miércoles, marzo 07, 2018

La Forma del Agua gana el Oscar

Intento, al principio del año, ver la mayor parte de las películas nominadas a mejor cinta en los Oscar, no tanto para hacer una porra, en las que suelo fallar estrepitosamente, como para disfrutar viéndolas y comprobar hasta qué punto mi juicio coincide con el de la academia norteamericana. Este año no he visto alguna de las nominadas, como “Lady Bird” o “Call me by your name” y vi dos que esperaba fueran muy premiadas pero que no se han llevado nada, como “Molly Brown” o “Los papeles del Pentágono” que me gustaron mucho y las recomiendo plenamente. Sí tenía vistas las tres más nominadas: “Dunquerke”, “Tres anuncios en las afueras” y “la forma del agua”.

Ha sido Guillermo del Toro con esta última el que se ha llevado el gato a su querida agua, alzándose con los premios de mejor película y director. Tres anuncios ha conseguido dos grandes premios de actores, mejor actriz y mejor actor secundario, y Dunquerke se ha llevado tres premios técnicos al sonido y nada más. Las tres películas me han gustado mucho, pese a ser muy distintas. Una de ellas relata, de manera muy original, un suceso real acaecido en la II Guerra Mundial, otra realiza una reflexión social en base a un suceso ficticio en una pequeña localidad de EEUU, y la ganadora es un cuento en el que el amor y la estética logran vencer a la maldad. Es esta última la película que se sale del tono social o realista de las otras dos y, por ello, exige ser vista con otros ojos. Con toques de “Amelie” y “Delicatessen” del Toro vuelve a su universo de seres limpios, puros, no contaminados, que se dejan llevar por sus instintos en medio de mundos grises y anodinos. Ha tenido la película algunas denuncias de plagio que no le han restado opciones ni premios, pero la historia que cuenta no es tanto valiosa por ella misma (hemos visto muchas veces el cuento de la bella y la bestia) sino por el cómo, por la atmósfera de irrealidad y ficción que del Toro logra impregnar. Si a alguien hubiera de ser denunciado por esta obra sería el propio del Toro, porque bebe de sus fuentes, y en cintas como “Hellboy” o, especialmente, “El laberinto del fauno” se encuentran las claves que dan lugar a una obra tan redonda como esta que, eso sí, debe verse con la idea de que vamos a asistir a un cuento. Sino, la impresión puede ser errónea. Las otras dos cintas, que también me han encantado, son muy distintas a la obra de del Toro y, pese a sus diferencias, comparten la característica de atrapar al espectador y golpearlo con saña. Poseen también trucos de guion y rodaje que las hacen muy atractivas, aunque hayan recibido críticas precisamente por ello, y también se caracterizan por no ser las esperables historias de guerra o venganza a las que uno está acostumbrado. Recurren a una interpretación psicológica de los conflictos, que no ocultan, y transmiten toda la crudeza de un bombardeo o de una madre herida en lo más profundo de una forma distinta a lo visto hasta ahora. De todas las personas que conozco que las han visto, no tantas con “Dunquerke” muchas más con “Tres anuncios” el juicio es claramente favorable, y cualquiera de ellas podría ser merecedora del premio a mejor película. Contienen además interpretaciones muy notables, de un reparto muy desconocido en el caso de Nollan, y otro más prestigioso en el de los anuncios, que otorgan verosimilitud a la historia, que vuelve a ser el centro de la película. En ningún caso la ambientación, los efectos especiales o el despliegue de medios, apabullante en las playas francesas, suponen un estorbo y son solamente el necesario relleno para que la historia se desarrolle.


Hecho curioso de estos Oscar, o más bien de los últimos años. Tres directores mejicanos se han llevado casi todos los premios a mejor película. Alfonso Cuarón con “Gravity” Alejandro González Iñárritu con “Birdman” y “El Renacido” y Guillermo del Toro con “La forma del agua” han logrado algo que no creo que se haya producido nunca con directores extranjeros en Hollywood (quizás sí, hablo de memoria y no soy experto) y justo cuando la embestida de Trump, su ceguera y su muro, no hacen sino enturbiar las relaciones de EEUU con su vecino del sur. Estos galardones reconocen a artistas, creadores, intérpretes y figuras de un arte que no conoce fronteras, sólo la calidad y originalidad de quienes a él se dedican. Unos premios, supongo, que no le habrán gustado mucho al inquilino de la Casa Blanca.

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