Con
el bloqueo político que vivimos, y que en la práctica se prolonga ya desde hace
algunos años, comienzan a surgir voces sobre la necesidad de las nuevas
formaciones que aparecieron en el mercado de la política hace pocos años y
tienen pinta de haber sido sometidas a un proceso de envejecimiento muy
acelerado. Sin llegar al lustro de existencia, términos como purga, depuración,
críticos, limpieza y cosas por el estilo llenan los comentarios al referirse a
las mismas, y se ve que reproducen, a escala, los comportamientos de los
“viejos partidos” como ellos los denominan, a los que aspiraban a suceder.
Parece que ese objetivo maximalista ya nunca va a ser alcanzado. ¿Cuál es, entonces,
su futuro?
Si
ayer analizaba algo más en detalle la situación de un Podemos decadente y
anclado en las necesidades de la familia Iglesias Montero, podemos echar hoy un
vistazo a Ciudadanos, que sufre desgarros constantes y se encuentra cada vez en
una situación más incómoda. Los resultados electorales fueron buenos para la
formación, su uno los compara con los de comicios anteriores, pero dejaron al
partido de Rivera en la tierra de nadie, como me gusta decir, un lugar árido en
el que no logra sobrepasar al PP, imposibilitando ese sorpasso por la derecha
al que aspiraba y no se convierte en fuerza decisiva para casi nada. Mejora,
sí, pero insuficiente. A partir de ahí las pulsiones en la formación han ido
creciendo a medida que rivera ha escorado su discurso y cerrado vías de
entendimiento con formaciones que no sean el PP. A escala, lo que pasa en ese
partido se parece un poco a Podemos, de tal manera que la formación se está
convirtiendo en un medio para que las ambiciones personales de sus dirigentes sean
satisfechas y, si no es así, el medio se corrompe. En cierto modo es algo que
le pasa a todos los partidos políticos, dado que las personas que los dirigen
son ambiciosas y luchan por el poder por encima de lo que sea. De hecho para
eso se presentan a unas elecciones. El problema es cuando tus ansias son
excesivas, tus deseos absolutos y tus prisas letales. Puede que Ciudadanos
encontrase en las pasadas elecciones su techo, dado que era una formación que
jugaba a dos bandas y trataba de sacar votos del centro izquierda y centro
derecha. La idea de orientar el partido a la derecha para crecer más por ese
costado deja desguarnecido el flanco izquierdo y supone una peligrosa sangría
de votos por esa ala, en la que no sólo hay socialistas desencantados. También
habitan en ella auténticos creyentes de un pacto transversal, de una búsqueda
de acuerdos que eviten los “rojos y azules” que muchas veces con acierto
menciona Rivera. Las bajas de dirigentes de Ciudadanos de estas últimas semanas
(Roldán, Serrano, Maura….) representan una enorme pérdida de capital humano
para el partido, y para la política española en general. Son profesionales de
prestigio acreditado, moderados, no sectarios, que buscaban una entente para
arreglar los graves problemas que nos afligen, que pudieran estar equivocados o
no, pero desde luego no actuaban con orejeras al servicio de una estrategia de
acoso y derribo. Frente a ellos, los Sánchez, rivera, casado e Iglesias suponen
polos opuestos, no tanto en ideología como en formas, en autoritarismo, en
necesidad de adoración al líder y seguimiento sin fisuras. Con
la remodelación de la cúpula aprobada ayer, Rivera tiene un Ciudadanos mucho
más a su medida personal, pero, creo, mucho menos a la medida de la
sociedad española. ¿Tenía Ciudadanos otras opciones? Creo que sí ¿Por qué no
ofreció Rivera un acuerdo a Sánchez con unas claras líneas rojas en cuestiones
como el separatismo, Cataluña, etc a cambio de un apoyo parlamentario? ¿Por qué
renunció a que el candidato socialista se retratase públicamente en esos
aspectos antes de iniciar su ofensiva de derribo?
La
pregunta que se hacen muchos, hoy mismo, es por qué si el escenario político no
hace más que dibujar el manido enfrentamiento entre izquierda y derecha tenemos
opciones múltiples que sólo sirven para enturbiarlo todo. Visto lo visto, si
uno quiere que gobierne la izquierda debe votar al PSOE y huir de Podemos. Si
quiere que gobierne la derecha debe votar al PP y escapar de Vox lo más rápido
posible. ¿Dónde queda Ciudadanos en este marco polarizado? Se arriesga el
partido de Rivera a ser carcomido por ambos extremos por el voto útil y
quedarse con las raspas de la formación, lo que no sería nada útil para un
candidato, Rivera, al que se le empieza a cerrar el cielo del poder de manera
más o menos clara. Eso para todo político es deprimente, y parece ser, fuerza a
cometer errores de bulto. Que se le pregunte al mesiánico faro luminoso de
Galapagar.
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