchon, candidato que ayer ofreció una muy mala actitud ante su negativa inicial a reconocer los resultados y su no decisión pública de apoyar a Macron para impedir que Le Pen se haga con la presidencia de la república. Se ha señalado desde muchos medios la similitud de las propuestas que, en aspectos como el nacionalismo económico y el cierre de fronteras, anida en los programas de Le Pen y Mélenchon. Siendo la primera una candidata reprobable por todo lo demás, esta igualdad de ideas económicas de fondo es más que cierta, y no tan paradójica. En el fondo todos los extremismos se parecen, apelan al miedo del elector, le venden una película falsa y se arrogan la posibilidad de liberarle de ese miedo ya inoculado. Por ello, como consejo, allí y aquí, en todas partes, huyan de los líderes mesiánicos, de los hombres fuertes y de las promesas de utopías y paraísos. Sólo quieren engañarle para robarle la cartera y, si llega el caso, encarcelarle.


Pero de todas maneras, y con la alegría que me produce la victoria del moderado, proeuropeo y moderno Macron, sigue siendo preocupante que más de un 20% de los franceses han votado convencidos al Frente Nacional, un partido xenófobo, autoritario, negacionista, extremista en todo, que encarna lo peor de las ideologías, y que no tiene en sus falsas propuestas solución alguna a los problemas, serios, que afligen a la sociedad francesa. Macron puede llegar al Elíseo y entonces veremos su capacidad de gestión y lo que es capaz de hacer, pero el resultado que se de en las legislativas, la composición de la cámara y, sobre todo, la persistencia de los problemas económicos y de seguridad en Francia determinarán lo que, si lo logra, sea su presidencia. Para MAcron lo complicado está a sólo dos semanas de empezar.

No hay comentarios: