El
coche que tengo, heredado, duerme en una lonja casi todo el mes hasta que, el
fin de semana que subo a Elorrio, lo uso, no mucho, y compruebo con asombro
cómo es capaz de arrancar cuando giro la llave. Es un C3 con un pequeño motor
1.1 gasolina, que no tira mucho, y que consume más de lo debido, o esa es mi
sensación. Es lógico dado el escaso uso que se le hace y lo “dormido” que se
irá quedando el motor a cada mes de inactividad. Pero funciona correctamente y
hace el servicio debido a plena satisfacción Y, visto lo visto, al ser
gasolina, podrá entrar en todas partes cuando dentro de unos años las
restricciones se pongan serias.
Y
es que los dueños de vehículos diésel se enfrentan a un serio problema. El
aviso de ayer de la ministra de transición ecológica afirmando que el diésel
tiene los días contados es el último de una cadena de advertencias que
responsables políticos de todo el mundo lanzan sin cesar contra este
combustible y los motores por él alimentados. Se preguntará el dueño de uno de
estos coches sobre si el mundo se ha vuelto loco, porque hasta hace no mucho
tiempo las recomendaciones de los gobiernos, tanto por sus mensajes explícitos
como por la fiscalidad, eran que el coche diésel era más eficiente y ecológico
que el gasolina, gracias a nuevas tecnologías como los motores TDI. Eso disparó
sus ventas y provoca que, hoy en día, el parque de automóviles esté dominado
por el diésel. La reversión de las ventas que se está dando en estos últimos
meses años aún no ha logrado dar la vuelta a esas cifras globales, que se
mueven lentamente. ¿En qué quedamos? ¿es peor un motor diésel o gasolina? Pues
como siempre, depende de para qué. En emisiones de CO2 el gasolina es peor,
dado que para igualdad de potencia y consumo sus emisiones son más altas. En
emisiones de NOX, los óxidos de nitrógeno, el diésel es peor que el gasolina,
cumpliéndose la inversa de la regla anterior. Si lo que queremos evitar es la
contaminación directa, el CO2, es mejor usar diésel, mientras que si queremos
reducir las emisiones nitrogenadas, muy relacionadas con cánceres, debemos
utilizar gasolina. Es un lío, ¿verdad? Los últimos datos muestran que el
disparo de ventas de coches de gasolina y la absurda moda de los SUV está
haciendo aumentar las emisiones netas de CO2 del parque automovilístico, lo que
parece un contrasentido dado que buscamos reducirlas a toda costa. Los vehículos
actuales son más eficientes que los antiguos, pero los SUV poseen cilindradas
altas y pesa mucho, por lo que sus consumos son elevados frente al del típico
utilitario que, hasta no hace mucho, era el rey de las ventas. A medida que las
restricciones al diésel aumenten, en forma de limitaciones de acceso y de
subida de los impuestos asociados a ese carburante, los titulares de este tipo
de vehículos se van a encontrar con graves problemas prácticos y con un mercado
de segunda mano que se va a hundir, dado que nadie querrá comprarles su coche,
a sabiendas de los problemas que arrastra. Los fabricantes también están
metidos en un problema con este tema, dado que gran parte de sus líneas de
producción siguen teniendo a la tecnología diésel como uno de sus pilares, y
cambiar eso es lento y muy costoso. Hay innovaciones tecnológicas que logran
minimizar en extremo las emisiones de NOX en los nuevos motores diésel, pero si
se asienta la idea en la sociedad de que es un combustible sucio de poco servirán
las inversiones de ningún tipo, ya que las ventas seguirán cayendo.
¿Acabarán
los gobiernos por subvencionar la retirada de los coches diésel a los particulares
para que estos no reciban la carga del coste? No lo se, ni se si es justo o no,
porque eso lo financiaríamos todos, tengamos coche diésel, gasolina o no se
tenga vehículo alguno. ¿Y qué va a suceder con el transporte pesado, léase
autobuses y camiones, que es diésel casi en el 100% de los casos? Para ese uso
intenso e intensivo el diésel es una tecnología mucho más robusta y eficiente
que la gasolina. Como ven, el futuro de la movilidad limpia, eléctrica, parece
aún lejano en la práctica, pero el presente de algunos combustibles (y negocios)
pinta muy feo. Una buena crisis puede surgir de todo esto y, también, oportunidades
enormes. A ver qué pasa.
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