jueves, julio 12, 2018

El futuro del diésel es muy oscuro


El coche que tengo, heredado, duerme en una lonja casi todo el mes hasta que, el fin de semana que subo a Elorrio, lo uso, no mucho, y compruebo con asombro cómo es capaz de arrancar cuando giro la llave. Es un C3 con un pequeño motor 1.1 gasolina, que no tira mucho, y que consume más de lo debido, o esa es mi sensación. Es lógico dado el escaso uso que se le hace y lo “dormido” que se irá quedando el motor a cada mes de inactividad. Pero funciona correctamente y hace el servicio debido a plena satisfacción Y, visto lo visto, al ser gasolina, podrá entrar en todas partes cuando dentro de unos años las restricciones se pongan serias.

Y es que los dueños de vehículos diésel se enfrentan a un serio problema. El aviso de ayer de la ministra de transición ecológica afirmando que el diésel tiene los días contados es el último de una cadena de advertencias que responsables políticos de todo el mundo lanzan sin cesar contra este combustible y los motores por él alimentados. Se preguntará el dueño de uno de estos coches sobre si el mundo se ha vuelto loco, porque hasta hace no mucho tiempo las recomendaciones de los gobiernos, tanto por sus mensajes explícitos como por la fiscalidad, eran que el coche diésel era más eficiente y ecológico que el gasolina, gracias a nuevas tecnologías como los motores TDI. Eso disparó sus ventas y provoca que, hoy en día, el parque de automóviles esté dominado por el diésel. La reversión de las ventas que se está dando en estos últimos meses años aún no ha logrado dar la vuelta a esas cifras globales, que se mueven lentamente. ¿En qué quedamos? ¿es peor un motor diésel o gasolina? Pues como siempre, depende de para qué. En emisiones de CO2 el gasolina es peor, dado que para igualdad de potencia y consumo sus emisiones son más altas. En emisiones de NOX, los óxidos de nitrógeno, el diésel es peor que el gasolina, cumpliéndose la inversa de la regla anterior. Si lo que queremos evitar es la contaminación directa, el CO2, es mejor usar diésel, mientras que si queremos reducir las emisiones nitrogenadas, muy relacionadas con cánceres, debemos utilizar gasolina. Es un lío, ¿verdad? Los últimos datos muestran que el disparo de ventas de coches de gasolina y la absurda moda de los SUV está haciendo aumentar las emisiones netas de CO2 del parque automovilístico, lo que parece un contrasentido dado que buscamos reducirlas a toda costa. Los vehículos actuales son más eficientes que los antiguos, pero los SUV poseen cilindradas altas y pesa mucho, por lo que sus consumos son elevados frente al del típico utilitario que, hasta no hace mucho, era el rey de las ventas. A medida que las restricciones al diésel aumenten, en forma de limitaciones de acceso y de subida de los impuestos asociados a ese carburante, los titulares de este tipo de vehículos se van a encontrar con graves problemas prácticos y con un mercado de segunda mano que se va a hundir, dado que nadie querrá comprarles su coche, a sabiendas de los problemas que arrastra. Los fabricantes también están metidos en un problema con este tema, dado que gran parte de sus líneas de producción siguen teniendo a la tecnología diésel como uno de sus pilares, y cambiar eso es lento y muy costoso. Hay innovaciones tecnológicas que logran minimizar en extremo las emisiones de NOX en los nuevos motores diésel, pero si se asienta la idea en la sociedad de que es un combustible sucio de poco servirán las inversiones de ningún tipo, ya que las ventas seguirán cayendo.

¿Acabarán los gobiernos por subvencionar la retirada de los coches diésel a los particulares para que estos no reciban la carga del coste? No lo se, ni se si es justo o no, porque eso lo financiaríamos todos, tengamos coche diésel, gasolina o no se tenga vehículo alguno. ¿Y qué va a suceder con el transporte pesado, léase autobuses y camiones, que es diésel casi en el 100% de los casos? Para ese uso intenso e intensivo el diésel es una tecnología mucho más robusta y eficiente que la gasolina. Como ven, el futuro de la movilidad limpia, eléctrica, parece aún lejano en la práctica, pero el presente de algunos combustibles (y negocios) pinta muy feo. Una buena crisis puede surgir de todo esto y, también, oportunidades enormes. A ver qué pasa.

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