Evidentemente el tema del fin de semana ha sido, y lo que coleará aún, la cumbre iberoamericana de Santiago de Chile. Pobre Michelle Bachelet, con lo que había trabajado para que el evento saliera bien, dando una imagen de su país como moderno, competente y organizado, y al final los frutos del encuentro se han traducido en una frase que circula por todas partes, ese ya mítico “¿Por qué no te callas?” que es objeto de culto y mofa en miles de webs y que pasará al anecdotario nacional junto a expresiones como “He venido aquí a hablar de mi libro” “Que te pego, leche” y otras así.
Quizás el Rey perdió un poco los papeles en esa ocasión, pero ante un energúmeno como Chávez pocas alternativas quedan. Digámoslo claro. Hugo Chávez es un golpista que gobierno Venezuela con un régimen dictatorial, populista y represivo. Su alguna televisión se le opone, se cierra. Si algún estudiante se le opone, se manda un comando de paramilitares a la Universidad y se les dispara. Frente a la propia Bachellet o Lula da Silva, representantes de una izquierda moderada, coherente y razonable, Chávez es el típico espadón latinoamericano de los setenta, de esa aciaga época de los Pinochet, Stroessner, Ríos Mont o Videla, sólo que revestido de un discurso izquierdista falso como el sólo, que sorprendentemente logra encandilar a algunos europeos de pro, que lo presentan de adalid de la democracia, cuando no es más que otro vulgar dictador. Quizás la pregunta más interesante es por qué Chávez aguanta en el poder, y algunos países como Bolivia o Ecuador se rinden en admiración ante él y sus políticas (por llamarlas de una manera). La respuesta es simple. El barril de petróleo está a unos 90 dólares, y Venezuela es uno de los mayores productores y exportadores de crudo del mundo. Así, Chávez gobierna sobre una enorme y gigantesca mina de oro, que hoy en día vale aún más que el oro. Le sobra dinero para comprar ciudadanos, voluntades, gobiernos y recursos. Si mañana el barril se desplomase hasta los 25 dólares, por ejemplo, dudo que Chávez aguantase en el poder más de un mes, pero a día de hoy es el rey del mambo local. País latinoamericano que se une a su club bolivariano, nación que se ve regada con abundante y gratuito petróleo, y claro, así cualquiera logra socios y convertirse en un actor influyente en la zona. El duro enfrentamiento que mantiene Chávez con Lula se debe, entre otras cosas, al control de las reservas energéticas bolivianas, en las que Chávez ya ha puesto soldados venezolanos, y es curioso ver como Lula no cuanto, al parecer, con demasiados apoyos externos en su causa.
Así, el Rey actuó destempladamente, pero usando el lenguaje que Chávez acostumbra a repartir, pero que probablemente sea el único que le puede hacer callar. ¿Cómo estuvo Zapatero? Bien, serio y en su lugar, pero se vio superado por las malas formas, interrupciones y desplantes de este general mal educado, que no sabe lo que es argumentar, discutir y razonar. Es de agradecer que por fin apareciese alguien que le parase los pies al dictador porque, en el fondo, el Rey no ha hecho más que ejercer una responsabilidad como profesor de guardería en un aula en la que hay un matón de barrio y el resto de niños están asustados.
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