La noticia, de hace algunos días, publicada por el Financial times, sobre el lanzamiento de un misil hipersónico por parte del gobierno chino, que orbitó la tierra sin que fuera detectado antes de alcanzar su objetivo ha sido puesta en duda por muchos expertos en la materia, que consideran absurdo no tanto el hecho del lanzamiento o la prueba de un arma de este tipo, sino la indetectabilidad de una órbita completa por parte de los servicios de inteligencia norteamericanos. Tecnologías de lanzamiento de este tipo se supone que están en manos de EEUU y Rusia, pero son ya dos naciones, China tras esta noticia, y Corea del Norte con repetidos anuncios no verificados por hechos, quienes dicen poseer también armas así.
¿Qué es un misil hipersónico y por qué es relevante? La respuesta a la primera pregunta es mucho menos importante que la segunda. Los misiles de toda la vida, los llamados ICBM, siglas en inglés de misil balísitco intercontinental, que pueden portar una o varias cabezas nucleares, son la base del armamento disuasorio de las potencias nucleares, todas los tienen. Su funcionamiento, aunque no lo parezca, es bastante básico. Son un cohete que porta en su extremo la bomba y que lleva combustible y oxígeno para quemar, porque el misil abandona la atmósfera baja y realiza un vuelo parabólico de varios cientos de kilómetros de altura para llegar a su objetivo. Pongamos que salimos de EEUU y queremos darles a los rusos, la curva que desarrolla el misil debe abarcar medio planeta, más o menos, y eso exige un lanzamiento muy elevado para que la trayectoria pueda llegar hasta su destino. El misil apenas lleva sistemas de guiado avanzados, de tal manera que, con un escaso grado de error, es fácil saber cuál será su objetivo final y, por ello, diseñar sistemas de baterías de antimisiles que puedan interceptarlo antes de que de en el blanco. La velocidad que alcanza el misil en su trayectoria de aproximación, fabulosa, y la propia carga nuclear que lleva hacen que la interceptación sea muy difícil y que sus efectos sean discutibles, pero es posible lograrlo. No pasan demasiados minutos desde que el misil es disparado hasta que alcanza su objetivo, lo que nos indica las velocidades a las que nos movemos. Se pueden disparar tanto desde silos enclavados sobre el terreno como sobre plataformas móviles o submarinos, y la capacidad nuclear que pueden portar es variable, pero alcanza dimensiones más que suficientes como para, en caso de uso e impacto, borrar una ciudad como Madrid del mapa. Son destructores totales y el miedo que imponen está más que justificado. ¿Qué es, entonces, un misil hipersónico? En este caso estamos hablando un lanzamiento que no sigue una trayectoria parabólica, sino de un misil, con un vector asociado que funciona como una segunda fase, que se eleva poco más de la altura de un vuelo comercial trasatlántico, que impulsa el vector a una velocidad de unos 5.000 o 6.000 kilómetros por hora y que en todo momento se mantiene a esa corta distancia del suelo. El vector, o segunda fase, puede existir de manera independiente o no, pero en todo caso está dotado de maniobrabilidad, de tal manera que un misil de este tipo puede desviarse de un rumbo dado, de tal manera que alcanza su objetivo no mediante una trayectoria limpia, sino con oscilaciones, bandazos, en definitiva cambios de dirección que desorientan tanto a los radares como a los sistemas antimisiles, que no observa un objetivo con rumbo dado, sino algo que se mueve. La baja altura a la que vuelan, su alta velocidad y esa característica de poder maniobrar los permite actuar de una manera muy efectiva para el atacante, impidiendo actualmente casi en su totalidad que el defensor los intercepte. Pueden cargar armamento nuclear pero, hasta donde se sabe, de mucha menor cuantía que los ICBM. De todas maneras, la velocidad de impacto del misil y el armamento que pueda llevar son más que suficientes como para causar destrozos tan inmensos como letales para el país que los vea llegar a su territorio. Son, así, más quirúrgicos y precisos que los ICBM, pero no por ello menos peligrosos. Sus dimensiones son menores y se lanzan principalmente desde plataformas móviles, mucho más fáciles de esconder que un silo nuclear.
Bien, ¿Qué significa todo esto? Que sea cierto o no que China haya hecho una prueba de este tipo, la mera posibilidad de que eso sea real implica que el gobierno de Beijing posee una tecnología de muy primer orden en lo que a disuasión avanzada se refiere, y que las presiones para que se produzca una escalada en este tipo de armamentos, una carrera, por parte de las tres potencias militares son enormes. El proceso de disuasión nuclear que vivimos en el pasado se basaba en un peligroso empate entre fuerzas de aniquilación globales, y hubo una suerte enorme de no vivir accidentes o desgracias no queridas (a punto estuvimos de palmarla todos). Una nueva carrera con estos nuevos misiles vuelve a llevar el grado de peligrosidad global, y nos lleva otra vez a escenarios de riesgo letal
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