Imagínense el panorama. Va uno al aeropuerto, con ganas e ilusión de viajar a Méjico, no se si por negocios o por pacer, y se resigna a pasar esos interminables controles de seguridad, esos arcos, cacheos, escáneres, pitidos indecentes, bandejas caóticas y pertenencias revueltas en un mar de carteras, abrigos y cintas. Pero finalmente, tras ese suplicio que le ha hecho a uno subir al aparato casi etéreo, sin nada encima, el avión despega y cada segundo son menos los kilómetros que lo separan de su destino. El Zócalo, Diego Rivera y sus murales, al familia en Torreón, etc.
Pues mira por donde que este idílico panorama se puede truncar por culpa de un único impresentable. De hecho ocurrió la noche del Lunes al Martes, y todo porque Melendi, un tipo alto, desgarbado, greñoso y que va de cantante por la vida (cuando al verdad es que produce bastante más pena que otra cosa) se decidió a organizar una especie de botellón en primera clase. Al parecer el tío subió al avión con algunos acompañantes, todos ellos bien pertrechados de botellas alcohólicas, y entre bandazo y bandazo se las ventilaron. No contentos con agotar sus provisiones, empezaron a reclamar a la tripulación que les suministrase más alcohol, cosa que el sobrecargo y azafatas decidieron no hacer, visto que los chicos ya estaban más que puestos. Ante al negativa, Melendi y compañía empezaron a montar bronca en el avión, incluso amenazando a la tripulación ya a otros pasajeros, y ante una situación que se iba de las manos el piloto decidió volver a Madrid, dos horas después de haber iniciado el viaje. Me imagino al cara de angustia y cabreo del pasaje al ver como el avión gira en redondo, y les avisan que se vuelve a barajas por causas técnicas (qué se dice en estos casos, que tenemos a un borracho a bordo...) El sujeto alega que le da mucho miedo volar y que tomo algunos tragos para relajarse. Pues el método no funciona, chico. No sólo no te relajaste, sino que has provocado el cabreo de un montón de gente a la que intuyo alguien, por ejemplo tú mismo, debieras pedir perdón e indemnizar de manera adecuada por los costes, molestias y problemas causados. No se que hará el resto del pasaje, pero si yo estuviera allí, y soy poco amigo de pleitos, broncas y discusiones, te aseguro que iba a contratar a un abogado y me ibas a indemnizar con el equivalente en peso de todo el pasaje de Veuve Cliquot añejo y de reserva, y no probarías ni un sorbito. A ver si hay suerte y se ponen de acuerdo los pasajeros y le dan un escarmiento a este impresentable, porque al menos los ricos tontos tipo Paris Milton se emborrachan y hacen cosas así en sus jets privados, y no molestan a los que pagamos nuestros billetes para volar, que ya basta con estar sometidos a retrasos y aeropuertos.
Pero lo que me acaba de sacar de mis casillas hace tres minutos es que, en el artículo que he puesto en el enlace se indica que Melendi se iba a Méjico a dar un concierto el día 17 con motivo de la gira “Rock en Ñ” que organiza.... la SGAE!!! La Maldita SGAE!!!! Así que estos individuos de la SGAE nos roban dinero a los contribuyentes vía canon ilegal y precios mafiosos para pagar las borracheras y excesos de sujetos como el Melendi, receptores de esos cánones y (encima) perceptores de viajes patrocinados por ese contubernio. ¿Por qué el pasaje, ya puestos, además de a Melendi no demanda a la SGAE? ¿Por qué toda esta panda de sinvergüenzas no deja de reírse a costa nuestro? ¿Por qué lo consentimos?
1 comentario:
No malmetamos: Melendi es un gran profesional que acude a un concierto a un pueblo castellano y deja el concierto a medias cuando se pone a llover (el pronostico era ése) siendo asi que los unicos que se mojaban eran los que habian pagado entrada. Todavia le estan esperando en ese pueblo a que repita el concierto "de gratis" o les devuelva la pasta que trinco y salio corriendo.
Por eso yo tengo todos sus discos originales (comprados legalmente y pagado el canon correspondiente a la SGAE) y estoy muy orgulloso de ello porque lo contrario mata la musica.
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