jueves, febrero 29, 2024

La corrupción de cada uno

Parafraseando el principio de Anna Karenina, todas las tramas corruptas son similares, pero cada una posee características propias que le identifican. En la de Bárcenas y Correa, la que llevó la pérdida del poder al PP de Rajoy, los protagonistas eran golfos de aspecto señorial, alguno, como el propio Bárcenas, de porte propio de película elegantes de gángster, con su abrigo y su pelo repeinado. Eran unos mangantes con aspecto de señoritos. En esta de ahora, la de Koldo, Ábalos, puede que Air Europa y veremos qué más, los protagonistas son sujetos patibularios, macarras chulos con aire resacoso, pinta de segurata cutre y con la sensación de que, frente a la marisquería que les pega a los otros, estos viven en el reservado de un puticlub de carretera.

En el fondo, son lo mismo, se vistan de diseño o sean marrulleros de la noche. Son personas a los que los escrúpulos morales no les frenan, a los que unos papelitos de colores con unos euros impresos nublan la vista y les llevan a hacer lo que sea a cambio de obtenerlos. Siempre es igual. El corrupto ofrece al corrompible lo que le tienta, normalmente dinero, y en no pocas ocasiones drogas y sexo, y la inmensa mayoría de la gente cae casi sin darse cuenta. Es necesario que las organizaciones posean sistemas para prevenir la corrupción en ellas, perseguirla y castigarla, pero todo eso no sirve de mucho cuando esos controles los ejercitan personas que, como todos, tienen, tenemos un precio. ¿Se ha preguntado usted alguna vez cuál es su precio? Sí, el suyo. Puede que por su trabajo, responsabilidad o contactos no sea alguien importante, en el sentido de acceder a parcelas de dinero o poder, y por ello la tentación de la corruptela será ocasional en su mundo, pero si usted empieza a detentar puestos de responsabilidad en una empresa, o en la administración, se encontrará a menudo con situaciones en las que la ley y la ética empiezan a discurrir por caminos estrechos y tortuosos frente a la amplia avenida que puede suponer el atajo corrupto. Puede que incluso esté en una posición decisoria, bien porque tiene voz y voto a la hora de otorgar un contrato, o decidir una adjudicación pública, o cosas por el estilo. Entonces la tentación le rondará y, quizás, un día llame a su puerta. En ese momento es cuando va a tener que decidir, usted, quizás solo, qué hacer. Mirará su cuenta corriente, lo que gana, el coste de la hipoteca, las facturas, lo que cuesta la universidad de los hijos, todas esas cosas que hay que pagar, lo comparará con los ingresos y, al lado, pondrá la mordida que el corruptor le ofrece a cambio de saltarse procedimientos, normas, leyes y demás estructuras diseñadas para ofrecer un marco justo y ecuánime a todos. Quizás usted sea de los que en público proclama la maldad de los corruptos, el asqueo profundo que le produce semejantes hechos y se rasga las vestiduras en nombre de la decencia y la honradez. Todos lo hacemos, es gratis, queda bien. Pero ahora no estamos en una tertulia con amigos durante un café, sino en un escenario distinto en el que debe escoger, solo, qué hacer. Ese atajo en forma de mordida le libra de miles de euros de intereses de la hipoteca, le permite hacerse el implante de pelo con el que lleva tiempo soñando pero no se atreve a dar el paso, le abre la puerta a cambiar de piso y comprarse el adosado que alguno de los capullos con los que toma café ya poseen y usted no, puede sufragar una estancia de un año en una universidad norteamericana para su hija, lo que le va a proporcionar unos contactos de valía infinita que le van a solucionar gran parte de la vida, puede pegarse una orgia desatada con todas las chicas, chicos, drogas y desmadres con los que usted ha soñado y no ha sido capaz de hacer, le permite comprar un terreno en las afueras de su pueblo, que tanto añora, para hacer allí la casa de sus sueños que su padre deseaba pero, pobre como era, no pudo tener….. no se, lo que quiera, ponga en una balanza sus anhelos, deseos, necesidades, y en la otra el cumplimiento de la ley. Y en medio de los platillos, la mordida que le ofrecen. Y decida.

Los clásicos y Shakespeare son los que mejor han relatado cómo la hibris humana se desata y es alimentada por aquellos que desean obtener algo a cambio, llevando a los personajes al desastre. En sus textos están esos miedos, temores, deseos, tentaciones y consecuencias tras caer en ellas. En el evangelio Jesús resiste las tentaciones del diablo en el desierto, como muestra de que es humano, pero, también, Dios. Nosotros sólo somos personas con virtudes, defectos y deseos. No hay ideología que inmunice ante la corrupción, no hay partido político que pueda presumir de honradez, no hay formación social que esté libre de contener a corruptos en su seno. Hay personas nobles que no caerán en la tentación, muy pocas, y luego el resto. Todo lo demás son sumarios, relatos infames e infinitas versiones de la misma historia.

miércoles, febrero 28, 2024

Ábalos

Soy de los pocos que no ha cambiado de opinión con respecto a Ábalos a lo largo del tiempo. Cuando le conocí como figura pública, en la ascensión del sanchismo, me pareció un sujeto barriobajero, un macarra dotado de formas soeces, tono despectivo y aspecto algo patibulario, con el que no iría a hacer nada en mi vida. Durante su carrera en el poder se comportó con el estilo que delataban sus formas y, por lo que veo, no ha cambiado en lo más mínimo. Curioso es comprobar como los que le hacían la pelota mientras tuvo cargo ahora le afean cosas que siempre han sido parte de su personalidad. Es un sujeto negativo.

Ábalos lo fue todo en el sanchismo, empezando por seguir al líder desde el primer minuto. Convencido de las bondades de un político del que se sabía muy poco, salvo la belleza de su aspecto, se unió al grupo de los de Sánchez en su momento fundacional, y actuó como fiel escudero en todo momento, siendo recompensado cuando el PSOE, que entonces aún se podía llamar así, llegó al poder. Ábalos se convirtió en Ministro de Fomento, el dueño de uno de los presupuestos de gasto más potentes en el gobierno, y responsable de contratos gigantescos relacionados con la obra pública, y en secretario de organización del partido. Es decir, decidía dentro y fuera del gobierno, era un jefazo. Su poder era enorme, en la práctica sólo tenía a Sánchez por encima. Durante su gestión se dieron algunos escándalos sonados, siendo el de Delcy y todo lo que pasase en el aeropuerto de Barajas el que acaparó más titualres. Al lado del patibulario Ábalos siempre iba un señor muy grandote que casi le hacía de escolta, y que en todas las apariciones del ministro secretario general estaba a su lado. Ahora hemos sabido que ese señor tan grande se llamaba Koldo, y que era importante, pero en aquel momento eso era algo que no tenía apenas relevancia para casi todo el mundo. En un momento dado, en una de las remodelaciones de gobierno, Ábalos es cesado como ministro y responsable del partido. Su degradación es casi total, se convierte en diputado raso y poco más. Pasa a ser de los más poderosos a perder casi toda su capacidad de influencia. Los pelotas, que vivían adulándole en los medios, y fuera de ellos, le orillan, le consideran un juguete roto y pasan de él. Para muchos, yo entre ellos, el cese de Ábalos es extraño, inexplicable, y la ausencia de justificaciones de Sánchez ante ese movimiento, como es habitual en él, desata todo tipo de especulaciones, habituales en el mundo de la conspiranoia en el que se mueve parte del chismorreo hoy en día. Enseguida aspectos relacionados con la sórdida vida privada del ex ministro empiezan a circular por todas partes y uno ata cabos y cree que esa puede ser la causa de tan sonada despedida, pero aun así considera que es todo muy burdo como para ser totalmente cierto. Ábalos compagina su nueva vida de parlamentario de base (buen sueldo, pero ridículo para lo que él ha ganado y necesita) con su aparición como tertuliano en algunos de esos programas que se dicen de debate político, pero que no son sino el Sálvame telecinquero reciclado a un ámbito no dominado por las vísceras y sí por el poder. Una noche le veo un par de minutos en uno de ellos y mi sensación de que estoy ante un vulgar macarra se reafirma. Me asombra que haya llegado tan lejos en la vida con unas formas por las que mi madre, que hoy cumple años (¡¡¡Felicidades!!!) no hubiera dejado de pegarme sopapos en público a la mínima ocasión. Quito la tele y considero a ese personaje como algo menor, como un reflejo de la decadencia de la política, de la selección adversa que hoy domina a la hora de escoger a quienes detentan cargos de responsabilidad, como un antiejemplo de la virtud y ejemplaridad que pregona la filosofía de Javier Gomá, y me siento a leer en el sofá. Sí, como plan de sábado a la noche no es envidiable. Ábalos no lo secundaría.

El estallido del caso Koldo, el hombre grandote que era la sombra del poderoso cuando detentaba cargo, las comisiones por las mascarillas, el presunto fraude en contratos y adjudicaciones, la escandalera pública en los medios, la batalla política total a cuenta de un caso que es tan sucio en su contexto pandémico como clásico en el exhibicionismo de la prodredumbre moral y la codicia han puesto nuevamente a Ábalos en el centro de la actualidad. Y allí, ante todas las cámaras, el sujeto patibulario se vuelve a mostrar como lo que es. Sánchez ya tiene en frente a uno que ha sido de los suyos y ahora le odia. O le promete una amnistía a la Puigdemont o el ex ex le puede causar muchos dolores de cabeza.

martes, febrero 27, 2024

Palabras y munición

Organizó ayer Emmanuel Macron en el Elíseo una reunión de jefes de gobierno de la UE cuyo principal objetivo era dar apoyo moral a Ucrania, reiterar que la UE estará siempre con Kiev y que contará con pleno apoyo en su lucha contra el invasor ruso. A veces el exceso de muestras de apoyo, que son gratis, esconde la falta de compromiso, que es lo que realmente cuesta. La UE mantiene en marcha programas de apoyo financiero que permiten que el gobierno de Kiev siga en pie, pueda pagar a funcionarios y soldados y que, en definitiva, el estado no se derrumbe fruto de la inmensa crisis provocada por la guerra. Bien, correcto, pero no es suficiente.

El dinero es el nervio de la guerra, decía una máxima de la época romana, pero será el músculo el que determine quien la puede ganar, y en este sentido la situación empieza a ser grave. La UE lleva prometiendo desde hace más de un año, desde el momento en el que se vio que Ucrania aguantaba el embate y prolongaba la guerra, un proceso de rearme en lo tecnológico e industrial que le permita tanto abastecer al país hermano agredido como ser autosuficiente para garantizar su propia seguridad. Dos años después de que el asesino que gobierna en el kremlin lanzase su guerra, nada se sabe de qué ha invertido la UE en sus fábricas de armamento y en su equipamiento de defensa, quizás porque no haya hecho apenas nada. Los stocks de armamento que se acumulaban en las naciones de la UE se han vaciado casi en su totalidad dado el incesante consumo de proyectiles que demanda el frente, y las fábricas europeas no están trabajando a todo trapo produciendo los millones, sí, millones, de piezas de artillería necesarias para mantener la ofensiva rusa. No es tanto el tiempo de palabras, que ya fue superado hace meses, como el de las fábricas, el tiempo en el que las cadenas de producción se expresen en forma de suministros militares. Sólo EEUU, en el lado occidental, posee una capacidad industrial militar capaz de abastecer las necesidades de Kiev, y también con sus ciertas limitaciones. Las teorías militares de los últimos tiempos abogaban por guerras quirúrgicas, cortas, de intensivo empleo del medio aéreo y presencia de las tropas de tierra como fase final de control de un territorio sometido. Esa fue la experiencia en la conquista de Kuwait o Irak, o incluso en la intervención norteamericana en Kosovo. En todos esos casos la artillería ocupó un papel muy secundario y la industria de defensa se especializó en misiles y armamento inteligente, preciso, caro y de cortas series de producción. La guerra en Ucrania no tiene que ver mucho con todo esto. La aviación es un elemento residual, en una de las grandes sorpresas del conflicto, el uso de misiles por parte de Rusia es elevado, pero pocos de ellos son de última tecnología (en Rusia eso no abunda) y es la guerra artillera clásica la que domina unos combates en los que el frente es gigantesco y el empleo de munición y soldadesca brutal. Incluso a EEUU le cuesta ponerse al día en la producción de obuses y proyectiles de 125mm, el estándar de la OTAN, que son necesarios en cantidad de varios miles cada día. Rusia ha reorientado su economía a la guerra, con recursos cada vez mayores empleados en fábricas de armamento y suministro bélico. Para paliar sus propias estrecheces, ha firmado acuerdos con Irán y Corea del Norte, naciones donde el ejército, especialmente en el segundo caso, domina por completo la estructura económica del país, y la puede poner a trabajar a toda máquina para abastecer sus requerimientos. Millones de piezas de artillería están a disposición del Kremlin, y Ucrania recibe buenas palabras día tras día por parte de sus socios, pero no el suministro necesario para contrarrestar el empuje de las baterías de obuses rusos, que castigan sin cesar el frente y hacen retroceder a las unidades de Kiev, que empiezan a racionar los disparos con los que pueden responder.

Esto es muy sencillo. Si no abastecemos a Ucrania del material necesario para sostener el esfuerzo bélico, perderá la guerra. Ellos ponen lo más valioso, las vidas de sus soldados, pero de nosotros, de occidente, depende que puedan para al asesino ruso, que por cada localidad que conquista en el este se acerca, metro a metro, a nuestras naciones. Con el Congreso de EEUU en manos de una facción claramente aislacionista, que no quiere apoyar a Ucrania, depende cada vez más de los europeos que seamos capaces de pasar de las palabras a los hechos. Es estúpido perder el tiempo con presuntos procesos de adhesión a la UE de una nación que se desangra. Urge fabricar armas con toda la capacidad que sea posible para salvar a esa nación y, también, a nosotros.

lunes, febrero 26, 2024

Guerra de Ucrania. Año tres

Este sábado se ha cumplido el segundo aniversario desde el inicio de la cruel invasión rusa de Ucrania y el desencadenamiento de la guerra total en el este de aquel país. Las tropas, mandadas por el caudillo ruso Putin, pretendían realizar una operación quirúrgica de toma del poder en Kiev y de exterminio de la dirigencia ucraniana, pero fracasaron, y desde entonces se suceden los combates en un largo frente de más de mil kilómetros donde el sadismo y la suciedad emulan lo sucedido en la IGM de una manera tan absoluta como llamativa. Los muertos se cuentan por centenares de miles.

Coincidiendo con esta fecha tan redonda, dirigentes europeos y del G7 viajaron el sábado a Kiev para mostrar su apoyo a la nación ucraniana y a sus dirigentes, y reiterar que no les van a abandonar. El escenario del encuentro oficial fue el aeropuerto de Gostomel, al norte de la capital, uno de los puntos donde inicialmente las fuerzas rusas fueron repelidas y que se convirtió en estratégico de cara al fracaso de la operación de captura de la capital. Discursos varios y proclamas ante un escenario lleno de ruinas, de edificios destruidos y restos de equipamiento ucraniano y ruso que se enfrentaron en aquella batalla. Como sinónimo de lo que es la guerra, el lugar era muy adecuado, y como símbolo de lo que supone el enfrentamiento militar, también. Equipos, munición, plataformas… sólo faltaban los cadáveres de los caídos en la batalla. Llegamos a este segundo aniversario con malas sensaciones entre los que apoyamos a Ucrania. Hace un año la situación era, en medio de la cruel batalla, de cierto optimismo. La resistencia de Ucrania se había consolidado y, planamente abastecida de munición y material, había logrado incluso reconquistar algunas de las zonas en las que los rusos habían llegado a dominar. El desplome de las líneas rusas resultaba, en algunos puntos, hasta ridículo, muestra de la incapacidad operativa de un ejército viejo, asesino y carente de dirección. No se vislumbraba el final de la guerra, pero sí que este no iba a ser el de la inevitable derrota de Kiev, que parecía ser el único destino imaginado por muchos. Dos años después la sensación, como les decía, es otra, un poco la inversa de la vivida en 2023. El frente ha permanecido estancado durante gran parte del año pasado, con una interminable sucesión de escaramuzas de trinchera que han movido muy poco las posiciones, y entre mdio se ha desarrollado la contraofensiva ucraniana de verano, anunciada con bombo y platillo desde el final del invierno de 2023, y que se tradujo en apenas ganancias de territorio. Un par o tres de pequeñas localidades fueron liberadas, pero para nada se produjo otro colapso del frente o una retirada de las posiciones rusas. Miles de soldados de ambos bandos han muerto durante las batallas del pasado verano sin que los mapas que siguen la evolución de la guerra registrasen modificaciones sustanciales. Este fracaso en la práctica de la contraofensiva ucraniana ha sido la gran noticia del año en la guerra, y a ella se le ha sumado la creciente oposición, por la parte republicana norteamericana, a mantener el flujo de armamento y munición con los que EEUU permite que las tropas de Kiev sigan atacando y respondiendo en el frente. El papel de la UE en esta guerra es de apoyo moral y financiero, pero las balas, los cañones, los misiles, lo que se dispara y puede matar rusos, lo pone EEUU, el único país que posee una industria militar capaz de rendir al nivel requerido de consumo de suministros que demanda esta guerra. Los soldados a pie de trinchera los pone Kiev, y Kiev recibe los cadáveres y llora a los muertos, pero esos soldados disparan y luchan con elementos de fabricación occidental. Los stocks que había en Europa de munición están agotados desde hace ya bastante tiempo y la capacidad industrial de defensa europea no deja de ser simbólica frente a la que dispone EEUU. Esto nos lleva a una conclusión cruel.

Si desde Washington no se mantiene el apoyo militar constante y los suministros no fluyen como es debido, las posibilidades de que Ucrania gane la guerra son nulas, y de hecho su probabilidad de perder posiciones y terreno crecen sin cesar. Es tan sencillo como doloroso. Putin ha convertido a Rusia en una economía de guerra al servicio de su obsesión imperialista, y la capacidad rusa de fabricar proyectiles, sumada a lo que le suministran naciones como Corea del Norte o Irán, está creciendo. Con coraje Ucrania no puede responder ante esos envites. O le suministramos munición a mansalva o la guerra empezará a decantarse hacia el lado ruso. Es así de claro. Aquí las palabras sobran, son las fábricas de armamento las que deben trabajar sin descanso.

viernes, febrero 23, 2024

Trágico incendio en Valencia

Hay días en los que uno se levanta con la esperanza de que las malas noticias de la noche no se hayan convertido en desgracia, pero el amanecer, en ocasiones, no sólo trae reflejos dorados del Sol, también viene con malas nuevas. Al irme a la cama el balance del incendio de ayer en Valencia era de dieciséis heridos, seis de ellos bomberos, sin que ninguno presentase un cuadro grava. Viendo las escenas de televisión esa contabilidad era un sinónimo de milagro. A esta hora de la mañana las cifras son bastante más graves, con cuatro fallecidos confirmados y diecinueve desaparecidos, a la espera de que se pueda acceder al interior de la construcción.

Es bastante probable que la estructura del edificio, de forjados de hormigón, resista lo que ha sucedido y no colapse, pero es fácil imaginar que nada queda más allá de los pilares y las placas de los pisos. La intensidad del incendio ha devorado todo lo que pudiera encontrarse en el interior de las viviendas y ha destruido enseres y elementos de decoración y revestimiento por completo. Las llamas que se vieron en algunos momentos eran de una dimensión inusitada para tratarse de un incendio en viviendas, y habrá que investigar muy bien qué es lo que ha pasado para que el fuego se extendiese de esa forma. Varios de los expertos que han hablado han achacado lo sucedido al revestimiento del edificio, una solución decorativa y aislante en la que los componentes plásticos son parte de las capas que, como un sándwich, generan el panel que se adosa a la pared para revestirla. Si uno contempla las primeras imágenes del fuego, originado en un piso de la planta séptima, comprueba que al poco parte de la fachada coge llama y a partir de ahí el fuego se expande siguiendo literalmente todo el revestimiento que rodea balcones y ventanales, a una velocidad enorme, por lo que el papel de esa cobertura exterior en el avance del fuego sí que puede resultar decisivo. Una vez que las llamas se extendían por ahí era imposible que, reventando las ventanas, el fuego no penetrase en los pisos, donde el material combustible abunda en forma de cortinas, sofás, muebles, elementos de la cocina, etc. Si las llamas se hubieran contenido dentro de la vivienda donde se originaron, cosa que es lo que suele suceder habitualmente en estos casos, estaríamos ante una desgracia muy localizada, con efectos llamativos pero escasos. Sin embargo, con el fuego desatado por toda la fachada, era ya imposible que ninguna de las viviendas resultara inmune ante una oleada de fuego imparable. También puede ser que esos paneles que propiciaron la extensión del fuego fueran los responsables de extenderlo al edificio anexo, más bajo, pero con estructuras compartidas con el principal, y construido de igual manera, por lo que el proceso de propagación de las llamas fue exactamente el mismo, desde el exterior al interior. Los bomberos y demás personal de protección y seguridad desplazado a la zona apenas pudieron hacer más que rescatar a las pocas personas que estaban en los balcones de sus viviendas, en un ejercicio de valor y audacia que les hace, nuevamente, ser considerados como héroes en una situación en la que la mayor parte de nosotros, desde luego yo, estaríamos dominados por el miedo absoluto. Desde fuera, con escalas y mangueras, la capacidad de extinción de un edificio de cientos de pisos ardiendo de manera simultánea es casi nula, por lo que los medios trataron, sobre todo, de que esas llamas no se siguieran propagando a ninguna otra construcción. El cortafuegos que separa el bajo comercial de la zona de pisos funcionó, y en los accesos de calle y en los establecimientos no se dio la extensión del incendio, por lo que al menos esa zona de la edificación se ha salvado y permitió que los que en ella estuviesen fueran evacuados sin problema.

Es pronto para hacer balances, pero el panorama pinta desolador. La destrucción física es enorme, con cientos de viviendas arrasadas por completo, sin que ninguna pertenencia que estuviera en ellas haya podido sobrevivir. Los heridos que ayer estaban en el hospital no revisten gravedad, pero la cuenta de desaparecidos a esta hora, diecinueve, y de fallecidos, cuatro, eleva lo sucedido al grado de tragedia, con elevada incertidumbre sobre el número final de muertos. Tiempo habrá para investigar las causas y el porqué de la vivaz extensión de las llamas. Ahora lo urgente es que los desaparecidos estén vivos, y que el balance de muertos no siga subiendo.

jueves, febrero 22, 2024

Navalny, asesinado

Creo que también fue Vargas Llosa el que calificó a Navalny como el hombre más valiente del mundo cuando, tras recuperarse en Alemania del intento de envenenamiento que sufrió en Rusia, decidió no quedarse en el exilio, sino volver a su patria para dar la cara ante el tirano Putin. Muchos comprendimos ese gesto por lo que tenía de rebeldía ante la dictadura, y lo apoyamos de manera moral, pero éramos también mayoría los que pensábamos que esa decisión era un suicidio a cámara lenta, una manera de facilitar al kremlin la eliminación de uno de sus más peligrosos rivales. Tristemente, los hechos nos han dado la razón.

Nada más volver a casa, Navalny fue detenido y sometido a un juicio tramposo, de esos que tan bien se orquestan en las dictaduras, y cuya partitura está tan ensayada que hasta parecen improvisados. Las acusaciones contra el político se agolpaban por parte de un aparato en manos del poder que no iba a dejar opción alguna de redención al hombre que, muy solo, contemplaba lo que se le venía encima. Da igual la condena que le impusieran, no recuerdo cuántos años fue, pero con las condiciones de las cárceles rusas, una estancia de meses en una de ellas puede equivaler a varios años en las nuestras. Desde que fue recluido las noticias sobre maltratos y abusos contra él no dejaron de surgir en su entorno familiar. Poco podía hacer el partido en el que militaba, que en gran parte ya había sido desmantelado por las fuerzas de seguridad del régimen, con redadas y detenciones masivas. Todo el que se salía del discurso oficial se arriesgaba a conocer la vida desde el interior de una cruel prisión rusa, y los que no acabaron allí huyeron a la clandestinidad o se largaron del país. Si el panorama era tan horrendo entonces, empeoró aún más si cabe con el inicio de la guerra de Ucrania, ya que desde entonces el régimen ni se molestó en aparentar una mínima pátina de apariencia democrática. Ante una situación excepcional, y una guerra lo es, las medidas se toman con ese tono, y la represión interna se agudizó notablemente, esta vez sin la necesidad si quiera de juicios falsos (siguiendo la teoría de Óscar Puente, para qué, hacerlos, si van a ser condenados igualmente, nos los ahorramos). Pocas han sido las escenas que han llegado desde Rusia de protestas ante la guerra cruel e injusta desatada por su gobierno en el este de Europa, y en todas ellas hemos visto la efectividad de sus cuerpos represivos. Desde la cárcel, Navalny se enteraría del inicio de las hostilidades y, sospecho, empezaría a temer seriamente por su vida. Si en algún momento pudo albergar la esperanza de que, siendo un personaje famoso y reconocido en occidente, Putin se cortaría, por así decirlo, a la hora de tomar represalias contra él, con los combates atronando en Ucrania el mensaje era claro, nadie era inmune al poder homicida que reina en el Kremlin. Navalny fue trasladado desde la prisión a la que se encontraba a un centro de reclusión cerca del ártico, en la Siberia extrema, a un lugar que formó parte de ese archipiélago gulag en el que la represión estalinista asesino a millones de personas de una manera tan cruel y efectiva como el nazismo, pero sin tanto conocimiento posterior ni, desde luego, arrepentimiento por parte de los ejecutores y sus descendientes. Desde ese lugar, a más de tres mil kilómetros de Moscú, con unas temperaturas extremadamente bajas, era casi imposible esperar que Navalny volviera con vida. La idea era llevarlo allí para que el frío y las despreciables condiciones con las que iba a ser tratado hicieran su trabajo y, en un momento dado, sorpresa, se muriese, bien cuando algún carcelero se pasase o bien cuando, directamente, la orden de ejecutarlo llegase con la firma clara y siniestra de Putin. Eso es lo que sucedió la semana pasada, el viernes, y desde entonces Navalny es un mártir por la libertada, un recuerdo, una imagen y, también, un cadáver oculto por parte de las autoridades rusas.

Su viuda clama desde entonces en los foros internacionales, denunciando la última muerte conocida causada por el régimen de Putin, y su madre ha ido hasta la localidad siberiana en la que se encuentra el gulag donde han matado a su hijo para exigir que le den el cadáver. Como ante ETA o la mafia italiana, son las mujeres, viudas y madres, las más valientes, las que claman en la soledad de su dolor exigiendo justicia, mientras que los verdugos y sus cómplices callan, no amedrentados por esos gritos, quizás sí avergonzados. Impasibles en todo caso. Putin morirá matando, y no dudará en eliminar a todo el que pueda suponer una amenaza para su persona y régimen.

viernes, febrero 16, 2024

Israel se está equivocando

Una vez que las fuerzas israelíes ha conseguido el control total sobre el norte y centro de la franja de Gaza, sus operaciones se encaminan hacia el sur, acercándose a Rafah y al paso de su mismo nombre, frontera de acceso a Egipto y límite inferior de la franja En las localidades donde ya se han disputado los combates los destrozos son inmensos, el número de milicianos de Hamas eliminados numerosos y las víctimas civiles medibles mediante unidades de millar, en una ofensiva que se está demostrando tan eficaz como letal. Lo que quede de Hamas en el territorio no va a seguir muy vivo de aquí a unas semanas.

Recuerdo que, al poco de sucederse los atentados islamistas del 7 de octubre y comenzar la respuesta militar israelí, se publicó en prensa un interesante artículo, de tono sombrío, en el que un experto norteamericano intentaba dar algunos consejos a Israel sobre cómo responder ante la masacre que había sufrido. El principal de ellos era que no cometiese los errores que llevaron a cabo los propios EEUU tras el 11S. Conmocionados, cegados por el dolo y el odio, las fuerzas norteamericanas respondieron contra la base terrorista de Afganistán, y derrocaron al gobierno talibán que había amparado a Bin Laden y el resto de sus secuaces. Ese ataque contó con la comprensión y el apoyo de la inmensa mayoría de países ante la atrocidad que se había producido en Nueva York y Washington, pero de ahí en adelante el gobierno de EEUU siguió ciegamente una estrategia equivocada en la que la fuerza imparable de su ejército y su sed de venganza le hicieron atacar otras naciones, descomponer gran parte del apoyo global y sumirse en el marasmo de lo que luego supondría Irak y sus desastres asociados. Comentaba el experto que, en esa época, a la población y dirigencia de su país le pudo el odio y la venganza sobre el cálculo frío, la necesidad imperiosa de responder violentamente sobre la estrategia efectiva y determinada para acabar con sus enemigos, y sólo con ellos. Venía a decir que era fácil que, ante un golpe como el 11S, la reacción hubiera sido la que se dio, y que el tiempo ha permitido aprender lecciones sobre lo que se hizo bien y mal, y que en ese momento Israel, ante su 11S particular, debía sentarse consigo mismo de manera serena y planificar la respuesta de tal manera que el daño que hiciera a sus oponentes no se le volviera en su contra. Expresaba una total solidaridad con las víctimas del atentado, sus familias y, en conjunto, con toda la sociedad israelí, y pedía al gobierno, que en esos momentos trataba de reconfigurarse como un gabinete de unidad nacional, que actuara con racionalidad. Era consciente el autor de lo difícil que era lo que pedía, porque ellos mismos, su propia nación, no actuó así, y lo más fácil es que Israel cayera en errores similares. Por eso le advertía y rogaba para que no los cometiese. Transcurridos ya unos meses desde los atentados de octubre, el desarrollo de la respuesta israelí muestra los mismos errores en los que cayó la política norteamericana en 2002 – 2003, agravados si cabe por la capacidad que tenemos ahora mismo de seguir en directo las consecuencias de los ataques de las IDF y, desde luego, incrementados por la presencia de discursos extremistas que, en los últimos años, se han hecho fuertes en la política israelí. No se si Hamas será destruida, sí es probable que lo sean sus infraestructuras en Gaza, pero el aliento para el extremismo islamista que supone el desarrollo de la ofensiva israelí es todo un triunfo para los radicales que lanzaron los ataques del 7 de octubre. A eso asesinos, a los que no les importan ni la vida de los israelíes ni las de los palestinos, el balance de más de veinte mil civiles palestinos muertos en lo que llevamos de ofensiva les suena a gloria, a sangre derramada que riega el odio que plantaron con su acción terrorista, y que la respuesta israelí contribuye a que crezca fuerte y vigoroso. Un odio que será difícil de exterminar.

En estos meses la solidaridad global con Israel se ha tornado en abierta hostilidad por parte de países y opiniones de gran parte del mundo, e incluso la tradicional alianza inquebrantable entre ellos y EEUU se resquebraja por cada nuevo bombardeo. Intolerables actos antisemitas se extienden por doquier con la comprensión de muchos que no quieren verlos y, a veces con poca discreción, los apoyan. El gobierno israelí está fracasando en su objetivo de ganar la guerra, aunque pueda acabar laminando Gaza y convertirla en un erial. Temo que alguien, en alguna parte, esté planeando una gran y cruel venganza por todo lo que está sucediendo, que sea un fruto de ese odio que se extiende sin freno por la zona.

Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo tres días. Si no pasa nada raro nos leemos el jueves 22. Pásenlo muy bien.

jueves, febrero 15, 2024

Trump y la traición

Trump, durante su presidencia, su proceso de salida y su estancia fuera del poder, ha sido un traidor a todo lo que representa el espíritu de la ley norteamericana y el sistema de poder creado por los padres fundadores de aquella nación, temerosos de un absolutismo real como el que sufrieron en Europa. Se ha dedicado a vilipendiar a jueces, a amenazar, a abusar constantemente de su posición cuando ocupaba el cargo, a alentar una insurrección contra el legislativo durante el siempre delicado traspaso del poder en cualquier nación y, tras abandonar la presidencia, no ha dejado de amedrentar con formas mafiosas a todo aquel que se le ha puesto por delante.

Por ello no tiene nada de extraño que, si traiciona a los suyos, esté dispuesto a traicionar a los países aliados de EEUU, es decir, a nosotros. Para un sujeto como Trump el resto del mundo son espacios donde hacer negocios inmobiliarios y tirarse chicas guapas, apenas algo más que eso, y el mundo es amplio y la juventud abunda, por lo que le da igual el nombre del territorio en el que asiente hoteles y coyundas. La excusa, que tiene un ligero fondo de razón, de que muchos de los socios de la OTAN no gastamos lo debido en capacidades militares y que eso nos convierte automáticamente en gorrones es una manera de expresar el profundo desprecio que Trump tiene por las democracias liberales, por las naciones en las que impera la ley y los derechos, y lo que ama a aquellos regímenes que, sometidos al dictado del líder, realizan los gastos que el que manda determina, sin discusión alguna. Ya durante su mandato (he estado a punto de escribir primer mandato, y puede que así sea) quedó clara la precariedad de la OTAN, una alianza defensiva en la que, por razones históricas, económicas y militares, el peso fundamental lo lleva EEUU y el resto de naciones somos poco más que una comparsa, ejerciendo un presunto papel de contrapartes equivalentes, pero siendo, en la práctica, los protegidos de la superpotencia norteamericana. El pacto tácito de seguridad que se estableció tras la Segunda Guerra Mundial es que las naciones europeas occidentales, causantes del desastre y arrasadas, perdían la inmensa parte de su fuerza militar y se cobijaban al abrigo de EEUU. A su vez, estas naciones dejaban campo libre a EEUU para que instalase bases militares en su territorio y tuviera plena autonomía estratégica. Absorbidas por el ingente esfuerzo de recuperación, los países europeos subcontrataban su seguridad a una nación externa, la norteamericana, se ahorraban el dinero que supone la inversión en defensa y se comprometían a ser fieles a los dictados y estrategias que emanasen de Washington. En el este europeo la cosa fue similar en el fondo con la URSS, sólo que en ese caso no por un acuerdo sino por la ocupación militar y por la implantación de una férrea dictadura soviética. La caída de la URSS dejó a la OTAN, el paraguas legal que soporta esta estrategia de defensa, en una situación absurda, por la retirada de lo que era la gran amenaza para Europa occidental, y la Alianza entró en unos años de decadencia, buscando su papel en el mundo. Erróneas decisiones norteamericanas, como la guerra de Irak y sus consecuencias, debilitaron los vínculos trasatlánticos, reforzados tras el 11S, y ha sido el inicio de la invasión rusa de Ucrania lo que ha convertido a la Alianza nuevamente en el paraguas bajo el que todas las naciones, incluso aquellas que la miraban con recelo, han corrido para encontrar cobijo. Aunque los presupuestos defensivos de los países europeos no son pequeños, su eficacia conjunta es prácticamente nula, desperdigada en múltiples programas de armamento incompatibles entre sí que sirven para mantener en pie la industria de defensa de cada una de las naciones y sus empleos asociados, pero poco más de cara al ejercicio de una disuasión efectiva. Sin el apoyo de EEUU Europa, militarmente, esté vendida.

Por eso cuando Trump dice que si vuelve a la presidencia no sólo no ayudará a las naciones que no paguen sus gastos militares, sino que alentará a Rusia a que las ataque, la reacción que debe suscitar en todos nosotros un mensaje así debe ser, como mínimo, de pánico, no ya sólo ante el abandono del “primo de zumosol” que nos protege, sino directamente ante su traición. Con Rusia matando ucranianos todos los días, lanzando amenazas sin cesar sobre las naciones que en la segunda mitad del siglo XX estuvieron bajo su yugo y realizando acciones que pueden suponer una escalada impredecible en la carrera armamentística global (ojo a este asunto) las opciones para Europa, para nosotros, se reducen, y el peligro crece mucho.

miércoles, febrero 14, 2024

¿Hay burbuja en Wall Street?

El pasado viernes, por primera vez en la historia, el índice SP 500 de la bolsa de Nueva York cerró por encima de los 5.000 puntos. Tras un inicio de enero con altibajos, febrero ha sido una sucesión casi constante de máximos históricos que ha llevado a la bolsa y a sus tres índices de referencia, el citado SP, el Dow Jones y el Nasdaq, a tocar cotas nunca vistas. El 5.000 tiene valor como símbolo, pero no es un soporte ni tiene significado dentro de la teoría chartista, la que se basa en elucubrar el futuro por la forma de los gráficos. Eso sí, alcanzarlo permite publicar titulares muy redondos y llenar portadas con la conquista de otra cima, una más.

Gran parte de la subida de los índices norteamericanos se ha producido en estos últimos años gracias a las llamadas siete magníficas, empresas tecnológicas relacionadas tanto con internet como con las tecnologías relacionadas, especialmente en el campo de la fabricación de semiconductores y la IA. Microsofto, Apple, Alphabet (Google) Meta, (Facebook), Nvidia, Tesla y Amazon son monstruos que, en algunos casos ya viniendo del olimpo y, en otros, entrando recientemente en él, han alcanzado valoraciones directamente inimaginables. Las dos primeras de la lista son las primeras empresas del mundo cuya capitalización bursátil supera los tres billones de dólares, con b de burrada. Esto significa que, en bolsa, Microsoft o Apple están valoradas, cada una de ellas, como dos veces el PIB de España. A precios de ayer al mediodía, todo el Ibex 35 español valía unos 650.000 millones de euros, por lo que, redondeando, cada una de estas empresas vale unas cinco veces toda la cotización de la élite empresarial española. Son unas cifras asombrosas. Nvidia, la última de las llegadas a este grupo de maravilla, supera ya el billón y medio de capitalización, y es la que ha experimentado las mayores ganancias porcentuales de valor de todas ellas a lo largo del pasado año 2023. Nvidia es un fabricante de chips, que durante años fueron dedicados casi en exclusiva a las tarjetas gráficas de los ordenadores, para apoyar al procesador central en el manejo de las imágenes cuando eso era una labor muy intensiva. En el mundo de los videojuegos Nvidia era muy conocida, pero no tanto fuera de allí. De repente, con el boom de la IA, la empresa se ha disparado ¿Por qué? Resulta que la arquitectura de sus procesadores, pensada para ese tratamiento de imágenes que antes comentaba, encaja a la perfección en la manera en la que trabajan internamente sistemas como ChatGPT y similares, ofreciendo un rendimiento mucho mejor que los chips de propósito general que desarrollan empresas como Intel o AMD. Y la demanda de productos de Nvidia no ha dejado de crecer a medida que la IA se ha convertido en el nuevo santo grial de la industria tecnológica. Las inversiones en ese mundo crecen sin freno y a ellas se han subido las siete magníficas, tanto desde el lado del hardware como del software. La semana pasada Sam Altman, el responsable de Open AI, el que fue cesado y reincorporado en el extraño culebrón que se dio en la empresa hace unos meses, afirmaba en unas declaraciones que eran necesarias inversiones en el campo de la IA por valor de billones de dólares para el desarrollo de software, producción de chips, entrenamiento, etc. Cifras monstruosas que dejan los esfuerzos de los presupuestos de inversión públicos convertidos en calderilla. Afirmaba Altman que era el momento para que fondos soberanos de naciones como la saudí o noruega, dotados de una capacidad de gasto que se puede medir en esas escalas inconcebibles, entrasen de pleno en el sector, porque la necesidad de recursos era ingente, pero las posibilidades de ganancia y de nuevos descubrimientos resultaban aún más asombrosas. Uno leía titulares de este tipo y, además de buscar en varias fuentes para comprobar si había erratas con las unidades de medida de las cifras, sentía un cierto estremecimiento por las dimensiones que pueda estar alcanzando el mundo de la IA en el plano ya no tecnológico y de poder, que también, sino simplemente en el financiero. ¿Cómo desarrollas un gasto de semejantes proporciones? ¿Qué sucede si fracasa?

Todas estas noticias juntas, y la bolsa disparada, han llevado a muchos a preguntarse si, realmente, estamos ante una burbuja, repetición a su manera de la “puntocom” que se dio en el Nasdaq hace veinte años, sólo que en este caso centrada en el campo de la IA y sus derivadas. No lo se. Lo malo de las burbujas es que tienen que reventar para, una vez contemplado el destrozo causado, poder afirmar que, en efecto, lo eran. Si no hay reventón no hay burbuja. Tengo el pálpito de que algo parecido a una burbuja se está gestando en ese mundo, pero puede que estemos realmente ante algo novedoso que altere la forma de muchos negocios y genere un efecto escalar no visto. En todo caso toca ser precavido. Ayer la bolsa corrigió ligeramente.

martes, febrero 13, 2024

El apoyo social al narco

La grabación del asesinato de los guardias civiles de Barbate tiene un enorme valor como prueba documental de los hechos y gran utilidad a la hora de presentar cargos en un juicio, para demostrar la intencionalidad de las muertes causadas, pero el sonido que en ella se escucha tiene un enorme valor por la descripción de los hechos y, sobre todo, por la percepción que de los mismos se tiene en una parte de la sociedad. Los comentaristas que graban la escena desde un lado del puerto, hacen chanzas, oles cuando las narcolanchas torean a las zodiacs de los guardias y, en general, muestran un divertido apoyo a la escena que están contemplando.

Es una obviedad decir que parte de la población de las zonas en las que se trafica con drogas apoya ese negocio ilícito porque se ha convertido en su forma de vida, en una de las industrias locales que genera empleos, crea riqueza y permite ir tirando. El volumen de dinero que mueve el narco y la cantidad de procesos implicados en la gestión de la droga, desde que entra ilegalmente en las costas mediante esas narcolanchas hasta que es consumida por parte del que la adquiere para su goce o necesidad permite crear una estructura de negocios, empleos, jerarquías y flujos de dinero de los que se benefician no pocos, y ese dinero abundante que riega todo el proceso se acaba convirtiendo en demanda de pisos, coches ocio, consumo, etc, como toda entrada monetaria en una economía. No serán pocos los que, trabajando en ese mundo, saben de su ilegalidad, y de los daños que produce el producto que venden a unos consumidores que se están matando con él, pero el negocio es el negocio, y las formas tradicionales de vida pueden ser viables o no, pero en todo caso generan bastante menos ingresos. Cortar los flujos de droga desde un principio es costoso, pero tiene como premio impedir que se cree ese mundo de negocio paralelo que, una vez instalado, resulta mucho más difícil de controlar. Por así decirlo, cortar el césped todos los días es muy pesado, pero tratar de controlar un jardín abandonado en el que las zarzas se han hecho fuertes puede ser imposible. En España ya hemos vivido una situación similar con respecto al mundo de las drogas, que es lo que pasó en Galicia en la década de los noventa y alrededores, cuando clanes como el de los charlines o personajes como Sito Miñanco se convirtieron en celebridades. Controlando el mercado de la droga de manera casi completa, desde la gestión de los pedidos en Latinoamérica hasta el menudeo entre los clientes, esas estructuras se hicieron muy fuertes, económica y mafiosamente, y llegaron a convertirse en poderes fácticos en los territorios donde operaban, y en uno de los principales empleadores de los mismos. No había una demanda social para acabar con ellos, por miedo a las represalias y, también, por el temor al paro y la falta de ingresos si el negocio desaparecía. Fueron las madres de algunos de los engañados que trabajaban en los extremos de ese negocio, que eran los que morían de vez en cuando, y las madres de los hijos que fallecían por las drogas que consumían las que alzaron la voz y empezaron a crear un caldo de protesta social, pero ese mundo de cárteles gallegos sólo pudo ser controlado y debilitado cuando el Estado se puso a trabajar en serio y a distancia, no desde las audiencias provinciales gallegas, donde los tentáculos de la mafia local podían actuar y amedrentar, sino desde Madrid, desde la distancia segura de un mundo ajeno, en lo físico y en lo emocional, a todo aquello. Las bandas gallegas, al contrario que otras mafias, no optaron por una respuesta terrorista ante estos envites de la justicia, y las cosas poco a poco pudieron controlarse. La historia que relata Nacho Carretero en “Fariña” es de una tristeza absoluta, y de un final feliz si como tal entendemos la decadencia del negocio de las drogas en esa región, pero el balance de los años duros de tráfico y consumo es desolador.

Ahora, año 2024, con un consumo de sustancias desatado entre la sociedad europea, con una baja percepción del riesgo de la droga por parte de los ciudadanos y las autoridades, la tecnología por doquier y el acceso online a cualquier tipo de sustancia, el poder de los narcos en el sur de España se ha hecho enorme, y su respeto ante la autoridad ha caído a mínimos. Los Guardias Civiles asesinados el viernes no son los primeros a los que el narco mata en esa zona y, tristemente, no serán los últimos. Faltan medios por doquier, sí, pero sobre todo falta el impulso social necesario para asumir que el problema es gordo, profundo, descontrolado, y que requiere soluciones policías y económicas. Y trabajo, mucho mucho trabajo.

lunes, febrero 12, 2024

Dos asesinatos en Barbate

El vídeo está tomado a distancia, de noche, pero permite hacerse una perfecta idea de la escena sin ver los detalles más cruentos. Se observa cómo, en el agua revuelta, hay un grupo de embarcaciones que se persiguen y bloquean, una más pequeña y otras grandes. En un momento dado, una de las grandes enfila la pequeña y, en la distancia, arremete contra ella con toda la potencia de la que es capaz, que es muchísima, y pasa por encima sin que se perciba un gran temblor en la estructura ni la sensación de haber tenido un impacto. En ese instante dos vidas han sido segadas y otras heridas de diversa gravedad. La embestida ha tenido éxito para su ejecutor.

Esa grabación será una de las principales pruebas de cargo en el juicio que, algún día, se celebrará contra algunos de los que han sido detenidos este fin de semana acusados de esos asesinatos, y quizás sirva para que la condena sea indudable y numerosa en años pero, sin que tenga nada claro cuántos realmente acabarán pasando los culpables en la cárcel, me da que no servirá para resarcir a las familias de los fallecidos, a los compañeros de la Guardia Civil, el cuerpo atacado, ni a los cientos de personas que, desde la más absoluta precariedad, luchan cada día contra las redes de narcotráfico que se están haciendo con parte del control de la costa sur española, subidas a la ola de un consumo de sustancias desaforado en Europa y a los incalculables ingresos que ese negocio produce. Es casi imposible competir con los medios que son capaces de comprar los delincuentes de la droga, cuyas cuentas nada corrientes y disponibilidad de efectivo sin límites les permite adquirir los mejores motores y montarlos en embarcaciones que podrían servir para celebrar premios de Fórmula 1 acuática en las aguas de los países del golfo, con patrocinios carísimos y escenas de acción propias de película. Frente a ellos, las fuerzas de seguridad del estado, voluntariosas, llenas de arrojo y de poco más. Siempre con el presupuesto justo, recortado o, simplemente, inexistente. Con unas zodiac a mano poco mejores de las que puede disponer un puesto de rescate de la Cruz Roja en una playa de veraneo, con algunas patrulleras de elevado porte en el arsenal de efectivos, pero estropeadas como manda la tradición, a buen seguro con reparaciones atrasadas desde hace días, o no pagadas, o incluso no contratadas. En una de las voces de fondo que se escuchan en el vídeo se oye a uno de los que graban decir algo así que mire a los guardias con la mierda con la que van, y el otro le contesta socarrón, “claro, es lo único que tienen”. Desamparados por parte de una jefatura que desea ascender y colgarse galones, y por un Ministerio que está para repartir productividades, cargos y puestos en ceremonias de postín, los guardias se juegan la vida frente a unos profesionales del crimen que les sobrepasan en efectivos, medios y capacidades, y sólo el arrojo de nuestros profesionales es capaz de, parcialmente, detener una ola que no deja de crecer. Pero ya se sabe, de arrojo y heroísmo se llenan bonitas páginas novelescas, pero no se arreglan los problemas. El flujo incesante de dinero riega el campo de Gibraltar, La Línea y otras partes de la costa sur, con ramificaciones extensas en toda la provincia de Cádiz. Una región con una tasa de paro elevadísima, con empleos muy ligados a la temporalidad veraniega y al turismo, que no ven con malos ojos los millones de euros que mueve le porteo de droga, de los cuales unos pocos miles pueden dar para que familias enteras se mantengan todo el año, y frente a ellos unas fuerzas de seguridad que hace tiempo dejaron de imponer el respeto y la ley, porque sus propios superiores ya no saben lo que es eso. Los agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional y los dependientes de los municipios de la zona empiezan a estar más preocupados por su propia seguridad que por el trabajo que, en teoría, deben hacer.

Ayer, en el funeral de una de las víctimas, la mujer del guardia asesinado impidió que el ministro grande Marlaska, aquel que debía velar porque a su marido no le faltasen defensas en su labor frente al narco, se colgara la medalla de la imagen pública poniendo un trozo de chapa y tela sobre el cuerpo del difunto. En un acto de valor y coraje propio de una viuda, que deja en mantillas a todo lo que es capaz de hacer un político mediocre metido a alto cargo, esa mujer vengó, a su manera, el honor de su marido, asesinado por los delincuentes del narco, abandonado por sus superiores. Vale más ella que toda la cúpula de Interior, y creo que no hay efectivo de seguridad en este país que no lo tenga así de claro.

viernes, febrero 09, 2024

Putin y sus amigos

Tucker Carlson se llama a sí mismo periodista, pero no lo es. Su labor es la de propagandista, difusor de bulos, siervo de sus jefes. Trumpista hasta la médula, su cadena televisiva, la Fox, que destaca por su extremismo pro Trump, no tuvo más remedio que prescindir de él porque su deriva conspiranoica empezaba a ser peligrosa no tanto para la elevada audiencia que congregaba como para el departamento legal de la empresa, que empezaba a estar saturado de demandas contra ella por las sandeces que Carlson soltaba sin cesar. Desde que dejó de pertenecer a ese grupo, ha subsistido con vídeos de youtube y apariciones en actos políticos.

Quizás su imagen les suene porque se pasó por Madrid a finales del año pasado para estar una noche en las protestas voxeras que se desarrollaban frente a la sede del PSOE de Ferraz. Allí animó a los congregados, que a buen seguro no tenían ni idea de quién era ese guiri que les hablaba, y se fotografió con Abascal y otros dirigentes de ese pseudo partido. Una alianza de amiguitos ultras, qué bonito. Pues bien, ese presunto periodista ha conseguido una exclusiva mundial al ser el primero que entrevista a Putin desde que el sátrapa de Moscú comenzó la invasión de Ucrania. Como era de esperar, Carlson se ha mostrado siempre partidario del régimen de Moscú, pero desde que empezó la guerra sus declaraciones de apoyo a la salvajada emprendida por Putin no han dejado de ir a más. Amante de lo que él considera el orden, la decencia, la costumbre y la rigidez, Carlson exalta a todos aquellos dirigentes que buscan el poder fuerte y tratan de combatir a esas decadentes democracias que son un amasijo de ruidos, polémicas, broncas y cortapisas al poder. Si el guía sabe lo que tiene que hacer, ¿quiénes son los jueces, los tribunales o cualquier otro tipo de poder para frenarle? Esta idea, que aparece de vez en cuando en los discursos de Sánchez, es la base fundamental de la doctrina trumpista y de todos los que le emulan, y es lo que, en la práctica, ha conseguido Putin en Rusia, convertida en una dictadura personalista en la que se celebran elecciones, el próximo mes, pero que no son sino teatros orquestados para mantener al líder en el poder. Ideológicamente Carlos, Trump y Abascal se encuadran en eso que se llama la extrema derecha, y tienen algunas de las características clásicas de ese tipo de ideología, pero que se asocien con un tirano que gobierna en Moscú resulta, como mínimo, chocante cuando uno los pone junto. Y si a ellos sumamos otros dirigentes nacionales e internacionales que profesan admiración al Kremlin la cosa se complica aún más. Ver a Pablemos, Puigdemont, Abascal, Orban, Noriega, Evo, y otros tantos beber los vientos por Vladimiro y haber sido objeto de las atenciones y beneficios del poder moscovita hace que el alma politóloga que anida en mi se retuerza, porque no hay esquema clásico que se pueda aplicar sin que salte por todas las esquinas. Lo que ocurre es que, en efecto, aquí el tema no es de ideologías, que son usadas como meras carcasas para disimular y que los votantes y muchos que analizan la sociedad caigan en las trampas y se dediquen a poner etiquetas de “izquierda” o “derecha” a unos y otros. No, esto no va así. Todos ellos tendrán algunas ideas políticas de fondo, siendo generosos con sus mediocres intelectos, pero sólo hay un concepto que les domina y por el que actúan, el del hombre fuerte, el del autoritarismo ejercido sin frenos, el del poder conseguido para que sea ejercido sin freno alguno. Lo vestirán como lucha de clases marxista, como retorno a las esencias franquistas, y en cada caso con lo que convenga en función de la sociedad a la que se dirigen, pero sólo desean una cosa, la misma, alcanzar el poder para, desde él, silenciar todas las voces y ejercerlo sin freno. Todos desean ser dictadores y, claro, admiran al que ya lo ha logrado.

Putin, el muy capullo, encantado con semejante corte de mariachis aduladores, no duda en apoyarlos como sea, no tanto porque coincidan con sus ideas imperialistas eslavas, que no será el caso, sino porque la acción de estos sujetos en sus naciones supone un debilitamiento de las mismas, y eso para la dictadura rusa es beneficioso. Todos son destructores de la cohesión de sus naciones, sembradores de discordia, populistas que rompen consensos y crean ruido, y así contribuyen a la decadencia social y política de los países en los que actúan. Y Putin, que lucha contra esas naciones, tiene a un montón de tontos útiles a su servicio. Así funciona la política en estos tiempos.

jueves, febrero 08, 2024

Savater, Unamuno y El País

Como dejó escrito alguien en redes el pasado fin de semana, con la marcha de Fernando Savater de El País pierde mucho más el periódico que el filósofo, y ese es el perfecto resumen no de lo que ha sucedido, pero sí de sus consecuencias. La deriva en la que ha entrado la cabecera de PRISA llevaba inevitablemente a que Savater dejase esa empresa, bien por voluntad propia o por despido, que es lo que ha sucedido finalmente. La directora, Pepa Bueno, fiel correa de transmisión de los dictados de Moncloa, se encargó de comunicárselo en una reunión que todas las fuentes califican de cordial y clara. Se mantuvieron las formas, algo es algo, pero quedaron claras las posturas.

En esta vida si uno está del lado de Savater no tiene la certeza de que la razón le ampare, pero sí que la ética le cubra y que, con el tiempo, la soledad le rodee. Fernando es uno de los pensadores más lúcidos y transgresores de su generación, una persona que ha ido creciendo en sabiduría y compromiso social a lo largo de los años, partiendo de un punto que ya está muy lejos del alcance de muchos, y que ha tenido en la enseñanza y la defensa de la libertad sus grandes pilares (y bueno, también el hedonismo, que lo practica en cuanto puede). Todos los autoritarios se han encontrado con Savater de frente, lo que ha hecho de Fernando un sujeto especialmente incómodo, porque él, desde una posición ideológica de izquierda convencional, no ha dudado en enfrentarse a todos los que han deseado imponer un régimen totalitario o una mentira, sea cual sea la presunta argucia ideológica en la que basasen sus ínfulas de poder. Consiguió prestigio Savater entre la progresía clásica por su oposición al régimen franquista, que le llevó a la cárcel (a él sí, a otros que de eso presumen no) pero empezó a perder puntos en ese extraño oficialismo de lo políticamente correcto cuando, caída la dictadura, siguió enfrentándose a lo que quedaba de franquismo en España, que era ETA y toda la constelación de basura nacionalista que la amparaba. Ahí muchos que le admiraban empezaron a recelar de su figura, porque ETA se vendía como un movimiento de liberación, como la vanguardia de un partido marxista leninista, como la quinta esencia de la revolución frente a la burguesía, y un montón de tonterías similares. En el fondo ETA no era más que la mano armada de un movimiento racista, etnicista, xenófobo, que considera que hay unos humanos que son superiores a otros, y los superiores tienen derecho a autogobernarse y eliminar a los inferiores. La misma basura que generó el desastre del siglo XX europeo pero vestida con boina. La firmeza de Savater ante ETA, sus brazos utilitarios y toda la constelación de nacionalistas bien vestidos, pero igualmente racistas que se beneficiaban de lo que hacían “los chicos de la gasolina” empezó a convertir a Fernando en un personaje incómodo en muchos ámbitos, en el País Vasco y en el conjunto de España. Gracias a él y a otros valientes la sociedad despertó ante la ilusión terrorista y salió a las calles a oponerse, y ETA dejó las armas envuelta en el olvido de muchos, que la consideraron como algo inútil. Sin embargo, la ideología que le amparaba sigue viva, no sólo en el País Vasco, y Savater la sigue combatiendo, a esa y a todas las que amparan una visión de la vida en la que eso, la vida, está supeditada a los deseos de un liderazgo fuerte que marca la dirección que debe seguirse. Savater siempre ha estado frente al poder, civil, militar o religioso, porque el poder es capaz de corroer el corazón de los hombres y llevarlos a cometer actos infames en la creencia de que es por el bien de la sociedad a la que dicen cuidar. Ese componente ácrata que le domina hace que sea insobornable ante atropellos como los antes mencionados o los que ahora, día tras día, realiza Sánchez desde la presidencia del desgobierno, en nombre de una sarta de argumentos prefabricados que son tal mentira que, aunque a algunos engañe, no pueden seguir sosteniéndose de manera indefinida. Un sueldo, que acalla las conciencias de tantos, no sirve para que Savater enmudezca.

Es curioso. Aunque es guipuzcoano, Savater tiene un componente unamuniano muy propio del bilbaíno, que le lleva a la bronca con los suyos y los ajenos, y lo hace ponerse siempre en las posiciones más polémicas. No está su intelecto a la altura de la mediocridad que nos rodea en lo que hoy en día se hace llamar política, y se le nota el hartazgo ante lo que ve. Perdida su alma gemela, su amor que ya se fue, Savater vive en un mundo de recuerdos, añoranzas, placeres diarios para sobrellevarlos y de rabia ante la degeneración del discurso, la palabra, la promesa. Una vez que el periódico que él fundó ha dejado de hacer periodismo para pasarse al mundo de la propaganda, para así evitar su quiebra, poco pintaba allí. De buena se ha librado.

miércoles, febrero 07, 2024

Los problemas de la economía alemana

Si uno mira las estadísticas de crecimiento de la UE le puede entrar una depresión. El tono anémico domina por completo desde hace año y medio, con tímidas subidas y bajadas, y trimestres planos, en un camino hacia ninguna parte. Esto se da mientras naciones en las que el turismo es primordial como España o Italia reflejan avances significativos de su PIB. Para que la media sea baja debe haber países que no carburan. Francia está entre ellos, pero el gran país de la UE, Alemania, es el que presenta los datos más negativos, sin mostrar capacidad de crecimiento alguna ¿Por qué?

Hay varios factores que explican el mediocre comportamiento de la economía alemana, y el nuevo mundo geopolítico en el que nos estamos metiendo no es, precisamente, el menor de ellos, pero si hay que buscar una causa profunda a esta situación se encuentra, sin duda, en el disparo de los precios de la energía, y en cómo la guerra de Ucrania ha convertido, de repente, lo que era una ventaja estratégica en un coste enorme y un gran problema. Alemania, desde hace años, apostó por la energía rusa como fuente primordial. La cercanía física, los vínculos empresariales y el alto rendimiento que ofrece el gas convertían a esta alternativa en algo bastante obvio, por lo que gran parte del sistema productivo germano se fue adaptando a un flujo energético que fiable, constante y a un precio muy bajo. Mientras que otras naciones teníamos unos costes energéticos elevados, Alemania disfrutaba de precios bajos en unos de los insumos imprescindibles para cualquier sector de la economía. Las redes clientelares creadas entre las empresas alemanas y las gasísticas rusas se fueron tejiendo sin mucho disimulo, hasta llegar a la plena implicación de las autoridades germanas, muchas de las cuales, tras dejar sus cargos, entraban a formar parte de los conglomerados energéticos sin demasiado disimulo, en una versión de las llamadas puertas giratorias en la que el cirílico era el lenguaje franco que dominaba. Estratégicamente, desde el gobierno alemán se alentaba esta alianza porque se consideraba que, además de las ventajas económicas señaladas, era una fuente de estabilidad para el continente. Dos economías que cada vez son más dependientes aumentan mucho los costes de una posible ruptura futura. Es lo que se ha llamado por algunos como la teoría del abrazo económico, un aumento de la interdependencia disminuye las opciones de enfrentamiento y garantiza una paz estable que, a su vez, espolea el crecimiento económico. Alemania, un país marcado a fuego por un siglo XX horroroso, encontró en esta teoría una vía para solucionar sus problemas seculares, y se lanzó sin cesar al acuerdo económico global. El peso exportador de sus empresas sobre el PIB siempre ha sido desproporcionado y el Made in Germany se ha convertido en un símbolo de calidad global deseado por todo un mundo en el que Alemania, demográficamente, es un país pequeño. La combinación de comercio global y bajos precios energéticos ha permitido dopar a la economía del país y e instalarla en un círculo virtuoso, y todo eso ha caído en terreno abonado, con una sociedad culta, formada, amante del trabajo y con un sentido elevado de la profesionalidad y el rigor. Las cifras de crecimiento de Alemania en las últimas décadas son envidiables para todo el mundo, y salvo unos años en los que fue calificada como el enfermo de Europa, poco después del 2000, su senda de crecimiento se ha mantenido imbatible. Era imposible renunciar a las decisiones que llevaron a esta decisión, que han elevado los niveles de vida del país a un nivel digno de la opulencia.

En parte, este castillo se ha desmoronado, porque la decisión de Putin de invadir Ucrania ha roto la racionalidad de la teoría del abrazo. De un día para otro Alemania paso de estar atado a un socio fiable y un suministro barato a estarlo a un país en guerra con la UE y una materia prima objeto de sanciones. El disparo en los costes de la industria alemana por el incremento de los precios del gas en 2022 y el suministro actual, sometido a los avatares del transporte marítimo por transportarse en forma licuada y por barco, han convertido a la energía en el gran cuello de botella. Alemania sufre.

martes, febrero 06, 2024

Bukele arrasa en El Salvador

Ni ha esperado Bukele a que el recuento de votos en las elecciones de El Salvador haya avanzado mucho más del 10%. Salió al balcón presidencial con su mujer, proclamó una victoria arrolladora, que cifra en el entorno del 85%, y ofreció un colorista espectáculo de fuegos artificiales y drones que resultó de lo más vistoso. Entre loas a su figura, críticas a los medios españoles y la exaltación de los que contemplaban el acto, el presidente se dio su primer baño de masas tras una reelección de la que nadie duda y que, sea legal o no dad la prohibición que tenía para presentarse, es un hecho.

El Salvador es el típico caso de país que, en el mundo real, nos obliga a enfrentar nuestras teorías y aspiraciones con los hechos, y ver hasta qué punto estamos dispuestos a renunciar a unas cosas a cambio de otras, y qué consideramos como el mal menor en medio de una oferta de males sin bienes. Hasta hace unos años el país, como tal, era una mera denominación de un territorio en el que el estado no ejercí control alguno. Las maras, bandas juveniles de pandilleros, metidos en negocios como la droga y la extorsión, eran las que dominaban la vida y la sociedad por completo. El nivel de seguridad era nulo para el conjunto de la población, que asistía constantemente a enfrentamientos entre clanes, secuestros, asesinatos y todo tipo de violencia imaginable, en un escenario más propio de una época medieval. Los sucesivos presidentes y gobiernos que trataban de regir el país fracasaban. Bukele, un joven moderno con aires mesiánicos, populistas, amante de las criptomonedas y de ideología difusa, se presentó a las elecciones hace unos años con un punto fundamental en su programa; la seguridad. Su propuesta era la de volver a tomar el control del país y que la sociedad le diera carta blanca para ello. Elegido presidente a una edad inusual, su aspecto era más propio de un aficionado al baloncesto que de otra cosa, pero cuando llegó al gobierno empezó a mandar de verdad. Los salvadoreños hicieron un pacto faústico con Bukele, de tal manera que cedieron libertad a cambio de seguridad. Tras conseguir unos poderes extraordinarios, Bukele se lanzó sin freno a la represión de las bandas y, de paso, a la de todo aquel que pudiera hacerle sombra en el poder. Ha construido la mayor cárcel del mundo, capaz de albergar a unos cuarenta mil reclusos, y todos hemos visto esas imágenes en las que cientos y cientos de miembros de las maras, tatuados por todas partes, semidesnudos, corren forzados por los guardias para formar en unos patios enormes dejando una imagen de hormigueros humanos bastante impactante. Las fuerzas y cuerpos de seguridad salvadoreños no se han andado con miramientos a la hora de detener a todos aquellos que pudieran tener relación, o no, con las pandillas, y los procedimientos judiciales en el país han quedado a expensas de lo que dictamine el gobierno, de tal manera que las leyes pueden ofrecer una protección teórica para los reos, familiares y allegados, pero en la práctica son papel mojado. Una vez que entras en una cárcel de Bukele es muy poco probable que salgas de ella, hayas cometido delitos o no. El ciudadano salvadoreño ya no vive en un país sometido al estado de derecho, sino en una nación en la que Bukele y su régimen dictamina quién es delincuente y quién es culpable. ¿Es esto una dictadura? Pues se lo parece demasiado, sí. El mensaje del gobierno es sencillo. Usted, ciudadano, si no delinque, no tiene nada que temer, porque no habrá cometido delito alguno y podrá desarrollar su vida en paz, pero como infrinja la ley, que yo determinaré cuándo y cómo lo ha hecho, se va a meter en un lío de por vida. ¿Consecuencias? La criminalidad se ha derrumbado, la seguridad pública ha mejorado una barbaridad y, ahora mismo, la capital del país y el resto de ciudades ofrecen un aspecto de sociedad estable, en la que la gente pasea y los niños juegan en los parques.

Por así decirlo, Bukele ha solucionado un problema previo a la de la existencia de las relaciones sociales públicas, el de la seguridad, mediante la imposición de un régimen dictatorial que elimina las libertades. De momento los salvadoreños, hartos de violencia y cansados de enterrar a los suyos, han refrendado este pacto y dan por buena la mano dura que ha impuesto el gobierno, a sabiendas de que hay cosas que no deben hacer y ciudadanos que, injustamente, han sido castigados por delitos que no han cometido. ¿Cómo se hubiera podido solucionar el problema de la violencia por vías democráticas? En Ecuador, que va camino de ser El Salvador de antes de Bukele, observan el experimento y se plantean una solución similar.

lunes, febrero 05, 2024

EEUU responde a Irán

Este fin de semana se ha producido la primera respuesta de EEUU al taque que sufrieron sus tropas en la base que está en la frontera entre Jordania y Siria, y que causó la muerte de tres de sus soldados. Llena como está toda la zona de milicias pro iraníes, era evidente quién era el inspirador y proveedor que está detrás de los ataques. La respuesta ha consistido en el bombardeo de posiciones de las milicias en Siria e Irak, causando un total de cuarenta fallecidos, según fuentes de ambas naciones, y daños a los campamentos y bases logísticas que los milicianos utilizan para entrenar y abastecerse de munición. Parece que los ataque seguirán.

Fíjense que EEUU no ha tocado una brizna de arena dentro del territorio de irán, y no es por casualidad. Una de las cosas que, por encima de todo, busca la administración Biden, es no entrar en una guerra declarada entre ambas naciones, lo que llevaría la tensión en la zona, ya dispara, a su apogeo, y al mundo a un conflicto de consecuencias imprevistas. Así mismo, la Casa Blanca está obligada a responder ante la muerte de soldados suyos, y es evidente que la respuesta debe ser modulada, dejando claro a los oponentes que quien se mete con EEUU lo pagará, pero sin que los Ayatolas tengan excusas para no inflamar más la situación. La respuesta retórica de Teherán ha sido la habitual, con su manido repertorio de soflamas contra el gran satán norteamericano, pero nada fuera de lo previsto. Desde ambos lados del ring los dos contendientes se miran, se amenazan, se lanzan puñetazos al aire y se desean mal, pero ninguno quiere subir al cuadrilátero para empezar una pelea. Este deseo mutuo de contención es la principal garantía de que la situación en la zona no va a degenerar en una guerra peligrosa. ¿Es suficiente? Por ahora sí, pero es cierto que la presión va en aumento y la solidez de esta garantía disminuye. La guerra de Gaza es el combustible perfecto para inflamar los deseos islamistas, a la vista de la crueldad con la que está actuando el ejército israelí sobre la población civil. La cantidad de tropas que EEUU dispone en oriente medio es escasa y es creciente el apoyo, entre la población local, a su hostigamiento ante lo que ven día a día en la guerra de Israel y Hamas. Los incidentes entre los grupos proiraníes y las tropas norteamericanas, y los intereses occidentales en su conjunto, van a más, y no es descartable que se produzca un accidente que empeore las cosas. La muerte de esos tres soldados es el resultado esperado de una continuada oleada de ataques a bases americanas, repelidos en su mayoría, pero con la insistencia en los mismos aumenta la probabilidad de que alguno de ellos logre alcanzar su objetivo y provoque las muertes que se buscan. Si Hamas trataba, con su salvaje atentado del 7 de octubre, de provocar a Israel para enfangarle en Gaza y hundirle ante la opinión pública internacional, a costa de la vida de los palestinos, tampoco es descartable que esas milicias busquen, con sus acciones, que EEUU, deseoso de abandonar esa zona desde hace años, se vea obligado a implicarse en un conflicto del que no va a sacar mucho rédito y sí posibles víctimas. En año electoral a Biden lo último que le interesa, con una popularidad por los suelos, es que se produzcan acciones que le hagan recibir féretros con la bandera de barras y estrellas, dejando su imagen aún más por los suelos de lo que ya está. La debilidad que muestra EEUU con su profunda división interna es algo que terceros actores están deseosos de tentar, para ver hasta dónde pueden llegar, y en este sentido las milicias proiraníes pueden ser muy insistentes. Está por ver que los efectos de la respuesta norteamericana tengan efectos disuasorios, ante unos grupúsculos que subsisten en una región de aridez extrema y que están fanatizados como pocos. A corto plazo las cosas se desarrollan como era de esperar.

A medio plazo, mientras la guerra de Gaza siga, la posición de EEUU en la zona se debilita. Blinken vuelve a estar de gira por allí, tratando de apaciguar los ánimos, y requiriendo paciencia hasta el extremo mientras busca desesperado una tregua en Gaza, a la que el primer ministro israelí se opone. Como un genio fuera de la botella, la estrategia del ala dura israelí ya está fuera del control directo de Washington, y sólo la presión de los familiares de los rehenes puede lograr que los combates paren para permitir la liberación de los secuestrados. El avispero regional sigue complicándose y las opciones para EEUU se reducen. A Irán, de momento, el marasmo le viene bien.

viernes, febrero 02, 2024

Los agricultores tienen bastante razón

Parece que, a lo largo del día, los bloqueos que los agricultores franceses han levantado, cercando París, se irán disolviendo y las autovías que permiten entrar y salir de la ciudad serán otra vez un lugar de tránsito y no de acampada. Cerradas desde el lunes, han sido la medida de presión más intensa que han llevado a cabo los agricultores gabachos para protestar contra su gobierno y las medidas de la UE, aunque los grandes perjudicados de esta movilización han sido, paradojas de la vida, los agricultores de los países vecinos, especialmente los nuestros, cuyos productos estaban en tránsito por las carreteras galas y acabaron, en parte, tirados sobre ellas.

Hay problemas de fondo en el mundo agropecuario europeo, y algunos son de muy difícil solución, tanto por parte de autoridades como del resto de agentes implicados. La sequía es uno de ellos, porque si la lluvia no llega es imposible que ciertas producciones, el olivar por ejemplo, rindan como es debido, pero otros muchos asuntos que soliviantan a los que en el campo trabajan sí tienen su arreglo en medidas políticas, porque en gran parte están causados por ellas. Los costes de producción elevados, tanto por el alza de insumos como el combustible y los fertilizantes como por el incremento de costes salariales, la escasa rentabilidad de muchas de las cosechas dado que los precios de las mismas se fijan en grandes mercados en los que los productores nacionales poco pueden hacer, el poder de decisión altísimo que tienen las grandes superficies y los distribuidores a la hora de la colocación del producto y de llevarse el margen final que genera el precio al que el consumidor paga los productos…. Hay un montón de problemas serios que requieren una reflexión y cambio en las normas que rigen los mercados agrarios, pero existe, sobre todo, un problema de fondo muy difícil de solucionar derivado de la desconexión total que existe entre la sociedad europea, cada vez más urbanita y alejada del trabajo agrario, y la gente que vive en y de las explotaciones rurales. El campo se está convirtiendo, para la mayoría de los ciudadanos europeos, en un jardín de postal cuyo objetivo es que luzca en las fotos que se sacan los fines de semana cuando acuden a visitarlo. El ecologismo de ciudad, ajeno a la realidad científica, pero impregnado de un profundo sesgo antiproductivo, contempla al agricultor y al ganadero como un explotador de un entorno idílico, que desde una terraza cuqui de moda se percibe como de diseño, y que es atacado por aquellos que trabajan en el campo. Los productos que aparecen en los lineales de los supermercados son devorados sin freno por parte de los residentes urbanos sin tener ni la más remota idea de dónde vienen, de cómo se producen, del coste y trabajo que en ellos se deposita para que puedan existir y llegar hasta las manos del que los compra. La obsesión moderna por lo “bio”, lo “eco” y demás etiquetas llenas de márketing, vacías de contenido, permite a ciertas explotaciones agrarias de muy escasa capacidad vivir a cuenta de los sobreprecios que cobran a los ingenuos consumidores que creen que esos productos son de calidad superior al resto, cuando algunos sí lo son y otros ni mucho menos, pero la producción general, la que permite alimentar a los millones y millones de personas que tenemos la rara costumbre de comer todos los días no puede estar sometida a normativas sobre abonos, pesticidas y demás elementos necesarios para el desarrollo de cosechas que pueden tener su sentido en huertos dedicados al ocio de quienes ven en el parterre su afición como otros la tienen en el coleccionismo de monedas. Cultivar, cosechar, alimentar y sacrificar reses… el mundo agripecuario es de gran complejidad, diversidad, de terrenos muy distintos de rendimientos dispares, de cosechas de escasa producción junto a zonas como las de invernaderos que son capaces de alcanzar rendimientos industriales, de explotaciones en las que la I+D+i es de mayor complejidad y alcance que en muchas empresas que se hacen pasar por tecnológicas. Y todo ese ecosistema, como cualquier otro, requiere ser rentable para existir.

En su conjunto, la UE está convirtiendo la PAC en una política que está transformado a los agricultores en jardineros funcionarizados, con obligaciones administrativas de todo tipo, y en responsables de cumplir unos estándares ecológicos bastante irracionales que no se piden a los productos que, desde terceros países, llegan hasta nuestros mercados. Más allá del carácter corporativo que toda manifestación tiene, que busca sobredimensionar los problemas de un colectivo respecto a los de los demás, hay un malestar serio en el mundo agrario y, desde los despachos de los gobiernos y los locales molones de los centros urbanos no se entiende lo que allí pasa. Urge cambiar bastantes cosas. El campo no es un mero decorado para Instagram.

jueves, febrero 01, 2024

La FED queda a la espera

Cada vez que habla Jerome Powell, el presidente de la FED, el BCE de EEUU, todo el mundo económico y financiero presta toda la atención posible, y un ejército de augures se dispone a estudiar sus palabras, gestos, tics y mensajes encubiertos para tratar de averiguar cuáles son los propósitos de la autoridad monetaria más poderosa del mundo, la que controla la moneda de reserva global y la que es capaz de desencadenar efectos en todos lados con sus decisiones. Normalmente los banqueros centrales buscan crear una senda de actuación previsible, no dar sorpresas, pero sus discursos suelen ser calculadamente ambiguos, algo así como una receta médica de las de antaño, que indicaba tratamiento y posología, pero con letra indescifrable.

Ayer Powell se mostró cauto, optimista pero prudente. Se felicitó por el avance sostenido de la economía norteamericana, que sigue sorprendiendo a todos, y por el gran desempeño de un mercado laboral que se encuentra en tasas de paro casi técnicas. La senda de la inflación sigue un curso descendente y no pocos creen que, esta vez sí, la FED logrará lo que se llama el aterrizaje suave, conseguir que los precios bajen sin provocar una recesión. Alcanzar eso es el sueño de un banquero central, que la inflación se modere y el crecimiento se mantenga es lo que todo gestor macroeconómico aspira a conseguir, y es muy muy muy difícil. Ante los datos que posee, Powell dijo que es probable que en este 2024 se produzcan las primeras bajadas de tipos, pero que la FED quiere esperar a nuevos datos para asegurarse de que esa senda de descenso de los precios se mantiene, y no actuar así de manera precipitada. Lo primero era lo esperado, lo segundo no gustó tanto a los mercados. Desde hace más de un año se desarrolla un extraño juego en el que la FED mueve tipos al alza y los mantiene y el mercado apuesta a que la primera bajada ya está en el horizonte, logrando lo que se llama entre los que en esto se mueven el “pivote”, el punto de giro de la política monetaria. A ese grupo de ansiosos impacientes Powell les volvió a insistir que, pesados que son, estén sentados, porque las bajadas no son inminentes. La FED puede cometer errores a la hora de mover los tipos en dos sentidos, siendo demasiado restrictiva (subiéndolos antes de tiempo o dejándolos altos más de lo debido) o ser demasiado laxa (no subir cuando debía o bajarlos antes de tiempo) y todo ello a sabiendas de que siempre juega con información imperfecta y que las decisiones de tipos generan sus efectos con retardos en un sistema complejo, como es la economía, en el que juegan multitud de factores. Los banqueros centrales temen mucho el primer tipo de error que les he señalado, porque con él pueden provocar recesiones, o alargarlas en el tiempo, lo que es malo para la economía, pero al que le tienen pánico es al segundo tipo de error, porque es el que provoca que la inflación, vía causa monetaria, coja vuelo y se descontrole, y la principal labor de un banquero central es controlar el nivel de precios (la FED también tiene mantener el empleo entre sus obligaciones legales, el BCE no). Un error que permita a la inflación crecer es anatema para un banquero central, su mayor fracaso, y por eso la prudencia a la hora de retirar medidas restrictivas es un comportamiento bastante común. Según comentó Powell ninguno de los miembros de la junta que rige la institución señaló que había llegado ya el momento de empezar a bajar los tipos, por lo que existe un consenso en la autoridad monetaria de que ese descenso se hará esperar. Los que confiaban en que en marzo veríamos la primera bajada se han dado un canto en los dientes y el mercado empieza ya a apostar al inicio del verano como el punto en el que se tome la primera decisión de recortes de tipos, lo que nos mantendría un semestre más con las tasas altas, generando efectos contractivos en el crédito y encareciendo el pago de créditos y préstamos de todo tipo, erosionando la capacidad de consumo del norteamericano, que a pesar de ello sigue gastando como si no hubiera mañana.

Este calendario de movimientos de tipos se cruza, inevitablemente, con el electoral en EEUU. Las presidenciales son en noviembre, y una bajada de tipos sería algo que podría, si no sucede nada anómalo, espolear la economía si se frena a lo largo de estos meses y los precios, en efecto, se atenúan, cosa que a Biden le vendría bien. Un repunte inflacionario por la causa que fuera, pensemos en el caos en el mar Rojo y que pase algo que altere los precios globales, podría forzar a la FED a atrasar su calendario y eso sería nefasto para las aspiraciones demócratas. Si la economía entrase en crisis a lo largo del año Trump podría explotarlo como la baza definitiva para ganar la elección. En fin, un año intenso por delante, con previsión de bajadas, pero sujeto a incertidumbres.