jueves, mayo 12, 2022

Criptocrash

Enfangados como estamos en las cutres miserias de nuestra vida política, que tan bien nos retratan, no prestamos atención a lo que sucede fuera, que no se si es más sucio, difícilmente, pero desde luego sí importante. La bolsa de Nueva York llega dos semanas de desplomes, especialmente el índice tecnológico Nasdaq, y lo que empezó siendo un año prometedor en lo económico camina con fuerza hacia un destino recesivo cada vez más intenso. Fondos de inversión y carteras asociadas sufren desplomes enormes, dado que todos ellos poseen acciones de estrellas como Apple, Alphabet (Google) Amazon, Microsoft y otras tantas, que llevan varios días perdiendo miles y miles de millones de dólares de capitalización.

Si el marcado convencional sufre un desplome, el de las criptomodenas está viviendo una auténtica sangría, con derrumbes propios del estallido de una burbuja. Ayer el famoso Bitcoin cerró a 26.743 dólares, lo que es mucho, sí, pero apenas la mitad de los 49.744 a los que cotizaba a finales de marzo, y aún más lejos de los 67.000 que marcaba a mediados de noviembre del año pasado. Los que argumentaban sin cesar que en épocas inflacionarias como las que vivimos las criptomodenas iban a servir como activo refugio y demostrar su valor espero que no hayan seguido sus propios consejos y no hayan poblado su cartera de este tipo de activos buscando refugio. Este derrumbe afecta a todas las “criptos” sea cual sea su metodología y características, y lleva a preguntarnos qué implicaciones puede tener este derrumbe en la economía real. Es una pregunta difícil de contestar por la propia novedad de estos activos, pero más allá de que quien haya invertido en ellos pueda arruinarse, podemos hacer una división básica entre dos tipos de criptomonedas. Unas, como el Bitcoin o Ethereum, las más conocidas, son meros soportes de valor y se basan en lo que creen sus compradores que pueden llegar a valer, pero en sí mismas no son nada. En este sentido sí funcionan como el dinero real, porque las monedas y billetes que tenemos en el bolsillo nada valen de manera intrínseca. Lo que en el caso del dinero real genera valor es su obligatoriedad legal de uso y que todos sabemos que funciona y es aceptado. En estas criptos que valen lo que la fe del mercado les pueda otorgar el desplome de su valor arruinará miserablemente a particulares y empresas que se hayan metido en ese mercado, en el que no hay garantías ni nada por el estilo. La sangría puede ser enorme. El otro tipo de “criptos” son las llamadas “stable coin” criptomonedas tecnológicamente parecidas al Bitcoin pero que están ligadas a una moneda real ya existente y poseen un respaldo financiero real por parte de las empresas que las emiten. Theter es un ejemplo. Ahí se supone que la emisión de esa criptomoneda está respaldada uno a uno por un dólar, por lo que el riesgo de perder el dinero se difumina. El creador de la moneda, por así decirlo, se ha inventado un derivado, esa moneda, con la base de un fondo de riqueza real, para así expandir la capacidad financiera de ese fondo, y ofrece al inversor un respaldo seguro que le garantiza que no pierde. ¿Dónde gana el inversor en este juego? Con la rentabilidad que el creador de la moneda le ofrece por invertir en ella, rentabilidad que se consigue aupándose a la moda de las criptomonedas y haciendo así que el valor se infle o prometiendo unos intereses elevados a los inversores. Si uno escarba un poco en este tipo de negocios descubre que algo no está muy claro, porque a medida que el número de inversores crece la promesa de los intereses cada vez pesa más sobre un fondo inicial que sólo se puede enriquecer cuando el mercado sube, como pasaba hasta ahora, o el número de inversores crece, y eso paga los intereses… ¿Suena a estafa piramidal? En gran parte sí, y el miedo es que eso se confirme y arrastre a inversores, criptomoneda y fondo que la respalda, que ante desplomes como los que vivimos es incapaz de garantizar la conversión de un Theter a un dólar. ¿Hasta dónde llegan las ramificaciones de la cobertura de estos fondos? ¿Cuánto pueden arrastrar las “stable coin” en su caída a finanzas solventes que se usaron como avales?

Una de las características que nunca nadie debiera olvidar en esto de los mercados “cripto” es que no son mercados regulados, sometidos a supervisión y garantías. Eso no sólo significa que puede haber estafas y robos, de muchos tipos, sino que, también, no hay volumen de inversión mínimo que esté garantizado por ninguna institución y se pueda rescatar o salvar. No es el antiguo oeste, pero se le parece mucho, y si se pierde la bolsa con las monedas no hay manera de rescatarla. Muchos han entrado ahí al calor de las fulgurantes subidas del pasado y eso despierta voraces apetitos, condición necesaria, no suficiente, para que se organicen castillos de naipes que pueden derrumbarse de manera estrepitosa. Mucho cuidado con este tipo de inversiones, sepa lo que hace y no se meta sino, y no meta ahí cantidades importantes, puede perderlo todo.

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