jueves, julio 19, 2018

Impuestos, impuestos, impuestos


En este mundo de neolengua en el que vivimos, en el que las palabras se retuercen de manera absurda para querer engañar y disimular, no hay ministro de Hacienda que no hable de contribuciones a la solidaridad, esfuerzo compartido, aportaciones y demás tonterías para describir una subida de impuestos. Ni algo tan obvio ni tan bien reflejado por la palabra que lo define se salva de la manipulación, por lo que háganse ustedes una idea de lo que puede suceder con ideas o situaciones más grises, donde no está claro de qué hablamos. Dicho en plata, si Montoro subió los impuestos, Montero los subirá, y no es un juego de palabras, sino la cruda, y ruinosa para nuestra cartera, realidad.

Previa a la subida, llegarán los aguinaldos. A finales de julio, creo que el 27 p 28, ingresará el gobierno a los pensionistas el devengo acumulado desde enero de la subida de la pensión pactada con el PNV, por lo que muchos millones de españoles recibirán una paga extra que no les vendrá mal, y parece ser que será con la nómina de agosto cuando suceda algo parecido con el colectivo de funcionarios y empleados públicos (eso me incluye a mi) que ingresaremos la subida del 1,75% (creo que es esas) también generada desde enero. Dinero fresco en el bolsillo, un poco más, proveniente sin duda de la deuda creciente, que muchos verán como una tentación para gastar, y más estando en verano. ¿Qué hacer con él? Mi consejo es que no lo dilapiden, porque no estamos sobrados como para hacerlo. Los últimos datos muestran que la tasa de ahorro de las familias españolas sigue bajando y se encuentra en niveles ínfimos. Esto quiere decir que el gasto de consumo está muy al límite de lo que puede ser sostenible, y que sustos no previstos (la lavadora se estropea) o subidas de precios mayores de las esperadas pueden poner a las familias en apuros. Esta caída del ahorro proviene tanto de un disparo en el consumo, alentado por la coyuntura económica favorable, como por un incremento de los precios de determinados bienes y servicios, entre los cuales los alquileres son uno de los principales para los residentes urbanos. Una manera, errónea, de arreglar este problema es acudir a préstamos al consumo, bien por cauces convencionales (bancarios) o mediante empresas que se anuncian sin cesar, que otorgan pequeños préstamos a particulares. Ambas vías son una manera bastante directa de caer en el pozo de la ruina, porque si nos paramos un instante a ver las condiciones de estos préstamos descubriremos condiciones abusivas y unos intereses de usura que dilapidan cualquier sueldo. Por lo tanto, salvo incidencia grave (léase rotura del coche que se necesita para trabajar o destrozo súbito en casa) jamás recurra a estas fuentes de financiación. Ahorre con vistas a comprar aquello que desea y, si no le llega, no sea inconsciente y no lo compre. No pasa nada por tener algo que sí posee el vecino o el compañero de trabajo, no caiga en el postureo ruinoso. De ahí que estos ingresos extra que muchos vamos a recibir este verano sean una opción para sanear las cuentas de cada uno. Mediten lo que van a hacer con ese dinero y, aunque sería el deseo del gobierno y de las empresas vendedoras, no se lo gasten de manera irracional, acelerada y sin freno. Párense un momento, hagan cuentas consigo mismo o su familia, con sus ingresos, gastos, previsiones futuras y deseos de compra, y vean hasta dónde pueden llegar y no. Es un ejercicio sencillo, que no lleva mucho tiempo y no es muy complicado, pero que, eso sí, requiere sinceridad y autocontrol. A todos nos vuelven locos ciertas cosas que nos gustaría tener pero que sabemos que lanzarnos a por ellas nos metería en un problema financiero. La cabeza fría puede ser nuestra mayor salvación.

Y en esas cuentas no olvide la subida de impuestos que mencionaba al principio. Muy probablemente aumenten los tipos de sociedades y se creen figuras nuevas para la banca y sociedades tecnológicas, que las repercutirán a sus usuarios, por lo que los pagaremos usted y yo. Los impuestos ecológicos al diésel y otras posibles ideas también serán abonados en la gasolinera por el dueño del coche correspondiente, y así todas las subidas. En sus cuentas, a partir de septiembre, el componente de “gastos” va a subir sin que usted haga nada, sólo porque esas contribuciones voluntarias llamadas impuestos crecerán. Sea consciente de ello, planifíquese, y guarde algo de estas subidas para afrontarlas. Y si nada le sube este verano, aún más prudencia.

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