Esta semana ha tenido lugar en Annápolis, Maryland, otro intento de lograr la paz entre israelíes y palestinos. Bush, como anfitrión e impositor de reglas, ha recibido a Ehud olmert, primer ministro israelí, y a Abu Abbas, o Abu AMzen, dirigente de la llamada Autoridad Nacional Palestina. Hasta Annápolis esra famosa pro albergar en sus marismas una de las principales bases de la armada norteamericana. Ceremos a ver si también lo llega a ser por convertirse en un lugar de acuerdo para un conflicto histórico. Francamente lo dudo.
Sin embargo es cierto que esta cumbre es algo distinta a las precedentes. Desde Madrid 1990 ha habido muchos encuentros entre líderes de las dos partes, auspiciados por EEUU, la ONU o el denominado cuarteto (los dos anteriores mas Rusia y la Unión Europea) La más prometedora de todas las cumbres fue al que junto a Arafat, Rabin y Clinton en 1996 (creo) pero luego el asesinato de Rabin y la segunda intifada hundieron las posibilidades. El encuentro en Camp David de Arafat, Clinton y Ehud Barak se saldó en fracaso, aunque parece que estuvo cerca del éxito según cuentan algunos cronistas. En esta ocasión el encuentro reúne a tres personajes en horas bajas, quizás por ello más necesitados que nunca de lograr un acuerdo que les rehabilite. Bush, a menos de un año de las elecciones americanas, se enfrenta al final de su mandato con el pendón de Irak y de muchas otras decisiones oscureciéndolo todo. Es una de las pocas oportunidades que le quedan de salir airoso ante la historia, pero aún así el juicio será severo con él. Por la parte israelí tenemos a Olmert, líder debilitado desde la guerra libanesa del año pasado, en la que Hezbolá consiguió humillar al ejército israelí. Acaba de anunciar que padece cáncer y su posición interna en Israel se oscurece ante un Benjamín Netanyahu que, junto a los sectores más integristas, amenaza con volver al poder en las próximas elecciones. Al tercera pata de esta complicada silla, la palestina, es la que está más llena de termitas. Abu Abbas, más dirigente de Al Fatha que de Palestina, sobrevive en Cisjordania después de que Hamás se hiciera con la franja de Gaza. La guerra civil larvada que se vive en toda palestina entre el islamismo radical de Hamas y el socialismo de corte más laico de Al Fatha (no se si esta denominación es ajustada a la realidad, pero servirá para entendernos) ha desmembrado a los territorios, hundido a Gaza en un pozo sin fondo y dejado a Cisjordania débil e indefensa. Cualquier acuerdo que pueda suscribir Abbas estará sometido a enormes presiones, y su capacidad para cumplirlo esta por ver, pero se estima que es muy escasa.
En este asunto además están los actores que, por decirlo, juegan a romper el decorado. Entre los directos están la ya citada Hamas, que dispara a quién se el ponga por delante, sea israelí o palestino, y las asociaciones de colonos judíos, que mantienen su intransigencia, sobre todo en el asunto de los asentamientos ilegales. Entre los actores de reparto, Siria, que sigue apoyando a Hezbola y desestabilizando un Líbano que no necesita muchos empujones para caer en otra guerra civil, y Irán, con nuestro querido amigo “Ajma” que financia a todos aquel que llame a su puerta dispuesto a acabar con Israel, y que sostiene a Hamas, Hezbolá, los mártires de Al Aqsa y a muchos otros. Y Dios por todas partes...Parece difícil arreglar todo este embrollo, verdad??
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