viernes, abril 21, 2017

París, atentados y elecciones

Había miedo a que el terrorismo hiciera aparición antes de las elecciones francesas, cuya primera vuelta es este próximo domingo. Todo el país sigue en estado de alerta y las intentonas frustradas se suceden sin cesar. Hace un par de días eran detenidos dos individuos en Marsella que planificaban un atentado contra uno de los candidatos, se ha dicho que Fillón, justo al final de la campaña electoral. El miedo corría por el ambiente y la expectación era máxima ayer, frente al último encuentro televisivo de todos los aspirantes, esta vez no un debate, sino un extraño formato de entrevista muy corta a cada uno de ellos. Y de mientras la nación asistía al encuentro político, el terrorismo actuó.

Esta vez en un formato clásico, si se me permite la expresión, y en el centro del corazón de París, en la rutilante avenida de los Campos Elíseos, poco antes de las nueve de la noche, en un día primaveral en la capital, con terrazas y comercios llenos de residentes y turistas, que allí pasaban parte de su tiempo y dejaban no poco de sus ingresos. Un comando formado por, al parecer, dos individuos, ametralló desde un coche a una patrulla policial que paseaba por la acera de la avenida. Tras ello uno de los atacantes salió del vehículo y, antes de que pudiera seguir actuando, fue abatido por policías y militares sobre la misma acera. El balance provisional es de un policía muerto, el atacante fallecido y dos heridos, uno de ellos policía, cuya vida anoche iba y venía según cambiaban las informaciones, y un turista que pasaba por la zona. La dimensión del atentado es menor que la vista en acciones anteriores en París, pero el efecto mediático y de amedrentamiento que logra es similar, y todo ello reforzado por la proximidad de unas elecciones inciertas en las que la seguridad y el terrorismo emergen como uno de los principales argumentos de batalla entre los partidos. Tiempo habrá para averiguar hasta qué punto el autor corresponde a la identidad que le atribuyó DAESH en su rápido comunicado de autoría emitido ayer noche, y si estaba o no fichado por la policía como ha sido el caso de varios de los atacantes en actos pasados, y si contó con colaboradores, cómplices e infraestructura. Las dos prioridades de cara a las próximas horas serían la de tratar de garantizar la calma del electorado de cara a la cita de dentro de tres días e intentar, aunque dudo que esto sea posible, que el atentado no condicione el voto, o lo altere. Dice la lógica de manual que un acto de este tipo refuerza las posiciones extremistas, y sería Le Pen la principal beneficiaria de una situación de tensión, en la que su exaltado (y muy equivocado en fondo y forma) discurso de la seguridad y el aislacionismo puede ser comprado por más votantes, algunos de ellos quizás indecisos hasta contemplar las imágenes de los Campos Elíseos tomados por la policía y desiertos de turistas. Cierto es que la lógica no tiene por qué funcionar, como hemos visto tantas veces a lo largo de las últimas elecciones y referéndums que nos han rodeado a lo largo de estos pasados años, pero no hay duda de que uno de los objetivos que buscaba este atentado, en jueves, a cuatro días de las elecciones, y en horario de máxima audiencia televisiva, era alterarlas, sesgarlas, pegarles una patada para ver si en el caos y ruido derivado del asentamiento es posible obtener algún rédito. Por ese mismo motivo no es descartable, ni mucho menos, que se puedan producir nuevos ataques hasta el mismo día de los comicios. La policía francesa bien lo sabe, y por eso el mensaje de ayer de Hollande, presto en la comparecencia, incidía mucho en mantener la seguridad y calma, a sabiendas del esfuerzo enorme que se va a hacer para lograrlo y lo fácil que puede resultar desbaratarlo.


En las trascendentales elecciones francesas, donde toda Europa nos jugamos nuestro futuro, todas mis bazas juegan a la casilla de que Le Pen no será la futura presidenta, y la esperanza en que lo sea Macrón, un candidato algo alternativo, moderado, centrado, con aire tecnocrático y europeísta convencido. Un enfrentamiento en segunda vuelta entre ambos casi daría por segura la derrota de Le Pen, pero lo único que desde hace tiempo tienen como cierto todos los analistas es que será la líder del frente nacional la única que tiene garantizado su pase a esa segunda vuelta. Crucemos los dedos de cara al domingo, y pongamos toda la atención en Francia, tanto en lo que hace a riesgos de seguridad terrorista hasta el momento del fin del recuento como al resultado mismo de los comicios. Que no haya más desgracias. Que no haya más atentados.

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