En
este mundo de neolengua en el que vivimos, en el que las palabras se retuercen
de manera absurda para querer engañar y disimular, no hay ministro de Hacienda
que no hable de contribuciones a la solidaridad, esfuerzo compartido,
aportaciones y demás tonterías para describir una subida de impuestos. Ni algo
tan obvio ni tan bien reflejado por la palabra que lo define se salva de la
manipulación, por lo que háganse ustedes una idea de lo que puede suceder con
ideas o situaciones más grises, donde no está claro de qué hablamos. Dicho en
plata, si Montoro subió los impuestos, Montero los subirá, y no es un juego de
palabras, sino la cruda, y ruinosa para nuestra cartera, realidad.
Previa
a la subida, llegarán los aguinaldos. A finales de julio, creo que el 27 p 28,
ingresará el gobierno a los pensionistas el devengo acumulado desde enero de la
subida de la pensión pactada con el PNV, por lo que muchos millones de
españoles recibirán una paga extra que no les vendrá mal, y parece ser que será
con la nómina de agosto cuando suceda algo parecido con el colectivo de
funcionarios y empleados públicos (eso me incluye a mi) que ingresaremos la
subida del 1,75% (creo que es esas) también generada desde enero. Dinero fresco
en el bolsillo, un poco más, proveniente sin duda de la deuda creciente, que
muchos verán como una tentación para gastar, y más estando en verano. ¿Qué
hacer con él? Mi consejo es que no lo dilapiden, porque no estamos sobrados
como para hacerlo. Los
últimos datos muestran que la tasa de ahorro de las familias españolas sigue
bajando y se encuentra en niveles ínfimos. Esto quiere decir que el gasto
de consumo está muy al límite de lo que puede ser sostenible, y que sustos no
previstos (la lavadora se estropea) o subidas de precios mayores de las
esperadas pueden poner a las familias en apuros. Esta caída del ahorro proviene
tanto de un disparo en el consumo, alentado por la coyuntura económica
favorable, como por un incremento de los precios de determinados bienes y
servicios, entre los cuales los alquileres son uno de los principales para los
residentes urbanos. Una manera, errónea, de arreglar este problema es acudir a
préstamos al consumo, bien por cauces convencionales (bancarios) o mediante
empresas que se anuncian sin cesar, que otorgan pequeños préstamos a
particulares. Ambas vías son una manera bastante directa de caer en el pozo de
la ruina, porque si nos paramos un instante a ver las condiciones de estos préstamos
descubriremos condiciones abusivas y unos intereses de usura que dilapidan
cualquier sueldo. Por lo tanto, salvo incidencia grave (léase rotura del coche
que se necesita para trabajar o destrozo súbito en casa) jamás recurra a estas
fuentes de financiación. Ahorre con vistas a comprar aquello que desea y, si no
le llega, no sea inconsciente y no lo compre. No pasa nada por tener algo que sí
posee el vecino o el compañero de trabajo, no caiga en el postureo ruinoso. De
ahí que estos ingresos extra que muchos vamos a recibir este verano sean una
opción para sanear las cuentas de cada uno. Mediten lo que van a hacer con ese
dinero y, aunque sería el deseo del gobierno y de las empresas vendedoras, no
se lo gasten de manera irracional, acelerada y sin freno. Párense un momento,
hagan cuentas consigo mismo o su familia, con sus ingresos, gastos, previsiones
futuras y deseos de compra, y vean hasta dónde pueden llegar y no. Es un
ejercicio sencillo, que no lleva mucho tiempo y no es muy complicado, pero que,
eso sí, requiere sinceridad y autocontrol. A todos nos vuelven locos ciertas
cosas que nos gustaría tener pero que sabemos que lanzarnos a por ellas nos
metería en un problema financiero. La cabeza fría puede ser nuestra mayor
salvación.
Y
en esas cuentas no olvide la subida de impuestos que mencionaba al principio.
Muy probablemente aumenten los tipos de sociedades y se creen figuras nuevas
para la banca y sociedades tecnológicas, que las repercutirán a sus usuarios,
por lo que los pagaremos usted y yo. Los impuestos ecológicos al diésel y otras
posibles ideas también serán abonados en la gasolinera por el dueño del coche
correspondiente, y así todas las subidas. En sus cuentas, a partir de
septiembre, el componente de “gastos” va a subir sin que usted haga nada, sólo
porque esas contribuciones voluntarias llamadas impuestos crecerán. Sea consciente
de ello, planifíquese, y guarde algo de estas subidas para afrontarlas. Y si
nada le sube este verano, aún más prudencia.
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